“El mes pasado, 150 miembros del Parlamento Europeo (MEP) donaron
muestras de orina para determinar mediante pruebas químicas si tenían
glifosato en sus sistemas. La detección se produjo antes de una votación
en la Unión Europea, que se había convocado con el fin de decidir si se
debía re-licenciar al producto químico Roundup por otros 15 años.”
Europa no lo quiere
Una encuesta realizada entre más de
7.000 ciudadanos que viven en los cuatro estados más grandes de la UE
encontró que la mayoría de las personas se oponen al uso del glifosato: así lo expresaron el 75% de los italianos, el 70% de los alemanes, el 60% de los franceses y el 56% de los británicos.
A
principios de este año, el Comité de la Unión Europea sobre el Medio
Ambiente, la Alimentación, Seguridad y la Salud Pública (ENVI) se opuso
formalmente a la reautorización de glifosato por parte de la Comisión Europea.
La analítica de la discordia
Por
otra parte y a iniciativa del partido de los Verdes, muchos miembros
del parlamento europeo (150 para ser exactos) se decantaron por
demostrar de manera efectiva e irrebatible, que el glifosato
no solo es un veneno sino que podría ser bioacumulable y que está
presente en el organismo de los humanos por ingestión de productos que
fueron fumigados durante su producción.
Las pruebas, realizadas por el prestigioso laboratorio BioCheck en Leipzig, indican que el glifosato
se ha detectado en la orina de todo el grupo de participantes y en
proporciones que resultan alarmantes, ya que la tasa media de glifosato
encontrado en la orina de los eurodiputados era de 1,7 microgramos/litro
o sea, diecisiete veces la cantidad permitida por norma, para los
residuos de esta sustancia en el agua potable Europea (que es de 0,1 microgramos/litro).
Más pruebas
El
glifosato ya se ha detectado en los seres humanos y el medio ambiente
inmediato en varios estudios. En 2013, un grupo llamado “Amigos de la
Tierra” de Europa, publicó un estudio en el que se demostró que la
mayoría de las personas de los 18 principales países europeos tienen
trazas de glifosato en la orina.
Un estudio alemán publicado en
febrero pasado reveló que 14 de las marcas más populares de cerveza
alemana dio positivo en dicha sustancia química y un reciente estudio
también encontró glifosato en el 100% de los 14 vinos más célebres de
California.
De acuerdo otra investigación alemana realizada en
2015, sobre 2.000 muestras procedentes de un amplio grupo de ciudadanos,
el 99,6% de los individuos tenían trazas de glifosato con
concentraciones de cinco a cuarenta y dos veces mayor a la cifra mínima
establecida.
La fiabilidad o no de los resultados de las pruebas
presentadas (que han sido infinidad) según los miembros del parlamento
de la UE, sólo ha aumentado la confusión y la falta de comunicación con
respecto a la seguridad del glifosato y siguen posponiendo la toma de
una decisión definitiva.
Por esa razón los Países Bajos quieren
retrasar la decisión de prohibir el uso del glifosato hasta finales de
2017, lo que le daría tiempo a la Agencia Europea de Sustancias Químicas
a completar el estudio sobre el glifosato y sus agentes tensio-activos
que están realizando.
Varios gobiernos nacionales, entre ellos
Bélgica, están actualmente apoyando la posición de la Comisión Europea
en ese sentido, ya que desean renovar la autorización del uso del
glifosato. Sin embargo, otros como Italia, Francia, Alemania y Suecia
han rechazado firmemente esta petición.
La última votación
La
Unión Europea volvió a retrasar la votación sobre la renovación de la
aprobación de ventas de pesticidas en base al glifosato, utilizado en el
herbicida Roundup de Monsanto, en medio de una controversia acerca de
si este elemento puede causar cáncer (cuando la OMS ya lo declaró
“potencialmente cancerígeno”).
Fuentes
de la UE dijeron que la votación se pospuso debido a la oposición de
Francia y Alemania, que tienen grandes industrias agrícolas y de
productos químicos que compiten con el glifosato y sin el apoyo de esos
dos países, la Comisión Europea carece de la mayoría que necesita para
una votación vinculante.
Una reflexión final
O sea que el
rechazo viene de manos de los interesas económicos de las naciones que
producen otros pesticidas (de los que habría que comprobar el grado de toxicidad) y no de la realidad de que este elemento resulta altamente perjudicial para la salud humana.
Pero
lo peor aún está por venir, ya que si la UE se decide de una vez por
todas a eliminar el glifosato, ya se sabe que la empresa Monsanto
planteará toda clase de demandas, porque aparentemente es legal vender
cualquier tipo de venenos y promocionarlos falsamente como inocuos, pero
no lo es decidir no comprarlos.
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