Opinión
lunes, 4 de enero de 2016
Monsanto + Syngenta: los gigantes del agronegocio se consolidan
Catorce años después del 11-S, la guerra contra el terror realiza todo lo que bin Laden quería que pasara
Como Al Qaeda no tenía los recursos ni la capacidad, nos empujó a nosotros para que lo hiciéramos
The Nation
Traducción del inglés para Rebelión de Carlos Riba García |
Han pasado 14 años que parecen increíbles. ¿Realmente los hemos vivido? ¿Estamos viviéndolos todavía? ¿En qué medida es eso improbable?
Catorce años de guerras, intervenciones militares, asesinatos, tortura, secuestros, localizaciones clandestinas, de crecimiento del estado nacional de la seguridad de Estados Unidos hasta unas proporciones monumentales y de la expansión del extremismo islámico en la mayor parte del Gran Oriente Medio y África. Catorce años de dispendios astronómicos, infinidad de campañas de bombardeo y una política militar en el exterior de primera magnitud en la que se repiten las derrotas, los chascos y los desastres.
Elecciones USA
Sexta República: cómo combatir las leyes que vienen
En Venezuela las leyes se dictan o promulgan en la Asamblea Nacional, esa instancia que hoy está en manos de los poderes proempresariales y prohegemónicos. Los revolucionarios de este país deberíamos estarnos preparando para analizar esas eventuales leyes y desconocerlas, en caso de que superen el filtro de la aprobación presidencial.
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Aquí arriba se dijo: "en caso de que (las leyes que vienen) superen el filtro de la aprobación presidencial", porque la cosa es así. La Asamblea emite leyes y las envía al Poder Ejecutivo. Éste las devuelve aprobadas o con observaciones. De la misma manera, el Ejecutivo debe solicitar el visto bueno de la Asamblea para poder ejecutar algunas acciones de Gobierno. Si cada una de esas instancias del Estado se mantiene firme en su decisión de no permitirle a la otra cumplir su rol, en Venezuela será técnica y procedimentalmente imposible legislar (misión de la Asamblea) y gobernar (misión del Ejecutivo). Estaremos entonces a las puertas de una situación en la que el tercer actor, el más importante y decisivo de los factores del Estado (el Poder Popular, los ciudadanos, usted y yo) deberá fijar posición respecto a la legitimidad de las acciones de sus mandatarios.
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