Por Fran Araújo
La población mundial se alimenta de la producción agrícola y la mitad depende del campo para subsistir. A pesar de ello, dos de cada tres personas que viven en la pobreza pertenecen al medio rural.
El hundimiento de los precios de las materias primas, las políticas agrarias de los países ricos y las injustas normas del comercio internacional han provocado una crisis sin precedentes en el sector agrario, atrapando a cientos de millones de campesinos que no pueden escapar de la pobreza.
La situación de las comunidades pobres se ve agravada por el abandono al que está sometido el sector rural por parte de sus propios gobiernos. Esto hace que se tengan que enfrentar a problemas como la falta de acceso a la tierra, al agua o al crédito; la ausencia de carreteras y otras infraestructuras; una regulación del mercado escasa y negligente; corrupción y burocracia o ausencia de servicios educativos y de salud.