En la ciudad española de Vitoria-Gasteiz, sede del gobierno del País Vasco, durante los años 80 y 90, se despertó una preocupación por el futuro de los espacios verdes ubicados en las zonas naturales periurbanas, ya que se encontraban amenazadas, fragmentadas y degradadas, ofreciendo muy poca seguridad a sus ciudadanos.
Todo esto se debió a un desarrollo urbano sin planificación, que fue depredando las zonas naturales contiguas a la ciudad: en este escenario, muchas zonas de alto valor ecológico, como bosques y humedales, se encontraban totalmente infravalorados.