Una economía que es pura especulación, y no considera como prioridad la prosperidad y la soberanía del pueblo, es hambre para hoy y mañana pan para el imperio. La economía es el corazón de nuestro proyecto revolucionario
Nuestra democracia es distinta a todas. Porque todas las demás —en prácticamente todos los países del mundo— son democracias formadas por y para las élites. Son democracias donde lo justo es lo que le conviene a unos pocos. Son democracias clasistas, donde los muchos son vistos como más en cantidad, pero menos en calidad.
En Venezuela, no. En Venezuela, la democracia es para los muchos, y lo justo es lo que es bueno para toda la gente. Y como las necesidades de la gente cambian, se articulan y se renuevan, es que el nuestro es un proyecto revolucionario que está en permanente cambio.
Por ejemplo, hace 20 años era normal nacer en Venezuela en medio de la violencia obstétrica. Y estaba lejos de todos nosotros imaginar siquiera que en el momento del parto no se juega solamente la salud del recién nacido, sino también la salud y los derechos de una madre y su familia. Pero la revolución cambió y se volvió feminista. Y entre todos y todas decidimos remover la violencia machista de nuestro sistema de salud y empoderar a las mujeres a través del programa nacional de parto humanizado, respetando su proyecto y decisiones de alumbramiento y crianza.
Durante los gobiernos chavistas, hemos promovido una política de pleno empleo
Hace 20 años, antes de nuestra revolución bolivariana, era normal echar la culpa de la cesantía de los jóvenes a los propios jóvenes, y estaba instalada la idea de que los pobres lo eran porque eran flojos y que por flojos merecían una salud paupérrima, sueldos de hambre y vivir sin techo. Pero con nosotros en el Gobierno la cosa cambió. Y supimos decir con fuerza que no es justicia que alguien siga siendo pobre si trabaja todo el día. Por eso es que durante los Gobiernos chavistas hemos promovido una política de pleno empleo, y en mi Gobierno hemos lanzado, gracias al carnet de la patria —que es un sistema que integró digitalmente a todos y todas las venezolanas y venezolanos— el plan Chamba Juvenil, para garantizar a nuestros jóvenes el acceso al trabajo y a su porvenir.