1. La irrupción del Buen Vivir
La concepción del Buen Vivir se propone desnudar y superar los errores y
las limitaciones de la matriz de pensamiento eurocentrista, de una
determinada narrativa de la modernidad y del capitalismo como única
forma posible de pensar y vivir. Ello se encuentra asociado a las
diversas nociones y teorías tradicionales del progreso y el desarrollo
que se sustentan en el crecimiento exponencial de bienes y servicios lo
cual supone la explotación ilimitada de los recursos naturales y humanos
que existen en el planeta. Para alcanzar los beneficios que presume la
distribución de los frutos de este crecimiento económico persistente, se
elaboran políticas, planes y programas de desarrollo, proceso reforzado
por un conjunto de instancias financieras, de capacitación y
transferencia de conocimientos desde el mundo desarrollado hacia el
mundo en vías de desarrollo. Esta especie de mandato sacrosanto se
transformó en una verdad única e incuestionable que acabó por someter o
ignorar toda y cualquier perspectiva surgida fuera del canon occidental
de formación de la modernidad y del capitalismo como proyecto
civilizatorio.