miércoles, 1 de octubre de 2014

El EIIL o como sacar las castañas del fuego con la mano del gato









La espectacular irrupción en el terreno militar del llamado Ejército Islámico de Irak y el Levante (EIIL) y la posterior fundación del califato Estado Islámico (EI) en territorios de Irak y Siria, abre una serie de interrogantes. Como siempre la respuesta a estos complejos y mediáticamente manipulados fenómenos pueden encontrarse de una manera relativamente simple ¿qué se proponen? ¿a quién beneficia?El EIIL fue creado alrededor del año 2004 supuestamente como una respuesta a la invasión de tropas norteamericana a Irak, pero su verdadero objetivo fue fomentar la guerra civil entre los iraquíes y de ese modo debilitar la resistencia. Desde sus inicios fue considerado una filial de Al Qaeda cuya colaboración con los Estados Unidos en Afganistán y el atentado de falsa bandera a las Torres Gemelas del 11-S resulta hoy un hecho indiscutible. Actualmente bajo la conducción de Bakr al-Baghdadi, oriundo de Samarra, Irak, mercenario formado por el Mossad israelí, se involucró en la guerra en Siria en estrecha alianza con la monarquía saudí, Israel y la OTAN, para luego tomar el nombre de Estado Islámico (EI).
Estamos pues frente a una organización creada y financiada por las potencias occidentales y sus aliados, como lo reconocen inclusive diversos personeros de gobiernos y servicios secretos occidentales, cuyo basamento ideológico, profundamente fascista, utiliza una forma de fundamentalismo islámico propio de las reaccionarias monarquías árabes del Golfo y cuyo eje rector es la condición de mercenarios de sus integrantes reclutados en diversos países del mundo y que ha pasado, en los hechos, a reforzar el papel decadente de Israel en el Medio Oriente en cuanto al control de los pueblos y la apropiación de los recursos naturales en la región, utilizando para esto la exacerbación del sectarismo religioso, fomentando la confrontación entre los pueblos y la caricaturización del Islam.
No obstante lo que comenzó con su actual liderazgo como apoyo a la gestión israelí y la OTAN en el Medio Oriente, pasó hoy a jugar un rol fundamental y en la medida del desarrollo de los acontecimientos se fue transformando en un ente autónomo de los Estados y regímenes que le dieron origen, con financiamiento propio derivado de los recursos naturales saqueados de sus zonas de control comprados a módicos precios por empresas petroleras occidentales (estos ingreso según cifras conservadoras alcanzan los 3 millones de dólares diarios) para finalmente mutar en un ejército mercenario directamente controlado por las transnacionales, el complejo industrial militar y el capital financiero sionista, representados por los Halcones de la oligarquía anglosionistas de Washington, Londres y Tel Aviv y su proyecto de dominación mundial.
Se trata de un juego complementario a dos bandas: por un lado Los Halcones utilizan a los ejércitos regulares de la OTAN y los estados títeres para operaciones de gran envergadura y por otro, cuando estos fracasan, el terrorismo mercenario en el terreno. Todo esto debidamente coordinado por su omnipotente brazo armado: el Pentágono, la CIA, el ejército israelí y el Mossad.
Un claro ejemplo de lo señalado es lo ocurrido en Irak en donde el ejército norteamericano incapaz de cumplir sus objetivos, se abre paso el EI y otros grupos similares para ejecutar el trabajo aún más sucio sin ningún tipo de limitaciones formales. Por otro lado tenemos también el ejemplo de Siria, en donde el accionar del EI le brinda al Pentágono una nueva cobertura para bombardear territorio sirio, con la supuesta intención de combatir el terrorismo, cuando en el fondo lo que persiguen es el desmembramiento del país.
En este sentido es un descaro por parte de la OTAN y en especial del gobierno norteamericano, erguirse como los salvadores del mundo frente al terrorismo, cuando estos mismos organismos sacan provecho de su accionar y las empresas petroleras occidentales de benefician del saqueo del petróleo. Lo que no fue capaz de hacer la OTAN en Irak y Siria en el plano militar hoy lo hace el EI, mientras por otro lado las transnacionales del crudo obtienen del EI el barril de petróleo a un tercio de su cotización en el mercado internacional.
Aunque los medios de comunicación atlantistas a diario machaquen acerca de lo malvado (que sin duda lo son) del EI, estos obedecen precisamente a los lineamientos e intereses de lo más retrógrado del capitalismo mundial.
La irrupción del EI no es por tanto espontánea ni casual, obedece a una escalada de la ofensiva militar de la oligarquía anglosionista, una nueva fase signada por el uso del terrorismo sin tapujos en combinación con los ejércitos regulares de los Estados a su servicio, con el objeto de profundizar la dominación mundial, la unipolaridad y el establecimiento de un gobierno fáctico global manejado desde Wall Street, el que tras el desmembramiento, en primera instancia, de los estados nacionales que no le resultan funcionales a sus intereses, se yerga como único ente regulador de las relaciones políticas, económicas, sociales y militares a nivel mundial.
Se trata entonces del establecimiento un gobierno de los poderes fácticos por sobre los Estados, un gobierno de los “elegidos de dios”, de los “excepcionales” de un reducido grupo que se considera a sí mismo los dueños del mundo, el que básicamente ejerza un férreo control y represión de la población y que por otro lado les permita superar todas las limitaciones que hoy imponen los Estados a la expansión de las transnacionales, tanto de índole impositivos, medio ambientales, protección de los ciudadanos, etc.
Lo anterior explica el hecho que el EI en esta nueva fase de la ofensiva y según sus logros, pueda entrar a jugar un rol que incluso se vuelva a mediano plazo contra sus propios estados mentores, amenazando a Arabia Saudí, Europa, EE.UU. y sin lugar a dudas también a Rusia y China, pues todos estos, en cuanto entes reguladores, resultan un freno a la expansión de las transnacionales y la acumulación de capital.
En este contexto, la pretensión es que a través del EI se profundice el desmembramiento, de los Estados del Medio Oriente con excepción de Israel, transformando la zona en un caos que posibilite el saqueo de los recursos naturales sin ninguna cortapisa, única forma de mantener su hegemonía mundial ante el fracaso de su modelo de económico neoliberal, su mal llamada democracia y su orden mundial unipolar establecido tras el colapso del proyecto socialista soviético.
Dicha práctica no es nueva en el Medio Oriente y África, fue implementada en Afganistán, en Libia, y lo están intentando hoy, entre otros, con Irak, Sudán, Yemen y Siria con engendros similares, países a los cuales luego de conseguir quebrarles su estructura institucional y destruido el tejido social la población es abandonada a su suerte, sin servicios básicos, con su infraestructura diezmada, reducidas al mínimo sus redes de comercialización de productos para la subsistencia; solo quedan funcionando allí aquellas zonas controladas por mercenarios de empresas de seguridad privadas que dicen relación con la extracción de los recursos como petróleo, gas, drogas y otros, con mano de obra esclava, incorporando de paso a reducidas capas de la población estrictamente necesarias para la extracción de la riqueza y su utilización como base social de apoyo.
Estos son los objetivos que persiguen y se esconden tras la irrupción en el Medio Oriente del ejército mercenario del EI, que como sabemos opera como una fuerza combatiente “sin dios ni ley”, totalmente desvinculado del llamado derecho internacional y las convenciones de la guerra y que permite con su accionar por medio del terror, someter a la población en beneficio de una oligarquía la cual no representa más allá del 0.1% de la población mundial, pero que sin embargo pretende a fuerza de guerras y destrucción, quedarse con todo lo que quede.
No obstante estos planes, con todo su terrorismo, con su latente amenaza nuclear, con sus realidades mediáticas impuestas a través de los medios de comunicación, con sus fondos buitres y sospechosas epidemias, se estrellan con la realidad concreta signada por el surgimiento de movimientos sociales que a todo lo ancho y largo del mundo exigen, a través de la organización y la movilización, mayores niveles de autonomía, autodeterminación y participación en la repartición de la riqueza y la toma de decisiones, como también nuevos actores los que a través de la revitalización de la lucha armada vienen infringiéndoles sucesivas derrotas militares y políticas a la oligarquía como en Palestina, El Líbano, Ucrania y más recientemente en Yemen, como así mismo la existencia en los hechos de un mundo cada día más multipolar, en el cual los “elegidos de dios” se están viendo obligados a compartir la riqueza con otros sectores capitalistas.
La disputa entre estos tres actores señalados es decir unipolaridad-multipolaridad-movimientos sociales y resistencia, y las alianzas y hegemonías que se establezcan, serán decisivas en la profundización del actual orden o el surgimiento de un mundo nuevo.
Ante la crisis del capitalismo tanto en su forma neoliberal sustentada por la oligarquía anglosionista como en su forma multipolar de tipo neokeynesiana propugnado principalmente por Rusia, China, los países del BRICS en general y otros, hace necesario ir más allá, es decir avanzar hacia una alternativa que resuelva los problemas de fondo que aquejan a la humanidad.
Lo anterior solo es posible que provenga del mundo popular, de los movimientos sociales emergentes y la resistencia, los cuales a través de un programa político común que integre la diversidad y especificidad de las diferentes realidades locales y regionales, vaya generando condiciones a mediano y largo plazo que posibiliten el desarrollo del poder ciudadano y el surgimiento de representaciones políticas de nuevo tipo que den cuenta de la crisis por la que atraviesa la humanidad con miras a la superación del capitalismo en todas sus variantes y, en el devenir de este largo camino, la abolición del estado dominador, usurpador de la soberanía popular.
En el proceso en curso los pueblos comienzan a crear sus propias relaciones sociales, culturales, económicas, de producción, etc., cumpliéndose de una forma, tal vez impensada, el rol de la lucha de clases como partera de la historia.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Ébola: Bioterrorismo USA para despoblar territorios y usurpar riquezas






Los legados de Donald Rumsfeld y Henry Kissinger




Dando prueba de su habitual hipocresía, el presidente Obama, anunció en la reciente Asamblea de la ONU su plan de lucha contra la epidemia del Ébola.
La desgracia que se suma al SIDA, no es para este innombrable descendiente de la raza negra, más que un buen pretexto para desplegar tropas estadounidenses en el continente africano. “A pedido del gobierno liberiano, Estados Unidos establecerá un puesto de mando militar en Liberia”, dijo.
Liberia, como se sabe es desde su nacimiento, en 1822, una colonia norteamericana que EEUU pobló con afro-estadounidenses liberados para enfrentar a la población originaria y constituirla en un enclave que sirviera a sus intereses expansionistas en el África. Hoy, como ayer, cumple su papel a la medida de las exigencias que imponen las circunstancias en ese continente. Y no podía ser de otra manera si se tiene en cuenta que por encima de la actual presidenta de ese país, quien gobierna Liberia es el Africom o USAFRICOM.
Según Obama, la acción adoptada por las élites del poder contra el Ébola se suma a “la capacidad y la voluntad de movilizar el mundo contra los terroristas del ISIS o Estado Islámico; de “unir al mundo contra la agresión rusa en Ucrania”. Esto constituye “un ejemplo de lo que puede hacer Estados Unidos cuando toma el mando para enfrentar los más importantes desafíos mundiales”. Mejor dicho, cuando el sionismo internacional adopta la decisión de acelerar la destrucción de la humanidad.
El legado de Donald Rumsfeld

Africom o USAAFRICOM es el Mando Unificado o “Task Force” del Departamento de Defensa de EEUU responsable de las operaciones militares y el control de los gobiernos de las 54 naciones africanas, incluyendo Egipto, aunque formalmente se diga que éste se exceptúa.
El USAAFRICOM fue creado en diciembre del 2006 por el administrador de turno de la Casa Blanca, George W. Bush, como parte del proceso de reorganización de la estructura militar global de los EEUU, bautizado como “Plan de Comando Unificado” llevado a cabo por su Ministro de Defensa Donald Rumsfeld.
Rumsfeld, como se recordará, ejerció un papel gravitante en la estructura de poder de los EEUU durante los gobiernos de Reagan y de Clinton en las décadas de los 80 y 90, tanto en África como en Oriente Medio. En el 2000, asumió la Secretaría de Defensa con Bush para concretar las reformas que el Departamento de Defensa requería y que no se hacían desde la II Guerra Mundial. Fue uno de los principales artífices para la destrucción de Afganistán e Irak.
Pero Rumsfeld, suma a su “meritoria” carrera como reorganizador del terror militar norteamericano, la generación y diseminación de armas químicas desde los laboratorios del Pentágono y del “Gilead Sciences Inc”, de su propiedad.
Desde que Donald Rumsfeld marcó su paso por el Pentágono, Estados Unidos fabrica armas biológicas en el Laboratorio Nacional de Energía de Los Álamos-Nuevo México, manipulando diferentes cepas de virus con el pleno conocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tal como ocurrió con la de la “gripe aviar” cuyos virus le fueron enviados desde Indonesia.
Práctica que no sorprende si se tiene en cuenta que desde hace más de 40 años el Pentágono ha venido esparciendo billones de bacilos incluso en el propio metro de Nueva York, en las escuelas públicas de Minneapolis y Saint Louis y, en particular, en la bahía de San Francisco, dizque, con el fin de estudiar la vulnerabilidad de los estadounidenses a las armas biológicas. Este experimento produjo el incremento porcentual de meningitis de la espina dorsal en un número que sobrepasa los 10 millones de personas de su propia población.
Igual, la Central de Inteligencia norteamericana (CIA), hace algunos años infectó la isla de Cuba con un virus que causa “fiebre porcina africana”, lo que obligó al gobierno cubano a sacrificar medio millón de cerdos. Diez años después la población fue atacada por una epidemia de “dengue” transmitida por mosquitos, que se extendió por la isla enfermando a más de 300 mil personas y matando a 158 (de los que más de cien eran niños menores de 15 años).
Estos hechos y muchos otros, han sido documentados en diversas fuentes de especialistas y estudiosos del propio EEUU, como es el caso del libro de Leonard Cole Nubes de Secretos(Clouds of Secrecy), o el de William Bloom, Matando la Esperanza.
Las pestes más virulentas han sido alteradas de tal forma que no haya manera convencional alguna para combatirlas. Se han dispersado en África y otras partes del planeta, y son monitoreadas por cada uno de los diez “Comandos Unificados Militares Estadounidenses”, distribuidos en los seis continentes (incluyendo la Antártida).
Mientras tanto, los laboratorios, como la estadounidense Gilead Sciences de Donald Rumsfeld o el gigante suizo Roche y otros, se enriquecen con la manipulación de los “descubrimientos”, para su cura, cotizando en las Bolsas de Valores del mundo. Así ocurrió con la comercialización del “Tamiflú”, la supuesta vacuna antiviral y popular para combatir el brote de “gripe aviar” cuyo virus fue diseminado en México desde 2002.
Curiosamente esta fiebre que fue igualmente bautizada como “fiebre porcina”, nunca se descubrió que atacara a los cerdos o proviniera de estos animales. Por esto, la Organización Mundial de la Salud de la ONU (OMS) recomendó, cambiarle de nombre pasando a identificarse como fiebre AH1N1. “Hemos abandonado la denominación de gripe porcina por el de gripe AH1N1 porque el virus es cada vez más humano y cada vez tenía menos a ver con el animal”, declararía a propósito, Dick Thomson, un portavoz de esa nefasta institución.
Lo que importa relievar es que la tal “fiebre porcina” que resultó siendo humana, creada en los laboratorios del Departamento de Defensa de EEUU, le significó a Roche y Gilead Sciences, los más grandes beneficios multimillonarios por sus derechos sobre el fármaco “Tamiflu”.
El legado de Kissinger
Ya en los 70’ en las postrimerías del gobierno de Richard Nixon, un documento del Departamento de Estado escrito bajo la dirección de su por entonces secretario, Henry Kissinger, identificó el crecimiento de la población en los países del Tercer Mundo como un asunto de máxima importancia que ponía en peligro el acceso a minerales y a otras materias primas que los EEUU necesitaban de manera creciente, constituyendo una amenaza para su seguridad económica y política.
“La economía de los EEUU, sostenía Kissinger, requerirá de grandes y crecientes cantidades de minerales del extranjero, especialmente de los países del Tercer Mundo. Este hecho impone que EEUU ponga un interés mayor en la estabilidad política, social y económica de los países suministradores de materias primas. Donde quiera que una disminución de la población pueda aumentar las posibilidades de dicha estabilidad, la política demográfica se hace relevante para los intereses económicos de los EEUU”. Para esto la recomendación era manejar adecuadamente la llamada “ayuda humanitaria”, asegurar el control de la natalidad y de las enfermedades, bajo estricto control militar.
Según el informe Kissinger, en el orden de prioridad estaban por entonces los países más problemáticos en cuanto a su creciente tasa de natalidad: India, Bangladesh, Pakistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía, y Colombia. En todos estos países, Estados Unidos estableció bases militares.
El Ébola: un rebrote calculado
De lo dicho se infiere que todo estaba previsto por las élites del nazi-sionismo cuando lanzaron el rebrote de la epidemia del Ébola. Apareció a mediados de los 70’ en Zaire y Sudán coincidiendo con los conflictos internos que terminaron en la actual balcanización de esas naciones. Desde entonces, ha estado presente como una amenaza permanente sobre la vida de los africanos. Rebrota en función del aseguramiento de los recursos naturales que demanda la economía norteamericana para su seguridad nacional y de las exigencias que impone su presencia dominante en el continente.
En la hora presente, se trata de asegurar las reservas de petróleo en Nigeria y Benin; de diamantes en Sierra Leona y Costa de Marfil; de fosfatos en Togo y Senegal; de caucho, oro y diamantes en Liberia; de oro y diamantes en Guinea y Ghana; de bauxita en Guinea; de maderas preciosas y de tierras fértiles para el cultivo de cacao, piña, maní y algodón en todo el área.
Así, el Ébola como la Chikingunya que curiosamente aparecen en las mismas naciones de África para extenderse por el resto del mundo, incluyendo El Caribe y América latina, se han convertido en armas biológicas estratégicas para usurpar territorios ricos en recursos naturales, enfrentar la relación de China con los países pobres y despoblar territorios de importancia geopolítica, militar y económica para la expansión sionista imperial.
Como tantas otras manipulaciones genéticas para arrasar con negros, árabes, latinoamericanos, asiáticos, esta vez era urgente detener el avance de China en África y garantizar, a las transnacionales norteamericanas y a la de sus socios occidentales, la irracional explotación de sus recursos depredando bosques y provocado una desertificación que mata cientos de miles de niños y ancianos de inanición y sed, cada año.
Pero es importante, además, acelerar el despoblamiento y desarraigo poblacional instalando una nueva base militar y centro de operaciones bélicas estratégicas en Liberia que le sirva al imperialismo sionista para sus operaciones conjuntas de limpieza étnica en toda África y el Medio Oriente y para sembrar el terror biológico en la zona.
En la irracionalidad que orienta el accionar de la política de “los elegidos por Dios”, no bastan los drones para acabar con las poblaciones; también está la generación de terremotos (Haití), de maremotos (Japón), y claro, las esterilizaciones masivas (como las que lleva a cabo la Fundación de Bill Gates, el dueño de Microsoft y primer multimillonario del mundo con más de 85 mil millones de dólares), y las epidemias y pandemias.
Pero al igual que con los bombardeos, no se trata de una guerra para ganar sino para exterminar a largo plazo. Mientras más largo el plazo, más ricos se hacen los laboratorios y la industria farmacéutica que controlan los herederos de los nazi-sionistas que experimentaron con vacunas y pestes durante las dos Guerras Mundiales. Más recursos energéticos y minero-estratégicos se aseguran en más extensos territorios; mayor presión puede ejercer EEUU sobre sus siervos europeos; más fácil se hace balcanizar Estados manipulando conflictos internos entre etnias y poner y sacar gobernantes títeres y obsecuentes. 
Blog del autor: www.alizorojo.com
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