Estados Unidos se apresta a propinar un severo escarmiento a Siria, cuyo gobierno es acusado de haber cruzado la fatídica “línea roja” arbitrariamente trazada por Washington en relación al uso de armas químicas. Sin dudas, el bombardeo misilístico de Damasco y las principales ciudades sirias tendrá gravísimas repercusiones en toda la región, abriendo las puertas a lo que quizás pudiera ser la más grave crisis militar internacional desde Octubre de 1962, cuando la de los misiles en Cuba impulsó al mundo al borde de una guerra termonuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Examinaremos en estas breves páginas dos temas relacionados con el asunto: las mentiras del imperio y, lo más importante, su plan de dominación global con especial referencia a Medio Oriente.
Las mentiras
No hay pruebas; “Si las tienen, que las muestren”, dijo desafiante
Vladimir Putin. No las mostraron ni lo harán, sencillamente porque no
existen. Igual que en 2003, cuando George W. Bush y Colin Powell
difundieron la escandalosa patraña de las “armas de destrucción masiva”
en Irak para justificar el arrasamiento de un país que, todavía hoy,
sigue sumido en un interminable calvario de dolor y muerte. Ahora
repiten el libreto para consumo interno, a favor de una población
domesticada, propensa a aceptar los argumentos más absurdos –el
“consenso prefabricado” del que habla Noam Chomsky–, tales como aquel
que reza que Siria constituye una amenaza a la “seguridad nacional” de
Estados Unidos. Mienten y lo hacen descaradamente ante su propio pueblo y
la comunidad internacional, ahora con la complicidad de los servicios
de inteligencia franceses. Ocultan el hecho decisivo de que fue Basher
Al Assad quien convocó a los inspectores de la ONU y no Washington; que
fue la Casa Blanca quien, por el contrario, demandó que esos
observadores se retiraran del teatro de operaciones –interrumpiendo sus
investigaciones que podían arrojar una indeseable luz que identificara a
los verdaderos culpables del crimen- porque el escarmiento que
propinaría el “sheriff solitario” no podía demorarse ni un día más y la
decisión es completamente independiente de que hubiese o no sido Al
Assad quien ordenara el bombardeo con gas sarín.
Ocultan
también que solo bajo la hipótesis de la insanable estupidez del
gobernante sirio podría éste haber enviado a la muerte a un número
variable pero elevado de víctimas inocentes (las estimaciones oscilan
entre 600 y 1.500, lo cual aconseja tomar los datos que aparecen en
diversos medios con mucha cautela) en las mismas barbas de los peritos
venidos por su encargo. Y si de algo ha dado muestras el gobernante
sirio en estos días es que no es ningún estúpido.
Ocultan también
la evidencia que señala, más allá de toda duda, que fueron los aliados
de Estados Unidos en Medio Oriente, sobre todo Arabia Saudita y
Jordania, quienes proporcionaron las armas químicas a los mercenarios
jihadistas que tomaron a Siria por asalto con la furia propia de una
horda criminal. Una nota y un video confirman esto más allá de toda
duda, razón por la cual Washington, que seguramente conoce estos
antecedentes, está actuando con alevosía al exigir la inmediata salida
de los expertos de la ONU cuyas investigaciones podrían revelar lo
inconfesable. [1] Fue una corresponsal de la agencia noticiosa
norteamericana Associated Press, Dale Gavlak, quien reveló que de las
múltiples entrevistas efectuadas con residentes y rebeldes en el barrio
de Ghouta y en otras zonas de Damasco se desprende claramente la tesis
de que las armas químicas que explosionaron el 21 de agosto se hallaban
en manos de los rebeldes y procedían de Arabia Saudita. Las fuentes
utilizadas por Gavlak le confiaron que se produjo “un accidente” cuando
fueron erróneamente manipuladas debido a la deficiente información
existente sobre el producto. Una extensa nota de la periodista y
ensayista argentina Stella Calloni confirma y amplía estos antecedentes y
fortalece la tesis que identifica a los invasores extranjeros como los
responsables de este crimen. [2]
No debería sorprendernos: la matanza ocasionada por el bombardeo de gas
sarín es un clásico sabotaje en el cual los agentes de la CIA son
expertos. Como cuando fraguaron el supuesto incidente del golfo de
Tonkin, en 1964 –un buque de guerra norteamericano supuestamente atacado
por naves vietnamitas- para que, indignada, la opinión pública
estadounidense aceptara entrar en guerra con Vietnam, sólo para sufrir
una humillante derrota en 1975. Ya en 1898 los nefastos predecesores de
la CIA habían comenzado a cultivar tan siniestra tradición: en un
sórdido autosabotaje hicieron estallar por los aires al Maine, un
acorazado de los Estados Unidos amarrado en la bahía de La Habana. El
martirio al que sometieron a sus compatriotas que tripulaban el navío
fue el pretexto que le permitió a Washington declararle la guerra a
España -que ya había sido derrotada por el glorioso ejército patriota
cubano- y así despojarlo de su victoria, apoderarse de la isla y, poco
después, Enmienda Platt mediante, legalizar el robo de parte del
territorio cubano e instalar una enorme base naval en Guantánamo,
arrendada “a perpetuidad” –flagrante monstruosidad jurídica- a los
Estados Unidos.
Pero hay otros antecedentes de este tipo:
¿cómo olvidar el ataque japonés a Pearl Harbor? Este fue llevado a cabo
por la Armada Imperial el 7 de diciembre de 1941, cuando Washington
increíblemente desoyó todas las advertencias que informaban que la flota
de mar del Japón había levado anclas iniciando un periplo de más de
cinco mil kilómetros en pleno Océano Pacífico y que sólo podía tener un
único objetivo: llegar a Pearl Harbor y destruir la flota de Estados
Unidos que allí se había apostado. O, más recientemente, el mar de
sospechas que se agita en torno a los atentados del 11 S, en donde un
grupo de varios centenares de prestigiosos académicos y científicos
norteamericanos postulan la existencia de una conspiración surgida desde
el seno de la Administración Bush como la causante principal de aquella
tragedia. [3] Resumiendo: la mentira y el engaño son monedas
corrientes en la administración del imperio. Los emperadores han
demostrado ser mentirosos seriales, salvo poquísimas excepciones. La
revelación de la farsa mediática de la CNN puesta en evidencia por
Walter Martínez en la edición del 2 de Septiembre de Dossier es
una prueba irrefutable del siniestro papel que juega la prensa
hegemónica al difundir estas mentiras. Tal como se demostró en ese
programa la CNN simula una entrevista con un “combatiente de la
libertad” luchando en un frente de guerra en Damasco cuando en realidad
todo no era más que un montaje y el supuesto guerrero insurrecto no era
tal sino un joven desocupado que … ¡se encontraba en Londres! y se
prestó gustoso para la infame maniobra, mientras los técnicos de la CNN
trataban de instalar un ruido de fondo simulando estallidos de bombas y
tableteo de fusiles de asalto. [4]
Washington conoce
perfectamente todo esto que hemos venido planteando, pese a lo cual
Obama y Kerry insisten en culpabilizar a Al Assad de haber utilizado
armas químicas en contra de su pueblo. Actitud que revela la pérfida
doble moral del gobierno estadounidense, que permaneció inmutable cuando
su por entonces amigo Saddam Hussein gaseaba con armas químicas “Made
in America” a las minorías kurdas; o cuando sus lugartenientes israelíes
utilizaron fósforo en su brutal ataque a la Franja de Gaza. Enterado de
las atrocidades cometidas a diario por Anastasio Somoza en Nicaragua,
Franklin D. Roosevelt se encogía de hombros y decía: “Sí, es un hijo de
puta pero es nuestro hijo de puta”. Lo mismo habrán dicho Bill Clinton,
George W. Bush y Barack Obana de los crímenes perpetrados durante sus
respectivas administraciones por Saddam Hussein y Benjamin Netanyahu.
Claro que Al Assad “no es su hijo de puta” y entonces su inconducta se
torna merecedora de un aleccionador escarmiento. Castigo que no sufrirán
él y los jerarcas de su régimen sino su pueblo: la gente que aparecerá
–si es que lo hace- en los escuetos informes del Pentágono
contabilizados como “daños colaterales”.
Para resumir: estamos
en presencia de un imperio rapaz y mentiroso hasta la médula, que ha
convertido a Estados Unidos, su centro indiscutido, en un “estado
canalla”: ninguna ley internacional lo obliga, ninguna resolución de la
Asamblea General de la ONU suscita su obediencia; ninguna norma moral
pone en cuestión su plan de dominación mundial; y nada logra saciar el
apetito del “complejo militar-industrial”, cuyas ganancias varían en
proporción directa a las guerras. Hay que lanzar misiles, fletar
portaaviones, movilizar helicópteros y aviones y utilizar y destruir
cuanto armamento y equipo sea necesario. De no ser así se derrumbaría la
rentabilidad de la industria militar y sin sus luctuosas ganancias no
se podrían financiar las carreras políticas de congresistas,
gobernadores e inclusive del inquilino de la Casa Blanca, el inverosímil
Premio Nobel de la Paz y cínico admirador de Martin Luther King. En
función de todo esto sus mentiras y la orquestada manipulación
informativa a escala mundial son componentes esenciales de su proceder.
El proyecto imperialista para Medio Oriente
El voto del Parlamento británico fue un inesperado revés para la Casa
Blanca, apenas compensado por la deshonrosa capitulación del
“socialista” francés François Hollande, un hombre que ha arrojado sus
principios a los perros y que expresa con meridiana claridad la
irreversible descomposición de la socialdemocracia. Ante la defección de
sus aliados europeos, con la mencionada excepción francesa, Obama está
urgiendo el apoyo del Congreso de los Estados Unidos, una institución
corrupta como pocas y que funciona al compás de los principales lobbies
que compran la voluntad de representantes y senadores por igual y cuyas
carreras políticas dependen de la generosidad de los lobistas. [5]
Los principales tumores cancerígenos que corroen al Congreso de los
Estados Unidos son el lobby del complejo militar-industrial, el judío,
el saudita, el conformado por las empresas del sector hidrocarburífero
y, para América Latina y el Caribe, el de la mafia terrorista de Miami
que ha logrado posicionar dos de sus secuaces, Robert “Bob” Menéndez e
Ileana Ros-Lehtinen como presidentes de las estratégicas comisiones de
relaciones exteriores del Senado y de la Cámara de Representantes
respectivamente. Es poco probable que una institución lastrada por tan
degradados credenciales pueda, en un gesto de sensatez y humanidad,
rechazar el pedido de Obama e impedir que se cometa una nueva matanza en
Medio Oriente.
Siria ofrece una gran oportunidad para avanzar
en la estrategia imperial: es un país debilitado por más de dos años de
terrorismo desestabilizador alimentado por Occidente y sus secuaces en
la región, luchas intestinas y embargos comerciales y financieros. Noam
Chomsky, otra vez, siempre recuerda que Estados Unidos sólo se atreve
atacar a países débiles y empobrecidos; nunca se mide con quienes puedan
defenderse. Aunque Siria no sobresale por sus reservas petroleras (se
ubica en el lugar 31 a nivel mundial, debajo de la Argentina, según la
OPEP), está localizada en el corazón del caldero de Medio Oriente y en
un sitio por donde se disputan las fabulosas ganancias de diversos
proyectos alternativos de gasoductos y oleductos orientados hacia
Europa. [6] Pero en Siria también están los Altos del Golán,
territorio arrebatado por Israel en la guerra de 1967 y del cual
proviene buena parte del agua dulce con que cuentan los israelíes. De lo
anterior se infiere que el ataque y la destrucción de Siria es una
oportunidad, largamente acariciada por Washington, Jerusalén y Riad,
para también avanzar en aproximaciones sucesivas hacia el logro del
objetivo supremo del imperio en esa parte del mundo, que por cierto no
se localiza en Siria: establecer un cerco en torno a Irán y asfixiar a
ese país lenta pero ininterrumpidamente hasta lograr el desplome de la
revolución islámica eliminando, como recuerda Tariq Alí, al único aliado
árabe que le queda. [7] El objetivo máximo, por el que se viene
trabajando desde hace largos años, es rediseñar un nuevo mapa de Medio
Oriente, totalmente aherrojado al predominio norteamericano.
Son demasiadas tentaciones para la burguesía imperial y sus compinches regionales:
(a) posicionarse sin adversarios en la región que alberga las mayores reservas petroleras del planeta;
(b)
apoderarse definitivamente de las nacientes de los ríos de las alturas
del Golán que llegan a Israel y forzar al nuevo gobierno militar
egipcio, muy influido por las doctrinas estratégicas del Pentágono, a
consentir la creación de un canal que lleve el agua del Nilo hacia
Israel [8];
(c) alborotar el avispero musulmán en Rusia (principalmente Chechenia) y los países situados al sur de su frontera, y
(d)
hacer lo propio con la “minoría islámica” en China, estimada en unas
veinte millones de personas, logrando la desestabilización de dos
potencias que por varios motivos se oponen a los designios
estadounidenses en la región.
Demasiadas tentaciones, además,
para un gobernante como Obama cuyas convicciones humanistas –si alguna
vez las tuvo- quedaron colgadas en la reja de la Casa Blanca el día que
asumió la presidencia imperial.
Objeciones
Mal podría terminar estas líneas sin atender a una objeción levantada
por muchos analistas y militantes en relación al argumento expuesto más
arriba y que sostienen la imposibilidad, o la indeseabilidad, de
defender un régimen despótico como el que preside Basher Al Assad, aun
cuando su país haya sido víctima de una conspiración terrorista
internacional o cuando esté a punto de ser arrasado por los misiles de
la Sexta Flota, establecida en el Mediterráneo oriental. En tal sentido
abren un amplio y fecundo campo de debate las reflexiones de Santiago
Alba Rico sobre las contradicciones con las que deberá convivir quien
rechace y condene -como él lo hace, y categóricamente- la agresión
norteamericana a Siria. En términos aún más radicales pero en otro
sentido se pronuncia el bloguero hispano-sirio, residente en España,
Yassin Swehat, en una postura que termina por ser –a nuestro juicio- una
desdichada re-edición de la teoría de los “dos demonios” aplicada a la
escena internacional, en donde un ser maléfico e infinitamente malvado,
Al Assad, es agredido por otro, Obama y sus secuaces, a quienes se los
pinta como malos pero con colores muchos más amables que los que
utilizan para representar al dictador sirio. [9] Si son
razonables las advertencias de Alba Rico (no así en el caso de Yassin
Swehat) sobre el riesgo de reconstruir conceptualmente al régimen sirio
como si fuera una democracia popular y revolucionaria, no lo son para
nada las posturas eclécticas (que no es el caso de Alba Rico) que
rematan en una resignada y subrepticia convalidación del papel de
Estados Unidos como gendarme mundial de la democracia, las libertades y
los derechos humanos.
La historia ha dado reiteradas pruebas
que la violenta remoción estadounidense de regímenes como los que
presidieron Saddam Hussein o Muamar El Gadafi no abrieron las grandes
alamedas de la libertad y la democracia de las que hablaba Salvador
Allende sino que fueron el origen de procesos políticos mucho peores y
cruentos que los que pretendieron remediar. Toda la tradición de la
filosofía política enseña que son pocas las veces en que hombres y
mujeres tienen la buena fortuna de poder elegir entre el bien y el mal
como dos entidades nítidamente demarcadas y fácilmente discernibles. A
veces no hay más remedio que optar por alternativas que obligan a
convivir, como recordaba Alba Rico, con lacerantes contradicciones. Al
Assad no es Fidel, o Chávez, ni Siria es Cuba o Venezuela. Pero aun así,
y reconociendo su enorme distancia del ideal socialista, esta
constatación mal podría alimentar una irresponsable indiferencia ante la
incorregible perversidad del capital imperialista que, como lo
recordara en tantas ocasiones Fidel, coloca a la humanidad al borde de
su autodestrucción. Un imperio que tiene miedo, decía Chávez, se vuelve
mucho más brutal y agresivo. Por eso, más allá de las profundas dudas
que suscita el régimen sirio es imprescindible oponerse con todas
nuestras fuerzas a la agresión norteamericana y condenar inapelablemente
sus designios de dominación mundial. La suerte de una Siria arrasada
por el fuego purificador de Washington no será diferente de la corrida
por Libia, Afganistán e Irak. Los engolados himnos entonados a coro por
Washington, Jerusalén, Riad y sus aliados occidentales sobre las
virtudes de un “cambio de régimen”, aunque tal cosa se produzca como
consecuencia de un holocausto, son apenas el taparrabos que pretende
ocultar un ominoso plan de dominación mundial que debe ser combatido sin
pausas y sin treguas. [10] Como lo
recordaba el Che Guevara, “al imperialismo no se le puede creer ni un
tantito así”, y el drama que se está escenificando en Siria y en Medio
Oriente para nada nos autoriza a pensar lo contrario.
Notas
[1]
En Mayo de este año, Carla Del Ponte, distinguida miembro de la
comisión de investigación sobre Siria que depende del Consejo de los
Derechos Humanos de la ONU y ex Procuradora General del Tribunal Penal
Internacional para los crímenes cometidos en la ex-Yugoslavia (TPIY),
hizo una notable declaración reproducida en ese momento por la
radio-televisión suiza-italiana (RSI): "Disponemos de testimonios sobre
la utilización de armas químicas en particular de gas sarin. No por
parte del gobierno, sino de los opositores". La noticia fue rápidamente
archivada y nunca más se habló del tema. Ver sus declaraciones y el
breve video que las sustentan en: http://www.algerie1.com/actualite/syrie-des-terroristes-entrain-de-tirer-des-obus-chimiques-video/
[2] Ver: http://prensapcv.wordpress.com/2013/08/31/principe-bandar-jefe-de-la-inteligencia-de-arabia-saudi-entrego-las-armas-quimicas-a-mercenarios/
El trabajo de Stella Calloni se encuentra en “El juego criminal de la mentira en la invasión a Siria”, en http://www.cubadebate.cu/opinion/2013/08/29/el-juego-criminal-de-la-mentira-en-la-invasion-a-siria/
[3] La espeluznante, por lo abrumadora, evidencia que manejan estos académicos puede consultarse en en http://911scholars.org/
[4] Cf. Walter Martínez, Dossier, edición del 2 de Septiembre de 2013, en http://multimedia.vtv.gob.ve/es/#!/programas/analisis/dossier/dossier-18774
[5]
Una breve indicación, apenas: Ver la lista del dinero entregado por los
lobbies y embolsado en el 2012 por los principales miembros del
Congreso de Estados Unidos, una verdadera radiografía de la corrupción
parlamentaria. Ir a: http://www.opensecrets.org/lobby/lobby_contribs.php
[6]
Sobre este tema recomiendo la lectura de la nota de Pepe Escobar, que
entre otras cosas dice lo siguiente: “Asad también pudo hablar de –¿Qué
más?– el «Oleoductistán». Le hubieran bastado dos minutos para explicar
el significado del acuerdo del gasoducto Irán-Irak-Siria por 10.000
millones de dólares que se firmó en julio de 2012. Este nodo crucial del
«Oleoductistán» exportará gas desde el campo South Pars de Irán (el
mayor del mundo, compartido con Catar), a través de Irak hacia Siria,
con una posible extensión al Líbano, con clientes confirmados en Europa
Occidental. Es lo que los chinos llaman una situación en la que no se
puede perder.” A este proyecto se le contraponen los que tienen en sus
manos Catar y Turquía. “Catar sueña con un gasoducto rival desde su
campo North (contiguo al campo South Pars de Irán), pasando por Arabia
Saudí, Jordania, Siria y finalmente Turquía (que se presenta como el
centro privilegiado de tránsito de energía entre Oriente y Occidente).
Destino final, una vez más: Europa Occidental.” Ver: “Asad habla, Rusia
actúa”, en http://www.voltairenet.org/article178725.html
[7] Cf. Tariq Alí, ‘Syrian conflict is a war targeting Iran’. May 20, 2013 14:29 http://rt.com/op-edge/syria-israel-iran-ali-527/
[8]
Un dato invariablemente soslayado en los análisis del conflicto
palestino-israelí es que el 67 por ciento del agua que dispone Israel
proviene de Siria (Alturas del Golán) y Cisjordania, dos territorios
conquistados por Jerusalén luego de la guerra de 1967. De ahí que no
resulte exagerado subrayar la enorme importancia que la cuestión del
agua tiene para potenciar la desaforada agresividad de los sectores más
reaccionarios de la clase política y la dirigencia israelí, que en los
últimos días han equiparadola figura de Basher Al Assad con la de Hitler
y proclaman la necesidad de asesinarlo para detener a tiempo sus planes
criminales. Ver sobre el tema del agua la nota de Edmundo Fayanás
Escuer , “El agua en el conflicto palestino-israelí”, en Rebelión, 29
Abril 2010, en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=104996
En cuanto a los militares egipcios basta con señalar que
aproximadamente un 70 por ciento de sus oficiales de mayor rango fueron
adiestrados en cursos de instrucción militar en las academias
norteamericanas. Como es sabido, en esos cursos no sólo se les enseña a
utilizar el armamento norteamericano sino, sobre todo, a poner en
práctica las doctrinas estratégicas del Pentágono en el ámbito regional
de su incumbencia.
[9] La nota de Alba Rico, “Siria: la intervención soñada”, puede verse en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173276
de fecha 1º de Septiembre del 2013. La de Yassin Swehat, “Lecturas
sobre el golpe estadounidense: mi postura” puede leerse en Noticias de
Siria Libre, http://noticiasdesirialibre.wordpress.com/2013/08/30/yassin-swehat-lecturas-sobre-el-golpe-estadounidense-mi-postura/
[10]
La prensa hegemónica, férreamente pro-yankee, pinta a Obama como un
ferviente humanista, un hombre de buen corazón, amante de la paz.
Soslayan el hecho de que ha sido el presidente que ha elevado como nunca
el presupuesto militar de Estados Unidos, hasta hacerlo superar, cuando
se suman correctamente todos sus componentes, el billón de dólares (un
millón de millones de dólares); o que es quien más personas ordenó matar
con sus aviones no tripulados (drones), que siembran el terror
principalmente en Afganistán y Pakistán; o que manda a espiar a
gobiernos –amigos y enemigos por igual- y a ciudadanos comunes de
terceros países, en un acto claramente delincuencial. Pero nada de esto
comenta o publica el “periodismo serio e independiente” de nuestros
países: para esta inmensa maquinaria de mentiras y falsificaciones
montada por el imperio, ante la cual Goebbels es un niño de pecho, Obama
es el héroe que lucha denodadamente para construir un mundo mejor para
todos y sólo espíritus destruidos por la maldad pueden negarse a
acompañarlo en su cruzada. Tariq Alí, otra vez, ha manifestado
reiteradamente su indignación “ante la persistente e interminable
campañas de propaganda, de la CNN y BBC World, profundamente sesgadas y
que suelen ser apropiados preludios a bombardeos de la OTAN (por
ejemplo, a las matanzas infligidas en Libia durante seis meses y cuyas
víctimas todavía permanecen ocultas a la vista del gran público) o a
invasiones por parte de las fuerzas occidentales en terceros países.”
Ver su “The uprising in Syria”, en http://www.counterpunch.org/2012/09/12/the-uprising-in-syria/.
FUENTES: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173456