Opinión
En estos tiempos de dificultades a varios que se confiesan izquierdistas les ha dado por negar todo carácter revolucionario al gobierno bolivariano. En particular, se subraya la tesis de que si lo fuera, debería proceder de inmediato a estatizar toda la banca, las fábricas y las cadenas de administración de los alimentos. Esta radical postura pareciera trabajar más con un modelo teórico que con la propia realidad. En ella no cuentan las fuerzas sociales que se mueven en el país, ni las determinaciones que sobre ellas actúan, tanto internas como externas. Mucho menos cuenta lo que piensa el pueblo llano, sujeto de tantas urgencias materiales que muchas veces, en su desesperación, puede ser encantado por los cantos de una derecha hiperdemagógica que no le importa luego confesar que todo cuanto ofreció no era más que “marketing publicitario”.