martes, 26 de noviembre de 2013

Libre, el primer partido opositor, denuncia irregularidades e “inconsistencia en actas” Honduras ante una nueva crisis política





El escrutinio que podía haber cerrado el ciclo inaugurado por el golpe de Estado de 2009, cuando fue depuesto de su cargo el legítimo presidente José Manuel Zelaya, no hizo más que profundizar las diferencias entre dos proyectos antagónicos de país.
El partido Libertad y Refundación –LIBRE- denunció irregularidades e “inconsistencia en actas”, tras los primeros datos ofrecidos por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que le dan ventaja al Partido Nacional (34,1% a 28,5%, con el 46% de las actas escrutadas). De acuerdo a estas cifras el candidato del PN, Juan Orlando Hernández, se adjudicó el triunfo, y afirmó haber recibido las felicitaciones de Juan Manuel Santos, presidente de Colombia; Otto Perez Molina, presidente de Guatemala, y Roberto Martinelli, presidente de Panamá. Es decir, “construyó” su victoria frente a los medios luego de que el TSE de el primer boletín –que tenía sólo un 24% de las actas-.
José Manuel Zelaya, Coordinador Nacional de LIBRE, declaró que “el que altera la paz es el que miente: nos robaron la elección”, alegando que, según las actas partidarias fiscalizadas a lo largo y ancho del país, el resultado es 30,6% a 25,6% a favor de la candidatura de Xiomara Castro. Luego afirmó que “vamos a defender cada diputación, cada alcaldía y cada urna, y sus resultados en Honduras” . De acuerdo al primer comunicado público de LIBRE, más del 20% del total de actas en poder del TSE “no ha sido computado debido a supuestas anomalías”.  
Crónica de un desenlace anunciado
La posiblidad de la existencia de irregularidades en esta elección fue denunciada hace semanas por diversos analistas internacionales, y medios de comunicación en todo el continente. Al parecer, el despliegue de miles de fiscales de LIBRE a lo largo y ancho del país no pudo evitar las maniobras, y todas las miradas recaen en el trabajo del propio TSE. Para Rafael Alegría, dirigente de la Vía Campesina de Honduras, la explicación es sencilla: “ El Tribunal Supremo Electoral responde al candidato oficialista. Es triste porque nos espera mayor crisis social y política en el país”. Tras comentar esto, Alegría declaró a públicamente que “no nos vamos a quedar de brazos cruzados, si hay que volver a las calles lo vamos a hacer”.
En tanto, desde el Partido Nacional también intentan retomar la iniciativa: Juan Orlando Hernández declaró que el triunfo “no se negocia”, y comentó que ya comenzará a conformar su gabinete. “El pueblo ya eligió, ahora a trabajar y a trabajar”, declaró el candidato del PN. El ejemplo mexicano –el fraude sobre Andrés Manuel Lopez Obrador en 2006- muestra que los primeros días pueden definir mucho en estos casos: si no se puede articular una sólida movilización en el país, y si no se puede denunciar masivamente a nivel internacional el caso, la posible reversibilidad del cuadro se hará cada vez más difícil. La derecha lo sabe, y por eso arremeterá con iniciativa durante las próximas semanas: allí está la posible sobrevida del gobierno cuestionado.
El papel de EEUU y los gobiernos de la Alianza del Pacífico
Cuando no, el primer gobierno que reconoció a Hernández, a través de su embajadora en Tegucigalpa -Lisa Kubiske- fue EEUU. Kubiske declaró, tras haberse conocido el segundo boletín, que reconozco los resultados anunciados y lo que los observadores nos reportan" . Incluso la propia Embajadora había afirmado -horas antes, el domingo, en pleno proceso de votación!- que los hondureños no debían tener “miedo” de “utilizar el poder del sufragio: ustedes deben preguntarse qué clase de país quieren construir los hondureños”.
También, como mencionábamos antes, quien primero conversó con Juan Orlando Hernández –tras el primer boletín- fue Juan Manuel Santos. El trasfondo del llamado es claro: Colombia negocia el ingreso de Honduras como miembro pleno al bloque de la Alianza del Pacífico para el año 2014. El único candidato que le puede asegurar dicha membresía es Hernández -Xiomara de Castro había declarado que, en caso de llegar libre al gobierno, optaría por otras herramientas de integración regional, autónomas, como Unasur y Celac-.
Un futuro incierto, en un país con creciente pobreza y vulneración de DDHH
La situación, por todo lo visto, es del inicio de una nueva crisis política en el país. Honduras tiene hoy dos candidatos presidenciales que se proclaman vencedores de las elecciones del domingo. Hay cifras que expresan preocupación sobre la coyuntura, y el futuro del país: a nivel económico hay un notorio aumento de la pobreza en amplias capas de la población, producto de una orientación política que privilegia menos el tratamiento de “lo social” que durante el gobierno de Zelaya.
Esto fue investigado por el “Centro de Investigaciones Económicas y Políticas”, con sede en Washington (CEPR, de acuerdo a sus siglas en inglés), quien afirmó recientemente que, de 2010 a 2012, la pobreza aumentó en Honduras 13,2% -elevando la pobreza extrema a 26,3%-. La misma investigación muestra que, durante la gestión Zelaya (2006-2009), la pobreza se había reducido un 7,7% -disminuyendo también la extrema, en 20,9%-.
También la situación de DDHH es preocupante, ya que ha habido una creciente represión sobre dos sectores específicos: el campesinado por un lado, y los trabajadores y trabajadoras de prensa, por otro. Entre varias fuentes consultadas se estima en unos 300 los asesinatos políticos en los últimos cuatro años, algo sobre lo cual la opinión pública internacional, lamentablemente, no se ha expresado.
De consumarse la “victoria autoconstruida” de Juan Orlando Hernández, el actual esquema de poder en Honduras seguirá vigente: es decir, no podrá haber avances en desmontar el régimen político impuesto desde 2009 -que era lo que se proponía, durante su campaña, Xiomara Castro, a tráves de la propuesta de una Constituyente-. Los próximos días –y el papel de las organizaciones sociales y políticas que apoyaron a LIBRE- serán claves para saber cual es el futuro de millones de hondureños en relación a su gobierno.

Juan Manuel Karg. Licenciado en Ciencia Política UBA / Investigador del Centro Cultural de la Cooperación

Honduras “La embajada” dice quién ganó




Página 12


En las últimas horas de ayer, el Tribunal Superior Electoral de Honduras consagraba como ganador al candidato del continuismo golpista, Juan Orlando Hernández. Desde el inicio, el proceso electoral estuvo lastrado por vicios irremediables que arrojaron un pesado manto de sospecha sobre su desenlace. La desembozada intervención de “la embajada” en los asuntos internos de Honduras tendría que haber sido una razón suficiente como para suspender las elecciones, rediseñar las instituciones políticas –entre ellas el propio TSE, controlado por quienes avalaron el golpe del 2009– y hacer una nueva convocatoria electoral para cuando se reuniesen condiciones mínimas requeridas para una elección, no sólo durante la campaña (ya de por sí un problema en Honduras, con su record de periodistas y militantes opositores asesinados) sino durante el recuento final de votos. Semanas antes de las elecciones, personeros gubernamentales habían declarado que el TSE ¡cotejaría sus cifras con las que aportase la embajada de Estados Unidos antes de dar a conocer los resultados definitivos! En resumen: el ganador sería proclamado por “la embajada” y el gobierno del continuismo golpista de Porfirio Lobo admitiría haber convertido a Honduras en un protectorado estadounidense.
Esta ignominiosa confesión dice mucho de la historia de ese sufrido país, ocupado por Washington y convertido en la década de los ochenta en una gigantesca retaguardia para servir de apoyo logístico a las agresiones perpetradas a la revolución sandinista por los “contras” nicaragüenses. Arquitecto de este proyecto contrarrevolucionario fue John Negroponte, una de las figuras más siniestras de las Américas y designado por Ronald Reagan embajador en Honduras, función en la cual contó con la colaboración de otro reconocido terrorista internacional, Otto Reich. Bajo su gestión, el ejército hondureño fue reorganizado de cabo a rabo, dotándolo de armamentos sofisticados, equipos y tecnología militar de última generación, y convirtiendo a la base militar Soto Cano, en Palmerola, en una de las más estratégicas de cuantas Estados Unidos posee en Centroamérica y el Caribe. Cuando el presidente Mel Zelaya trató de democratizar al sistema político y concretó su ingreso al ALBA, fue violentamente destituido mediante un “golpe institucional”, a los cuales se ha hecho tan adicto el régimen de Obama.
Uno de los analistas presentes en Honduras, Katu Arkonada, confirma la existencia de múltiples “irregularidades”, por no decir estafas a la voluntad popular. Hay por lo menos un 20 por ciento de las actas de las mesas receptoras de sufragios, en regiones en donde el partido Libre cuenta con gran respaldo popular, que fueron arbitrariamente sometidas a auditoría y no computadas; en comunidades apartadas se observó el “voto encadenado” y la compra de credenciales electorales; hay miles de mesas en donde los partidos minoritarios obtuvieron cero votos, es decir, que ni sus candidatos habrían votado por sí mismos. Sólo resta conjeturar cuántos votos de Xiomara Castro fueron sustraídos de las urnas. Libre ganó en las calles, pero no organizó una red de fiscales para garantizar la pureza del comicio. Confió en su amplia mayoría, certificada por todas las encuestas, y en la inverosímil “imparcialidad” del TSE y el gobierno ante una elección que el imperialismo y la oligarquía hondureña no podían perder, porque Washington jamás habría aceptado un resultado contrario a sus intereses en la zona.
El primer paso de la estrategia norteamericana para impedir un revés político fue la campaña de difamaciones en contra de Xiomara y su partido. El segundo, la organización fraudulenta de los comicios y el recuento de los votos. Tercero, si los dos anteriores no frustraban la victoria de Libre: impugnación del proceso electoral y manipulación del Congreso para impedir su asunción y, en caso de que pudiera hacerlo, provocar su destitución “legal” al igual que le ocurriera a su esposo. Hasta ahora, la derecha se las arregló apelando al fraude, dando a conocer cifras que no se corresponden con la realidad y que los medios hegemónicos dan por buenas. Libre tendrá que recuperar en las calles lo que le arrebataron en las urnas.
¿Cómo habría reaccionado la supuesta prensa libre e independiente del continente si los vicios, fraudes y crímenes perpetrados en Honduras hubieran tenido lugar en Bolivia, Ecuador o Venezuela? La gritería de los lenguaraces del imperialismo y sus aliados habría sido atronadora. En cambio, ahora en esos medios impera un silencio cómplice porque en Honduras todo vale. ¿Por qué? Porque así como Israel es la pieza clave para garantizar el equilibrio geopolítico de Medio Oriente, Honduras lo es para Centroamérica, al ser éste el país donde se concentra el grueso del poder de fuego estadounidense en la región. Y así como Washington no permanecería ni un minuto de brazos cruzados ante un eventual triunfo de una izquierda antiimperialista en Israel, se involucró descaradamente en el proceso político interno de Honduras para garantizar un resultado acorde con sus intereses estratégicos en la región. ¡Menos mal que hace unos días, en la OEA, John Kerry dio por superada la Doctrina Monroe!
Atilio A. Boron es Director del PLED, Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-234353-2013-11-26.html