miércoles, 7 de agosto de 2013

Espíritualidad y materialismo



Barquisimeto, 02 de septiembre de 2009.


Siempre me he preguntado y he querido saber algo más acerca de cuál papel o participación tiene el ESPÍRITU en cada ser humano y de cómo forma una unidad en lucha contradictoria con la CONCIENCIA  MATERIALISTA, que de manera cotidiana esta última aprende lo que las costumbres, hábitos y aprendizajes imitativos nos da la sociedad de consumo con su escuela de los medios masivos. ¿En esa lucha, quién domina a quién? ¿Cuál es el resultado y balance de esa lucha que como producto diario evidencia nuestra esencia y trascendencia como seres humanos, o bien  como seres con identidad amorfa y maleable de esos que llaman hombre y mujeres de plástico? (o seres XXX). También me pregunto: ¿Cuál es nuestro escenario natural destinatario (colectivo y social o individual y personalista), es decir, a quienes inciden o impacta nuestro ser cuando actuamos basado en nuestro espíritu, o por el contrario si acaso somos una masa gris difusa e incógnita sin importancia, manejados por hilos controladores pero invisibles cuando actuamos basado como conciencia materialista? ¿Qué pasa con el “ser humano” cuando en esa lucha ya no participa el espíritu en su rol direccionador y cuestionador, y por el contrario la conciencia materialista asume el mando de todas las actuaciones “humanas” (o quizá sería correcto decir actuaciones “robotizadas” o alienadas), cayendo en abismos de fango movedizo sin valores ni criterios éticos y morales que no le permitan discernir?

Una característica propia o auténtica de la actuación guiada por el espíritu como ente autónomo, es la permanencia de un propósito trascendente, una finalidad que parece utópica, soñadora de un avance en la condición humana social, no individual, y no solamente materialista, sino sobre todo en valores universales infinitos, de lo que nos percatamos si al comparar la historia concluimos en el ascenso del hombre, sea visto parcialmente como también de manera integral, en el campo del conocimiento práctico, científico, artístico, literario, histórico, de las normas y los derechos humanos, religioso, político, productivo, de servicios, de inventos tecnológicos en numerosas facetas; los ejemplos de cada caso o visto integralmente son incontables.

La democracia y república es invento latinoamericano, no europeo,  iniciado en Estados Unidos y Haití seguido por los demás países liderizados por Bolívar y otros, mientras que en Europa y Asia dominaban los valores y designios de imperios, las monarquías y el feudalismo, las dinastías, el zarismo. La maestría en el arte de la literatura dicen se inició (¿?) con los cantos de Homero y los primeros griegos que luego se reprodujo en toda Europa hasta el siglo XX, pero que simultánea o quizá antes (recordemos que la inquisición católica quemó todos los escritos indígenas) ya estaban presente en los mayas de Centroamérica los cantos literarios tales como el Popol Vuh y muchos otros, hasta las contemporáneas joyas literarias de la actualidad en el campo de lo mágico realista, en la poesía, en los ensayos filosóficos que se apartan de la tradición y exclusividad europea.
Ejemplos siempre guiados por una direccionalidad utópica concreta, como en aquellos cortos y quizá únicos versos de Simón Rodríguez (¿creador de la utopía real con la trascendente misión que lo fue su Simón Bolívar) cuando decía:

 “La inmortalidad es una sombra indefinida de la vida
que cada uno extiende
hasta donde alcanzan sus esperanzas
y hace cuanto puede  para prolongarla.

Se complace el hombre sensible,
figurándose su existencia proyectada
en el interminable espacio de los tiempos
 =(igual) como se complace en ver desde una altura
sucederse los valles, los bosques y los montes

Más allá de un horizonte sin fin.
IDEAS, sin duda, y nada más que IDEAS;
Pero la vida espiritual se sostiene con ellas.
son obras de la imaginación,
como lo eran el néctar, la ambrosía y el humo,
de que se alimentaban los dioses del Paganismo”.   


¿Pero acaso a nivel de los simples mortales que somos cada uno de nosotros, le está negada esa búsqueda y creación espiritual cotidiana aunque no sea sino apenas la de un grano de tierra a lado de las montañas que han sido estas personalidades de la historia? ¿No eran en su momento unas personas similares al resto de la gente con necesidades humanas y conciencia materialista de la sobrevivencia, no obstante jaloneadas por un espíritu interno superior alimentado por ellos mismos que los colocaba por encima de las circunstancias materiales? ¿Qué los hizo diferentes en su presente y en la posteridad?

Cierto es que en la actualidad vivimos alienados por la inmensidad de mensajes, tentaciones materiales y virtuales, distracciones, arquetipos y estereotipos ajenos, que inunda a nuestra limitada conciencia cada vez más incapaz de discernir y nos convierte en engranaje de partes minúsculas de una vorágine consumista de muy corta vida útil, reemplazables o desechables, asesinando a cada rato nuestra herencia histórica y quizá divina del usufructo y goce natural del ESPÍRITU. ¿Cómo nos re-encontramos con él y que alimento le daremos para aportar un granito de tierra al presente humano y a la posteridad, aunque sea un poquito en cada campo  de nuestro dominio práctico o conceptual en que nos sintamos fuertes por el momento?


De: Abejota.

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