lunes, 16 de diciembre de 2013

La semilla como patente de la empresa al servicio del gran capital










Sus primeros efectos en Paraguay y el peligro que representa a la humanidad


 
 
A un año de la liberación de la semilla transgénica en Paraguay después de un golpe de estado parlamentario diseñado y dirigido al interés del gran capital, principalmente del agronegocio como Monsanto, Cargill, apoyado por la Asociación Rural del Paraguay ARP, Unión de Gremios de Producción, UGP, estrechamente ligada al Grupo Zuccolillo hoy se empieza a sentir sus primeros efectos donde colocan a todos por encima de una sola brasa.

El golpista Federico Franco que en solo diez meses al frente del gobierno hiso su mejor fortuna del arca del estado, Franco aseguraba que la legalización de los transgénicos beneficiara a los campesinos y pequeños productores, hoy miles de campesinos y campesinas, indígenas perteneciente a organizaciones sociales a nivel nacional hacen resistencia campal contra los policía y militares en contra de las fumigaciones alrededor de sus comunidades, las represiones por parte de los llamado organismo de seguridad son brutales, llevan por delante a mujeres, niños y ancianos con gases lacrimógenas, balas de gomas y proyectiles de armas de fuego.

Por otro lado los empresarios semilleristas y técnicos del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) y la Secretaría del Ambiente (Seam) pretendían destruir el cultivo de maíz para semilla sin registrar que poseen menonitas de Manitoba, según los colonos menonitas de este distrito producen sus propias semillas de maíz, logrando obtener mayor rendimiento y abaratando el costo de las semillas.

El representante de los campesinos, explicó que trabajan con apoyo de los menonitas en el cultivo de maíz. “El Estado nunca nos dio la mano, por eso recurrimos a los menonitas, que nos ayudan y nos dan semillas gratis para producir, nos arreglan caminos, y el Estado siempre estuvo ausente y ahora quieren perjudicarnos”, con este reglamento. Según técnicos del Senave, el maíz es una variedad nativa del Paraguay, por lo que las empresas semilleras registraron en la Secretaría de Marcas las cuatro tecnologías transgénicas en maíz que fueron autorizadas por el MAG, el 24 de octubre del año pasado, pero lo que no se pudo medir hasta hoy es el porcentaje de uso de semillas piratas.

La patente a las semillas otorga la exclusividad de los beneficios a la empresa dueña del derecho intelectual. Para utilizar la semilla transgénica, la empresa exige el pago de una suerte de impuesto, conocido como regalía, en caso de Paraguay con una institución fetichizada corrupta está dispuesto a defender el proyecto de nuevo rumbo, el neoliberalismo, las transnacionalización del agro, el desplazamiento forzoso de comunidades campesinas, indígenas utilizando la criminalización y seguir violando los derechos humanos fundamentales.

Es necesario precisar a tiempo con una fe política desde todos los sectores nacionales, intelectuales, estudiantes, empresarios honestos que este conflicto de patente de la semilla, propiedad intelectual es de mayor impacto en toda su dimensión tanto para pequeños empresarios nacionalista, sectores inclusive de la cámara asociada, cooperativas entre otros. La estrategia de instalar un poder de los gigantes mundiales de agronegocio amenazan a la propia autonomía e independencia de los gobierno, esta dependencia abarca planos que van desde las estrategias productivas, un modelo extrativista, destructivo, criminal hasta las áreas de ciencia y tecnología blindado en lo jurídico y hasta en lo militar en este último tiempo. Todos esos factores no hacen otra cosa que restringir cada vez más derechos de los agricultores y reducen sus opciones en el campo productivos creando una total dependencia.


En caso de Argentina este mismo conflicto no sólo incluyeron a los productores agrícolas, sino que además involucra al sector exportador y al propio gobierno, estos se desencadenó a principios del 2005 con la decisión de Monsanto de cobrar la regalía a partir del mes marzo. La multinacional preveía que el sistema de regalías comenzara a aplicarse ese año, cobrando alrededor de un dólar por tonelada de soja, cifra que para el 2006 aumentaría a 2,5 dólares. En el caso argentino las semillas de soja transgénica son propiedad exclusiva de la empresa estadounidense, que tiene por ley el monopolio de los derechos hasta el año de 2021. Esta misma realidad existe en Brasil con alguna diferencia, en Colombia intentando hoy hasta infiltrar en Venezuela, es decir consolidar el territorio verde del agronegocio con estricto control de las multinacionales.

Antes esta realidad alarmante es necesaria que la ciudadanía en general, nacional e internacional abrir el debate sobre la amenaza a la soberanía alimentaria por parte de este modelo que se basa exclusivamente del lucro desde el negocio. Como empujar de manera unitaria el proyecto de ley marco de soberanía, seguridad alimentaria y nutricional y derecho a la alimentación que pretende establecer como una política de Estado que pueda garantizar el derecho humano a la alimentación, este proyecto de ley presentado por la bancada del Frente Guasu con varias organizaciones sociales, elaborado y consensuado con campesino, indígenas valorando sus culturas e identidades como pueblos.

En esa presentación del proyecto de ley el Senador Carlos Filizzola recordó que el Frente Guasu ha llamado la atención en reiteradas ocasiones sobre la necesidad de una legislación y políticas de Estado que garanticen el derecho a la alimentación que muchas veces es avasallado por el avance de un modelo de producción agrícola que prioriza el lucro de grandes multinacionales agroexportadoras. “Necesitamos que la legislación de nuestro país en todos sus ámbitos responda a los intereses y las necesidades de la inmensa mayoría de los paraguayos y paraguayas y no sólo para el beneficio de unos pocos. Si queremos hablar de desarrollo el mismo debe alcanzar para todos y todas”. Por otro lado Perla Álvarez de la Coordinadora de Mujeres Trabajadoras Rurales e Indígenas (Conamuri), explico que con “esta ley lo que busca es armonizar todo el debate en torno a la alimentación en cuanto derecho humano que tenemos todos para que el Estado asuma su responsabilidad de posibilitar recursos, infraestructura y que las organizaciones y la sociedad en general puedan tener la calidad de vida que se necesita, a partir de una necesidad material y prioritaria como es la alimentación”.

Antes los primeros efectos de la liberación de semillas transgénicas en Paraguay es necesario unificar la lucha en torno a grandes retos como la soberanía alimentaria y que la semilla siga siendo un patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.

Globalicemos la lucha globalicemos la esperanza.!!!!!!!!!!!!!!!









Del Rosario Ignacio Denis. Ingeniero Agroecologico graduado en Instituto Latinoamericano de Agroecologia Paulo Freire (IALA)

Twitter: @yiyoparaguay


Blog del Autor : http://ayvuguasu.blogspot.com/


Publicado en: Rebelion.Org 
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=178320

Nota:

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