Liz Clark, una joven de San Diego (EEUU) se cansó de trabajar y decidió poner agua de por medio. Pero no lo hizo sola, sino con una compañera de viaje que, por instinto, lo último que desearía es vivir rodeada de agua. El primer paso fue conseguir una embarcación de unos 18 metros. No fue fácil, tuvo que trabajar durante dos años reparando el barco y preparándolo para una aventura que no tenía fecha de fin. Lo puso a punto y lo bautizó como Sweell. Zarpó en 2005 y hoy sigue navegando.
Lo más curioso de la historia es la elección de compañero de viaje. Clark adoptó una gata que apenas contaba con seis meses de vida para que la siguiera en la aventura. Una aventura contra natura para un felino. La marinera de cuatro patas se llama Amelia (y se apoda Tropicat) y parece que ha burlado su fobia instintiva al agua. Como Clark contó a Buzzfeed: “Se ha adaptado a vivir rodeada de agua. Ha aprendido a confiar en que estará segura conmigo”.
Desde que era niña, Clark había soñado con dar la vuelta al mundo. Y, ahora, no sólo está avanzando hacia su deseo, sino que además, gracias a su cuenta de Instagram y sobre todo a la fotogenia de Tropicat, está consiguiendo difundir su modo de vida por todo el planeta. De momento, ha recorrido 18.000 millas náuticas: ha surcado las costas de México, América Central y el Pacífico Sur.
“Duermo en una esterilla bajo las estrellas. Me siento rica cuando veo el cielo nocturno y respiro el aire fresco del océano y me lanzo al agua cada mañana”, contaba Clark a Buzzfeed. Por otra parte, Amelia a desarrollado una buena técnica de pesca y se ha aficionado a cualquier tipo de transporte marítimo. “Ella ha tenido que salir de su zona de confort con normalidad”, declaró Clark.
Ecoportal.net
Muhimu
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