¿Cuál es la relación de los humanos con las otras sociedades que existen en la biósfera y de las cuales dependemos simbióticamente?, ¿Cómo los micro-organismos del cuerpo, del medio-ambiente, las bacterias y hongos del suelo, los insectos, las plantas, los animales, en general el sistema “vida” interactúan con lo humano? No es posible esbozar una respuesta concreta a estas preguntas puesto que las preguntas están dentro de las llamadas ciencias de la complejidad.
Si se intentan dar algunos aportes para responderlas, surgen nuevas cuestiones: ¿cuáles son los límites de interacción de las sociedades humanas?, ¿cómo se construyen esos límites?, ¿cómo los individuos que interaccionan entre ellos mismos, ya sea cómo colectivo o como individuos, se relacionan con su entorno?, ¿podemos hablar del entorno como un todo o como una interacción entre diversos sistemas de vida1?, específicamente ¿cuál es la relación del sistema social humano con estos sistemas de vida?
Las reflexiones relativas a estas cuestiones son las que nos empujan a describir la necesidad de desarrollar algunos apuntes para ir delimitando una propuesta para delinear una “sociología de la agroecología”, entendida ésta como un conjunto de conocimientos de interacción entre el sistema social humano con otros sistemas de vida.
Antes de proseguir, apuntemos a una metáfora para explicar la idea de la sociología de la agroecología: Se ha descubierto que nuestro estómago tiene cerca de 100 billones de microorganismos que habitan en los intestinos, estos microorganismos pesan poco más de un kilo y medio, y son una sociedad constituida por más de 2 mil familias de microorganismos diferentes trabajan en cooperación para generar procesos y sustancias benéficos en su mayoría para el organismo. Es en palabras de investigadores dedicados al tema estos microrganismos conviven con 100 millones de neuronas que tapizan al intestino formando otro cerebro estomacal que genera conexiones neuronales y comunicación con la masa encefálica. Dicho de otra forma, hay millones de microrganismos que son un órgano no humano que genera las sustancias necesarias que requiere y demandan nuestros cerebros conectados por actividades neuronales para generar la salud del cuerpo humano2. La metáfora es que estos 100 billones de microorganismos tengan conciencia de sí mismos y tengan la capacidad para construir un conocimiento que les permita darse cuenta de que están conscientemente generando una comunicación efectiva con su entorno y hábitat, con las consecuencias que conlleva para ellos mismos. Este darse cuenta de que son una sociedad, de los mecanismos de cooperación que tienen con otro ser vivo y complejo es lo que sería la sociología de la agroecología. Nosotros, quienes conformamos los sistemas humanos, tenemos la capacidad de comunicarnos y negociar para alcanzar una comunicación que nos permita interactuar con la biosfera, “somos la forma que encontró el planeta de tener conciencia de sí mismo” estamos hablando de una sociología de la agroecología que tiene como objetivo describir los procesos de interacción y cooperación que pueden ejercer los sistemas humanos entre ellos mismos, y también con los sistemas vivos para mantener la vida conjunta de la biosfera.
La sociología de la agroecología tiene “estructuras elementales” presumiblemente universales: las unidades de producción basadas en la familia y en sistemas de actividades; la organización comunitaria organizada en sistemas de valores, creencias y normas; las relaciones de significación y re-significación de la cultura con la naturaleza; la creación de economías a partir de los sistemas productivos, y la capacidad de desarrollar una ciencia cognitiva a través de la práctica. Se propone que estas estructuras elementales son transversales a las relaciones con los sistemas macro (corporativos, políticos, tecnológicos), y micro (aquellos de interacción con sistemas no humanos). Existe, por ende, una diversidad de complejidades dentro de los sistemas humanos que necesariamente requieren que pensemos como unidad mínima a las interacciones comunicativas a partir de la lingüística, y/o con otros elementos no humanos a partir de distintas formas: el método hipotético-deductivo, la interpretación y reflexión metafísica, el diálogo intercultural de saberes y vivires, la apropiación y replicación de cosmovisiones, y otras muchas formas de generar conocimiento.
Todo lo anterior implica que es necesario atravesar varios preceptos para lograr esbozar una ruta de estudio en la dirección de esta propuesta:
- La agroecología no tiene la capacidad de estudiarse o ubicarse a sí misma dentro de la problemática estructural de la sociedad, sin embargo al no ser una ciencia social por sí misma, puede ser estudiada por otra que sí lo sea.
- La sociología como la ciencia de las sociedades es naturalmente una rama de conocimiento privilegiada –aunque no la única– para esta labor. La noción de “sociedades” no se limita exclusivamente a las relaciones sociales humanas, sino también a las relaciones ecológicas que pueden existir en sociedades como las de microorganismos, bacterias, insectos, plantas, etc. Por ello se parte de una sociología de la ecología, que distingue a los sistemas sociales humanos de lo no humanos.
- Al existir diversas corrientes del pensamiento y de la generación de conocimientos en la sociología, se propone la teoría general de comunicación de Luhmann para establecer los sistemas como mecanismo de análisis. Dicha teoría se complementa con la teoría actor-red de Latour, al recapacitar sobre la existencia de relaciones de poder entre diferentes sistemas sociales humanos, y propone como medio de intermediación, las capacidades desarrollables de comunicación. Lo no humano en su calidad de actor, o dicho de forma correcta, de actante, también es ente comunicativo (hay actantes biológicos, generados por los sistemas de vida de la naturaleza sin la interferencia intencionada de los sistemas sociales humanos, y los actantes tecnológicos, generados por los sistemas sociales humanos).
- Cuando la mediación entre sistemas se refiere a la capacidad de interacción entre sistemas sociales humanos mediante relaciones de poder (ya sea desde visiones, principios o valores culturales diferentes) y que requieren de la identificación y acción comunicativa de al menos dos interlocutores humanos, hablamos de “sistemas humanos de lo macro”.
- Cuando la mediación refiere a la interacción entre los sistemas sociales humanos y los sistemas de vida partiendo de la acción comunicativa consciente individual o colectiva con el entorno o con el sistema de vida, pero que requieren de al menos un interlocutor no humano hablamos de “sistemas humanos de lo micro”.
- La diferenciación entre sistemas macro y micro no existe, ya que no están naturalmente separados ni son dicotómicos. Se conceptualizan así como propuesta para poder distinguirlos, aunque cabe recalcar que ambos están en un proceso de integración constante en el cual incide la tecnología como actante y como medio de comunicación consciente entre los sistemas humanos y no humanos. Es decir, que la comunicación a partir de la tecnología entre sistemas humanos y no humanos, la mayoría de las veces atenta contra los sistemas de vida. Un ejemplo es la contraposición del bio-poder corporativo contra el comunitario.
- Los sistemas macro pueden discutir sus propios conceptos e interpretaciones sobre la agroecología, de la misma forma que los sistemas micro, sin embargo, están separados por la dirección comunicativa de su interlocución. Mientras que los macro, implican una tensión e intermediación dentro del sistema social humano, los micro, no requieren de la intermediación con lo socialmente humano, sino que se provee de una traducción o interpretación comunicativa pura, cuyo lenguaje novedoso se desarrolla con la práctica, la retención selectiva, la experimentación al modo de la ciencia, pero más allá de esta ya que los conocimientos adquiridos no requieren ser necesariamente sistematizados en un lenguaje.
- La sociología de la agroecología, refiere entonces a la capacidad de los sistemas sociales humanos para entablar un diálogo comunicativo entre los sistemas macro y micro basándose en los principios de la vitalidad y la regeneración de la vida con los sistemas no humanos, en la plena comprensión consciente de esta comunicación.
- Cuando los sistemas macro interactúan entre ellos para negociar los grados de interacción nociva, o de disrupción funcional las capacidades regenerativas de la vida, se crea un proceso de instrumentalización de la agroecología. Un ejemplo de esta negociación es la utilización de la ciencia para el desarrollo de microorganismos efectivos (EM) para consumir hidrocarburos, y que no entran en la misma dinámica de comunicación establecida en la práctica por un o una campesina con sus sistemas micro, como podría ser la asociación de diversos cultivos de maíz, frijol y calabaza, de lo que se constituye como la milpa mesoamericana.
Renzo D’Alessandro
Coordinador en Chiapas de la Unión de Científicos comprometidos con la Sociedad (www.uccs.mx)
1 Las dicotomías entorno-sistema han sido profundamente analizadas por Niklas Luhmann en su obra “La sociedad de la sociedad”.
http://www.alainet.org/es/articulo/177138
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