Que tiemblen los gimnasios. Existe otra manera de mantenerse en forma sin sudar la gota gorda entre aparatos para ejercitar los abdominales, bíceps y demás. Encima, es un método barato. Se llama manos a la obra en la huerta.
Basta con echar un vistazo a las huertas de Pontevedra y Arousa en Galicia, España. No basta con que salga el sol, para darse cuenta de la cantidad de mayores que se mantienen con salud de roble gracias al ejercicio que hacen plantando cultivos.
Solo hay que remitirse a la historia de Jesusa García para certificar los beneficios de la huerta. Su pelo blanco y piel arrugada podrían delatar sus años. Pero al verla plantar zanahorias a una velocidad de vértigo y hacer riegos en la tierra igual de rápido uno piensa que igual no es tan mayor.
Hablar con ella, devela su edad, es lo que más le gusta compartir: “Tengo 91 años y sé que me va llegando el día, pero hago de todo y lo que más disfruto es arreglar y dar amor a mi huerta, es que después la comida, es mucho más sana y rica” afirma Jesusa mientras se agacha y levanta sin descanso.
Ecoportal.net
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