Objetivo
De las declaraciones previas se deduce que su objetivo es llegar a un acuerdo y por ende generar un tratado, comprometiéndose a una reducción masiva de las emisiones de gases deefecto invernadero, para impedir el aumento de más de 2 grados centígrados de la temperatura de la Tierra que se prevé para 2030 y que sería el más alto desde que el clima comenzó a calentarse hace dos siglos.
Deuda climática
La gran mayoría de los países han argumentado desde el principio, que si el problema es el CO? emitido por el ser humano, la culpa es de las naciones "desarrolladas" que se hicieron ricas antes que las demás, quemando combustibles fósiles de manera indiscriminada para impulsar sus propias revoluciones industriales.
Tras el desastre de Kyoto, que fue un buen acuerdo hasta que las naciones más comprometidas con las emisiones se negaron a adherirse a él, y el estrepitoso fracaso de Copenhague en 2009, nada ha cambiado bajo el sol de este pobre y vapuleado planeta.
Se supone, que con la idea de que los países en desarrollo pueden “ponerse al día”, quienes deben hacer los recortes más drásticos son los “ricos”, pagando la famosa deuda climática que a regañadientes algunos de los involucrados ya han reconocido. El objetivo de los países emergentes es hacer recortes en sus emisiones, siempre que se les pague por ello. El dinero vendría del llamado “Fondo Verde para el Clima” que sería aportado por quienes crearon el problema y debería rondar los 100 mil millones dedólares anuales (unos 94 mil millones de euros, céntimos más o menos).
De la cifra acordada para el famoso fondo y que debía comenzar a repartirse en 2020, solo se han conseguido reunir unos 700 millones de dólares (algo más de 650 millones de euros) por lo que aun hace falta conseguir más del 99 % de lo pactado.
De la cifra acordada para el famoso fondo y que debía comenzar a repartirse en 2020, solo se han conseguido reunir unos 700 millones de dólares (algo más de 650 millones de euros) por lo que aun hace falta conseguir más del 99 % de lo pactado.
Los costos de la COP21
La próxima Cumbre de la Tierra, a la que se ha dado en llamar COP21 (con esa manía mundial tan de moda de ponerlo todo en siglas) se desarrollará en la ciudad de París, capital de Francia, entre los días 30 de noviembre y 11 de diciembre.
40.000 políticos y lacayos se alojarán en sendos hoteles parisinos de muchas estrellas, que debido a la afluencia de público, no han dudado en alzar sus precios, por lo que una noche sale alrededor de unos 1000 euros y como la estadía será de un mínimo de 11 días/10 noches, ya tenemos un gasto de 400 millones de euros.
Además tienen que comer y ofrecer cenas, almuerzos y desayunos de trabajo, con el fin de ganar adeptos a sus causas y en Paría la comida no es barata, así que no resulta exagerado calcular un gasto diario de unos 500 euros (incluidas bebidas y piscolabis), lo que multiplicado por la cifra de personas y los días, nos da otros 220 millones de euros.
Los vuelos serán otro de los costos a tomar en cuenta y si bien no es fácil hacer los cálculos, haciendo promedios y sabiendo que esta gente viaja en primera, salvo contadas excepciones y que algunos lo harán en sus jets privados, bien podemos hablar de unos 2000 euros por persona ida y vuelta desde sus destinos hasta París, lo que nos da una cifra de otros 80 millones de euros.
Y por supuesto, hay que estimar el costo de alquiler de limusinas cuyos conductores como todo el mundo, indudablemente van a cobrar una prima a sus clientes de esta conferencia que generalmente tienen presupuestos bastante flexibles y abultados. Digamos ¿unos 800 euros por delegado por día? Esto nos da 320 millones de euros.
Por último, París se enorgullece de ofrecer una serie de entretenimientos que los países más estrictos no usarán, porque algunos delegados por sus limitaciones religiosas no salen de noche ni beben alcohol, pero pongamos que apenas un 10 % de los asistentes a la conferencia hagan alguna visita a los locales nocturnos de la Ciudad Luz y no gastarán menos de 1000 euros por noche, 4000 x 10 noches x 1000 = 40 millones de euros.
Hay otros costos, tales como los de la contratación de las instalaciones para conferencias y demás, pero en comparación con los otros gastos que hemos calculado, esta será una cifra muy baja, pongamos que unos 10 millones.
El costo total de la conferencia, remitiéndonos única y exclusivamente a los gastos de los representantes y sus delegaciones, asciende a 1070 millones de euros. Y si bien esta cifra es elástica, lo más probable es que se estire y no que se comprima.
Costos adicionales
Cada uno de los ítems que hemos acordado serán necesarios para que la Cumbre se lleve a buen término es generador de costos ecológicos: los aviones, los vehículos de traslado, los de las guardias y escoltas, los que se desplieguen para vigilancia, todos ellos emitirán una enorme cantidad de gases de efecto invernadero.
Ni hablemos de lo que puede costarle al planeta el acondicionamiento térmico de las salas de conferencias, el despilfarro de comida y bebida, los cientos de miles de papeles que se usarán en folletería, mapas, facturas, carpetas de informes y un enorme etc. (por más que todo sea reciclado) y la generación de basura no degradable (bolsas, botellines y otra infinidad de etc.).
Una reflexión final
En un mundo en el cual las guerras se manejan a distancia, las compras y ventas se hacen por ordenador y las comunicaciones se realizan en tiempo real desde cualquier punto del planeta ¿era necesario todo este gasto en euros, recursos y contaminación, tan de mundo desarrollado?
El dinero que se dilapidará para que estos señores puedan verse las caras y pasarse 11 días disfrutando de París, es más de lo que se juntó para el “Fondo verde” en la actualidad. Y vistos los antecedentes, lo más posible es que tras muchos debates y deliberaciones todo quede en meras declaraciones de intenciones y en la planificación de la próxima Cumbre de la Tierra.
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