(Ginebra, 7 de julio de 2014) El Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (TIRPAA) cumplió su décimo aniversario el día 3 de julio. Lleva una década reconociendo los derechos de las campesinas y los campesinos a utilizar, intercambiar y vender sus semillas. Ofrece una base para organizar la forma de compartir las semillas de las campesinas y los campesinos de 131 países que, haciéndolo, contribuyen de forma esencial a la seguridad alimentaria mundial. Teniendo en cuenta la intensificación del cambio climático, las semillas locales son, muy a menudo, la única manera de garantizar las cosechas, mientras que las variedades desarrolladas en los laboratorios químicos son incapaces de adaptarse al mínimo cambio no previsto.Sin embargo, el éxito del tratado no debe ensombrecer sus promesas no cumplidas. La industria no siempre ha valorado debidamente la deuda contraída al utilizar de forma gratuita las semillas de las campesinas y los campesinos para luego revenderlas.
El tratado no es capaz de repartir el beneficio obtenido. Las campesinas y los campesinos pierden el derecho de utilizar las semillas que han donado desinteresadamente al Tratado a medida que estas se van contaminando con genes pantentados o en cuanto se directamente patentan ciertas características naturales. Los derechos del campesinado no pueden reducirse a una mera declaración de intenciones. Si el Tratado continúa siendo una mofa frente a las campesinas y los campesinos, estos no pueden seguir poniendo a disposición sus semillas de forma totalmente desinteresada.
Sin un mecanismo eficaz que garantice los derechos de las campesinas y los campesinos y que distribuya los beneficios, sin mecanismos concretos contra el patentamiento de la vida, los bancos de semillas del Tratado se convertirán en un patrimonio común de la biopiratería.
El Tratado necesita cambios; La Vía Campesina está dispuesta a contribuir.
Lea la declaración de La Vía Campesina en ocasión del décimo aniversario de la entrada en vigor del TIRPAA en Ginebra, el 3 de julio de 2014, en www.viacampesina.org
El tratado no es capaz de repartir el beneficio obtenido. Las campesinas y los campesinos pierden el derecho de utilizar las semillas que han donado desinteresadamente al Tratado a medida que estas se van contaminando con genes pantentados o en cuanto se directamente patentan ciertas características naturales. Los derechos del campesinado no pueden reducirse a una mera declaración de intenciones. Si el Tratado continúa siendo una mofa frente a las campesinas y los campesinos, estos no pueden seguir poniendo a disposición sus semillas de forma totalmente desinteresada.
Sin un mecanismo eficaz que garantice los derechos de las campesinas y los campesinos y que distribuya los beneficios, sin mecanismos concretos contra el patentamiento de la vida, los bancos de semillas del Tratado se convertirán en un patrimonio común de la biopiratería.
El Tratado necesita cambios; La Vía Campesina está dispuesta a contribuir.
Lea la declaración de La Vía Campesina en ocasión del décimo aniversario de la entrada en vigor del TIRPAA en Ginebra, el 3 de julio de 2014, en www.viacampesina.org
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