Alimentos abundantes, agua limpia y el aire saludable se encuentran entre los beneficios más valiosos y visibles que la naturaleza brinda a la gente. Esto ha reforzado la creencia generalizada, pero a su vez controvertida, de que la naturaleza es principalmente una fuente de servicios.
Unai Pascual, investigador del Basque Centre for Climate Change, lidera la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas de las Naciones Unidas que acaba de publicar un artículo en la revista Science sobre cómo evaluar y utilizar las contribuciones de la naturaleza para la gente en su totalidad.
Las investigaciones desarrolladas a partir del enfoque de los ‘servicios de los ecosistemas’, popularizado por la histórica Evaluación de los Ecosistemas del Milenio en 2005, en el cual participaron miles de científicos de todo el mundo, han avanzado en materia de sostenibilidad. Sin embargo, estos estudios han excluido ampliamente los conocimientos y las herramientas de las ciencias sociales, las humanidades y otras importantes visiones del mundo, como las visiones indígenas.
Una nueva perspectiva, recogida por treinta expertos mundiales asociados a la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), de las Naciones Unidas, dirigidos por Unai Pascual, investigador Ikerbasque de BC3 (Basque Centre for Climate Change) y Sandra Díaz, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, presentan una idea innovadora: evaluar y utilizar las contribuciones de la naturaleza para la gente en su totalidad, y así determinar políticas públicas y decisiones sobre su uso y gestión. Su trabajo se ha recogido en un artículo de la revista Science y sugiere una visión más amplia, enfocada en el concepto de “las contribuciones de la naturaleza para la gente”.
“Esta visión enfatiza la importancia de la cultura en todos los vínculos entre las gente y la naturaleza, y reconoce otros sistemas de conocimiento, además del científico, como por ejemplo el conocimiento tradicional, que ha evolucionado durante siglos, que incluye entre otros el de las comunidades locales y los pueblos indígenas, los cuales a su vez conservan una gran parte de la biodiversidad del planeta”, explica Pascual.
Alimentos como identidad cultural
“Las contribuciones de la naturaleza para la gente son cruciales para todo el mundo, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. La naturaleza asegura el bienestar y las necesidades de todas las gente, desde la salud y la felicidad hasta la prosperidad, y la seguridad alimentaria y energética. La gente debe comprender mejor cuales son las contribuciones de la naturaleza, más allá de lo que pueden informar los mercados de las materias primas para la economía, para así poder garantizar mejor su protección y su uso sostenible. Los alimentos son un buen ejemplo”, añade el investigador.
Todos recibimos alimentos de la naturaleza y la seguridad alimentaria es un aspecto clave que típicamente se incluye en las políticas y decisiones en todo el mundo, a menudo medido en términos de salud y de procesos biológicos, así como por su valor económico, por ejemplo. Pero sabemos que la comida y la alimentación son mucho más. Están en el centro de la identidad cultural de muchas sociedades, el arte y el disfrute humano básico.
Son este tipo de contribuciones inmateriales de la naturaleza las que busca integrar el nuevo enfoque presentado por este grupo de científicos e incluirlas en las evaluaciones de los beneficios que reporta la naturaleza en el día a día a la gente, para así centrar mejor la toma de decisiones sobre cómo debemos relacionamos con la naturaleza.
“El ejemplo de la alimentación se puede generalizar a todos los ámbitos de la naturaleza, por ejemplo, su papel en los ciclos naturales del agua, y el aire. Un bosque es más que un lugar donde esparcirse y contemplar los árboles. Un bosque o un árbol puede albergar la identidad de un pueblo, de una cultura. Estos valores relacionales con la naturaleza son básicos pero normalmente se invisibilizan cuando están en juego beneficios materiales y económicos”, añade.
Según Pascual aquellos que tienen la responsabilidad para formular todo tipo de políticas públicas “deben ser conscientes que es indispensable utilizar el conocimiento científico y el conocimiento tradicional y local para conseguir una relación sana, respetuosa y sostenible con la naturaleza y por tanto con nosotros mismos. La sociedad debe entender que la naturaleza no solo es un proveedor de materias para el progreso económico”.
Entender de forma amplia las contribuciones de la naturaleza para la gente es fundamental para entender el vínculo vital que nos une, con la historia y con nuestra identidad cultural. “La naturaleza –concluye el científico– es parte indispensable de las relaciones entre la gente, entre las generaciones actuales y aquellas que ya han pasado e incluso aquellas que aún no han llegado. Hay que entender la naturaleza, no como objeto sino como algo consustancial al ser humano y al progreso de la sociedad”.
Unai Pascual es investigador Ikerbasque de Basque Centre for Climate Change (BC3). Lidera la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas de las Naciones Unidas.
Ecoportal.net
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