Estos seres de
ambiciones pedestres, deseosos de atragantarse y atapuzase la comida, los
carros, los edificios, los micrófonos, las tarimas; ávidos de aplausos y
lisonjas, agrupados en partidos, gremios, grupitos, colectivos, en profesiones,
que compiten por ver quién imita mejor los métodos capitalistas de la división
buscando quedarse con todo en nombre de la unión incendiados y nobles discursos
revolucionarios; artistas que cobran por cantarle a la revolución, pero jamás
le han compuesto un poema, una lirica, que exalte lo extraordinario de la
revolución, sino que cobran con imitaciones de vieja data, o copias de la más
moderna basura del consumo industrial del dolor, disfrazado de poema; todo salpicado
de religiones y llorantinas de incapaces o castrados cerebrales para la
creación; que si no les pagan chantajean al gobierno en nombre de la libertad y
la igualdad de género y de sexo y de piel y de religión y de profesión, de
marxismo leninismo y de cualquier otra mariquera, de toda la basura con que se
nos oculta la real necesidad de pensar y diseñar formas orgánicas, realmente
nuevas que se adapten a las circunstancias revolucionarias, métodos y formas
que nos permitan crear y no creer.
Prevalidos de que
un día hablaron con Chávez, de que un día le cortaron el cabello, de que le
pasaron el jabón y el paño mientras el Comandante se bañaba, que hicieron
campaña o de que Chávez los nombró como el poeta tal o el músico o el político,
o la mujer maravilla, o la estrella sindical del momento, o aquellos que se
colearon en la guerrilla de los sesenta, que dispararon unas escopetas o unos rifles
de aire en el Jardín Botánico y se creen con el derecho divino de decidir en su
ignorancia, hacia donde debe marchar la revolución que a despecho marcha sin
nosotros, aunque estemos nosotros. Una vez más la posibilidad de que un pueblo
se converse, buscando crear las condiciones de la existencia del futuro se intenta
frenar por estos necios de panfletos y clichés ya desechados por la vieja
historia, con sus viejos y manidos métodos organizacionales, con sus gastadas
maniobras, con sus discursos añejos, aliñados con frases tecnocráticas, sociológicas,
aprendidas en las viejas concepciones universitarias, maquilladas con modernas
teorías humanistas embrolladoras, y los manuales de una izquierda que murió con
el eurocomunismo, su ultimo aliciente ideológico.
Gente que no logra entender, que el Congreso
de la Patria (CP), debe intentar ser el más allá teórico, que no se trata de
convocar a individuos para una vez más repartirse la torta del poder, de
cambiar unos ineptos por otros, unos super funcionarios por otros, unos hábiles
por otros, unos pico e zinc por otros, que no se trata de entregarle el país a
unos gremios o a unos partidos, o a unos colectivos o grupitos para que
sustituyan a otros, que el Congreso de la Patria no trata de mejorar a las
organizaciones gremiales, partidarias, grupales o colectivas, todas ya
contaminadas por el virus del humanismo, todas con el deseo de atragantarse con
el país, todas con las ganas inmensas de que a mas nadie le den el país, porque
el país no es tú país, es mi país y por ese carro estoy dispuesto a la muerte.
Esta gente no está dispuesta a vivir por un país al que hay que soñar como el
cobijo de toda la gente.
Esta gente no puede
entender que el CP debe superar las viejas conversas divisionistas de la
izquierda, que tanto daño nos han hecho como pueblo. Que el CP debe ser el
juntador de todas las voluntades que entienden que no buscamos ser dueños del
país, sino de que somos sus hojas, su fruto, su raíz, su tallo, su porque
existir. De que un pueblo en medio de una revolución se debe obligar
obstinadamente a crear, a diseñar, a poner la discusión en la calle, para construir
juntos un dato cultural real, objetivo; porque pase lo que pase, el capitalismo,
está en un proceso acelerado de deterioro y con ello todo lo existente se
deteriora, el sistema humanista, su aparato de producción. La idea de la
cultura comunal, no puede deteriorarse ni desaparecer, por la sencilla razón de
que no existe y esa es la gran tarea, crearla.
Trabajando no se hace plata
El pensamiento
generalizado en la juventud es “trabajando no se hace plata” chamos trabajadores,
emprendedores; que trabajan con entusiasmo, pero que no quieren trabajar porque
a ciencia cierta saben, descubrieron, que trabajando nadie se hace rico; que es
robando; por eso vemos a millones de jóvenes en la jugada, en la segunda opción;
irse a la vía ilegal de la obtención del dinero y eso desde el punto de vista
ético a los muchachos no les importa, a los muchachos no les interesa; no hay
resortes éticos, saben que el banquero, el policía, el general, el profesor, el
empresario; sus ejemplos vivos y triunfantes; son ladrones de la peor especie y
son los respetados en la sociedad, no hay ley que los someta a la cárcel, que
les quite lo robado, que literalmente los deje en la calle. Para muestra un
botón; los empresarios tienen tres años robando descaradamente a todo un pueblo,
mantienen una huelga, única en la historia del planeta, ganan ingentes masas de
dinero sin ninguna inversión o riesgo, porque no hay ley que les quite el mal
habido bien, no hay aparato de propaganda que les someta al escarnio público a
estas familias burguesas, que roban unidos y permanecen unidos.
Pero lo interesante
es como rápidamente una porción importante de la población se sumó a los
mecanismos de saqueo del salario del trabajador, digámoslo como es, con todas
sus letras; los trabajadores aprendimos
a robarnos unos a otros, el bachaqueo
pues. Entonces, no es verdad que podemos constituir a unos jóvenes para que
suplanten al partido, para que sean los cuadros, para que generen una
vanguardia, porque la realidad lo único que les ofrece es ser empresarios, todo
lo contrario de ser comuneros, la idea, el modo de vida gringo; es lo que
prevalece y pretendemos contrarrestarlo, inculcando valores del romanticismo
burgués, valores absolutamente anticuados, que no pueden competir con la
televisión, el cine, internet, en fin, con todo el aparato de transmisión
ideológica del humanismo. El CP debe ser para conversar y buscarle solución
real a problemas reales, que no se deben esconder sus causas y sus
consecuencias, en nombre de ningún gremio o creencia.
Las pestañas nada tienen que ver con las uñas
Los cerebros de
generaciones enteras han sido minados y pareciera natural el modo de vida
humanista, el disfrute de sus mieles, a nadie le parece vinculante el hecho de
las guerras, las hambrunas, la creación de desiertos, el destrozo de humedales,
sabanas, llanuras inmensas, la migración forzada de mano de obra de una región
a otra, la contaminación, la subida de los precios del petróleo, las invasiones,
las construcciones delirantes de ejércitos mercenarios fabricados a la medida
de fanáticos religiosos, nacionalismos, o simples deseos de consumidores
compulsivos que por millones alucinan ante las bombas que segundos después
acabarán con las manos y cuerpos que entusiastamente aplauden su asesinato en
vivo y en directo, que días después serán plusvalía cobrada como extras de
películas de acción.
Un ejemplo claro es
alnusra, el estado islámico, y otros vertederos de basura o mercancía viva en
desecho en todo el mundo capitalista, que obedecen a las grandes transnacionales
o corporaciones que gobiernan a su antojo al mundo, como una decisión política.
A nadie le parece que la elaboración del iphone con el que chateamos, enviamos
fotos chistes o vemos pornografía, es una decisión política, sino que creemos
es un devenir natural de las cosas, como nadie se puede explicar que son esas
circunstancias, esas decisiones políticas, lo que explica con claridad que
tanto los jóvenes del barrio, el campo o las urbanizaciones; apenas se gradúan
de bachiller ya quieren irse del terruño aunque sea al de al lado, porque según
los desprevenidos, las pestañas nada tienen que ver con las uñas del dedo gordo
del pie.
Crear conocimiento y sembrar la yuca en colectivo
El CP pudiera
reunir a miles de mecánicos, herreros, carpinteros, sembradores, pescadores, gente
que por la misma pobreza hemos tenido que generar creatividad, vueltos
ingeniosos, si tenemos una propuesta de país la podemos conversar y construir entre
todos. El CP no puede repetir el concepto de buscarnos para darnos la limosna,
porque eso nos enmiseria, nos envilece, ya no mas los censos para bolsas de
comida, casa, carro, trabajo, estudio. El CP debe reunirnos para discutirnos
como país, para entusiasmarnos, para separarnos definitivamente de las amarras
del humanismo, de otra manera la batalla la ganará el capitalismo que en ese
campo sabe muy bien vender ilusiones y milagros; de eso ha vivido muchos
siglos. El CP debe generar las luces suficientes, que hagan posible crear los
hilos para tejer la red de la participación protagónica y cuestionar hasta su
desaparición la democracia representativa de los dueños.
El CP no podemos
verlo como un mecanismo para rehacer las viejas redes, así estén disfrazadas de
nuevas, que nos devuelvan al redil de los votantes por agradecimiento, por miedo
a que el enemigo volverá, para que nos sigan dando el plato de caraota, para no
hacer colas, el CP debe ser para superar todas esas taras de la vieja política
demagógica que nos mantuvo esclavos y agradeciendo la esclavitud como una
virtud, con la esperanza de que algún día seríamos dueños lindamente libres. El
CP debe concentrar esfuerzos en crear los mecanismos, los espacios, los
recursos; que hagan posible crear conocimiento, porque sólo un conocimiento
podrá sustituir a otro conocimiento, el humanismo es un conocimiento que sirve
para que una clase someta a las demás, todo su hacer concluye en lo mismo, sus
fábricas, su arquitectura, todo, absolutamente todo, repite el pensamiento
único del sometimiento.
Nosotros estamos
habituados a obtener conocimiento y a buscar conocimiento, se nos educó para
eso, pero nosotros nunca nos hemos propuesto crear conocimiento, para
cualquiera es normal decir bueno pero porque no nos traemos unos gringos,
alemanes, chinos que nos enseñen y a partir de ahí hacemos carros, y hacemos
tal y cual, a nadie se le ocurre decir vamos a buscarnos como venezolanos, y
vamos a proponernos nosotros crear el conocimiento porque la única opción que
hay ante el capitalismo en su marco de deterioro es la creación de
conocimiento, porque el capitalismo fue creación del conocimiento,
sistematización del conocimiento y aplicación luego de conocimiento y después
transmisión de conocimiento al mundo entero.
En nombre de la
cultura humanista, hicieron y hacen guerras de invasión, genocidios, masacres, para
eliminar el conocimiento existente en las diversas culturas, que a su paso
criminal, el humanismo fue eliminando y sustituyendo por el capitalismo como su
modo de producción y reproducción, pero no sólo las eliminaron físicamente sino
que las eliminaron moral y éticamente. Mientras exista el humanismo, los
asiáticos, africanos, caribeños, andinos, oceánicos, seremos seres inferiores
que descendemos de seres idiotas y estúpidos come gente, maíz, ñame o arroz,
incapaces de hilvanar pensamiento, y si alguno destaca lo exaltan como una
excepción sobresaliente y le dan premios y los invitan a sus pulidos salones y
se maravillan por lograr que ese ser inferior, fue capaz de copiar al caletre
su sabiduría. A su vez ese ser inferior se siente superior ante sus congéneres
porque los amos le han aplaudido y pagado sus esfuerzos.
El CP debe Inventar,
crear conocimiento, ahora ¿podemos nosotros partir de cero? No, el país tiene
un acumulado de ingenio que tiene que ser valorado, pero ocurren hechos como
este, una persona ingeniosa, inventa una maquina por ejemplo de procesar yuca, y
lo primero que a todo el mundo se le
ocurre es comprarla, crear una fábrica y explotar a los productores de yuca, a
los trabajadores procesadores y a los consumidores; la otra propuesta crear tres
cooperativas con esta máquina, una que sembrará la yuca, otra que la procesará
y otra que la comercializará, esa que pareciera una propuesta lógica y hasta
revolucionaria, es una equivocación de principios; porque lo que vamos a
construir son empresarios, porque la guerra de los cooperativistas va a
terminar en que un cooperativista se va
a volver empresario, dueño de todo, el más hábil, el más tramposo, el más
activo, porque ve el negocio claro y va a terminar siendo el empresario que siembre
la yuca, el otro va a ser el empresario que la procesa y el otro el empresario
que la comercializa y después la guerra para quedar un solo empresario que
siembre, procese y comercialice la yuca, no va a existir población.
En el diseño de una
máquina como esa podemos construir pueblos, si mancomunamos el uso de la máquina
a la siembra de la materia prima y su procesamiento, todo ello bajo el control
de la comuna, de esa manera la comuna tendrá control sobre su medio de
producción, ¿Qué eso ocurrirá de la noche a la mañana? ¿Qué desaparecerán las
costumbre capitalistas de inmediato? sería iluso pensarlo, pero ese es el
camino, el principio es que una cultura distinta a la nuestra, que está
sustentada en la compra-venta mecanismo que legaliza el robo y el crimen de la
obtención de la plusvalía; debe constituirse fuera de esa lógica, donde la
compra venta no este.
Humanamente Comiendo y cagándose en el mundo
Lo importante es
crear pueblo, nosotros estamos obligados a sembrarnos como pueblo, nosotros en quinientos
años no tenemos raíz. Lo maravilloso de estar en una revolución no es que podamos
tener un carro, estudiar, tener una casa y todos los abalorios y placeres del
humanismo, porque al final, está sobre demostrado que en este momento a nadie
le interesa otra cosa que el consumo y cuando deja de ocurrir el noventa por
ciento de la población comienza a importarle un carajo la idea del socialismo,
lo deslumbrante es que en medio del huracán revolucionario, podamos pensar,
crear, diseñar, la otra cultura; la comunal.
Si en el CP lográramos
entender eso, pudiéramos plantearnos otra opción, otra perspectiva, distinta a
la del comercio, de la sustentación de la industria, para seguir sosteniendo al
capitalismo; pudiéramos crear un sistema, inicialmente mecanismos de experimentación,
donde se pueda crear el otro conocimiento, que genere otra cultura, que
sustituya al capitalismo, no que lo combata, porque el capitalismo no es
combatible; podemos caerle a coñazos, pero al final nos vence, ahí tenemos el
caso de Vietnam; Vietnam venció a los chinos, japoneses, franceses y a los
gringos y los terminó jodiendo la coca cola y Mc Donald. La ingeniosidad, el
sacrificio, el desprendimiento y la solidaridad de los pueblos, aplicada a lo
militar, no tiene sentido, si al final terminamos vencidos por quien ostenta el
conocimiento; porque no hemos sido capaces de crear otro conocimiento, otra
cultura.
De acuerdo con las
condiciones reales del capitalismo, esta guerra se prolongará; si el gobierno
comprende que se puede hacer o intentar otra cosa, entonces tendría que valorar
la opción de que la guerra sólo es posible ganarla si la asume el pueblo
entero, eso Implicaría que tendríamos que sembrarnos, hacer de cada comuna un
cuartel en todo el territorio, cuarteles que se autoabastezcan, inicialmente en
el alimento, el calzado y el vestido, porque la guerra militarmente no la vamos
a ganar nunca, sólo la podemos ganar sembrándonos, creando condiciones, donde
obstinadamente podamos a lo largo del tiempo vencer con la creación de otra
cultura, como una estrategia fundamental
de largos años, que tiene que desarrollarse en este país, no hay otra opción,
las otras opciones son en función de la ganancia del capitalismo; así este
choreto, destruido, escoñetado, va a vencer el capitalismo, si seguimos
aplicando la política de formar empresarios. No hay empresarios buenos ni
malos, sólo hay empresarios, humanamente comiendo y cagándose en el mundo.
A una generación la historia la convida una sola vez
Lo importante para
nosotros es saber que el CP, es la opción, es la posibilidad, no hay otra; pero
eso implica hablar fuera de las mafias, fuera de los grupos, de los gremios, de
los partidos; tirarse a la calle para abrir la gran discusión, eso obliga a la
invención y creación de formas orgánicas frescas, en donde el discurso
anquilosado cadavérico, no cope la escena, en donde el boato, y la parafernalia
del poder no se manifiesten de manera tradicional. Uno de los grandes temores
que a voz plena se manifiesta en el marco del congreso, es la posibilidad
cierta de que sea cuestionado hasta sus cimientos el concepto del partido, así
como de todas las estructuras organizacionales, porque muchos ven al congreso
de manera tradicional, en donde habrá una confrontación a muerte y uno de los
dos contendientes saldrá triunfante.
Se piensa que en el
congreso serán vencidas las viejas estructuras del partido, el sindicato, el
consejo comunal, los gremios las ONGs y todo lo que tradicionalmente nos ha
dividido, eso también es verdad, pero no porque esa sea la intención del
congreso, si la miráramos como la gran oportunidad creativa, entonces el
desamarrarnos de esas viejas formas, sería un gran alivio, un gran salto. Si
cerramos los ojos y no limpiamos la basura que ha dejado el huracán
revolucionario, si nos ponemos a llorar y a coser espejos rotos muy queridos,
entonces habremos perdido la gran oportunidad histórica de crear otra cultura.
A una generación la historia la convida una sola vez.
Nosotros no tenemos
opción, el humanismo va aceleradamente en deterioro, la estrategia a largo
plazo es crear otra cultura y para ello hay que sembrarse y eso sólo se puede
hacer a través del esfuerzo, con un plan claro de sembrar, criar, crear
vestidos, calzados; organizar el territorio para la cultura comunal,
desmontando las estructuras del capitalismo. No seamos temerosos, no esperemos,
los costos son demasiado alto para nosotros los pobres, percatémonos de esa
discusión, de esa posibilidad, no sigamos hablando en los mismos términos, ¿Por
qué no hablar de otra manera, por qué no intentarlo, por qué no ser audaces? los
pobres no tenemos nada que perder, todo está por ganar, todo está por aprender.
Lo desconocido para el enemigo
Hace mucho tiempo
la lógica indica una retirada ordenada para la acumulación de fuerza. Hablando
en términos estratégicos, irnos a la retaguardia. En estos años de duro
batallar es mucho lo creado, lo aprendido, pero las nuevas circunstancias nos
dicen que para las próximas batallas necesitamos balancear lo hecho, lo
ocurrido para poder ganar la guerra definitivamente. Todo el mundo criticó a Bolívar
por mandar a Sucre, su mejor oficial a la retaguardia antes de la batalla de
Ayacucho: Era correcta la decisión; venían de varias batallas, cansancio,
molestia, heridos, hambre, era un ejército con grados de desmoralización alta,
había que curar, organizar, escuchar, porque un general debe conocer en esencia
a su ejército y eso sólo es posible compartiendo, conociendo en profundidad las
vicisitudes. Nosotros ganaremos esta guerra desde la retaguardia, cuando nos
sembremos y nos hagamos árbol fuerte, roca dura, selva inexpugnable, lo
desconocido para el enemigo aun en lo visible.
No podemos ir
pensando que quiere la gente, arepa, mortadela, vestido, no, no, tenemos que
tener un plan, y en primer lugar el plan es decir la verdad, somos todo el
pueblo el que tiene que decidir las batallas. Desde allí nos vamos a moralizar,
no buscar que nos moralicen ¿y cómo lo hacemos? pensando, diseñando,
construyendo el futuro. Somos casi seis millones de personas que podemos tomar
la decisión de trabajar en función de crear la otra cultura, ambicionemos estar
organizados, disciplinados, convirtámonos en la vanguardia de este pueblo, esa
es la gran tarea por muchos años. Eso requiere de una avidez histórica, porque
podemos ser diputados y está bien, podemos hacer política, pero trascendencia
no habrá en esa acción, se requiere decisión histórica en la política, como
pueblo debemos ser políticos con interés histórico, que no nos nombren hoy,
sino dentro de cien años, que la gente de mirada corta puede burlarse diciendo para
que quiero la historia, yo quiero que me aplaudan es hoy, con ser demagogo
basta. Los pueblos necesitamos ser políticos con terquedad histórica, porque
los individuos mueren, tienen existencia finita, los pueblos no. Nosotros no
podemos hacer demagogia.
Lo otro es mantener
el espasmo político, esa es la rudimentaria y miserable política cotidiana; de
mantenernos en ella, esta historia se tragará a millones de millones de
nosotros sin percatarnos de que ocurrió una revolución. Dentro de quinientos
años, la gente dirá por qué fueron tan cobardes, porque no tuvieron decisión,
porque nos heredaron este futuro tan mezquino, así se nos nombrara en un futuro;
pero no porque lograste hacer casas, dar carros, hacer cloacas esa vaina le
sabe a mierda al futuro. Porque todos seremos tragados con todas y las
hechuras, por la voracidad del huracán revolucionario, que hoy cabalga al
planeta. Sólo sobrevivirá lo soñado.
La quietud del sancocho que presagia el burbujeo
En el CP hay que
crear una estrategia para largos años, con mucha paciencia, teniendo claro el
futuro, porque el futuro no existe, lo que soñemos y diseñemos hoy, será el
futuro. Vamos a salirnos del marco de la tragedia, para pensar más allá de la
tragedia, porque ya, esta tragedia fue pensada y no la creo Chávez ni Maduro,
ni Diosdado, esta tragedia la incubó quince mil años de poder. Pensar fuera de
la tragedia para poder tener cabeza fresca y diseñar lo que hay que diseñar,
porque lo demás es la rampante cotidianidad humanista. Tener conciencia de
clase, saber quién tiene el poder y como lo ejerce. Si nosotros como clase no
tenemos ese conocimiento, no tenemos esa conciencia de existencia, de determinar
a dónde vamos, qué queremos hacer, cómo lo queremos hacer y cuándo, contra quién
o a favor de quién, entonces siempre habrá quien nos domine, incluso en nuestro
nombre. Nosotros somos una fuerza dentro de la revolución y estamos
constituidos como tal, pero no tenemos el conocimiento de ser esa fuerza, si
nosotros tuviéramos conocimiento, millones de asambleas estarían discutiendo la
otra opción cultural, que sustituya al capitalismo, si tuviéramos conciencia,
ahorita hubiera una huelga general contra el capitalismo.
Honestamente,
fuera del panfleto y el cliché, que tanto daño nos causa, debemos
preguntarnos ¿La clase está en condiciones de organización y de decisión
política? porque la conciencia implica en el acto de la existencia de
las clases, decisión política, porque si no ¿Para qué sirve ser una
fuerza? para que nos utilicen y nos llevan a las asambleas, a las
marchas, pero no estamos en grandes asambleas discutiendo la situación,
tomando decisiones políticas, hay una quietud pero no es la quietud del
sancocho que presagia el burbujeo, sino es la de la inercia, no es la
del conocimiento que esta agazapado esperando las mejores condiciones
para el asalto. Por eso la gran importancia del CP, hay que ir hacia esa
discusión para poder comprender nuestra situación como clase, si algo
es reaccionario en este momento del país, son los que siguen pidiendo
desde sus gremios que le resuelvan sus peos, cuando deberíamos estar al
frente, en organización permanente, armándole peos al patrón,
exigiéndole, porque todos sabemos cómo se mueven los camiones, como el
patrón bota, pudre, esconde, quema, la materia prima, la comida, los
productos elaborados, como compra funcionarios y hace la huelga en
nuestra contra. Los proletarios en este momento debemos saber la
importancia de la fuerza que somos, no podemos prestarnos a ser
cómplices de nuestro enemigo histórico.
Fuente: http://elcayapo.blogspot.com/2016/04/los-necios-de-panfletos-y-cliche-ante.html?m=0
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