Horacio Cartes necesitaba mejores resultados electorales de lo que logró su partido en las elecciones últimas del 15 de noviembre, de tal modo que le sirva de oxigeno para recuperarse de la crisis pólítica que sufre su administración y enviar el mensaje de que aún tiene condiciones para seguir gobernando a su antojo, sin embargo eso no ocurrió; pero... ¿que otra cosa podría revitalizar a un gobierno que enfrenta tanto descontento popular y además sufre una derrota electoral importante nada más y nada menos que en la capital del país? Pues una dosis de propaganda de violencia y miedo suele funcionar.
Noam Chomsky habla de varias herramientas psicosociales que se ultizan de forma efectiva sobre una población, una de ellas es: “Crear problemas, después ofrecer soluciones”; esta técnica funciona de la siguiente forma: “Se crea un problema, una situación prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que este sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar”1, por lo general son medidas utilizadas para retrocesos de un Estado de derecho, manosear las constituciones nacionales, para la aceptación del mal necesario, para dar la sensación de que no existen alternativas, más que resignación a lo que el poder o el gobierno ofrece, que a la vez se muestra como el único de brindar soluciones, una especie de resignación colectiva ante un inminente peligro, amenaza que se ciñe sobre la sociedad.
Vale recordar que luego de asumir Horacio Cartes la presidencia de la república en el 2013 logra modificar la Ley de defensa y seguridad (N°1337) e introduce cambios que le habilitan disponer del uso de los militares para seguridad interna, contradiciendo la propia Constitución Nacional.
Cartes moviliza a la Fuerza de Tarea Conjunta para el combate en ese entonces contra el EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo), militarizando tres departamentos del país. A pesar de la orden de Cartes para acabar con los grupos criminales lo que ocurrió fue un efecto contrario, en el año 2014 el mismo gobierno informó sobre la aparación de un nuevo grupo criminal denominado Agrupación Campesina Armada (ACA) que sería un desprendimiento del EPP conformado por no más de 15 jóvenes que tenía como líderes a los hermanos Jara Larrea de 24 y 22 años de edad, siempre según las informaciones de los organismos oficiales. Desde ese entonces la figura de ACA actuará como un distractor importante y de propaganda para las acciones militares en el norte del país, bombardeos aéreos, detenciones, allanamientos, creándose un escenario de constante combate, aunque contra un enemigo bastante difuso como la ACA2.
Lo ocurrido el lunes 16 con el actuar de la FTC y la muerte de cuatro integrantes de la ACA puede interpretarse de varias maneras y abre una larga lista de interrogantes sobre el riesgo que corre el Estado de Derecho en el Paraguay. Luego del ataque y la muerte de los integrantes del criminal se viralizan fotos y videos de los cuerpos ensangretados y baleados, un mensaje bélico y deshumanizante, la fuerza pública puede ser usada desproporcionadamente, de forma letal, no hay límites, no hay castigos, ni responsables ni sansiones, el gobierno y los militares pueden matar a la luz del día y en cualquier lugar y todos aquellos que cuestionen y exijan explicaciones están a favor del terrorismo, son enemigos públicos, ese es uno de los mensajes gubernamental; propio de gobiernos instransigentes y autoritarios.
Notas
2Aqui se puede obtener mayor información sobre el primer ataque al ACA: http://www.abc.com.py/nacionales/asi-fue-el-ataque-a-la-aca-1289510.html
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