Alfredo Serrano Mancilla
En esta ofensiva en contra de los BRICS, vale todo; incluido tergiversar las cifras de crecimiento económico para aparentar un estancamiento relativo de las economías emergentes en comparación con las potencias tradicionales. Pero la letra pequeña no engaña. Los datos hablan por sí mismo y es absolutamente incierto que los países emergentes sean los que menos crecen ni siquiera los responsables actuales de la contracción económica mundial. El mismo FMI estima que el PIB de este grupo de países crecerá al 4% mientras que los denominados países avanzados lo harán al 2%. Es más, si comparamos China con Alemania o Japón, el resultado es aún más esclarecedor: el Fondo estima que el PIB chino crecerá el 6,8% en este año 2015 mientras Alemania lo hará en 1,5% y Japón, 0,6%.
Las cuentas no salen a pesar que el FMI se esfuerce en repetir insistentemente el mismo titular: “el frenazo de los emergentes enfría el crecimiento mundial” (El País, 6 Octubre 2015); “los emergentes amenazan con arrastrar al mundo a una nueva recesión” (Financial Times, 7 Septiembre 2015). Este acecho contra los BRICS no es casual. Estados Unidos procura ganar la batalla de las expectativas con la intención de frenar la actual transición geoeconómica (hacia el mundo multipolar). La Reserva Federal desde hace meses viene anunciando una subida de interés que nunca se produce. El objetivo es crear expectativas a nivel global para que los capitales que se fueron hace una década, ahora vuelvan a casa por navidad. Ni al FMI ni a Estados Unidos les gusta en absoluto que los BRICS sigan consolidando un espacio geoeconómico tan amplio, tan sólido, y tan ramificado por el mundo. La reciente creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), al cual ya se han adherido unos 57 países (entre ellos los BRICS, además Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Australia, España, Corea del Sur, Israel), también molesta. La nueva diplomacia financiera china incomoda sobremanera al FMI. El Consenso de Beijing, como muchos lo denominan, actúa como contrapeso al Consenso de Washington. El FMI no está solo en este mundo. Lo saben y por ello reaccionan contra los BRICS y contra todo aquel país que no se atenga a su mandato. Así intentan construir un sentido común global, en lo económico, de qué todo es culpa de los BRICS, todo es culpa de los países emergentes. De esta manera, el FMI, con Estados Unidos a la cabeza, intenta a la desesperada una restauración conservadora a nivel mundial, para que todo vuelva a la hegemonía de antes, a la del siglo XX, aunque a veces se olvida que estamos ya en el siglo XXI.
Hoy más que nunca la disputa geopolítica se traslada al terreno de lo geoeconómico. Aunque también podría decirse al revés, tal como así lo manifestó la propia Presidenta argentina Cristina: “¡no es la economía, es la geopolítica, estúpido!”.
- Alfredo Serrano Mancilla es Director de CELAG, Doctor en Economía, @alfreserramanci
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