Encíclica Laudato Sí
Por: Del Rosario Ignacio Denis
“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer
por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el
hombre; ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para
impedirlo.”
Fidel Castro Ruz
(Río de Janeiro - 12 de junio de 1992)
Sin ánimo de afectar a ningún fiel, menos desmerecer un discurso y
esfuerzo de Jorge Mario Bergoglio al frente del Vaticano y su preocupación por
la defensa de la naturaleza, solo quiero traer a la memoria la carga histórica
de identidad que pesa en un proyecto nuestro americano y caribeño: las alertas
tempraneras que nos hiciera el compañero Fidel Castro referentes a este tema; y
como una reflexión primero es bueno traer aquella frase de nuestro Eduardo
Galeano:
“Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena;
nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la
prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos. En la alquimia
colonial y neocolonial, el oro se transfigura en chatarra, y los alimentos se
convirtieron en veneno”.
En relación a la defensa de la Madre Tierra hace más de 20 años
atrás, en la Cumbre de la Tierra realizado en Río de Janeiro, ya nos alertó
sabiamente el comandante Fidel Castro exponiendo magistralmente las causas y
las consecuencias, y cómo vienen ejerciendo un saqueo dirigido por grandes metrópolis
que imponen un orden mundial, ocasión en la que terminó diciendo:
“Cuando
las supuestas amenazas del comunismo han desaparecido y no quedan ya pretextos
para guerras frías, carreras armamentistas y gastos militares, ¿qué es lo que
impide dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del Tercer
Mundo y combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?, unos
años más adelante 1990, criticaban
duramente la injusticia del capitalismo y el imperialismo diciendo: “Esa
es la triste realidad: hombres que no tienen ni zapatos, que no tienen
alimentos, que no tienen con qué pagar un médico, que no tienen vivienda, que
tienen que estar, muchas veces, en esos barrios insalubres, que constituyen en
muchas ocasiones la mayor parte de la población en las ciudades, son instigados
por ese tipo de propaganda [de la sociedad de consumo]. Y suerte que no tienen
cada uno un automóvil, porque si el petróleo se está acabando, y si, además, se
está acabando hasta el oxígeno del aire, y se está transformando hasta la
atmósfera por el abuso que han hecho [los países capitalistas desarrollados] de
todos estos combustibles, qué sería del mundo –como me he preguntado otras
veces- si cada latinoamericano tuviera un automóvil; si cada chino tuviera un
automóvil; y cada ciudadano de la India tuviera un automóvil. Son las
realidades”. “Y ellos preconizan ese
modelo de sociedad, que es impracticable y que no puede ser el de las
sociedades de nuestros países. Es todo una gran locura impuesta mediante un
sistema de fuerza y de prepotencia, de
dominio tecnológico, científico, financiero y de los medios masivos de comunicación e impuesta,
precisamente, a los países de donde salió la riqueza con que se desarrollaron, y han creado
condiciones en el mundo muy difíciles para que los demás se desarrollen”. (Discurso pronunciado en la clausura de
Pedagogía 90, Teatro Carlos Marx, el 9 de febrero de 1990.)
Y si vamos a tiempos más remotos, hace más de 50 años, Castro
reflexionaba sobre el proyecto socialista de Cuba de esta manera:
“(...) el hombre transforma la naturaleza a medida que se
desarrolla, a medida que crece su técnica; el hombre revoluciona la naturaleza,
más la naturaleza tiene sus leyes, y la naturaleza no se puede revolucionar
impunemente. Y es necesario considerar esas leyes como un conjunto, es
necesario e imprescindible y vital no olvidar ninguna de esas leyes”. (Discurso pronunciado en las honras
fúnebres de André Voisin. En: Periódico Revolución, 23 de diciembre de 1964).
¿Sera que también estas sabias advertencias tempraneras fueron
solo para robar la bandera del cristianismo por parte de un comunista, tal como
afirmó Francisco? O no será que el Vaticano se quiere hoy apoderar de la
bandera de la ecología en pleno siglo XXI para confundir en los retos y
necesidades de un proyecto auténtico indoamericano del Socialismo del siglo
XXI, eminentemente cristiano y humanista como afirmaban el Comandante Supremo,
Hugo Chávez, respetando a los humildes creyentes y en honor a un Cristo
verdadero, o es posible pensar, en pleno siglo XXI, una complementariedad entre
ambos confiando plenamente en el extraordinario coraje del Papa Francisco que
desafía a un proceso renovador de la Iglesia Católica en su práctica pedófila y
corrupta de los últimos tiempos.
Todo ello sin duda genera reacciones en sectores conservadores del
mundo y en la propia Iglesia. Igualmente siguen las interrogantes como hasta
dónde se podía llegar desde el Vaticano y los movimientos populares con la
bandera del grito de los pobres y el grito de la Tierra en defensa de la casa
común si se proyectaran firmemente contra la lógica y reproducción del capital.
Hasta el momento, los países llamados desarrollados, la propia ONU
(Organización de Naciones Unidas), algunas ONGs, solo buscan una mayor economía
de mercado en la ecología y de esa manera continuar destrozando la naturaleza
impunemente. Son interrogantes y desafíos que no se abordan ingenuamente y
están en pleno desarrollo.
Sin duda estas reflexiones son pertinentes con relación al tema de
la injusticia social, los daños ambientales en el continente, que para nadie es
un secreto que ocurrieron por obra y gracia de las colonias; en la llamada civilización
y desarrollo no faltó tampoco la presencia de las iglesias, sus curas y sus
cruces, esos acontecimientos es los que exigen abordar con perspectiva más
crítica cuando se trata el tema de la injusticia y las desigualdades.
Necesario es seguir exigiendo a los países hoy llamados del primer
mundo, incluido el Vaticano acerca de sus deudas ecológicas palpables y los crímenes de lesa humanidad que protagonizaron
en el continente; bajo sus rosarios y sus espadas desaparecieron millones de
pueblos originarios. Todo eso deja huellas de dominaciones que impiden que
desaparezcan el hambre porque solo se dedicaron a desaparecer a los hombres y a
las mujeres de esta tierra, ante esa voracidad sucumbían la dignidad, la
soberanía; sin duda hoy todas ellas tienen carga histórica que pesan desde una
mirada multicéntrica, pluripolar, en caso nuestro americano solo es posible
desde la pluriculturalidad, a los Aymara, Chichas, Guaraníes, Quichuas, Mapuches,
Caribes y muchos otros pueblos garantes de la protección de la naturaleza le
cortaron sus hojas, sus troncos, pero retoñaron de sus raíces pidiendo hoy
derechos a la Pacha Mama, reclaman un equilibrio del planeta, exigen respeto y
soberanía y se ponen al frente para seguir combatiendo el extractivismo y el
neoliberalismo en la región.
Los problemas de la alimentación, del agua, la tierra, todos los
recursos naturales, la contaminación, la vivienda, los problemas del
subdesarrollo que se proyectan hacia los años futuros para una gran parte de la
humanidad seguirán los retos muy serios si no creemos en un nuevo sistema más
humano, más solidario, más justo. Y para ello es preciso creer en nuestra
juventud, en nuestras luchas por la independencia, en nuestra sabiduría
milenaria, antes que cualquier contemplación de la fe jerárquica eclesial que
nunca será inocente en lo ideológico, no esperemos de nadie si no de nosotros
mismos, decía Artigas, es necesario seguir vigilante con un amor propio
moderado de todas nuestras conquistas del gran proyecto de Bolívar y de Martí
para continuar afianzando la patria por la humanidad, el poder no es siempre
monolítico, es difuso, es parcelado, es una continua aglomeración y disgregación
de consensos, en el actual momento histórico necesitamos profundizar la identidad
de los pueblos con confianza plena en sus luchas por la liberación nuestra
americana y del Caribe para que de manera sólida se puedan blindar de cualquier
intento de manipulación para la restauración del pos-neoliberalismo, antes de
querer transformar el Vaticano mejor seguir con las acciones concretas en
defensa del gran proyecto nuestro americano y caribeños y que sigan sirviendo
de ejemplo y de movilización por la vida, por una Patria Grande y para la
humanidad.
“Son muchos los que razonan con sólidos
fundamentos científicos que la humanidad no podrá sobrevivir a una guerra
nuclear total, no solo por la destrucción directa, sino por la contaminación de
las aguas, la tierra y la atmósfera y los colosales desastres ecológicos que
traería consigo. Alguien dijo que los sobrevivientes envidiarían a los
muertos”.
Fidel Castro
"No cambiemos el clima,
¡cambiemos el sistema!
Hugo Rafael Chávez Frías
(XV Conferencia Internacional de la
Organización de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Copenhague, Reino de
Dinamarca, 16 de diciembre de 2009)
Del Rosario Ignacio Denis. Ingeniero
Agroecologico graduado en Instituto Latinoamericano de Agroecologia Paulo
Freire (IALA)
Twitter: @yiyoparaguay
Blog del Autor : http://ayvuguasu.blogspot.com/
Notas:
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