Los próximos miércoles 28 y jueves 29 de enero de 2015 se realizará en la ciudad de San José, capital de la República de Costa Rica, la Tercera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). La Segunda Cumbre (2014) tuvo lugar en La Habana, Cuba, y la Primera (2013) se efectuó en Santiago, la capital chilena.
Como es bien sabido, la CELAC está integrada por la totalidad de las naciones del continente americano, con la dos únicas excepciones de Estados Unidos y Canadá, países que escapan, por razones geográficas, a las denominaciones latinoamericano y caribeño. De modo que la CELAC reúne a las 33 naciones del subcontinente latinoamericano y caribeño, desde los gigantes Brasil y México hasta las más pequeñas como, por ejemplo, Antigua y Barbuda, Barbados, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía o San Vicente y las Granadinas.
Ya haber podido reunir a la totalidad de las naciones latinoamericanas y caribeñas en un mecanismo de integración política y económica en medio de la diversidad es indudablemente un logro monumental. Pero el logro se agiganta ante nuestros ojos cuando se conocen algunas de sus realizaciones.
Con el absoluto consenso de todos sus miembros, la CELAC ha hecho, como bloque, enormes aportaciones a la paz y a la estabilidad de la región, cuales, verbigracia, la proclamación de la región latinoamericana y caribeña como zona de paz y libre de armas nucleares, el apoyo al proceso de paz en Colombia, declaraciones contra el bloqueo a Cuba, el respaldo permanente a la soberanía argentina sobre las islas Malvinas (y la promoción del diálogo sobre este tema en la ONU), y el respeto a la institucionalidad y al gobierno, democráticamente electo, de Venezuela, a raíz de los hechos violentos de febrero de 2014.
En su breve vida, cual lo demostró en el caso venezolano, la CELAC se ha convertido en obstáculo insalvable para los endémicos intentos de golpe de Estado que por décadas asolaron a nuestra región, con su trágica cauda de muertos, desparecidos, torturados y exiliados.
También como bloque, la CELAC trabaja con éxito para enfrentar la crisis financiera internacional, los efectos del cambio climático y los problemas de toda índole que produce la migración intrarregional e internacional. Igualmente trabaja con evidentes y demostrables tino y éxito en los diversos programas de seguridad y cooperación del área, así como en el proceso de reconstrucción de Haití, la lucha contra el terrorismo en todas sus manifestaciones y, aportación extraordinaria, su pronunciamiento por el restablecimiento de la relaciones diplomáticas ente Cuba y Estados Unidos.
No obstante la innegable importancia de todos estas aportaciones de la CELAC, las fuerzas de la derecha en la región y fuera de ella, han procurado, con cierto éxito, minimizar, soslayar u ocultar los exitosos resultados de este genuino mecanismo de integración, cooperación y desarrollo. Esto explica el bajo perfil que la CELAC y sus Cumbres han tenido y tienen en los medios de comunicación nacionales, regionales e internacionales. Véase a título de ejemplo de esta actitud de minimización, la escasa y sesgada cobertura mediática de los multimillonarios créditos y planes de inversión que China ha hecho o tiene programados para el bloque en general y para Ecuador y Venezuela en particular.
Este propósito de la derecha por minimizar la trascendencia y los logros de la CELAC, actitud que en México llamamos “ninguneo”, no es inocente. La derecha, fiel a su tradición antipopular, trabaja en pos de la discordia, las divisiones y los enfrentamientos entre los miembros de la CELAC. Combatir y vencer estos aviesos propósitos deberán ser los propósitos centrales de la organización. En el éxito o fracaso de la CELAC se juega en muy buena parte el futuro de nuestra región.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor. com.mx
Como es bien sabido, la CELAC está integrada por la totalidad de las naciones del continente americano, con la dos únicas excepciones de Estados Unidos y Canadá, países que escapan, por razones geográficas, a las denominaciones latinoamericano y caribeño. De modo que la CELAC reúne a las 33 naciones del subcontinente latinoamericano y caribeño, desde los gigantes Brasil y México hasta las más pequeñas como, por ejemplo, Antigua y Barbuda, Barbados, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía o San Vicente y las Granadinas.
Ya haber podido reunir a la totalidad de las naciones latinoamericanas y caribeñas en un mecanismo de integración política y económica en medio de la diversidad es indudablemente un logro monumental. Pero el logro se agiganta ante nuestros ojos cuando se conocen algunas de sus realizaciones.
Con el absoluto consenso de todos sus miembros, la CELAC ha hecho, como bloque, enormes aportaciones a la paz y a la estabilidad de la región, cuales, verbigracia, la proclamación de la región latinoamericana y caribeña como zona de paz y libre de armas nucleares, el apoyo al proceso de paz en Colombia, declaraciones contra el bloqueo a Cuba, el respaldo permanente a la soberanía argentina sobre las islas Malvinas (y la promoción del diálogo sobre este tema en la ONU), y el respeto a la institucionalidad y al gobierno, democráticamente electo, de Venezuela, a raíz de los hechos violentos de febrero de 2014.
En su breve vida, cual lo demostró en el caso venezolano, la CELAC se ha convertido en obstáculo insalvable para los endémicos intentos de golpe de Estado que por décadas asolaron a nuestra región, con su trágica cauda de muertos, desparecidos, torturados y exiliados.
También como bloque, la CELAC trabaja con éxito para enfrentar la crisis financiera internacional, los efectos del cambio climático y los problemas de toda índole que produce la migración intrarregional e internacional. Igualmente trabaja con evidentes y demostrables tino y éxito en los diversos programas de seguridad y cooperación del área, así como en el proceso de reconstrucción de Haití, la lucha contra el terrorismo en todas sus manifestaciones y, aportación extraordinaria, su pronunciamiento por el restablecimiento de la relaciones diplomáticas ente Cuba y Estados Unidos.
No obstante la innegable importancia de todos estas aportaciones de la CELAC, las fuerzas de la derecha en la región y fuera de ella, han procurado, con cierto éxito, minimizar, soslayar u ocultar los exitosos resultados de este genuino mecanismo de integración, cooperación y desarrollo. Esto explica el bajo perfil que la CELAC y sus Cumbres han tenido y tienen en los medios de comunicación nacionales, regionales e internacionales. Véase a título de ejemplo de esta actitud de minimización, la escasa y sesgada cobertura mediática de los multimillonarios créditos y planes de inversión que China ha hecho o tiene programados para el bloque en general y para Ecuador y Venezuela en particular.
Este propósito de la derecha por minimizar la trascendencia y los logros de la CELAC, actitud que en México llamamos “ninguneo”, no es inocente. La derecha, fiel a su tradición antipopular, trabaja en pos de la discordia, las divisiones y los enfrentamientos entre los miembros de la CELAC. Combatir y vencer estos aviesos propósitos deberán ser los propósitos centrales de la organización. En el éxito o fracaso de la CELAC se juega en muy buena parte el futuro de nuestra región.
Blog del autor: www.miguelangelferrer-mentor.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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