Por: John
Elvis Vera Suarez
La
ciencia y la tecnología de una u otra manera han estado vinculadas
desde sus inicios a los pueblos y sus desarrollos, a sus iniciativas
o innovaciones, partiendo desde sus propias necesidades y carencias,
o en su manifiesto positivo, desde sus propias posibilidades y sus
disposiciones socio-culturales.
Hoy,
en sociedades inequitativas y excluyentes, se les quiere mostrar como
algo exclusivo que se encuentra únicamente al alcance de un puñado
de científicos o de unos súper equipados laboratorios, que por lo
general solo es posible encontrarlos en los centros (capitales y
grandes urbes) o en los países “ricos” y “desarrollados” y
primordialmente en manos de las grandes transnacionales.
Esto
último se presenta como sumamente dificultoso, que tanto la
innovación tecnológica como la investigación y aplicación
científica en todas las ramas del saber, sean posibles de ser
llevadas a cabo por la población de a pie y mucho menos en
Comunidades apartadas con una infinidad de carencias y necesidades de
urgente solución, las cuales comúnmente se piensa, solo serán
resueltas por y desde el poder central, tanto científico como
político y económico.
Es
hora de que Nuestras Comunidades, desde su quehacer cotidiano o yendo
más allá, organizándose para alcanzar sus propias metas y
objetivos, se apropien de la investigación científica y la
innovación tecnológica. Desde su propia iniciativa y adentrándose
en el saber con disposición y disciplina, podrían emprender en
estos campos para avanzar en su socialización y el bienestar
colectivo.
El
conocimiento y todos sus logros deben ser propiedad de la Sociedad
Humana y no la “patente” de pocos y menos de grandes
corporaciones que se enriquecen con los aportes de los pueblos y se
creen con el derecho de disponer del devenir y de la vida misma de la
humanidad.
Desde
los albores de las ocupaciones territoriales, las comunidades han
desarrollado y aplicado conocimientos, para afrontar el día a día
desde sus propias cosmovisiones. Como por igual han sido innumerables
viajeros, cronistas, exploradores e investigadores, que han aportado
su granito de arena en su paulatino conocimiento y la respectiva
sistematización de nuestras diversas y ricas Regiones.
Por
su acelerada transformación y la pérdida o disminución de su
diversidad biológica y cultural, se hace necesario que las
Comunidades en general y los sectores interesados en la mismas, den
forma tanto a lo ya adelantado, al acopio del conocimiento ya
obtenido, como a la investigación factible de realizar en ellas.
Esto obviamente por el momento debería de ser impulsada por las
instituciones presentes en sus Territorios. Para empezar, los
diferentes Centros Educativos, deberían de ser los impulsadores o
generadores de espacios para la investigación y sistematización del
Conocimiento de sus entornos.
El
abordar una propuesta de esta dimensión, no es tarea fácil y solo
se lograría en un esfuerzo continuo e interdisciplinario, en dialogo
permanente y colaboración mutua entre la institucionalidad y la
Comunidad con sus respectivas organizaciones de iniciativa ciudadana.
Lo cierto es que urge que nos interesemos por el conocimiento de lo
nuestro para alcanzar en el tiempo ojala no lejano, la construcción
colectiva de la sociedad que soñamos para el logro del bienestar
digno de Nuestro Pueblo.
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