Vía Campesina. Org
- Publicado el Jueves, 30 Octubre 2014 20:04
Somos pueblos, comunidades y organizaciones altamente diversas. Representamos distintas culturas, visiones de mundo, formas de trabajo, visiones y convicciones políticas y religiosas, pero nos unen nuestros sueños y nuestras luchas por seguir siendo mujeres y hombres solidarios, por seguir existiendo como pueblos originarios, campesinos, afro-descendientes, criadores, recolectores, pastores, pescadores, como habitantes y productores del campo y la ciudad. Queremos seguir alimentando a la humanidad y sostener con nuestras economías solidarias la vida de todos y que la Madre Tierra sea cuidada mientras obtenemos de ella el sustento.
Hoy el planeta está siendo destruido por una ínfima minoría, que con un modelo de producción y consumo que prioriza el lucro antes que la vida, está devastando el planeta y las formas de vida y culturas que lo sostienen. El cambio climático que ha producido este modelo y esa minoría está amenazando al existencia de la Tierra y todos los seres vivos, incluidos los humanos.
Ante estos procesos de destrucción del medio ambiente y la vida que hoy sufrimos debido a:
· El avance de los monocultivos
· El uso cada vez mayor de agrotóxicos
· La contaminación, agotamiento y privatización del agua y de los bienes naturales
· El patentamiento de la vida y los cultivos transgénicos
· Los tala de bosques, los procesos de deforestación para instalar monocultivos, proyectos de desarrollo inmobiliario y otros mega proyectos
· La expansión de formas de producción industrial que maximizan el lucro y provocan el cambio climático
· La expansión de la minería sobre territorios y fuentes de agua y biodiversidad necesarias para nuestras vidas
Esperamos de la Iglesia una defensa clara de la vida en su conjunto y de las bases de toda la existencia, que debiera incluir:
· La defensa de la permanencia de los pueblos del campo en sus territorios y de la agricultura campesina y otras formas de producción de los pueblos como base de nuestra alimentación
· Llamar a detener los graves impactos sociales y ambientales de la minería, la deforestación y otras industrias contaminantes y abogar por su control.
· Un rechazo claro a los organismos y cultivos transgénicos y sus efectos. Nos preocupa profundamente lo que ha sido hasta ahora la posición de la Iglesia. Esperamos que la Iglesia comprenda que los transgénicos son un peligro grave y que sus promesas de mayor productividad y de terminar con el hambre no tienen base económica, ni científica ni biológica.
· Pronunciarse contra el patentamiento y manipulación de todos los seres vivos.
· Rechazar la privatización del agua, la tierra, las semillas y los bienes naturales
· Rechazar las falsas “soluciones” frente al cambio climático, como la energía nuclear, las mega-represas, la geoingeniería y los mercados de carbono. Nos preocupa además lo que escuchamos de un miembro de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, quien sugirió que el calentamiento global es responsabilidad de los más pobres del planeta.
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