martes, 4 de noviembre de 2014

Definición de decrecimiento









http://www.decrecimiento.info



Decrechento

La palabra decrecimiento proveniente del latín ‘decresco’; en alemán utilizan la palabra ‘wachastumsrücknahme’, en catalán 'decreixement', en francés ‘decroissance’, en euskera 'desazkundea' en inglés ‘deworth’, en gallego 'decrescimento', en italiano ‘decrescita’, en portugués ‘decrescimiento’, en México ‘descrecimiento’.

A pesar de la falta de consenso sobre su significado tiene como definición la empleada por Vicente Honorant:
“El decrecimiento es una gestión individual y colectiva basada en la reducción del consumo total de materias primas, energías y espacios naturales” .
A partir de esta definición, esta palabra “sucia”, antipática, que no gusta, que es molesta, que genera una reacción, que no deja impasible al que la escucha, provoca un debate sobre el dogma del crecimiento, porque ataca la raíz de la mayoría de nuestros problemas; la búsqueda del crecimiento continuo. 



Se trata de una palabra difícilmente reciclable por aquellos que buscan prolongar el modelo de sociedad que ya no queremos (contrariamente a "desarrollo sostenible").

Una palabra que desafía nuestro mundo productivo-consumista de modo inequívoco, pero abre espacio para una discusión sobre cómo construir el nuevo mundo que buscamos. El decrecimiento deviene entonces el caballo de Troya de una "guerrilla epistemológica" (Serge Latouche) que deconstruye lo implícito en todos los discursos sociales, narcisistas, mediáticos, institucionales, militantes y políticos que predican el crecimiento ilimitado de la economía inventada.

La idea de decrecimiento nos invita a huir del totalitarismo economicista, desarrollista y progresista, pues muestra que el crecimiento económico no es una necesidad natural del hombre y la sociedad, salvo la sociedad de consumo que ha hecho una elección por el crecimiento económico y que lo ha adoptado como mito fundador.

U
na palabra simple, con valor como lema, como consigna y como llamada a la unión para todos aquellos quienes se rehúsan a aceptar nuestro modelo actual de sociedad productiva-consumista. Más que un concepto, es como dice Serge Latouche un “eslogán político” para romper con la ideología del crecimiento o según José Manuel Naredo una “ocurrencia publicitaria provocadora”. 

Aunque hubiera podido parecer al principio demasiado subversivo como para triunfar en la escena pública, la evidencia empírica nos lleva sin lugar a duda a otra conclusión: el decrecimiento es un “término obús” que tiene una capacidad fenomenal de convocatoria como lo prueba el éxito relámpago de los colectivos decrecentistas, y la afluencia numerosa a cualquier tipo de charla o conferencia que lleva decrecimiento en su título. Esta capacidad de convocatoria, cruzada con las ganas positivas de experimentar nuevas ideas, ha permitido crear un ambiente de trabajo propicio al encuentro de diferentes alternativas.

E
l decrecimiento, es pues, un movimiento que ya está en marcha. 

Aunque en principio la palabra no ha sido ideada para ello, supone también una herramienta política en manos de los grupos que la adopten, para reflexionar sobre la realidad y también incidir sobre ella; La creación de un proyecto de acción política, un proyecto de noviolencia, voluntario, de emancipación ideológica y superación de la idea de progreso, que pone en valor los bienes comunes y relacionales, de los cuidados, de la cooperación, reciprocidad, mutualidad y multiculturalidad; asumiendo los límites biofísicos de la Tierra, disminuyendo los flujos de energía y materia utilizados en los procesos productivos y ciclos de consumo.
Una construcción de formas de vida que tienen como sustrato el cuidado colectivo, una revolución civilizadora que reconozca que las personas somos seres vulnerables e interdependientes.

Esta transformación requiere de un proyecto de decrecimiento, un cambio de valores, una verdadera deconstrucción del pensamiento económico, poniendo en cuestión las nociones como crecimiento, desarrollo, progreso, pobreza, necesidades, ayuda... La economía como medio para la vida humana y no como fin. 


Fuente original: http://www.decrecimiento.info/2014/11/definicion-de-decrecimiento.html

Perspectivas críticas sobre los nuevos centros y periferias globales


“Desde el Sur” y “Al Sur” Latinoamericano. Alianza del Pacífico y ALBA-TCP. Profundización en el caso de Bolivia





Relaciones entre Norte y SurLa Edad Moderna con la conquista de América por parte del “viejo” continente europeo dio paso a nuevos mecanismos en las relaciones internacionales. La dominación cultural y religiosa –como la evangelización y castellanización en el caso de Hispanoamérica-, la dominación económica y productiva –como el extractivismo de materias primas utilizando mano de obra esclavizada-, o la dominación política y militar implementando nuevas estructuras aristócratas en las nacientes colonias con la caída de imperios indígenas y el exterminio de muchas de sus comunidades-, llevaron a la construcción interregional de metrópoli y satélites. 
La independencia política de todo el continente americano durante el siglo XVIII y XIX fue conformando nuevos Estados, pero a pesar de su emancipación administrativa estas independencias no rompieron con las relaciones de dominación expuestas [1], pasando el etiquetaje colonial de metrópoli y satélites al neocolonial, si lo llamamos así, de países centrales y periféricos. En el caso de América Latina la autoría de la hegemonía del yugo exterior fue modificada, a consecuencia de las disputas entre los grandes imperios, generándose una transición de la dominación europea a la dominación norteamericana. Una dominación que geográficamente cambio su centro de poder de continente, de Europa a América, pero no tuvo modificación en la dicotomía Norte-Sur, siendo ahora el Norte de América quien domina tanto el Centro como el Sur del continente. Este fenómeno geográfico es nítido en América Latina -aunque existen dudas con potencias emergentes como el caso de Brasil como señala la tesis de Raul Zibechi [2] etiquetando al país lusófono de un nuevo actor imperial y de dominación intrarregional- pero es algo más escurridizo a nivel mundial, lo que se llama “Sur Global”, en regiones como Asia con India u Oceanía con Australia. 
América Latina, hasta la actualidad, sigue sufriendo una amplia dominación cultural, ya no solo por las raíces hispanas impuestas sino también por las nuevas imposiciones culturales angloamericanas mediante mecanismos mercantilistas y las nuevas herramientas de la Sociedad de la Información. En sus modelos económicos sigue prevaleciendo el extractivismo de recursos, como la minería y riquezas naturales, y la dominación política militar continúa con la vigencia de muchas bases militares norteamericanas esparcidas por gran parte de la región Latinoamérica y el caribe, además de la falta de representación de estos países latinoamericanos en espacios internacionales desde el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial (BM), o el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros. 
Todo esto nos lleva a varias cuestiones. En primer lugar, ¿qué espacios de resistencia y reproducción existen actualmente en América Latina en las relaciones de poder norte-sur?, y como segundo punto, si se dan espacios de resistencia, ¿estos son pensados y estructurados desde “al Sur” o “desde el Sur? Según Juan Obarrio y Verónica Gago [3], “la fórmula “desde el Sur” parece seguir respondiendo al motivo de un pensamiento occidental que es generado por una audiencia privilegiada situada en otro sitio; en el Norte”. Mientras que “Al Sur”, como dicen los mismos autores “implica situar el conocimiento en regiones periféricas de la globalización”, no generar el saber desde despachos de academias del norte sino en las vivencias cotidianas del sur.  
Diferencias en los modelos de integración latinoamericana 

Más allá del debate “si va antes el huevo que la gallina”, una confrontación académica histórica occidental entre idealismo y materialismo sobre si la estructura económica (el ser) condiciona mediante regresión lineal la estructura ideológica (el pensar) o viceversa, nos centraremos en estos dos ámbitos de manera simétrica pero relacional en dos ejemplos dicotómicos sobre la integración latinoamericana, la Alianza del Pacífico (AP) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado Comercial de los Pueblos (ALBA-TCP). 
La AP es un organismo de integración regional fundado oficialmente en Julio de 2012 en Antofagasta (Chile) tras una propuesta inicial formulada el 28 de abril a través de la Declaración de Lima firmada por los 4 presidentes de los países integrantes fundacionales; México, Perú, Colombia y Chile. Actualmente están en proceso de incorporación Costa Rica y Panamá. La esencia para poder sumarse otro país latinoamericano es disponer de Tratados de Libre Comercio (TLCs) con todos los países miembros de la AP y como bien señala el texto fundacional la finalidad es que “…A tal efecto, expresamos nuestro firme compromiso de avanzar progresivamente hacia el objetivo de alcanzar la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas” [4]. Esto podría interpretarse como un mercado interno libre de aranceles con fuerte proteccionismo internacional, como es la base de otros regionalismos como la Unión Aduanera del MERCOSUR compuesta por Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela, pero no es el caso dado que la AP abre sus puertas a mercados internacionales, con Tratados de Libre Comercio, principalmente hacia el Asia Pacífico. 
El ALBA-TCP fue fundado en 2004 por Cuba y Venezuela, y actualmente constituido, además, con la suma de Nicaragua, Bolivia, Ecuador, más las islas caribeñas de Antigua y Barbuda, Dominica, Santa Lucia, San Vicente y las Granadinas, y Surinam. A diferencia de la AP, el ALBA-TCP se opone a los TLCs entre países y regiones por varias inclinaciones. En primer lugar por existir desigualdad de condiciones, competencia asimétrica, los países del Norte (por ejemplo Estados Unidos) con países del Sur (por ejemplo Bolivia) por sus niveles de desarrollo económico, o desigualdades entre los mismos países latinoamericanos. Un efecto que acaba reproduciendo las relaciones históricas de centro – periferia, siendo el primero el conjunto de Estados de base productora industrial y tecnológica, y el segundo los países productores de materias primas. Esto conlleva, en segundo lugar, que este mecanismo mercantilista de importación y exportación, como centro de funcionamiento, acabe generando lo que se llama un “desarrollo exógeno”, es decir que la economía de un país se mueva en base a mercados internacionales, perdiendo la total soberanía económica, y no dando prioridad a su mercando nacional. Además, como tercer punto, acaba reproduciendo un problema histórico en América Latina, la monoproducción y especializándose principalmente en pocos materiales sin mejorar una exportación diversificada. Por ejemplo en Chile, según la CEPAL el total de las exportaciones de Chile entre 2004 y 2008 el 51% fue de Cobre [5]. Y como último punto, la dependencia con la Inversión Extranjera Directa, donde desde el Consenso de Washington en 1989 América Latina se aprobaron los planes neoliberales de ajuste estructural para dejar de intervenir el Estado en política productiva y privatizar los principales sectores estratégicos. Por lo tanto, los países del ALBA-TCP, dejando de lado un comercio internacional acompañado de la apertura económica como eje central, base de la AP, buscan romper la dependencia norte-sur insertando un “desarrollo endógeno” de soberanía nacional - produciendo todo lo posible en el mismo país y siendo la población nacional el primer consumidor de esos recursos - con producción diversificada donde el mismo Estado se fortalece como un actor central en la economía productiva nacional, principalmente en sectores estratégicos como el petróleo en Venezuela o los hidrocarburos en Bolivia. Estos procesos están como planes de política económica y buscan una mayor industrialización interna nacional y reducción de la dependencia con la globalización neoliberal. 
En definitiva, dos modelos, ALBA-TCP y AP, son dos propuestas de integración regional diferentes, etiquetándose la primera como un regionalismo estratégico [6] o modelo posneoliberal donde el Estado como empresa pública es un actor relevante en el principal sector productivo, mientras que la AP es el regionalismo abierto [7] o modelo neoliberal donde el mercado privado, y de índole internacional, es el sujeto central de la economía. 
Alianza del Pacífico: “desde el Sur”
Dejando de lado las diferencias económicas y políticas entre los dos modelos, nos centraremos en su origen de ideología y conocimiento. En primer lugar, los países de la AP utilizan en su discurso conceptos como la “libre circulación de mercancías”, “PIB”, “inversión extranjera”, “tratados de libre comercio”, “exportación”, “negocios”, “comercial”, “competitividad”, teniendo en cuenta su autodefinición donde dicen que “La Alianza del Pacífico constituye la octava potencia económica y la octava potencia exportadora a nivel mundial. En América Latina y el Caribe, el bloque representa el 37% del PIB, concentra 50% del comercio total y atrae el 45% de la inversión extranjera directa. Los cuatro países concentran una población de 214 millones de personas y cuentan, con un PIB per cápita promedio 10 mil dólares” [8]. Siendo el mercado competitivo la esencia moral e ideológica de esta integración, y dejando de lado otros temas de integración como puede ser la interculturalidad o la complementariedad, es fácil subrayar que la construcción de la AP se inspira en una ideología del norte, el neoliberalismo. 
No hablamos de seguir la AP a ciertos teóricos clásicos economistas del siglo XVIII y XIX, como Adam Smith o David Ricardo, sino de reiterar los proyectos contemporáneos pensados desde el Norte pero intentando poner etiqueta del Sur. No hay que olvidar que el modelo neoliberal en América Latina fue impuesto desde despachos del Norte, un plan de ajuste estructural económico, político, e ideológico, que se elaboró en Estados Unidos por el economicista John Williamson y se ejecutó desde el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Este plan de Ajuste, el Consejo de Washington, defendió entre otros puntos la reducción de gasto público, liberación del comercio y entrada de empresas extranjeras, privatización de empresas o desregulación de competencia. 
El proyecto “desde el Sur” de la AP, pensamiento originario del norte y aplicado en el sur, no solamente quedó con el Consenso de Washington. En 1994, cuando el neoliberalismo se imponía con dureza a nivel mundial tras la caída del bloque soviético, se fundó en Miami la I Cumbre de las Américas. El objetivo era crear un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), un proyecto diseñado en Estados Unidos sobre eliminar todos los aranceles entre países americanos. Un efecto de competencia desleal ya que era injusto competir entre desniveladas economías nacionales donde incluso Estados Unidos se permitía el lujo de usar el “dumping” como estrategia de inserción de sus productos financiados, para reducir el precio de competitividad, en otros países americanos y conseguir finalmente apoderarse como monopolio afectando a productores locales. Esta propuesta fue rechazada en la IV Cumbre de las Américas en 2005 en Mar de Plata, Argentina. La no aceptación fue consensuada por los países del MERCOSUR, Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, más Venezuela. El nacimiento y modificaciones de nuevos regionalismos contrarios al neoliberalismo, y a las imposiciones del norte, como el ALBA-TCP fundado en 2004, y MERCOSUR en 1994, pero fortaleciendo su mercado proteccionista con la llegada de nuevos dirigentes de izquierda como Lula en Brasil en 2002 o Kirchner en Argentina en 2003, llevó al norte a presentar nuevas estrategias sobre el sur para hacer frente a estas resistencias posneoliberales. 
El primer paso se llamó Arco del Pacífico, lanzado por el Presidente peruano Alan García en 2006 por órdenes de Washington tras la firma de un TLC con Estados Unidos ese mismo año. El crecimiento en América Latina contra el “legítimo” imperialismo norteamericano, no solo por su injerencia durante el siglo XX sino por los impactos sociales y económicos de desigualdad que había provocado su imposición neoliberal del Consenso de Washington, llevó a realizar un cambio de táctica, “que el pensamiento no se vea como que es, impuesto del norte sino propio del sur”. Por eso Perú hizo de pionero del Arco del Pacífico, para ser visto un proyecto liderado por un país del sur y no del norte, escondiendo que era una copia de las mismas directrices mercantilistas y neoliberales de la propuesta del ALCA, como reducir los aranceles y acelerar la inversión privada extranjera. El Arco del Pacífico, antesala de la AP; fue conformado en 2006 por 11 países de América Latina; México, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Colombia, Ecuador 6, Perú y Chile, justamente los Estados que dieron apoyo al proyecto del ALCA de Estados Unidos. Finalmente el Arco del Pacífico se convirtió en la AP en un proceso de institucionalidad regional. Las voces críticas en América Latina para desenmascarar la AP como “proyecto del Norte que se disfraza como autoría del Sur” no se hicieron esperar, tanto actores políticos como el Presidente boliviano Evo Morales destacó que “Estados Unidos promueve la Alianza del Pacífico para dividir UNASUR” [9], un novedoso regionalismo político de Sudamérica nacido en 2008 e independiente de las directrices de la Organización de Estados americanos (OEA) controlada por los Estados Unidos. O también, declaraciones académicas como el sociólogo argentino Atilio Borón, autor del libro “América Latina en la Geopolítica del Imperialismo”, que afirma que “la Alianza del Pacífico es una invención norteamericana para convertirse en el mediador en la relación entre los países de América Latina de la vertiente del Pacífico y China [10]. Las declaraciones de Morales y Borón sobre la función de la AP como organismo del Sur pero con estrategia del Norte, son más que irrefutables al existir declaraciones, sin tapujos, de la misma embajadora norteamericana en Uruguay, Julissa Reynoso, quien señaló en Junio de 2013 que “sería bueno que Uruguay se sume al nuevo modelo de integración que impulsa EE.UU”. 
ALBA: “AL Sur”
Los Estados miembros del ALBA-TCP, a diferencia de la AP, no solamente buscan romper con la dominación histórica político y económica entre Norte y Sur, y las directrices del modelo neoliberal y el “libre” mercado impuesto por Estados Unidos, como se ha comentado con anterioridad, sino que existen otras variantes del conocimiento y la construcción social que han etiquetado como “Segunda Independencia”. Conocimientos que no provienen de escuelas o universidades del norte sino de los espacios colectivos, nuevos proyectos de Estado, y la recuperación de memoria histórica del Sur. 
La primera consideración a tener en cuenta es que cada Estado del ALBA-TCP construye un proyecto autónomo, con sus diferencias y similitudes, juntándose en lo que llamamos proyectos posneoliberales. No es una réplica de lo que sucedió en los países socialistas del bloque soviético que homogenizaron un modelo de socialismo común bajo una ideología de marxismo-leninismo o socialismo del siglo XX (también llamado socialismo real despectivamente por el bloque occidental), sino construcciones pragmáticas con su etiquetaje propio. En el caso de Venezuela el proyecto se etiqueta “Socialismo Bolivariano o Socialismo del siglo XXI”, en Bolivia el “Socialismo comunitario o Vivir Bien”, y en Ecuador la “Revolución Ciudadana o Buen Vivir”, fenómeno que acentúa su base de potenciar la soberanía nacional, una de las tesis de Frantz Fanon [11] en la independencia del Tercer Mundo. En cada uno de los Estados sus procesos posneoliberales también analizan sus sujetos históricos particulares, dejando de banda la importación soviética o del socialismo clásico sobre la centralidad de la “clase trabajadora o proletariado”, algo que ya trabajó el peruano Carlos Mariategui con el “socialismo indígena” [12]. El Sur vive y conoce su realidad, por lo tanto es quién debe analizarla mejor.
Al igual que en el caso de Sudáfrica, como define Marisa Pineau [13], la pertenencia racial en el mundo del apartheid (1960-1994) fue una identidad central de lucha acompañada del concepto de “negritud” que acotó Aime Césaire [14], en Bolivia, como ejemplo, la identidad central de las contradicciones sociales padeció sus modificaciones pasando de la supremacía de la identidad de clase social (minero, campesino, fabril,…) vinculada a una única visión productora (infraestructura) - que tanto enarboló el mismo Che Guevara en su estrategia guerrillera campesina boliviana en 1967 y prevaleció durante el choque ideológica de la Guerra Fría - a un despliegue de nuevas identidades como la étnica y la conciencia indígena. Los movimientos sociales de la Guerra del Agua en 2000, o Guerra del Gas en 2003 en el municipio boliviano de El Alto, fueron liderados por actores indígenas urbano-rurales. La identidad economicista de clase social, institucionalizada por la estrategia dominadora de la civilización occidental que introdujo mediante la “cosificación” de los trabajadores colonizados, como analizó Cesaire, sufría cambios a finales del siglo XX hacia una emergente identidad indígena, como etiqueta originaria y autóctona, indicios de lucha para una segunda descolonización contra el neoliberalismo posguerra fría. Con la llegada en 2006 del primer Presidente indígena, Juan Evo Morales Ayma la identidad indígena originaria boliviana iniciaba su auge hegemónico con la aprobación de una Nueva Constitución Política que fundaba el nuevo Estado Plurinacional homologando 36 naciones indígenas y un proceso de Descolonización, que analizaremos más adelante con la teoría de la descolonialidad como marco. En Ecuador el actor central tuvo las mismas consideraciones, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) fue esencial para la llegada de Rafael Correa como Presidente del país. Y lo mismo sucedió en Venezuela, una histórica clase trabajadora, como la dedicada al sector rentista petrolero, no fue la base del Movimiento Bolivariano sino lo que en el marxismo occidental se llamó peyorativamente “lumpenproletariado” [15]. Familias de barrios periféricos que trabajan informalmente, como comercio, y que no disponían de ningún servicio médico o deficiente en la educación pública. 
Contrario a la nueva hegemonía indigenista en Bolivia y Ecuador, o lumpen popular en Venezuela, en el caso de los países de la AP con amplia presencia poblacional indígena también, el autóctono originario sigue sufriendo grandes limitaciones por parte de los colonos históricos; desde las represiones de los mapuches de la Araucanía en Chile con la aplicación de la Ley Antiterrorista, el conflicto del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México desde 1994, o con mayor complejidad en Colombia la invisibilidad de indígenas en medio de un conflicto armado de 50 años entre el Estado, paramilitares, y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). En estos países de la AP el sujeto originario sigue siendo el excluido, simple mano de obra barata, desde una visión economicista y nada cultural, y el sistema neoliberal sitúa como sujeto central a la clase política y empresarial, emprendedores, principalmente familias descendientes de la élite europea. La cultura autóctona sigue siendo reprimida por una cultura occidental externa. 
Más allá de visiones clasistas en las relaciones Norte – Sur, el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia con su nueva Constitución de 2009 conformó el Viceministerio de Descolonización dependiente del Ministerio de la Cultura. Posiblemente según la Teoría Descolonial [16], teoría nacida en el Sur con autores como Enrique Dussel, Sergio Castro, o Aníbal Quijano, entre otros, habría sido más acertado llamarlo Viceministerio de Descolonialidad. Para estos autores el colonialismo, vinculado con la colonización como proceso, es la dominación por fuerza política y militar de un pueblo sobre otro, mientras que la colonialidad es algo más profundo, estructural, y que se mantiene en el tiempo aunque haya caído la dominación, como son los saberes, la cultura y los valores impuestos. Por eso se señala que el colonialismo desapareció en el siglo XIX en América Latina pero en el siglo XXI sigue la colonialidad. Según estos teóricos existen tres tipos de colonialidad: La del Poder, acotada por Quijano y que se complementa, en su definición, con las variables de modelo del capitalismo (empresa), la cultura patriarcal (familia) y las estructuras etnocentrismo (Estado). La segunda es la del Saber, donde la civilización occidental se impone jerárquicamente a otros conocimientos como los ancestrales, y en tercer lugar está el Ser, prevaleciendo una división de relaciones de poder mediante razas, etnias, o países de origen. 
Caso: La descolonialidad en el Estado Plurinacional de Bolivia
Ejemplificando con Bolivia, por el Proceso de Cambio que vive actualmente el país tras la elección democrática del primer presidente indígena desde su independencia como Estado en 1825 y ejecutando acciones de resistencia a la globalización neoliberal como su adhesión al ALBA-TCP en 2006, desde la invasión de los españoles hace más de 500 años ha prevalecido en el país andino la hegemonía colonial. Tanto por la implantación del capitalismo mediante la imposición de fuerzas externas, militares y económicas, que han dibujado a Bolivia como un país dependiente y exportador de materia prima por intereses privados trasnacionales (el caso histórico del Cerro Potosí con la extracción de plata y minerales por la Corona Española, o la monoexportación de hidrocarburos a finales del siglo XX e inicios del siglo XXI por empresas privadas transnacionales), la imposición del patriarcado occidental (pasando de comunidad colectiva indígena a familia nuclear urbanizada con amplias diferencias de oportunidades por género) y el etnocentrismo del Estado Moderno (el Estado como ente de monopolio de la ley y de la violencia e instituciones de justicia ordinarias). Tres entes de la colonialidad de Poder. 
Las resistencias a la colonialidad, por parte del gobierno de Evo Morales, han tenido algunas acciones. En el tema del capitalismo, el 1 de mayo de 2006 el Presidente Evo Morales aprobó el Decreto 28701 donde daba paso a la nacionalización de los hidrocarburos, los Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), como prometió en su campaña electoral de diciembre de 2005. Hasta el momento la gran parte de los hidrocarburos pertenecían a multinacionales, como la empresa española REPSOL, dejando a gran parte del pueblo boliviano sin poder incluso utilizar su gas soberano al ser exportado al extranjero, incumpliéndose por lo tanto el Pacto de los Derechos Económicos y Culturales de la Carta de Derechos Humanos, suscrito el 16 de diciembre de 1966, donde afirma que todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales. Bolivia plantó finalmente cara al actor base del capitalismo internacional, las multinacionales. 
En el caso del patriarcado se creó con el actual gobierno, en agosto de 2010, la Unidad de Despatriarcalización dentro del Viceministerio de Descolonización. El fin de esta entidad pública es enfocar todo el proceso de descolonización teniendo en cuenta como eje transversal la equidad de oportunidades entre géneros, potenciando la inserción laboral de las mujeres y empoderando sus decisiones en espacios colectivos. La colonización implementó duramente el machismo, sin obviar que existía en las mismas comunidades indígenas precolombinas, mediante estrategias de evangelización. El patriarcado es un mal cosmopolita, pero la particularidad de Bolivia ha sido justamente trabajar la despatriarcalización como uno de los males que hizo avanzar la colonización. 
Y finalmente, en pugna con el etnocentrismo del Estado Moderno, el no reconocimiento por parte del colonizado Estado boliviano de las tradiciones indígenas como instrumentos legales y legítimos en las comunidades generó cierta exclusión cultural. Para romper la contradicción entre el Estado moderno, creado por historia colonial, y las vivencias de las comunidades indígenas el gobierno de Evo Morales aprobó lo que se conoce como la Ley de Justicia Comunitaria Indígena o conocida como Ley de Deslinde Jurisdiccional, cumpliendo así con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Es decir, la Jurisdicción indígena ordinaria campesina podrá ejecutarse en las comunidades si es legítima e institucional en sus valores y siempre que no contradiga los Derechos Humanos o la misma Constitución del Estado Plurinacional. Por ejemplo, una pena de robo en una comunidad indígena nunca deberá saltar los parámetros legales como ejecutar a una persona como pena (evitar el lema comunitario tergiversado de “Ladrón pescao será quemao”), ya que eso sería declarar Pena de Muerte y es incompatible con la Constitución. Si no que se aceptaran, como acciones, castigos de deshonra en la comunidad como guardar el ganado de los vecinos, trabajar gratis para la comunidad unos días, etc... 
Pasando de la primera variable, Poder, con sus componentes de capitalismo, patriarcado y etnocentrismo cultural que acabamos de ver, en el actual proceso de descolonialidad en Bolivia también se tiene en cuenta la dimensión Saber, buscando recuperar e institucionalizar los conocimientos ancestrales para llegar al mismo orden de legitimidad que los conocimientos occidentales impuestos. Una de las pugnas más combativas del gobierno de Evo Morales es el caso de la hoja de coca, algo muy vinculado con el pasado del Presidente boliviano como productor de la hoja en la zona del Chapare. En Bolivia la hoja de la coca tiene una simbología e interpretación ancestral comunitaria, que va desde actos colectivos como mascar coca (acullicu) en cualquier encuentro o reunión hasta esencias curativas e incluso como sustancia para hacer frente a la falta de oxígeno en las alturas andinas. El gobierno boliviano no solo venció en soberanía nacional expulsando al Departamento Antidrogra de Estados Unidos (DEA, en inglés) en noviembre de 2008 - por denuncias de su colaboración en el apoyo al Golpe de Estado contra Evo Morales en septiembre del mismo año - y pasó el gobierno andino a tener bajo su cargo directo el control de la lucha contra la droga, sino que también consiguió en enero de 2013 que la Convención de Naciones Unidas sobre Estupefacientes, a pesar de la oposición de Estados Unidos, aceptase el acullicu como expresión de identidad cultural. Un logro del reconocimiento de la cultura indígena andina en la comunidad internacional – y nacional al declararse el 12 de Marzo como Día Nacional del Acullicu - que además ha estado acompañado de la buena intervención del gobierno de Bolivia contra el cultivo ilícito de coca ya que según el informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) que en 2013 había solamente 23.000 hectáreas más de las 14.705 permitidas actualmente, reduciéndose un 9% el cultivo ilegal respecto al 2012. [17]
Y sobre la dimensión del Ser en la teoría de la descolonialidad, lo referente a las desigualdades de razas, etnias y orígenes, la colonización insertó unas relaciones de poder donde el colono, de origen europeo principalmente, tenía un mayor status que la población indígena originaria. Estas relaciones inequitativas se mantuvieron posteriormente a la independencia de Bolivia, dado que los descendientes de colonos seguían dominando y reproducían la colonialidad cultural. Los etiquetados como blancos eran los políticos, los empresarios, los artistas, los banqueros,… muchos oficiosos opulentas y con prestigio, y los indígenas los trabajadores del campo, no cualificados, labores domésticas, entre otras. Los hijos de los blancos estudiaban y los niños indígenas trabajaban. Incluso era un deshonor hablar lenguas indígenas como el aymara o el quechua. Con la Nueva Constitución Política por primera vez en la historia se consideró a Bolivia como un Estado Plurinacional donde se reconoce a 36 identidad indígenas en todo el país, generando un nuevo modelo pluricultural y realizando diferentes estrategias para fortalecer la intraculturalidad de cada etnia, es decir, recuperar y reconocer oficialmente las costumbres, lenguas, y valores originarios. Por primera vez no solo se veía a un Presidente indígena en Bolivia sino la posibilidad de ver a una “cholita” indígena en el parlamento, pero no limpiando sino legislando, o siendo una “cholita” la presentadora de un informativo nacional. Esto no quiere decir que no siga existiendo una dominación cultural y de colonialidad del blanco sobre el indígena, es algo que faltarán generaciones para suprimir, pero lo que si que es evidente es que se han iniciado diferentes normativas y medidas por parte del nuevo Estado con el fin de empoderar y valorar la riqueza de las etnias que han sido históricamente discriminadas y poder así situarlas al mismo nivel de reconocimiento que los descendientes de colonos. 
Conclusión: Pragmatismo del Sur, no dogmas del Norte
Muchos discursos atacantes de las respectivas oposiciones políticas, los neoliberales principalmente, sobre los diferentes gobiernos del ALBA-TCP han utilizado la estrategia de considerar a países como Venezuela, Bolivia y Ecuador de ser una nueva “sovietización latinoamericana” con sus procesos de segunda independencia. Sitúan los modelos endógenos y soberanos como copias del socialismo real del siglo XX como acción de desprestigio político. 
El primer fenómeno de distinción y particularidad de los proceso actuales en América Latina es que no tienen nada que ver con el modelo económico de planificación productiva que se llevó en la URSS, siendo existente la propiedad privada en Ecuador, Venezuela o Bolivia. El modelo económico actual en América Latina incluso tiene una mayor cercanía al sistema intervencionista keynesiano que se implementó en la Europa Occidental después de la II Guerra Mundial donde el Estado era el principal actor en la economía, tanto como productor de los servicios estratégicos como poseedor y administrador de los esenciales públicos, pero sin eliminar nunca la propiedad privada.
Otro punto es el tema de la cooperación económica entre países del ALBA-TCP, la cual dista de la que se llevó en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (COMECON) en el bloque socialista en la Guerra Fría. COMECON se centró en el intercambio equitativo como, entre otros aspectos, el trueque de productos sin precios inflacionarios del mercado internacional, como fue el intercambio de azúcar de Cuba por petróleo de la URSS. Pero en el caso del ALBA-TCP, que si hay alguna similitud con la estrategia del exbloque del Este por el intercambio de trueque de Cuba servicios médicos y Venezuela petróleo, también hay diferencia al desarrollarse un proyecto autóctono de cooperación no solo en el comercio sino también en la producción con la creación de empresas con capital y gestión de dos o más Estados miembros de la entidad regional, con posibilidad además de inversión privada nacional. Un proyecto de creación autóctona del Sur que se denomina Grannacionales. 
Sobre el demagógico etiquetaje de la sovietización del ALBA-TCP lo mismo sucede en el tema político. Más que un modelo soviético unipartidista los países del ALBA-TCP siguen reproduciendo, con sus diferencias crecientes como en Bolivia las elecciones judiciales, el sistema de democracia representativa pluripartidista como existe en el mundo occidental, con su división de poderes; legislativo, judicial, y ejecutivo. Por lo tanto, todavía existen estructuras de la colonialidad en estos países latinoamericanos a pesar de los avances citados en el caso de Bolivia. Es nuevo el proceso de la segunda independencia y le queda mucho por recorrer si quiere llegar a una meta final, pero la misma actualidad de las reformas que se están llevando, para dejar de ser los estados dependientes apostando por su desarrollo y soberanía nacional, acaba molesta a una parte de las transnacionales y los poderes de la globalización neoliberal. 
La construcción de los modelos del ALBA-TCP están inmersos en un pragmatismo del Sur y no por dogmas teóricos del Norte, rompiendo así con el determinismo economicista a diferencia de la AP que cumple en todas sus medidas con los principios impuestos por la ideología neoliberal occidental subvalorando mediante la colonialidad sus orígenes ancestrales. Justamente hace más de 50 años estas directrices ya fueron acotadas por uno de los budas de la descolonización, que sin saberlo era también un teórico de la descolonialidad, el ex miembro del Frente de Liberación Argelino Frantz Fanon: Luchar por la cultura nacional es, en primer lugar, luchar por la liberación de la nación, matriz material a partir de la cual resulta posible la cultura” . 

Bibliografía 
BID/CEPAL 2010 El Arco del Pacífico latinoamericano: construyendo caminos de complementación e integración con Asia. Foro Arco del Pacífico Latinoamericano 
Briceño, José 2010 La Iniciativa del Arco del Pacífico. Un nuevo actor en el escenario de la integración regional en la revista Nueva Sociedad No 228. Julio-agosto 
Castro, Sergio & Grosfoguel Ramón (Coords) (2007) El giro decolonial: Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global . Ed. Serie Encuentros. Bogotá 
CEPAL 2009 El Arco del Pacífico Latinoamericano después de la crisis. Desafías y propuestas. Santiago de Chile 
Césaire, Aimé (2006). Discurso sobre el colonialismo. Ed: Akal. Madrid 
Fanon, Frantz (1961) Los Condenados de la Tierra. Fondo de Cultura Económica. México 
García Linera, Álvaro 2012 Geopolítica de la Amazonía. Ed: Vicepresidencia. Bolivia 
García Linera, Álvaro 2010 “El Estado en transición. Bloque de poder y punto de bifurcación El Estado Campo de LuchaCLACSO. Bolivia 
Libertad y Desarrollo 2013 “Alianza del Pacífico: Integración en la subregión y sus nuevas implicancias a nivel internacional” en Economía Internacional al Instante. 14 de febrero 
Mariategui, Carlos. (2002) 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana . Ed: Amauta. Lima 
Preciado, Jose & Uc, Pablo 2010 La construcción de una geopolítica crítica desde América Latina y el Caribe. Hacia una agenda de investigación regional. CLACSO. México 
Sader, Emir 2008 Refundar el estado: Posneoliberalismo en América Latina. CLACSO. Buenos Aires 
Salinas, Dario 2012 “Estados Unidos: seguridad y defensa en las nuevas relaciones hemisféricas” Estados Unidos, más allá de la crisis Ed: Siglo XXI. México
Serbín, Andrés 2010 Entre la UNASUR y el ALBA: ¿Fragmentación y competencia de modelos?
Notas
[1] Estados Unidos, primer país del continente americano que se independizó, en 1776 es un caso muy particular y excepcional al ser transformado pasando de ser una colonia inglesa a un país neocolonizador de América Latina primeramente con la Doctrina Monroe (1823) y el Corolario Roosevelt (1904), y del mundo tras la segunda Guerra Mundial (1939-1945). No es el centro de la cuestión analizar Estados Unidos, sino concretamente América Latina como región geopolítica “al Sur”.
[2] Véase:http://www.enelvolcan.com/ago2013/279-resena-del-libo-de-raul-zibechi-brasil-potencia-entre-la-integracion-regional-y-un-nuevo-imperialismo-bajo-tierra-ediciones-jovenes-en-resistencia-alternativa-2012
[3] Documento de p presentación del seminario, módulo 1, "Pensar al Sur: perspectivas críticas sobre los nuevos centros y periferias globales" 
[6] José Briceño argumenta que: “El regionalismo estratégico es un proceso que resulta de una alianza entre Estados- nación y empresas nacionales que han iniciado un proceso de internacionalización de sus actividades económicas.” Briceño, José 2006 Regionalismo estratégico e interregionalismo en las relaciones externas del MERCOSUR. Revista Aportes para la Integración Latinoamericana (Buenos Aires)
[7] La CEPAL rompió con sus principios keynesianos y se decantó por aspectos neoliberales al definir, y defender, el modelo de regionalismo abierto en 1994 como: “ un proceso de creciente interdependencia económica a nivel regional, impulsado tanto por acuerdos preferenciales de integración como por otras políticas en un contexto de apertura y desreglamentación, con el objeto de aumentar la competitividad de los países de la región y de constituir, en lo posible, un cimiento para una economía internacional más abierta y transparente” Véase http://www.eclac.org/publicaciones/xml/7/4377/lcg1801e.htm
[9] http://www.rnv.gob.ve/index.php/evo-morales-afirma-que-ee-uu-promueve-alianza-del-pacifico-para-dividir-unasur
[10] Véase: http://www.todoespolitica.cl/politologo-y-sociologo-atilio-boron-para-estados-unidos-latinoamerica-es-la-region-mas-importante-del-mundo/ 
[11] Fanon, Frantz (1961) Los Condenados de la Tierra. Fondo de Cultura Económica. México
[12] Mariategui, C. (2002) 7 ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Ed: Amauta. Lima
[13] Documento de módulo 3, Sudáfrica: desarrollo, ciudadanía y movimientos sociales "Pensar al Sur: perspectivas críticas sobre los nuevos centros y periferias globales  
[14] Cesaire, A (2006). Discurso sobre el colonialismo. Ed: Akal. Madrid 
[15] Fanon: “Es en ésa masa, en ese pueblo de los cinturones de miseria, de las casas "de lata", en el seno del lumpen-proletariado donde la insurrección va a encontrar su punta de lanza urbana”
[16] Castro, S & Grosfoguel R, Coords (2007) S El giro decolonial: Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global. Ed. Serie Encuentros. Bogotá 
[17] Véase: http://www.la-razon.com/seguridad_nacional/UNODC-Bolivia-cultivos-encamina-cumplir_0_2075792456.html


Aníbal Garzón (CLACSO)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

lunes, 3 de noviembre de 2014

"El neoextractivismo está acabando con América Latina"

Entrevista con el sociólogo Boaventura de Sousa Santos


El Espectador

Foto: Steven Navarrete/El Espectador

Hace algunos días, el investigador y director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal), visitó el país para el lanzamiento de dos libros claves para entender la complejidad de la realidad social contemporánea en el mundo y nuestro continente, ‘Democracia al Borde del Caos’ (Siglo del Hombre) y ‘Democracia, derechos Humanos y Desarrollo’ (Dejusticia). El Espectador   habló con el sobre sus trabajos, la crisis Europea y de los problemas que enfrenta América Latina.
-Cuéntenos sobre su libro ‘Democracia al Borde del Caos’…
-Es un intento de teorizar la crisis de la democracia en el continente que se auto-designa como el continente que inventó el ideal de la democracia y lo concretizó históricamente con más consistencia. La crisis resulta en buena medida de la contaminación de la política democrática por el neoliberalismo económico la cual se traduce en la crítica del estado social, en la pérdida de derechos sociales y la privatización de las políticas de salud, educación y seguridad social. Me preocupa de sobremanera esta pérdida de los derechos fundamentales.
Desde los orígenes de la democracia de la época moderna hubo una tensión entre los valores democráticos y la lógica de acumulación del capitalismo. Después de la segunda guerra europea lo determinante fue la disputa entre capitalismo y comunismo. Gracias al temor del avance del comunismo en los países capitalistas, el poder capitalista hizo concesiones a los trabajadores (los derechos laborales y, en general, los derechos económicos y sociales) y permitió la tributación progresiva (tasas de tributación más altas para los más ricos).

-¿Y qué cambió dicho escenario?

-Al desaparecer el gran enemigo comunista en fines de los ochenta del siglo pasado las concesiones de este capitalismo con rostro humano desaparecieron y el campo político y la socialización, así como la participación en el mismo fue muy compleja, sobre todo para los ciudadanos porque en este escenario de desconcierto han perdido su espacio de participación política y de deliberación democrática.

-¿Está saliendo Europa de la crisis con los ajustes estructurales?

-En este momento no vemos una salida muy clara, además que tenemos otras tensiones internas. Seguimos dominados por gobiernos conservadores, la UE y la Comisión Europea sigue dominada por una lógica neoliberal, el dominio Alemán en la política económica sigue siendo hegemónico, y de corte neoliberal, por ello sigue la austeridad.
Los partidos socialistas que podrían ser una alternativa no lo son, como lo evidencia la renuncia de tres ministros en Francia por las decisiones de Francois Hollande, que quiere continuar con los recortes financieros y la política de austeridad. Hay todavía movimientos a la izquierda de los partidos socialistas que están apuntando algunas soluciones: Syriza, en Gracia, Podemos en España, Bloco de Izquierda en Portugal. Pero ningún de ellos (excepto Syriza) puede tener aspiraciones de ser gobierno

-¿Pero y no hay una alternativa y esperanza política frente a este sombrío panorama?

-Una alternativa ha surgido en la movilización política que comenzó con ‘los indignados’ en España. El problema que enfrentan algunos movimientos sociales hoy en día es que mucho son buenos en protestar, pero se les dificulta la práctica política y por ello tuvieron una interrupción. En España lograron convertirse en un nuevo partido, ‘Podemos’ y que está teniendo éxito electoral y está obligando al PSOE, uno de los partidos que más fue a la derecha en el pasado a replantearse.

-¿Y qué está sucediendo con la izquierda europea y específicamente en un país como Portugal. Aquí muchos recuerdan los reportajes de Gabo cubriendo la revolución del año de 1974, ‘La Revolución de los Claveles’.

-En Portugal hay unos partidos pequeños que están intentando entrar en una nueva alternativa de izquierda. Es lo que describo en mi libro en el último apartado titulado, ‘once cartas a las izquierdas’. En general pienso que las izquierdas tienen que refundarse para liberarse de los dogmatismos originarios y de luchas fratricidas a lo largo de décadas, que dejaran heridas profundas. La huella del divisionismo y dogmatismo es profunda.
-Por las noticias que llegan de Europa, sabemos que Grecia necesita un rescate social y económico urgente…
-Si la Unión Europea era una alianza política y económica, como estábamos convencidos, no existiría una deuda ‘Griega’ sino europea y como tal sería asumida. La deuda griega era muy pequeña en el conjunto Europeo, bastaba que se asumiera la deuda griega como deuda Europea y las tasas de interés hubieran sido muchísimo menores, pero Alemania ha decidido rechazar dicha propuesta para proteger sus bancos. El nuevo nacionalismo europeo nasció en ese momento.
-Lo que usted señala es muy grave, se ha perdido el sentido con el cual se quería formar la Unión Europea…
-Estamos ante el resurgimiento de viejos nacionalismos al interior de las diversas regiones de Europa, que datan desde el siglo XV y contraponen al norte y al sur. Dejando a la vista como países siguen viendo a otros con prejuicios colonialistas, por ejemplo concibiendo que los españoles o portugueses son perezosos, faltos de compromiso, cosas de este tipo. Con la Unión Europea ya había cambiado un poco, pero dicha comunión colapso. No existen hechos que nos digan lo contrario.
Además, existe una gran desconfianza al fortalecimiento del nacionalismo alemán, que ya causó dos guerras europeas, aunque en esta oportunidad no se trata de un poder militar sino de un poder económico.
-Algunos proponen eliminar la Unión Europea, ¿usted qué piensa?
-Sociólogos muy conocidos como Wolfgang Streeck dicen que lo mejor sería eliminar la Unión Europea, porque las soluciones políticas que se tenían anteriormente para resolver la crisis, entre ellos el manejo político de la moneda o del banco central son inaccesibles en ella.
Tenemos una crisis económica neoliberal crítica pero no tenemos los instrumentos para resolverla. Es una situación de ‘Catch-22’, sin salida, compleja y depresiva. Hay varias propuestas algunas más radicales que otras: salir del euro sin salir de la UE; eliminar los dos.
-Todo este escenario se complejiza con el ascenso de partidos Nacionalistas y neo-fascistas. ¿Por qué están surgiendo partidos con ideologías que se creían eliminadas del campo ideológico?
-Este tema es muy preocupante, sobre todo en Francia, como ejemplo tenemos ‘El Frente Nacional’ lo que se constituye en una narrativa preocupante y permanente que viene desde muchas décadas atrás, y se afinco. El nazismo y el fascismo fueron experiencias que duraron muchos años y que se quedaron en el imaginario social europeo. En realidad no desaparecieron porque no se hicieron muchas de las cosas que eran necesarias hacer para terminar con ellas definitivamente.
-¿Cómo se manifiestan estas narrativas no manifiestas pero si latentes en la vida política de Europa? 

-Por ejemplo una de las cosas a las cuales nunca se hace referencia es que Alemania no pago su deuda a Grecia por la ocupación y destrucción en la segunda guerra europea, y en la actualidad cobro la deuda, lo que constituye una injusticia histórica tremenda.

Bastaba con que hubiera pagado su deuda para que Grecia pudiera seguir adelante, y de allí surge todo ese imaginario social de hostilidad, de ‘soberanismo’ y nacionalismo de derecha, recalco, “demasiado peligroso”, que condujo a un derramamiento de sangre sin precedentes en el mundo, convirtiendo a Europa en el continente más violento del mundo. Nunca murieron tantas personas en guerras como en Europa en el siglo XX. Se calcula que el saldo de la Segunda guerra europea (no es mundial) es de 60 a 85 millones de personas.
-¿Por qué dice que no son mundiales?
-Son guerras europeas, no mundiales, en tanto que Europa dominaba el mundo había extendido dicha narrativa, por supuesto que tuvieron teatros de operaciones en África y Asia. Europa es un continente muy violento. La idea de los valores europeos es muy reciente y surge después de tanta sangre desde las guerras religiosas de los siglos XVI-XVII, luego los estados modernos seculares.
-Está claro que la Unión Europa como organismo generador de cohesión fracaso, ¿qué entidad propone para remplazarla?
-Estoy a favor de una ‘Unión Europea de los Pueblos’ con una igualdad democrática tanto económica como política, donde prime la solidaridad y la reciprocidad que pensamos ya estaba consolidadas, pero la crisis de Grecia se encargó de mostrarnos que no es así.
Para Alemania fue muy fácil decir; ‘esto no tiene que ver con Europa, es un problema griego, entonces mañana será un problema portugués, pasado mañana es un problema español, y con dicha actitud destruyo todas las posibilidades de dar una respuesta rápida, de dar una respuesta a una crisis que no era tan grave. Portugal no tenía un problema económico tan complejo como el que se vivencia ahora, fue realmente el juego de la especulación y la tardía respuesta lo que agravo todo. Algunos tanto à la derecha como à la izquierda vuelven a defender el viejo nacionalismo europeo pero, en general, en Europa el nacionalismo fue conservador, autoritario, xenofóbico.
-La xenofobia está en aumento, y quienes llevan en muchos casos los peores problemas en la crisis son los inmigrantes…
-Europa tiene una deuda histórica con los países donde ejerció un yugo colonial, y debería ser saldada, convirtiéndose en un escenario de acogida a la diferencia, lo que podría iniciar con la elaboración de una nueva política migratoria, en una verdadera apuesta ‘intercultural’, no ‘multicultural’, ya que mientras que la primera hace referencia a la estrecha relación, interacción e integración de las culturas, la segunda hace mención a una vaga tolerancia a diferencia sin ningún tipo de interés por la cultura del otro.
-¿Para salir de la crisis, algunos analistas proponen regresar a la moneda nacional de cada país, en realidad esto tiene alguna viabilidad?
-La salida del ‘Euro’ es un debate muy candente que algunos han venido poniendo sobre la mesa, aun así cualquier salida que no sea organizada y mínimamente negociada, resultara en gran sacrificio para las familias. Una solución podrá verse medianamente dentro de tres a cuatro años, pero a corto plazo va a ser doloroso, y con apuestas como estas, donde tú dinero nacional va a valer cinco veces menos que el Euro, y algunas deudas están denominadas en Euros y tu dinero en moneda nacional, entonces eso serían soluciones de ruptura, a mi juicio.
-¿Y el surgimiento de una solución lenta?
-Dicha solución va a germinar a mi juicio dependiendo de dos condiciones; por el surgimiento de una agente político de izquierda capaz de cambiar el rumbo y la otra puede ser cuando la crisis llegue a Alemania y Francia. La crisis está llegando algunos países nórdicos como lo que podemos ver con lo que está sucediendo con Nokia en Finlandia. El crecimiento económico de Alemania y Francia es casi nulo.
-¿Entonces, usted afirma que la crisis dará un giro cuando toque las puertas de Alemania? 

-Exacto, y hará repensar las cosas. Existe un imperio financiero dentro de Europa que se posicionó de una manera muy sutil y que será muy difícil desalojar.

Pero por otra parte cuando hay crisis en Alemania las cosas no son muy buenas para Europa, como ejemplo tenemos las crisis financieras que vimos en los años anteriores a la era de Hitler. Así que decir que soy un optimista trágico como siempre digo, veo las dificultades pero me reusó a no ver alternativas a este ‘estatus quo’ que resulta en una lógica de producción de desigualdad, de desalojo y persecución del campesinado en todos los continentes, el problema de Europa es un problema en miniatura del problema global que atravesamos y que los pueblos de otros continentes ya sufrieron.
-¿Qué hace entonces que América Latina no esté pasando por una crisis tan severa como la afronta Europa?
-Porque tiene los recursos naturales que resultan en una inyección a su economía. El boom de los recursos naturales, es el motor del actual crecimiento.
-En ese sentido, ¿qué papel juega América Latina en el escenario mundial hoy?
-Pienso que tenía un papel muy importante en traer una alternativa al desarrollo capitalista, en manos de las fuerzas populares, como lo evidenció el Foro Social Mundial y no es por coincidencia que este , emerge en el año 2001, por supuesto para la época ya se había consolidado Venezuela, pero van a surgir gobierno populares en Brasil, Bolivia, Argentina y Chile, lo mismo en Uruguay y Paraguay que resulta en la consolidación de la emergencia de movimientos sociales y populares que produjeron realmente una alternativa ‘posneoliberal’.
Todos estos gobiernos progresistas se declaran ‘posneoliberales’ y por ello empezaron a hacer política con justicia social, una redistribución social. Este es el único continente en que él va a ser posible hablar de socialismo del siglo XXI, no tiene sentido de hablar de socialismo en África o en Asia.
-¿Y la alternativa ‘posneoliberal’ se mantiene hasta el día de hoy? 

-En esta segunda década estos gobiernos continúan declarándose posneoliberales y tienen alguna razón pero no toda la razón. ¿Por qué podríamos llamarlos posneoliberales?, bueno en parte a que el estado controla mucho más la economía, es un interventor de la misma. Además, se nacionalizaron muchas empresas en el caso de Bolivia o Ecuador. Es decir que existe un activismo estatal más fuerte que va en contra del neoliberalismo y es por ello que el neoliberalismo internacional no perdona a estos gobiernos y quiere destruirlos.

Ahora, cual es la forma de operar de estos países; bueno, son ‘posneoliberales’ internamente para lograr alguna medida de redistribución social pero no cuestionan el neoliberalismo internacional, al capitalismo financiero ni a las reglas de libre comercio y van a jugar bajo las reglas de dicho tratados. El modelo de desarrollo es neoliberal.
-Usted ha tocado un tema central en cualquier agenda política, ¿qué posibilidad jugó entonces de disponibilidad de recursos naturales en la consolidación de estos gobiernos progresistas? 

-Fue determinante en la explotación sin precedentes de los recursos naturales, el capitalismo financiero que está manejando todo este modelo de desarrollo neoextractivista que llamamos así por su intensidad. Existe un retroceso en todo lo que resultaba llamativo por ser una alternativa, por ejemplo las políticas de autodeterminación de los pueblos indígenas en Bolivia (que es la mayor parte de la población) o Ecuador.

En la segunda década vamos enfrentar la destrucción de un parque natural nacional como el Parque Nacional (TIPNIS) y Yasuní en Ecuador, con una carretera y una explotación petrolero. Es así como todas estas conquistas constitucionales que fueron fuertes en las décadas pasadas en Bolivia, Ecuador, y Brasil se perdieron porque el capitalismo internacional los obliga a caer en el neoextractivismo completamente obsesivo.
Para construir dichas megaconstrucciones tienes que desplazar a los indígenas y campesinos, no hay alternativa bajo esa lógica. Esos gobiernos se quedaron sin alternativa y por eso son ambiguos, son cada vez más neoliberales y menos ‘posneoliberales’.
-Es un dilema muy complejo, porque muchos analistas argumentan que no hay forma de librarse de los préstamos internacionales sino creciendo económicamente, haciendo uso de sus propios recursos naturales, por supuesto esto tiene costes ambientales y sociales terribles…
-La explotación de los recursos fue para lograr una mayor redistribución al interior de los países haciendo uso del mismo modelo de desarrollo, lo que condujo a que no hubiera una transición a un nuevo modelo.
Todas las mejoras son muy importantes y hay que acogerlas. Estos gobiernos aprovecharon ello, pero no hubo una reconversión y diversificación industrial, al contrario lo que se puede palpar es el afincamiento del sector primario, ‘la reprimarización de las economías’, lo que resulta en algo equivoco, así como en Brasil que tiene gran potencial industrial.
-¿Entonces la naturaleza es el principal recurso económico de América Latina en la actualidad?
-Lo que mueve la economía en los países latinoamericanos son los recursos naturales. Es por ello que son más de 5000 proyectos en la Amazonía que van a destruir obviamente sus ecosistemas. Todo ello resulta así en la destrucción de un modelo político que se pensaba alternativo y en sus inicios era muy creíble.
-¿Existe una alternativa de conciliar una organización productiva sostenible que favorezca a las poblaciones de los países y cuide el medioambiente? 

-No témenos otra opción, tiene que existir. Debemos pensar una forma de producción alternativa al estractivismo, que está destruyendo a América Latina y al mundo. Sus ciclos arrasan con la fertilidad de la tierra llevándola hasta el límite. Muchas regiones ya están desertificadas porque no soportan dicho saqueo.

Es la primera vez en la historia que el capitalismo enfrenta los límites de la naturaleza. Hemos pasado de la contradicción entre capital y trabajo a la existente entre capital y naturaleza, lo que se demuestra en el calentamiento global y los desastres climáticos y la escasez de agua.
Por otro lado debemos revalorar todas las economías anticapitalistas que existen en el mundo, las economías campesinas, indígenas y solidarias que buscan una reciprocidad y de respeto con la naturaleza.

-¿Qué puede hacer el ciudadano de a pie para enfrentar crisis y salvaguardar la naturaleza? 

-El ciudadano de a pie se siente más pequeño ante las lógicas de poder que lo trascienden. El poder es tan fuerte, que tú no te imaginas como individualmente puedes hacer algo en su contra. Existen dos niveles en los cuales podemos pensar una alternativa, por un lado, no hay emancipación sin autotransformación.

En tu vida tienes, de alguna manera, que dar testimonio de una alternativa por más pequeña que sea, en tu familia, en tu casa, en tu escuela, en tu lugar de tu trabajo, testimonio de democracia y de conciencia ambiental porque hoy en día, el poder está en manos de antidemocratas. Individualmente puedes hacer muy poco por la realidad a la cual estas sujeto, lo que debemos hacer es repensar la política de nuevo, participar activamente en la formulación de políticas no solamente a nivel municipal sino a nivel nacional.
En América Latina se hicieron algunas apuestas interesantes como los presupuestos participativos, consejos nacionales sectoriales de salud y educación, donde la sociedad civil realmente organizada participaba en la producción de políticas públicas.
-¿Y usted como contribuye al cambio social? 

-Nunca seré un intelectual de vanguardia, sino de ‘retaguardia’. Para hacer teoría de vanguardia y hacer parte de la misma hay que separarse de la sociedad que quieres guiar.

El intelectual de retaguardia por el contrario va con los movimientos sociales, caminando al mismo tiempo y se deja sorprender por la creatividad social, busca dar cuenta de lo que esta pasado, pero al mismo tiempo dejando ecos donde la creatividad va surgiendo, trabajando con los movimientos sociales, de campesinos, de indígenas, de mujeres. En la ‘Universidad Popular de los Movimientos Sociales’, realizamos diversos talleres y donde buscamos el acercamiento de los espacios y que tome lugar lo que yo llamo la ecología de saberes, donde se combina el saber científico junto al saber popular.
Estamos discutiendo un mundo nuevo, pero siempre teniendo en cuenta los nuevos factores que surgen en la sociedad, lo que he denominado la sociología de las emergencias, es ese sentido que estamos trabajando. 

sábado, 1 de noviembre de 2014

Solidaridad Internacional con el Estudiante Chileno PATRICIO JAVIER FLORES detenidos en Paraguay




Martin Almada, PREMIO NOBEL ALTERNATIVO DE LA PAZ
El 24 de julio de 2014 ingresó legalmente  al Paraguay el joven estudiante chileno,  PATRICIO JAVIER FLORES, invitado por la FEDERACION PARAGUAYA DE ESTUDIANTES SECUNDARIOS ( FENAES) para la manifestación estudiantil convocada para el 2 de octubre  del 2014, en su calidad de dirigente estudiantil chileno.
Patricio Javier participó  en la marcha pacifica reclamando calidad y gratuidad de la educación.
Los estudiantes paraguayos reclamaron aumento del presupuesto en educación,  almuerzo escolar gratuito a todos los niveles y también arancel escolar cero.  Ante la negativa de la Ministra de Educacion de recibir a la delegación estudiantil  los manifestantes procedieron a la TOMA SIMBOLICA Y PACIFICA DEL MINISTERIO DE EDUCACION Y CULTURA.
El estudiante chileno en todo momento se desempeño como camarógrafo registrando  todo lo ocurrido   a través de un teléfono celular pero “cometió  el delito de portar una camiseta con la insignia del Partido Comunista”. La Constitucion Nacional prevé el pluralismo ideológico.
El 13 de octubre del 2014  ,como en la vieja época dictatorial, fue detenido en la via publica por funcionarios policiales vestidos de civil. En la sede policial fue acusado de terrorista. El Agente Fiscal que ordenó su captura lo acuso  por la participación en el hecho punible de PERTURBACION DE LA PAZ PUBLICA y solicitó su prisión preventiva. El Juzgado Penal ordeno su arresto domiciliario en el Consulado chileno en Asuncion.
EXPULSION DEL PAIS.
El Agente Fiscal interviniente solicitó al Juzgado la expulsión del  país al PERTURBADOR DE LA PAZ PUBLICA. El Codigo Penal vigente,exige que la expulsión debe decretarse en una resolución firme por un delito cometido.
El Juez Penal de Garantía   resolvió el jueves 30 de octubre no dar lugar a la expulsión del país del estudiante chileno porque no existe acusación o condena en su contra. El caso pasó  a la Fiscalia General de la República para ratificar o rechazar el pedido de expulsión.
ARMEN LIOS
En ocasión de asumir la presidencia de la República el 15 de  agosto del 2013  Horacio Cartes había manifestado públicamente “Si este Presidente no cumple con su palabra  ARMEN LIOS,   y  los estudiantes de la FENAES  tomaron el guante.
Se solicita la solidaridad internacional para que Pablo no sea victima de una injusticia que nos recuerda el pasado stronista.
Martin Almada, en su condición de PREMIO NOBEL ALTERNATIVO DE LA PAZ y Miembro del Comité Ejecutivo de la  ASOCIACION AMERICANA DE JURISTAS (AAJ)  actúa  como  OBSERVADOR INTERNACIONAL en el proceso contra el estudiante chileno.

La masacre como forma de dominación










Mientras sostenía el Premio Tata Vasco 2014, entregado por la Universidad Iberoamericana en Puebla a Fudem (Fuer­zas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México), uno de los pocos varones del grupo de 25 familiares que acudieron al acto gritó: Esto es una guerra. El dolor inimaginable de los familiares los fuerza a mirar de frente y sin vueltas la realidad que sufren.
En efecto, hay una guerra contra los pueblos. Una guerra colonial para apropiarse de los bienes comunes, lo que supone la aniquilación de aquellas porciones de la humanidad que obstaculizan el robo de esos bienes, ya sea porque viven encima de ellos, porque se resisten al despojo o, simplemente, porque sobran, en el más crudo sentido de que son innecesarios para la acumulación de riqueza.
Una guerra colonial, además, por el tipo de violencia que utiliza. No sólo se asesina. Se decapita y se desmiembra para regar las partes a la vista de la población, como escarmiento y advertencia. Para infundir miedo. Para paralizar, impedir cualquier reacción, en particular las acciones colectivas.
No se trata de una tecnología novedosa. Fue utilizada por la Corona española para aniquilar las luchas indígenas. Allí la aprendieron los nuevos colonizadores. Túpac Amaru fue descuartizado vivo delante de la multitud reunida en la plaza de armas de Cusco.
Amaru fue obligado a presenciar la tortura y asesinato de sus dos hijos mayores y de su esposa, además de otros familiares y amigos. Antes de morir fueron torturados, les cortaron la lengua, todo un símbolo de lo que realmente molestaba a los conquistadores. El hijo menor, de sólo 10 años, fue obligado a presenciar la tortura y muerte de toda la familia, para ser luego desterrado a África.
La cabeza de Amaru fue colocada en una lanza exhibida en Cusco y después en Tinta, sus brazos y piernas fueron enviados a ciudades y pueblos para escarmiento de sus seguidores. Túpac Katari y sus seguidores sufrieron más o menos los mismos tormentos y sus restos fueron también esparcidos por los territorios de lo que hoy es Bolivia. No es nueva la crueldad de los nuevos conquistadores. Antes se trataba de apoderarse del oro y la plata; ahora es la minería a cielo abierto, los monocultivos y las hidroeléctricas. Pero en el fondo, se trata de mantener a los de abajo en silencio, sometidos y quietos.
La masacre es la genealogía que diferencia nuestra historia de la europea. Aquí las formas de disciplinamiento no fueron ni el panóptico ni el satanic mill, la fábrica del diablo de la Revolución Industrial y la explotación capitalista, retratada por el poeta William Blake y analizada con rigor por Karl Polanyi. El cercamiento de campos a partir del siglo XVI en Inglaterra, una revolución de los ricos contra los pobres, es analizada como el quebrantamiento de los viejos derechos y costumbres por los señores y nobles, “utilizando en ocasiones la violencia y casi siempre las presiones y la intimidación” (La gran transformaciónLa Piqueta, p. 71, subrayado mío).
Aquí la violencia fue, y es, la norma, el modo de eliminar a los rebeldes (como en Santa María de Iquique, Chile, en 1907, cuando fueron masacrados 3 mil 600 mineros en huelga). Es el modo de advertir a los de debajo de que no deben moverse del lugar asignado. Aquí hemos tenido, y tenemos, esclavitud; nada que se parezca al trabajador libre que promovió el desarrollo del capitalismo europeo al robarles las tierras a los campesinos.
Nótese que en las guerras de independencia entre criollos y españoles, los insurgentes apresados por los realistas no fueron torturados. Miguel Hidalgo y José María Morelos, por mencionar destacados rebeldes criollos, fueron juzgados y luego fusilados como se hacía en la época con los prisioneros de guerra. Sólo el color de piel explica el diferente trato que tuvieron Túpac Katari y Túpac Amaru, como todos los indios, negros y mestizos de nuestra América.
No es historia. En el Brasil democrático, la organización Madres de Mayo contabiliza, entre 1990 y 2012, 25 masacres, todas de negros y pardos, como la que dio origen a su militancia: en mayo de 2006, en el contexto de la represión al Primer Comando de la Capital de Sao Paulo (narcos organizados desde las cárceles), fueron asesinados 498 jóvenes pobres, varones de 15 a 25 años, entre las 10 de la noche y las 3 de la madrugada por la policía.
El narco es la excusa. Pero el narco no existe. Son los negocios que forman parte de los modos de acumular/robar de la clase dominante. No estamos ante excesos policiales esporádicos, sino ante un modelo de dominación que hace de la masacre el modo de atemorizar a las clases populares para que no se salgan del libreto escrito por los de arriba, y que le llaman democracia: votar un día cada cinco o seis años y dejarse robar/asesinar el resto del tiempo.
Lo peor que podemos hacer es no mirar la realidad de frente, hacer como si la guerra no existiera porque todavía no te han golpeado, porque todavía sobrevivimos. Esto es contra todos y todas. Es cierto que hay una porción que aún pueden expresarse libremente, manifestarse incluso, sin ser aniquilados. Siempre que no se salgan del libreto, que no pongamos en cuestión el modelo. Bien mirado, los que podemos manifestarnos a cara descubierta somos algo así como los criollos de las guerras de independencia, los que pueden esperar una muerte digna, como Hidalgo y Morelos.
Pero el tema es otro. Si queremos de verdad que el mundo cambie, y no usar la resistencia de los de abajo para treparnos arriba, como hicieron los criollos en las repúblicas, no podemos conformarnos con maquillar lo que hay. Se trata de tomar otros rumbos.
Tal vez un buen comienzo sea continuar los pasos de los seguidores de Amaru y Katari. Reconstruir los cuerpos despedazados para reiniciar el camino, allí donde el combate fue interrumpido. Es un momento místico: mirar el horror de frente, trabajar el dolor y el miedo, avanzar tomados de las manos, para que los llantos no nos nublen el camino.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2014/10/31/index.php?section=opinion&article=023a1pol