Opinión
Un fantasma recorre Europa: el fantasma de la inmigración, de la inmigración desesperada, ya no solo de hambrientos sino de miles y miles de personas que huyen de las guerras que los propios interese europeos, juntos a los de su socio estadounidense, han decidido organizar, alentar, financiar y propiciar en esas naciones.
Un fantasma creado al son de la angurria de los grandes bancos, los grandes holding que han expoliado a África desde el principios de los tiempos y a Medio Oriente y Asía Central desde que se ha descubiertos que en las entrañas de esas naciones se encontraban océanos de petróleo.
Si no hubiera tantas vidas en juego, tantas vidas que han tenido que abandonarlo todo a cambio de sobrevivir, huyendo de Estado Islámico, al-Qaeda o los de Talibanes, se podría jugar con la ironía de que los inmigrantes van a Europa por lo suyo, por las grandes fortunas que se han llevado de sus países a lo largo de la historia, pero no son tiempos para ironías, ni sentencias moralistas.
Ya hemos analizado en La primavera árabe se ahoga en el Mediterráneo, como la migración que llega desde las costas africanas, especialmente desde Misrata (Libia) a la isla de Lampedusa y otras adyacencia del sur italiano, intenta en miserables pateras repletas, saturadas, excesivamente cargadas de libios, sudaneses, eritreos, somalíes, etíopes, malíes, dejar detrás de sí una geografía encendida por guerras de todo cuño.
En una economía devastada, los africanos del Sahara y el Sahel, no cuentan con otra posibilidad de trabajo que ingresar a una de las tantas bandas salafistas que operan en sus países. Allí no solo tendrán que arriesgar sus vidas cada día, sino también que serán compelidos a realizar degradantes actos de tormentos a sus prisioneros en nombre de un Dios, al que sin ninguna duda sus jefes no respetan.
Pero ahora el mundo está comenzando a descubrir otras de las puertas por la que los desangelados de Medio Oriente y Asía Central están intentando ingresar a Europa.
En lo que va del año han llegado unos 340.000 inmigrantes y refugiados, según ACNUR, la mitad desde las costas africanas, la otra mitad a través de Grecia.
La otra puerta
La crisis migratoria que vive Grecia, profundiza todavía más sus crisis económicas y políticas, haciendo colapsar todas las instituciones del área.
En pleno verano, mientras los griegos intentan sacar ventajas de la única industria que funciona en su país: el turismo, se ha convertido casi en un tópico ver como los veraneantes europeos que descansan en las islas del Egeo como Kos, Lesbos, Jíos o Samos, presencian el arribo de lanchas cargadas de inmigrantes, el 64% de ellos sirios, el 20% afganos y el resto de todo un poco desde iraquíes a bangladesís.
Los inmigrantes tras meses de atravesar distintas rutas, alcanzan el puerto turco de Bodrum, para que pagando entre 1000 y 1500 euros puedan abordar una lancha, que preparada para trasportar 30 personas llegan a cargar 65, y cubrir los últimos 4 kilómetros hasta alguna de las islas griegas del archipiélago de Dodecaneso.
Los patrones de estas lanchas pueden realizar entre cuatro y cinco viajes al día, lo que hace muy significativa la cifra del “negocio”.
Según el lugar de origen los inmigrantes han pagado a las mafias entre 2.000 y 10.000 euros, tanto sean sirios o afganos, para alcanzar Turquía en travesías, que pueden durar, depende su origen, entre una semana y tres meses cubriendo distancias de hasta 6000 kilómetros.
Según datos de Frontex (Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores) la ahora llamada “Ruta del Mediterráneo Oriental” ha registrado entre enero y junio de este año 79.286 personas, 12.000 más que las registradas en el mismo periodo entre Libia e Italia. Según la misma agencia aproximadamente ingresaron a Europa unos 340.000 inmigrantes en los siete primeros meses de este año y sólo en el mes de julio se registraron más inmigrantes que en todo 2013.
Grecia ya se ha declarado incapaz de hacerse cargo de semejante reto y por ello está intentando disponer de un rápido proceso de identificación, para que los migrantes ya por tierra puedan seguir su ruta por Macedonia y Serbia para llegar a Hungría, donde podrán tramitar su estatus de refugiado en la Comunidad Europea.
La inmigración marítima desde Turquía a Grecia se ha intensificado en estos últimos años tras la construcción de una valla, que separa las fronteras terrestres de ambos países aproximadamente unos 206 kilómetros, el mayor tramo a lo largo del río Evros, solo quedan 12,5 kilómetros de tierra firme por donde la inmigración ilegal conseguía cruzar con sobornos fundamentalmente. La alambrada de tres metros de altura protegida con cámaras térmicas y sensores de movimiento y las patrullas de seguridad, ha comenzado a ser un serio impedimento para los inmigrantes que han optado por cubrir el último tramo por vía marítima.
En julio último llegaron a Grecia unas 50000 personas, lo que representa un aumento del 750% con respecto al mismo mes de 2014.Ya en alguna de las islas los inmigrantes deben obtener un certificado de estancia temporal, para seguir viaje a Atenas.
Las autoridades griegas no están en condiciones de abastecer los requerimiento de miles de recién llegados por lo que facilitan la continuad de su camino al norte, pasando el problema a Macedonia y a Serbia.
Desde hace varias semanas los parques atenieses como el Pedion Tou Areos, en el caso de los afganos y la plaza Ominia los sirios, han sido ocupados por familias de que intentan conseguir el salvoconducto para resolver la continuidad de su viaje. En su mayoría trataran de alcanzar un tren en la estación de Gevgelija que los llevará a la frontera con Serbia, por donde están pasando unas 2000 personal al día.
Las autoridades macedonias, al igual que las griegas proveen visas de tránsito de tres días, para que sigan su paso hacia Alemania, en muchos casos, pero también Francia e incluso Gran Bretaña, en Callais, Francia, a la entrada del túnel que conecta a Inglaterra con el continente se están agolpado centenares de inmigrantes que intentan cruzar a las islas de cualquier modo, ya son más de una docena los muertos en este intento, arrollados por camiones y en otro tipo de accidentes.
Por su parte Hungría, otros de los países alcanzados por la ola inmigratoria donde están tratado de cruzar, 1.000 y 1500, inmigrantes diarios construye una valla de alambre de púas, a esta altura del viaje ya no solo sirios afganos o iraquíes, también se suma una importante cuota de kosovares .
Como para contrarrestar la balanza en 2014 los países europeos expulsaron a 252.000 personas en su mayoría de residentes ilegales, pero no de los recién llegados.
El nuevo fantasma que recorrer Europa, ha llegado para quedarse, en las costas de Turquía y África quedan cientos de miles, quizás millones humillados y ofendidos que en algún momento intentarán el cruce, mientras tanto Europa parece estar jugando a la ruleta rusa con todas las balas en el tambor.
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Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC. Colabora con “Revista Hamartia”, Rebelión:http://www.rebelion.org/; “El Correo de la Diáspora argentina: http://www.elcorreo.eu.org ; y: América Latina en Movimiento: http://www.alainet.org/
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