viernes, 20 de diciembre de 2013

¿Qué son los Transgénicos? ¿Cómo dañan a los Seres Humanos?

14/10/13 
Por Olga Larrazabal S.
 
El material transgénico es a los organismos, como los virus a los computadores, su acumulación nos tranca la información necesaria para que el aparato funcione. Sin embargo, Monsanto asegura que sus productos son inocuos para el ser humano, usando el método de Equivalencia Substancial válido en algunos países.
Según datos de Corporate Watch, sólo 5 empresas monopolizan la venta de semillas transgénicas. Se trata de las 5 mayores agroquímicas del mundo: Syngenta, Bayer CropScience, Monsanto, Dupont (al que pertenece Pioneer Hi-Breed) y Dow.
La Monsanto ha trabajado este tema como un negocio completo. Vende la semilla transgénica resistente a ciertos pesticidas y herbicidas junto con los pesticidas y herbicidas. Así estos matan los insectos y otras plantas, pero esta planta es resistente. Ellos entregan informes de que los productos son inocuos para la salud humana, dan asistencia técnica y hacen contratos con los agricultores por el paquete completo.
La parte oscura del negocio es que ellos no han podido demostrar que sus productos NO son tóxicos, y han alterado el equilibrio en la agricultura de los países.
Muchos laboratorios independientes, es decir que no están financiados por ellos, han hecho pruebas por tiempos más prolongados que los usados por la Monsanto, detectando la alta toxicidad de sus creaciones. Toxicidad que proviene tanto de las propiedades que se le añaden a las plantas transgénicas, como de la forma de cultivarlas atadas a cantidades excesivas de pesticidas.
Una de las propiedades es la de producir semillas que son estériles, por lo que los agricultores deben abandonar su práctica ancestral de guardar semillas de un año para otro, y están atados para siempre con la compra de semillas para cada cosecha y con la compra del pesticida.
Este sistema de cultivos en que se fumigan campos con avión, son monocultivos en gran escala, que invaden con su polen transgénico y a veces esterilizante las propiedades vecinas y ponen en jaque las semillas tradicionales. Además suelen polinizar plantas nativas afines, haciéndolas resistentes al herbicida.
Y si Monsanto pilla a algún agricultor contaminado con su polen transgénico, se da el lujo de demandar al campesino, por haber sido polinizado con sus productos.
Suena monstruos, pero es así, y hay ejemplos en Canadá y USA.
Poco a poco las malezas se van haciendo resistentes al herbicida favorito, el glifosato, y los campesinos necesitan cada vez mayor cantidad para librarse de ellas o necesitan cambiar de herbicida, perdiendo la gran ventaja de la planta, que era la de ser resistente a un herbicida específico.
Esto trae un desequilibrio ecológico ya que hasta las bacterias que viven en la tierra y los insectos que polinizan tales como las abejas, están desapareciendo haciendo un daño enorme a toda la agricultura.
Daño en humanos: La Monsanto asegura que sus productos son inocuos para el ser humano, usando el método de Equivalencia Substancial válido en algunos países.
La “Equivalencia Substancial” consiste en “comparar el producto transgénico con su homólogo natural usando un número limitado de características y si se las encuentra similares, no hay razón para someter el producto a pruebas más minuciosas.”
“Esta premisa no tiene fundamento en la ciencia. No toma en cuenta la posibilidad de que en cada caso individual, la inserción de genes en el ADN puede causar alteraciones metabólicas, o la generación impredecible de sustancias potencialmente tóxicas.
Esto se fundamenta en razones moléculo-biológicas y además ha sido demostrado en casos experimentales Sustancias tóxicas de reacción muy lenta pueden ser muy difíciles de detectar. Por este motivo hay un riesgo considerable de que no serían detectados si se aplican las pruebas superficiales usadas para establecer la “equivalencia substancial”. (. Millstone E, Brunner E and Mayer S, “Beyond Substantial Equivalence”, Nature 401: 525-526, 7 Oct 1999.)
Y esto es lo que ha sucedido. Pruebas por tiempo más corto del necesario, desarrollo de las llamadas “enfermedades modernas” por acumulación de pesticidas y herbicidas en los organismo humanos, son algunas de las consecuencias visibles del uso de transgénicos para alimentación humana y animal.
Últimamente han aparecido más estudios confirmando la toxicidad del Bt y del glifosato en seres humanos.
Transgénicos Bt
Son aquellos sometidos a un evento transgenizador destinado a producir las toxinas Bt en su organismo, hojas y raíces, que son pesticidas naturales producidos por el Bacillus thuringiensis.
Hasta hace poco tiempo se pensaba que las toxinas Bt eran dañinas solamente para los insectos. Las investigaciones recientes muestran que son hemotóxicas aún en pequeñas dosis. La hemotixinas destruyen los glóbulos rojos, perturban la coagulación y causan desgeneración orgánica y daño en los tejidos.(1)
En países con gran producción de transgénicos como Canadá, se ha encontrado esta toxina en la sangre de un 90% de la muestra que fue sometida a test y en un 80% de infantes recién nacidos, en el cordón umbilical.(2)
El Glifosato
“El ingrediente activo del Roundup, llamado Glifosato, es el herbicida más popular usado en todo el mundo. La industria afirma que es mínimamente tóxico para los humanos, pero aquí nosotros argumentamos lo contrario.
Se han encontrado residuos en los alimentos más masivos de la dieta de Occidente, formada principalmente de azúcar, maíz, soya y trigo.
El efecto inhibidor del Glifosato sobre las enzimas Citocromo P450 (CYP), es el componente no tomado en cuenta respecto a su toxicidad para los mamíferos.
Las enzimas CYP juegan un papel crucial en biología, uno de los cuales es detoxificar xenobióticos, (compuestos de estructura química muy atípica en la naturaleza debido a que son sintetizados en laboratorios. N del T)
Así el Glifosato acentúa los efectos dañinos de otros residuos químicos tóxicos relacionados con los alimentos y de toxinas ambientales. El impacto negativo sobre el cuerpo es insidioso y se manifiesta lentamente en el tiempo como daños de origen inflamatorio sobre los sistemas celulares a través de todo el cuerpo.”(3)
Se podría concluir que si una planta que contiene el evento Bt es cultivada en un mar de glifosato, el efecto puede potenciarse ya que el Bt desactiva los mecanismos que tiene el cuerpo de detoxificar y el glifosato es una toxina.
Estas otras toxinas a las cuales el Bt acentúa su efecto dañino, provienen de las carnes de animales alimentados con transgénicos o vegetales corrientes que han sido rociados con glifosato como herbicida.
Y se ha comprobado que la suma de “eventos” ingeridos por los animales como los cerdos, que tienen un metabolismo parecido al de los humanos, al mezclar soja transgénica con maíz transgénico y restos de proteínas transgénicas en su alimentación, produce una inflamación en todo el sistema gastrointestinal. (4)
La Medicina Biológica nos habla de la Entropía Semiótica del Microbioma, refiriéndose a la desorganización por efectos del glifosato, en las señales biológicas propias de los organismos, específicamente la flora del tracto intestinal, que modula varios sistemas del Ser Humano, incluyendo el sistema inmune, y la obesidad de las personas.
Los Zoólogos nos hablen de la muerte de las abejas, las grandes polinizadoras de las cosechas, debido a que estos pesticidas producen interferencia en sus sistemas de comunicación y de orientación. Esto revela que algunos pesticidas atacan al sistema íntimo de comunicación biológica desarrollado por los sistemas vivientes durante millones de años, tema que no estaba previsto por los investigadores y que es una tragedia de proporciones para la Agricultura.
Pero ahora, que los estados están accediendo a la presión de las grandes transnacionales, y PERMITEN patentar el genoma de las plantas, animales, e incluso el del ser humano convirtiendo la vida en un súper negocio ¿quién se atreverá a detenerlo?
Aparentemente la Monsanto ha abandonado Europa, siendo el último Dinamarca hace unos pocos días. En América Latina existen varios países que han legislado sobre el tema, y Venezuela está diseñando una nueva legislación para controlar los transgénicos.EcoPortal.net
Tomado del informe: Los Transgénicos: Todo lo que Ud. necesita saber para defenderse de ellos (Olga Larrazabal S., Piensa Chile). Lea el Informe Completo

Fuente: ecoportal.net  
Notas:
(2) http://www.naturalnews.com/032407_Bt_insecticide_GMOs.html#ixzz1OYcGgzjg
(3) Entropy 2013, 15(4), 1416-1463; doi:10.3390/e15041416
(4) http://www.naturalnews.com/040727_GMO_feed_severe_inflammation_pig_stomachs.html#ixzz2W0myoTtt

Leyes de semillas en América Latina: una ofensiva que no cede y una resistencia que crece y suma


23/10/13 
 
Por GRAIN
 
Ya en el año 2005 decíamos “Observadas hoy en día, todas las leyes de semillas refieren a la represión. Tratan acerca de lo que los agricultores no pueden hacer. Dictan qué tipo de semillas no pueden venderse, no pueden intercambiarse y en algunos casos incluso no pueden usarse. ¡Todo en nombre de la regulación comercial y la protección de los productores agrícolas! Si algo ha cambiado desde entonces, es que las estrategias de privatización se han multiplicado y se han hecho más extremas y ambiciosas.
Introducción
Los intentos por privatizar las semillas continúan desplegándose globalmente de las manos de los gigantes corporativos del agronegocio. Detrás de ellos hay un objetivo claro de apropiarse de las semillas de manera monopólica y de convertir la práctica histórica y milenaria de mantener y reproducir semillas en un delito.
América Latina no está libre de tales ataques
Aunque la agresión tiene actualmente como punta de lanza las leyes UPOV, lo que en realidad se vive es una andanada de leyes, decretos y regulaciones que incluyen patentes sobre eventos biotecnológicos, normas sanitarias, normas de comercialización, leyes de certificación, registros varios, reglas tributarias, las mal llamadas “buenas prácticas agrícolas”, programas de investigación, políticas de establecimiento de mercados de semillas y más.
Ya en el año 2005 decíamos “Observadas hoy en día, todas las leyes de semillas refieren a la represión. Tratan acerca de lo que los agricultores no pueden hacer.
Dictan qué tipo de semillas no pueden venderse, no pueden intercambiarse y en algunos casos incluso no pueden usarse. ¡Todo en nombre de la regulación comercial y la protección de los productores agrícolas! En este sentido, las leyes de semillas se complementan con los regímenes de derechos de propiedad intelectual (DPI) como la protección de variedades vegetales y las patentes. Los dos tipos de leyes — regulaciones para la comercialización y derechos de propiedad— se refuerzan mutuamente. 1
Si algo ha cambiado desde entonces, es que las estrategias de privatización se han multiplicado y se han hecho más extremas y ambiciosas. Lo que empresas y gobiernos no esperaban es que simultáneamente se han multiplicado las resistencias desplegadas a nivel nacional y regional.
¿Que es UPOV?
La Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) es una organización intergubernamental con sede en Ginebra (Suiza). La UPOV fue creada por el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales. El Convenio fue adoptado en París en 1961, y fue revisado en 1972, 1978 y 1991. Según su propia definición “la misión de la UPOV es proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales, con miras al desarrollo de nuevas variedades vegetales para beneficio de la sociedad”. 2 En el lenguaje de UPOV, "protección" significa privatización.
La historia de UPOV muestra una expansión permanente y aparentemente sin límite de los derechos de las empresas semilleras junto a una reducción también permanente y sin límites de los derechos y libertades de agricultores y campesinos. El Convenio original otorgaba derechos de propiedad solamente sobre variedades que hubiesen sido desarrolladas por quien solicitaba la privatización, concedía poco más que el derecho exclusivo de comercializar una variedad privatizada y no establecía sanciones específicas. Con las sucesivas transformaciones en 1972, 1978 y 1991, UPOV actualmente concede propiedad sobre variedades "descubiertas" y otorga derechos monopólicos sobre la producción, comercialización, exportación, importación, además de permitir a las empresas pedir la confiscaciòn de cultivos, plantaciones, cosechas y productos derivados de la cosecha. Asimismo, establece que las empresas pueden demandar penalmente, lo que implica penas de cárcel.
El Convenio UPOV 91 es el que hoy se está intentando imponer en todo el mundo bajo el pretexto de la “protección”. Sin embargo en el presente está ampliamente demostrado que UPOV 91 niega los derechos de los agricultores tanto a nivel particular como en su sentido más amplio al cercenar su derecho a guardar semilla para la siembra y permitir a las corporaciones adueñarse de la biodiversidad, logrando un control comercial completo sobre las semillas y los conocimientos de las comunidades. Además los criterios de protección de obtenciones en UPOV exacerban la erosión de la biodiversidad por promover la uniformidad de las semillas.
Esto es tremendamente peligroso pues la uniformidad conduce a pérdidas de cosecha y a mayor inseguridad alimentaria. Finalmente la privatización de las semillas afecta negativamente a la investigación y el intercambio de conocimientos.
En América Latina y el Caribe son miembros de UPOV Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago y Uruguay. De estos Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Perú son los únicos que en este momentos aplica UPOV 91. 3
El saco sin fondo de las ambiciones empresariales
Las leyes de semillas que hoy buscan imponerse son una aplicación irrestricta y a menudo ampliada de UPOV 91. Por lo tanto,
a) Permiten la privatización de variedades “descubiertas”, lo que además de ser absurdo desde el punto de vista de los supuestos principios de la propiedad intelectual (que dice privatizar sólo lo inventado), es un absurdo en el ámbito de las semillas, ya que toda variedad vegetal es obra humana. En otras palabras, las nuevas leyes permiten a las empresas o centros de investigación apropiarse del trabajo ajeno, más específicamente de las semillas campesinas. Este robo se ve facilitado por el hecho que la circulación de una variedad por circuitos locales campesinos no impide que quien se apropie de ella la defina como “nueva”.
b) El robo luego es llevado hasta límites impensables cuando las nuevas leyes expanden la propiedad otorgada a toda variedad “similar”, sin importar cuánto tiempo ella haya existido. Es decir, las leyes UPOV buscan imponer un robo con retroactividad. Una cláusula como ésta fue incluida en la resolución 970 del ICA en Colombia, inclusión que fue uno de los detonantes del Paro Agrario que se llevó a cabo en Colombia y que obligó al gobierno colombiano a retirar tal resolución.
c) Las sanciones contra quienes no obedezcan el absurdo aumentan significativamente, permitiendo la confiscación no sólo de las semillas que se consideren “ilegales”, sino también de los cultivos, plantaciones, cosechas y productos elaborados que provengan de tales semillas. Los procedimientos judiciales para tales confiscaciones serán del tipo sumario, lo que significa que se harán de manera rápida y con poca exigencia de pruebas. La experiencia práctica permite temer fundamentadamente que las empresas desplegarán estrategias de acusaciones múltiples sin mayores pruebas para amedrentar a campesinos y agricultores “díscolos”. La situación se agrava más aún por el hecho que al empresariado se le otorga explícitamente la posibilidad de perseguir penalmente a los agricultores, imponiendo penas de cárcel.
Este es el corazón de las leyes UPOV. Otros elementos altamente dañinos también han sido introducidos en algunas propuestas de ley. El proyecto chileno inicialmente entregaba el control de la aplicación de la ley a las empresas semilleras, creando de facto una policía privada. El proyecto argentino crea un registro obligatorio de usuarios de semillas, lo que significa que todo el que quiera sembrar debe registrarse.
Pero los intentos de privatización van más allá de UPOV. La certificación y las leyes de comercialización han sido centrales en la privatización de semillas de México y Colombia. Brasil está utilizando normas de comercialización. En Argentina avanza la privatización de eventos biotecnológicos y en todo el Cono Sur las empresas están creando su mundo legal paralelo a través de la imposición de contratos privados para cobro de regalías. A ello se agregan casi universalmente las políticas crediticias y de asistencia técnica que exigen el uso de semillas provenientes de las empresas o de los centros de investigación.
Todos estos mecanismos actúan conjuntamente y complementándose para desde distintos frentes intentar el fin último del control absoluto de las semillas.
La resistencia crece y se multiplica
Pero también es en América Latina donde las resistencias se están expresando de manera más contundente y donde los pueblos han logrado frenar en muchos países estos intentos de doblegar su autonomía. A continuación hacemos un recorrido por la situación en los diferentes países donde el protagonismo popular y campesino ha sido clave para detener estos avances corporativos y donde las luchas hoy continúan cada día.
Chile
La ofensiva de UPOV en Chile difiere poco de lo que está intentando imponer en muchos otros países. Diversos artículos facilitan la apropiación de semillas locales por parte de las empresas, criminalizan el uso de semillas propias por parte del campesinado, e imponen elementos absurdos como que aquellas empresas que registran alguna variedad como propia luego pueden impedir el uso de cualquier semilla que se le parezca. Y la amenaza de la confiscación de semillas, cultivos y plantaciones es parte de las nuevas que se imponen a las familias campesinas que osen continuar haciendo lo que han hecho toda su vida.
Lo que las empresas y el gobierno no esperaban es la reacción social que poco a poco se ha ido construyendo en Chile. La ley de semillas de acuerdo a UPOV 91 fue aprobada en primer trámite en el año 2010, a pesar de la fuerte oposición de diversas organizaciones campesinas — especialmente de ANAMURI y de la CLOC-VC —, así como de grupos de la sociedad civil.
A pesar de esta primera derrota, las organizaciones siguieron informando y denunciando los contenidos de la ley, por lo que cuando Chile adhirió al Convenio UPOV 91, la oposición fue muchísimo más amplia y activa, lo que llevó a un grupo de senadores a solicitar que el Tribunal Constitucional declarara la inconstitucionalidad de esta adhesión. Aquí se sufrió una nueva derrota, pero el trabajo de información siguió y se amplió, entre otros medios, a través de las muchas movilizaciones sociales que se han realizado en el país desde 2011.
Actualmente, el rechazo a la privatización de las semillas y a la Ley UPOV 91 es una preocupación nacional y transversal que hasta hace poco había impedido que la ley fuese aprobada en segundo trámite. Sin embargo, el gobierno de derecha —bajo la presión del gobierno de Estados Unidos— le dio urgencia a este segundo trámite, intentando empujarla sin que las organizaciones pudiesen reaccionar. La movilización esta vez fue a nivel nacional y por todo tipo de medios, desde marchas en todo el país que causaron gran impacto, a campañas de información por internet, a programas de radio, entrevistas por televisión, a talleres de información en comunidades rurales, universidades, reuniones con autoridades religiosas, conversaciones e intercambio de información con senadores, etc.
El impacto de miles de personas movilizándose, presionando a senadores y protestando, fue suficientemente fuerte como para romper al menos parcialmente el férreo cerco informativo que se vive en Chile y para convencer a una mayoría de los senadores (21 de 38) a comprometerse a votar en contra del proyecto de ley.
Ante esta nueva situación, el gobierno retiró la ley de la votación, con el fin de postergarla hasta después de las elecciones que se harán en noviembre de 2013, cuando varios de los senadores actualmente comprometidos contra la ley habrán cesado sus labores parlamentarias.
A la fecha en que se escribe esta nota, comienzos de octubre de 2013, las organizaciones campesinas y de la sociedad civil seguirán movilizándose para exigir que el voto de rechazo se haga efectivo a la brevedad.
Argentina
El Proyecto de modificación de la Ley de Semillas en Argentina es fruto de un lobby concreto de Monsanto que comenzó en el 2003 cuando la empresa comenzó a solicitar que se cambiara la Ley de Semillas para garantizar la “seguridad jurídica” de sus inversiones en transgénicos. En ese entonces no encontró ecos en el gobierno y anunció que se retiraba del país no introduciendo nuevos eventos. En su lucha por el cobro de regalías, Monsanto frenó embarques enteros de soja transgénica en puertos de Europa con demandas judiciales porque contenían genes de su propiedad y Argentina no admitía el pago de regalías. Finalmente esta demanda fue ganada por Argentina cuando los tribunales europeos desestimaron la demanda de Monsanto.
Si bien durante los últimos años de la década pasada el gobierno anunció en varias ocasiones que iba a presentar una nueva Ley de Semillas al Congreso fue recién en el año 2012 que se produce un radical cambio de postura sobre el tema. En junio del 2012 la presidenta Cristina Fernández anuncia en el
Consejo de las Américas que a partir de sus conversaciones con Monsanto la empresa volvería a realizar inversiones en el país con eje en una planta de procesamiento de maíz transgénico en el Barrio Malvinas Argentinas en la Ciudad de Córdoba.
A los pocos meses, en una conferencia de prensa conjunta, el Ministro de Agricultura Norberto Yahuar y Pablo Vaqueros, Presidente de Monsanto Argentina anunciaron la aprobación y lanzamiento de la nueva soja transgénica RR2 “Intacta” (resistente al glifosato e insecticida) y la modificación de la Ley de Semillas para proteger a los inversores por “los grandes gastos que tienen”. El compromiso allí explicitado fue presentar la Ley al Congreso antes de fines del 2012 para que fuera tratada y aprobada.
La reacción de las organizaciones sociales no se hizo esperar y fue mucho más contundente cuando se hizo público que el borrador en discusión estaba siendo negociado en secreto dentro del Ministerio de Agricultura por las grandes cámaras semilleras y los grandes terratenientes del país. El rechazo a la modificación de la Ley de Semillas se extendió ampliamente en la sociedad y diferente colectivos incluyeron la demanda en diferentes actividades, movilizaciones, charlas y documentos.
Los análisis de las organizaciones sociales de una copia filtrada del proyecto en discusión encontraron que el mismo introducía, a partir de modificaciones en el articulado de la Ley vigente (que data del año 1973), casi todos los contenidos de UPOV 91 y las restricciones que esta norma impone.
El Movimiento Nacional Campesino Indígena junto a Amigos de la Tierra y GRAIN comenzó una campaña de recolección de firmas que hacia fines de noviembre contaba ya con más de 500 adhesiones de organizaciones sociales y más de 3 mil 500 firmantes particulares.
El documento “10 motivos para luchar contra el proyecto de ley que pretende privatizar las semillas en la Argentina” 4 expresa que “la ley propuesta no protege los conocimientos ni la biodiversidad; sólo fomenta la privatización y protege la propiedad sobre lo que es un patrimonio colectivo de los pueblos, especialmente de las comunidades campesinas y los pueblos indígenas. De esta forma expande un principio inaceptable, el de que es posible y aceptable privatizar los conocimientos y diversas formas de vida” y que “Abre las puertas para que se profundice la expropiación y privatización de la biodiversidad agrícola y silvestre de Argentina. El proyecto de ley hace posible la mayor privatización de los recursos genéticos y de la biodiversidad nativa de Argentina al expandir los llamados derechos de obtentor sobre las especies vegetales”. Además “ilegaliza o restringe gravemente prácticas que han estado en vigencia desde los inicios de la agricultura, como es el seleccionar, mejorar, obtener, guardar, multiplicar e intercambiar semilla libremente a partir de la cosecha anterior”.
El documento concluye con un llamado a “Rechazar un proyecto de ley que atenta gravemente contra el conjunto de los habitantes de nuestro país. La agricultura tiene un carácter eminentemente social, puesto que tiene la función de sustentar y alimentar a toda la población. Poner en riesgo la seguridad y soberanía alimentaria de Argentina a través de la concesión de nuevos privilegios para las empresas transnacionales que están en el negocio agrícola es avanzar por el camino de la pérdida de soberanía para nuestro pueblo”.
El extendido rechazo que muy pronto encontró eco en varios sectores del oficialismo produjo que el Proyecto nunca ingresara al Parlamento, lo que fue entendido por las organizaciones como una victoria parcial. Durante los primeros meses del año 2013 el Ministro de Agricultura expresó que por ser un año electoral el Proyecto no sería enviado al Congreso pero ante evidentes nuevas presiones de Monsanto a las pocas semanas el Secretario de Agricultura anunció que ni bien concluyeran las elecciones el Proyecto ingresaría al Congreso.
Mientras tanto Monsanto no permanece en actitud de espera si no que mantiene su ofensiva obligando a los compradores de la nueva soja transgénica rr2 “intacta” a firmar un “contrato de regalías extendidas”. Monsanto informa en su página web para esta soja 5 que "Los productores que deseen optar, a su criterio y decisión, por utilizar semillas de soja conteniendo la tecnología intacta rr2 deberán suscribir con Monsanto una licencia limitada de uso de la tecnología". Una particular manera de entender el “criterio propio y decisión” de los productores que ronda la ilegalidad.
La movilización y la atención de la sociedad sigue de cerca cada paso que se da tratando de avanzar con La ley y hoy está presente en la lucha que los vecinos de la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y las Madres de Barrio Ituzaingó Anexo están dando en el Bloqueo a la Planta que Monsanto está intentando construir allí y que lleva mas de tres semanas de bloqueo.
Colombia
En abril del año 2102 el Congreso de la República de Colombia aprobó la Ley 1518 por medio de la cual se aprobó el "Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales" cumpliendo los “deberes” que el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos le imponía para proteger los intereses de las grandes corporaciones del agronegocio.
La organizaciones sociales denunciaron rápidamente que la aprobación se había realizado desconociendo disposiciones de rango superior y desarrollos normativos y jurisprudenciales internacionales que consagran las obligaciones del Estado de garantizar y respetar los derechos de quienes están bajo su jurisdicción y específicamente la obligación de velar por la soberanía y seguridad alimentaria de la población.
Según el Grupo Semillas y la Campaña Semillas de Identidad el Convenio Internacional fue ratificado “sin garantizar el derecho fundamental a la consulta previa de las minorías étnicas” y su objetivo principal es buscar “la concesión y consecuente protección de derechos de obtentor de géneros y especies vegetales estableciendo, por un lado, determinadas condiciones que no pueden cumplir las variedades nativas y criollas porque el mejoramiento genético que han realizado los agricultores se basa en un enfoque y principios totalmente diferentes al que realizan los fitomejoradores modernos, y por otro, los alcances de su reconocimiento protegiendo intereses económicos de algunos e imponiendo el uso de semillas protegidas legalmente por requerimiento de las empresas transnacionales”. 6
A partir de este análisis diversas organizaciones realizaron una presentación ante la Corte Constitucional logrando en diciembre del 2012 que la Corte Constitucional declarara INEXEQUIBLE la Ley 1518. 7 De esta manera se logró frenar el avance de UPOV 91 bajo el argumento de la falta de consulta previa a los pueblos indígenas y tribales sobre medidas legislativas o administrativas que los afecten directamente, bajo el amparo del Convenio 169 de la OIT, en cuyo artículo 6º se establece la obligatoriedad de dicha consulta. Si bien la amenaza de la aprobación de UPOV aún permanece, hasta el momento no se ha puesto en marcha el proceso de consulta requerido por la Corte. Esto produjo la preocupación de los Estados Unidos que hizo conocer a través de los medios su “pleno derecho de pedir que Colombia compense los perjuicios ocasionados por la decisión de la Corte Constitucional colombiana de declarar inexequible las Leyes 1518 y 1520, que establecieron una serie de normas requeridas para la firma del Tratado de Libre Comercio con ese país”. 8
Pero durante el año 2013 los acontecimientos ligados a las luchas campesinas volvieron a poner a las semillas en el centro de la escena. Fue a partir de la difusión del Documental “9.70 la historia de la semilla privatizada”9 de la joven directora Victoria Solano, que se comenzó a multiplicar entre la sociedad el impacto de las normas que privatizan las semillas.
La disposición 9.70 del ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) data del año 2010 y pretende controlar la producción, uso y comercialización de semillas en el país. Esta resolución aplica los conceptos de la propiedad intelectual a las semillas y fue promulgada como requisito para la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Colombia y Estados Unidos. “El documental analiza los impactos de la resolución tomando como ejemplo el caso Campoalegre, un pueblo al sur de Colombia donde se aplicó la resolución. En el 2011 el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, llegó hasta el municipio e incautó 70 toneladas de arroz, luego volvió con fuerza pública, y finalmente destruyó la semilla en un basurero por considerarla ilegal” exponen sus autores.
El fuerte impacto público que tuvo el documental coincidió con el inicio de las movilizaciones campesinas del 19 de agosto que conmovieron al país y rápidamente el rechazo a la disposición 9.70 se sumó a los múltiples reclamos campesinos. A partir de estas luchas la norma 9.70 fue “congelada por dos años”, lo que representa un inmenso triunfo de las organizaciones campesinas y sociales de Colombia. Sin embargo, en el presente resulta claro que lo que el pueblo de Colombia exige es que esta resolución sea completamente derogada de la misma forma que cualquier intento de imponer UPOV 91 por otras vías. 10
Venezuela
En Venezuela está en la pauta para el tratamiento de la Asamblea Nacional un proyecto de modificación de la Ley de Semillas que ha provocado mucha preocupación en las organizaciones sociales. Por un lado este Proyecto de Ley plantea una situación muy compleja pues pretende reglamentar la prohibición de los transgénicos en Venezuela y al mismo tiempo legislar las cuestiones de propiedad intelectual.
La Campaña Venezuela Libre de Transgénicos 11 ha venido dando seguimiento a este proyecto y realizado observaciones proponiendo la “prohibición de las semillas transgénicas en el país, la prohibición de cualquier figura de derecho de propiedad intelectual o patentes sobre las semillas, y la solicitud de ampliar el debate de la ley desde la construcción colectiva con los colectivos y movimientos populares revolucionarios”.
Las declaraciones públicas de los impulsores de la ley hablan de que la misma prohibirá los transgénicos en Venezuela pero la campaña ha expresado sus preocupaciones en relación al “articulado de la propuesta de ley que continúa reconociendo derechos de obtentor (figura de propiedad intelectual sobre la semilla), no define claramente los mecanismos de control y sanción de las semillas transgénicas, establece fiscalizaciones rigurosas a la semilla campesina, establece sanciones que pueden criminalizar las prácticas de intercambio tradicionales, aún no establece mecanismos de participación del poder popular, entre otros, todos aspectos que consideramos elementos de lucha del movimiento popular en el debate de esta ley”.
El compromiso de un amplio debate público y la fuerte movilización de los movimientos sociales abre las puertas para que se produzcan en el proyecto modificaciones que respondan a las demandas que se están realizando.
México
Tras la puesta en vigor del TLCAN, se fue articulando un escenario de leyes combinadas 12 que incluyó a “la ley de Variedades Vegetales” (1996) 13, la puesta en vigor de la ley de Bioseguridad de 2005 14 y la nueva ley de Semillas, de 2007 15 mediante las cuales el sistema jurídico mexicano dio un paso muy grande hacia el registro, la certificación, el patentamiento y privatización de las semillas, buscando imponer semillas de laboratorio diseñadas y criminalizando la custodia e intercambio de semillas nativas por los canales de confianza que durante siglos fueron la base de los sistemas alimentarios indígenas, campesinos, a nivel nacional.
Aunque México no se ha suscrito a la versión 1991 del Convenio, ya su ley de Semillas de 2007 explícitamente promueve la criminalización de las semillas nativas, criterios inconsistentes con el comportamiento de las semillas en la vida cotidiana de las comunidades estableciendo criterios abstractos de calidad y una “estabilidad” que implicaría un congelamiento de sus características, casi que la “obligación de no seguir evolucionando”. 16
Esto, junto con la Ley de Variedades Vegetales, de 1996 (parte de las obligaciones de ser miembro de UPOV) y su reglamento de 1998, abrió la explotación y aprovechamiento privados de variedades vegetales y materiales de propagación y su concesión pagada y venta mediante reglamentaciones muy favorables a las corporaciones.
En 2012, un sinnúmero de organizaciones campesinas y de la sociedad civil lograron detener el intento de que la Ley Federal de Variedades Vegetales se reformara hacia lineamientos más afines con UPOV 91. La reforma habría sido muy grave, porque concedía a los obtentores privados “el beneficio exclusivo [monopólico] procedente de ventas de semillas u otros materiales vegetales hasta por 15 años, o 18 en el caso de plantas perennes, ornamentales, forestales —aun cuando las plantas que se utilicen para desarrollar nuevas variedades sean del dominio público”. 17 Se incluían los organismos genéticamente modificados en coherencia con la ley de Bioseguridad, “lo cual es absurdo dado que los OGM son creados por la introducción de material genético que no es vegetal”. 18
La Ley de Variedades Vegetales recargada habría sido clave para potenciar a la ley de Semillas de 2007, pues habría promovido una policía de las semillas, un sistema de fiscalización y decomiso de las semillas no certificadas, clasificadas absurdamente como “piratas”, por no contar con factura, registro o certificación, pese a haberse guardado e intercambiado por lo menos hace 6 mil años. La reforma de la Ley de Variedades está pospuesta, pero seria un error pensar que está desactivada su aprobación. 19
En el resto de América Latina y el Caribe la situación difiere según existan o no Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados con los Estados Unidos. Es el caso de Costa Rica y República Dominicana que por la firma del CAFTA (Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica-República Dominicana y Estados Unidos) han debido cambiar sus legislaciones para adaptarse al TLC o de Perú que también ha firmado un TLC con EEUU. En el resto del Continente y aunque en estos momentos no haya ofensivas las presiones para la adhesión a UPOV 91 son permanentes y es muy posible que en algunos países, como Paraguay, por ejemplo, en los próximos meses se produzcan embates en esa dirección.
Las resistencias dan sus frutos
Lo sorprendente en un contexto de avance del agronegocio en toda la región es que las resistencias al control corporativo de las semillas han dado sus frutos en casi todos los países donde se han presentado estas ofensivas.
En Argentina el Proyecto de Ley de Semillas no salió de su ámbito de discusión secreto en el Ministerio de Agricultura y jamás tomó estado parlamentario.
En Chile las organizaciones lograron que una mayoría de los senadores se comprometieran a votar contra el Proyecto de Ley Monsanto.
En Colombia la movilización campesina logró que la Resolución 9.70 fuera frenada.
En Venezuela existen firmes compromisos para que los principios que impulsó Hugo Chávez no sean traicionados.
También en México las luchas sociales impidieron que Ley Federal de Variedades Vegetales se reformara hacia lineamientos más afines con UPOV 91.
Todo esto para el mes de octubre del 2013. No sabemos que ocurrirá en los próximos meses. Pero está claro que estas victorias no significan que las batallas contra la apropiación estén ganadas. Los movimientos sociales son muy consientes de que la situación actual plantea el desafío de seguir construyendo articulaciones, conciencia y nuevos aliados para enfrentar los embates que habrá de aquí en adelante y seguir defendiendo a las semillas como Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad; poniéndole el cuerpo a esta hermosa consigna de la Campaña de la Semilla de la Vía Campesina.
Fuente. EcoPortal.net
Grain

El universo según Monsanto: Todo es mío y lo tuyo también

20/12/13  
Por Gerardo Iglesias
 
"La biotecnología y las transnacionales le están quitando al campesino una de las pocas cosas que supo estar en su poder: las SEMILLAS. “La industria está produciendo variedades patentadas que uno no puede reproducir, y si lo haces corres el riesgo de pagar fuertes multas o ir preso. Están lanzando al mercado variedades resistentes pero no a las plagas, sino a los herbicidas que producen las mismas transnacionales. “Todos los años tienes que comprar sus semillas y su herbicida. Control absoluto, poder absoluto. Eso no tiene nada que ver con aumento de productividad, eso se llama CONSPIRACION". (José Lutzenberger) Colombia, Bangladesh, Brasil, India, Argentina, Sudáfrica, España… y la lista podría seguir hasta nombrar 29 países de todo el mundo. Son los que ya han caído ante el programa estratégico de las corporaciones transnacionales de la alimentación, uno de cuyos primeros objetivos fue y continúa siendo imponer sus semillas transgénicas en todo el mundo, y a como dé lugar. A pesar de la gran resistencia que oponen miles de organizaciones sindicales, campesinas, políticas y ciudadanas en todas las latitudes, hay que reconocer que llevan la delantera.
Uno de los capítulos más recientes de esta lucha se produjo en India, donde una comisión científica nombrada por la Suprema Corte de Justicia, gobiernos y parlamentos estaduales y hasta el Comité Parlamentario Permanente en Agricultura se han pronunciado en contra de la liberación de cultivos genéticamente modificados.
Monsanto contra la berenjena libre y el patrimonio de la humanidad La berenjena constituye uno de los alimentos básicos en la India, y fue en ese país donde la berenjena transgénica pretendió ser introducida por Mahyco, la filial local de Monsanto, propietaria de la patente de ese cultivo. Pero la oposición generalizada que levantó provocó que las transnacionales adoptaran el Plan B.
“Si la India no quiere, no importa -reflexionaron los gerentes de Monsanto- crucemos la frontera hacia Bangladesh”. Y eso hicieron. Este país acaba de anunciar con bombos y platillos la liberación del cultivo de la llamada
“Berenjena Bt” –la misma variedad rechazada en India- que contiene un gen del bacillus thuringiensis que le aporta resistencia a dos insectos endémicos en la región. Poco importa si Bangladesh posee hasta ahora 100 variedades diferentes de berenjena, y que la región sea centro de origen de esta planta. Chitra Devi, científica de la Oficina Nacional de Recursos Fitogenéticos de India, informó que “La estructura de la flor de la berenjena favorece un proceso rápido de polinización cruzada. Por eso la contaminación con genes de la bacteria incorporados a la berenjena transgénica sería rápida e irreversible”.
El hecho consumado. La misma estrategia que utilizó Monsanto en América Latina para imponer su soja transgénica desde Argentina, donde logró instalar un cuartel general para la región hace casi dos décadas.
A partir de entonces se introdujeron de contrabando toneladas de semillas de soja transgénica en Brasil y otros países limítrofes, hasta que liberar su cultivo fue simplemente ajustar la norma a lo que ya era una realidad. Hoy muchas organizaciones sociales recuerdan que de esta misma forma, de contrabando desde Bangladesh, fue como terminó ingresando e imponiéndose en la India el algodón transgénico en la actualidad extendido por todo el país.
Usted no puede, no sabe, usted no interesa. De campesinos a delincuentes Pero hay otros sitios donde Monsanto y las demás corporaciones de la alimentación cuentan con instrumentos –leyes y gobiernos- mucho más “amigables” que el de la India, incluso más sometidos que el de Bangladesh.
Colombia firmó una Tratado de Libre Comercio con Estado Unidos. Obedeciendo a los compromisos adquiridos en ese acto, el gobierno aprobó la llamada Resolución 970 según el cual no se podrán vender, ni siquiera intercambiar o utilizar en territorio colombiano ninguna semilla de ningún cultivo que previamente no haya sido certificada, obviamente, por las propias estructuras del gobierno sometido al TLC y las corporaciones.
Escandalosamente, ya se han decomisado toneladas de semillas criollas de los pequeños y medianos campesinos que se oponen a esta reglamentación, acorralándolos para que deban usar las semillas transgénicas aprobadas en masa y a ojos cerrados por el gobierno.
El reciente Paro Nacional Agrario colombiano de agosto pasado logró sacudir al gobierno que no tuvo más remedio que prometer que “congelaría” la Resolución 970. Apenas unos meses después está promoviendo un nuevo texto que los campesinos y sindicalistas estiman “aún peor que el anterior”.
La primera pregunta es: ¿alguien duda de que la meta de las corporaciones en Colombia es imponer un modelo agrícola en el cual unas pocas transnacionales monopolicen la producción de los alimentos básicos?
La segunda es: ¿alguien duda de que diseminar ese modelo a escala planetaria es la siguiente meta?
La tercera: ¿lo lograrán?
Fuente: Ecoportal.net
Rel-UITA
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