jueves, 13 de noviembre de 2014

Llaman a participar en Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra el 10 de diciembre

                                                         Internacionales
Representantes de los pueblos originarios, movimientos sociales y congresistas de la República hicieron un llamado a la ciudadanía a participar de la Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra que se realizará el 10 de diciembre en Lima.

La movilización espera reunir a miles de personas de todo el mundo para ejercer presión sobre la Vigésima Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP 20) que se desarrollará del 1 al 12 de diciembre en la capital peruana. La conferencia de prensa que sirvió para hacer la invitación tuvo duras críticas al gobierno de Ollanta Humala.
La congresista Verónika Mendoza, de Acción Popular – Frente Amplio, calificó de “incoherente” al gobierno por tener un discurso para la “tribuna internacional” que se contradice con las políticas que implementa a nivel interno en materia ambiental y de derechos humanos. En ese mismo sentido se pronunciaron los líderes y dirigentes sociales que estuvieron presentes ayer en el Congreso y que garantizaron su presencia y la de sus organizaciones en la marcha que se llevará a cabo el 10 de diciembre en el marco de laCumbre de los Pueblos, encuentro alternativo a la COP 20.
Ellos pidieron la derogatoria de las normas contenidas en la Ley 30230, conocida también como “paquetazo antiambiental”, que debilitan la rectoría del Ministerio del Ambiente (Minam) y la capacidad de fiscalización del OEFA. Cabe destacar que entre las organizaciones presentes estuvieron el Pacto de Unidad de organizaciones indígenas del Perú y el recientemente formado Movimiento de los Pueblos por el Buen Vivir, integrado por diversas organizaciones sociales e indígenas de distintas regiones del país. A su turno la dirigente Lourdes Huanca, presidenta de la Fenmucarinap, pidió la derogatoria de las leyes que criminalizan la protesta e hizo hincapié sobre el impacto que tiene el cambio climático en las mujeres y la urgencia de que los gobiernos tomen medidas vinculantes al respecto.
“El cambio climático afecta a las mujeres, en su salud, economía, educación y en nuestra vida cotidiana; y en la COP 20 queremos que se vea esta problemática de las mujeres”, explicó. Por su parte el parlamentario Jorge Rimarachín cuestionó la autoridad moral del Perú como organizadora de la COP 20.
“No puedes promover la contaminación ambiental (con leyes como la 30230), no puedes promover el cambio climático y luego ir a una cumbre contra el cambio climático”, apuntó. De no dar marcha atrás con el llamado “paquetazo antiambiental” se promoverá la interpelación al ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, y su censura antes de la COP 20, explicó luego.
A su turno, Milton Sánchez, presidente de la Plataforma Interinstitucional Celendina (PIC) de Cajamarca, pidió a la ciudadanía unirse a la marcha para así “desenmascarar al gobierno (peruano) que se ha puesto una careta de ambientalista”.
Sánchez negó de otro lado lo expresado recientemente por Pulgar-Vidal quien dijo que las comunidades de la zona de influencia del proyecto minero Conga ya estarían llegando a un acuerdo con las empresas Newmont y Buenaventura para su ejecución.
Los pueblos originarios de la Amazonía no faltaron a la cita. Ellos pidieron al gobierno y a las empresas que respeten el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre pueblos indígenas.
Las propuestas también se hicieron presentes. Al respecto, la congresista Verónika Mendoza recordó que se han presentado leyes para que se establezca una institucionalidad para el ordenamiento territorial, así como una iniciativa para que se protejan las cabeceras de cuenca y los ecosistemas frágiles.
Asimismo, precisó, que ha presentado una ley para que se establezca el agua como un derecho humano.
“Todas estas iniciativa están en manos del Congreso, es la oportunidad, ahora que vamos a ser anfitriones de la COP 20, para aprobar todas estas normas”, afirmó. De igual modo, hizo extensiva la invitación para que se sumen más personas e instituciones a la Marcha Global en Defensa de la Madre Tierra, cuya fecha de realización coincide con el Día Internacional de los Derechos Humanos.
Ecoportal.net
Servindi

Urge cambiar este sistema alimentario criminal

Entrevista a Carlo Petrini, fundador del movimiento 'Slow Food' El fundador de "Slow Food" reunió a 220.000 personas en el Festival Tierra Madre de Turín publicado en el Diario El Mundo. Carlo Petrini tiene la sana costumbre de meter el dedo en la llaga y la cuchara en el plato. Bajo la sabia batuta de este piamontés de 65 años, lo que empezó como una impostura ante el "fast food" ha cuajado en algo así como las Naciones Unidas por la celebración de la gastronomía y la defensa de la biodiversidad. Más de 220.000 personas acudieron en Turín al Festival Terra Madre de Slow Food, donde Petrini ejerció de "cicerone" de esa vieja/nueva cultura alimenticia que llega ya al último rincón del planeta.
Una tercera parte de los alimentos que producimos nunca llega a nuestra mesa ¿De quién es la culpa?
El despilfarro es un auténtico escándalo. En el fondo, es un reflejo de este sistema alimentario criminal e insostenible que hemos creado. Más de 850 millones de personas pasan hambre, y más de 1.500 padecen obesidad o están sobrealimentados. Son las dos caras de la misma moneda. Y entre tanto, tiramos millones de toneladas de comida a la basura... ¿Cómo podemos tolerarlo? Está claro que el sistema alimentario ha tocado fondo. Es urgente cambiarlo, pero la labor es más ardua. Lo que necesitamos en el fondo es un cambio de paradigma. Hay que evolucionar hacia un modelo que respete la biodiversidad y la gestión de la tierra.
Pero a la gente le cuesta hacer la conexión entre el plato y el planeta... Y sin embargo, esa conexión es primordial y ha estado ahí desde el principio de la historia.
El alimento, la política y el medio ambiente siempre han ido unidos, desde los tiempos de los faraones y de Nerón.
La política alimentaria ha sido siempre el elemento fundamental del poder político, que consiste esencialmente en controlar el vientre de las personas.
En otros tiempos se hacían las guerras para conquistar tierras y cultivar. Hoy se persigue el mismo afán por otros medios: India, China y las multinacionales se han lanzado al acaparamiento de tierras en África. Se las regalan los Gobiernos corruptos... 'Slow Food' ha lanzado su programa de 10.000 huertos en África ¿Serán suficientes? No son más que una gota de agua, pero así se empieza.
Los campesinos necesitan mecanismos de autodefensa. La realidad es así de dramática: el 80% de las semillas están en manos de cinco multinacionales. Tan sólo el 20% está en manos de los campesinos. Patentar las semillas es algo que debería estar prohibido, es casi como patentar el aire que respiramos. Nuestra esperanza son, sin embargo, esos 500 millones de familias agrícolas en cada ángulo del mundo.
Forman parte de ese ejército silencioso que está impulsando el cambio de paradigma desde lo local. ¿Podemos acabar con el hambre con la agricultura familiar? ¿Para alimentar a un mundo de 10.000 millones de habitantes hacia el que avanzamos no harán falta la agricultura industrial y los transgénicos? Esa idea de que los transgénicos pueden acabar con el hambre en el mundo no es verdad. Para empezar, hoy por hoy producimoscomida suficiente para alimentar a 12.000 millones de humanos.
Si no lo conseguimos es principalmente por los problemas de distribución, por falta de eficiencia o de conveniencia de los "mercados" (la palabra mágica).
Se está desmontando también el mito de que los cultivos transgénicos son más productivos que los biológicos. Y hasta la FAO, que hasta hace poco defendía la agricultura intensiva como la solución, se ha convertido al apoyo de la agricultura familiar, que es el baluarte que puede defender la buena alimentación, la alimentación verdadera. ¿Qué lugar ocupará en el futuro la agricultura urbana? Un lugar bastante importante, sin duda.
Desde el 2008, por primera vez en la Historia de la Humanidad, la mayoría de de población vive en ciudades.
Es lógico, pues, pensar en la agricultura urbana como una manera de responder a la concentración humana.
Me consta que en España, como en otros países, ese fenómeno va a más y forma parte de una mayor sensibilidad hacia la producción ecológica, sana y local. Slow Food nació hace casi 30 años y se ha propagado ya por 175 países ¿Qué tiene en común un miembro de la organización en Camerún con uno en Estados Unidos?
Tiene en común su aprecio por la tierra, por la dignidad de los campesinos, por nuevas formas de distribución y venta directa, por los mercados de granjeros, por los alimentos locales y de temporada...
Cada país tiene su cultura, y eso es algo que también nos interesa destacar: los países que llamanos "pobres" son a veces muy ricos en cultura gastronómica.
No hay más que apreciar algunos de los 2.000 alimentos que hemos preservado en el Arca del Gusto: queremos llegar a los 10.000 en todo el planeta. ¿Y si comiéramos menos carne, no le estaríamos haciendo también un favor al planeta?
El consumo de carne y de pescado es algo que hemos intentado abordar de cerca con Slow Fishy Slow Meat.
Es increíble cómo estamos devastando los océanos, por eso es también importante conocer y proteger al pequeño pescador. Y por lo que respecta a la carne, es cierto que los americanos y los europeos comemos demasiada. Un americano medio ingiere una media de 125 kilos al año, lo cual no es sólo malo para el planeta, es malo para la salud.
Pero un africano medio no come más que cinco kilos año. No estaría de más que los africanos pudieran comer más carne. ¿Usted come carne? Cada vez menos.
Pero la agradezco de vez en cuando para dar sabor a la pasta, nuestro plato nacional.
¿Cómo va Slow Food en España? En Cataluña y en el País Vasco hay grupos muy potentes, pero me gustaría tener más presencia en el sur, en Andalucía, Extremadura y Murcia. Usted ha criticado recientemente la labor de los chefs estrella en la televisión como "pornografía gastronómica"... No podemos generalizar. Y lo cierto es que hay cada vez más "chefs" sociales.
En el Festival Terra Madre hemos tenido a Jamie Oliver, que ha revolucionado la comida en las escuelas británicas. Y en Perú tenemos a Gastón Acurio, que es algo más que un cocinero, es todo un líder.
En los próximos años tenemos que volcarnos en la educación, y la labor de los "chefs" es fundamental en esa tarea.
Fuente:
Ecoportal.net
Medio y Medio

Cómo convirtieron los y las cubanas su isla a la agricultura biológica

Los y las cubanas han realizado aquello con lo que sueñan los ecologistas del mundo entero: desde hace veinte años, la isla se ha convertido a la agricultura biológica. Las claves de este éxito son necesidad, posibilidad y voluntad.





En 1989 cae el Muro de Berlín y dos años después se desmorona la Unión Soviética.

Cuba pierde entonces su suministrador depetróleo, de material agrícola, de abonos químicos y de pesticidas.
Con la desaparición de la URSS y de los países del Este que compraban sus productos a precios constantes, la isla pierde también unos importantes mercados, sobre todo el del azúcar, un 85% de cuya producción exportaba.
Se habían reunido todos los ingredientes para que el país se sumiera en el caos, tanto más cuanto que el bloqueo estadounidense se había estrechado.
Empieza para Cuba una nueva era, el «periodo especial en tiempo de paz» anunciado en 1992 por Fidel Castro y que durará cinco años y, dicho con otras palabras, un periodo de grave crisis económica: el producto interior bruto (PIB) cae un 35%, el comercio exterior un 75%, el poder adquisitivo un 50% y la población padece desnutrición. «No sabían que era imposible, así que lo hicieron» (Marc Twain) Se hace de la necesidad virtud.
La población se lanza a cultivar fruta y verduras para poder satisfacer sus necesidades alimentarias. «Las y los cubanos tenían hambre.
Es la población cubana quien dio los primeros pasos ocupando tierras en un movimiento espontáneo», explica Nils Aguilar, director del documental Cultures en transition .
Miles de jardines, «organopónicos», florecen en pequeñas parcelas de tierra, en las terrazas, entre las casas, en antiguos vertederos, en medio de solares, es decir, en el menor espacio que quede libre. Además de laagricultura se suele practicar también la cría de animales pequeños: gallinas, conejos, patos, cerdos. «Los actores principales del movimiento agroecológico son los propios campesinos», afirma Dorian Felix, agrónomo especializado en agroecología tropical, en misión en Cuba enviado por la asociación Terre et Humanisme.
«Experimentaron estas prácticas, las validaron y las difundieron. Su movilización y la de toda la sociedad civil fue y sigue siendo muy importante».
El auge de la agricultura urbana Acto seguido el gobierno emprende una transición forzada.
La producción de comida se convierte en una cuestión nacional. A partir de la década de 1990, se pone el acento en la producción local, a partir de recursos locales y para consumo local.
El Estado distribuye terrenos a quienes quieren cultivarlos y desarrolla una agricultura alimenticia y biológica de proximidad: al no tener petróleo para hacer funcionar los tractores se recurre a la tracción animal; al carecer de abonos químicos y de pesticidas se vuelve a descubrir el compost, los insecticidas naturales y la lucha biológica. «Es una auténtica revolución verde», confirma Nils Aguilar.
«En este país todo el mundo se implica, ¡tuve la sorpresa de escuchar a taxista elogiar las hazañas de la agroecología! Cuba desarrolla unaagricultura agroindustrial y demuestra que estas técnicas pueden alimentar a las poblaciones». Hoy la mano de obra agrícola se ha multiplicado por diez.
Exmilitares, funcionarios y empleados se han convertido o reconvertido a la agricultura, ya que muchos de ellos y ellas habían sido campesinos antes. Cada escuela cultiva su huerto, las administraciones tienen su propio jardín que suministra verduras a las cantinas de los empleados.
Fenómeno sin precedentes, la agricultura urbana se ha desarrollado como en ninguna otra parte del mundo.
La isla cuenta con unas 400.000 explotaciones agrícolas urbanas que cubren unas 70.000 hectáreas de tierra que hasta antes estaban inutilizadas y que producen más de 1,5 millones de toneladas de verduras.
La Habana es capaz de suministrar un 50% de fruta y verdura bio a sus 2.200.000 habitantes y el resto lo suministran las cooperativas de la periferia. Revolución verde a la cubana En 1994 las granjas de Estado productivistas se transforman progresivamente en cooperativas para suministrar alimentos a hospitales, escuelas y jardines de infancia. El resto de la producción se vende libremente en los mercados.
Universitarios, investigadores y agrónomos contribuyen a difundir las técnicas de la agroecología.
Una red de tiendas vende semillas y herramientas de jardinería a bajo precio, al tiempo que proporciona a los clientes consejos de expertos.
Y en todas las ciudades del país se enseña agricultura biológica por medio de la práctica, sobre el terreno.
Mucho más que una simple transferencia de conocimientos tecnológicos se trata de «producir aprendiendo, de enseñar produciendo y de aprender enseñando».
El impacto de esta revolución verde es múltiple: reducción de la contaminación del suelo, del aire y del agua; reciclaje de residuos, aumento de la biodiversidad, diversificación de la producción, mejora de la seguridad alimentaria, del nivel de vida y de la salud; creación de empleos, sobre todo para mujeres, jóvenes y jubilados.
También se establece una política menos centralizada, que da más margen de maniobra a las iniciativas individuales y colectivas autogestionadas.
La consigna dominante es: «Descentralizar sin perder el control, centralizar sin matar la iniciativa».
En las ciudades este principio ha permitido promover la producción en el barrio, por el barrio y para el barrio fomentando la participación de miles de personas deseosas de unirse a la iniciativa.
Cuba produce hoy para su consumo más del 70% de las frutas y verduras, lo que no le garantiza una autonomía alimentaria total, en la medida en que todavía depende de las importaciones, sobre todo de arroz y de carne. Pero, según los criterios de la ONU, «el país tiene un alto índice desarrollo humano y una huella ecológica débil en el planeta».
Si mañara cesaran las importaciones de alimentos, los habitantes estarían mucho menos en peligro que los de un país como Francia, que solo dispone de algunos días de reserva en sus supermercados (según el Consejo Económico, Social y medioambiental Ile-de-France, CESER por sus siglas en francés, la región solo dispone de cuatro días de reservas alimentarias).
Ha sido necesaria una crisis para que Cuba descubra las virtudes de la agroecología, de los permacultivos, de la agrosilvicultura e incluso del silvopastoralismo. Aún así, ¿ha logrado la isla su transición energética? Solo en parte.
El consumo de petróleo se reanudó en 1993 gracias a (¿o a causa de?) la producción nacional y la ayuda de Venezuela que le proporciona cerca de 110.000 barriles de petróleo al día.
Pero se puede apostar que el país ya no podrá dar marcha atrás.
Y es que, más allá de la revolución agrícola, las iniciativas individuales y colectivas han demostrado que las y los cubanos podían hacerse cargo de su destino, ¡una verdadera revolución cultural!
Fuente: 
Ecoportal.net
Texto extraído del dossier “Plus forts ensemble”de Kaizen 11. http://www.kaizen-magazine.com/comment-les-cubains-ont-converti-leur-ile-au- bio/ Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos http://www.rebelion.org/noticia.php?id=191093

Brasil: Campaña convoca a la población a las calles contra el uso de agrotóxicos


Las elecciones pasaron y el Congreso no podría haber  quedado peor: más de la mitad de sus miembros,  se identifican con la denominada  bancada Ruralista. Además de afrontar los derechos de los indígenas y quilombolas, este grupo bipartidista es responsable de la aprobación de leyes que facilitan el uso de más agrotóxicos.
El próximo 3 de diciembre, fecha en que se  celebra el Día Internacional del  No uso de agrotóxicos,  la Campaña Permanente contra los Agrotóxicos y por la Vida convoca a los ciudadanos  brasileños a unirse a la demanda de alimentos saludables sin venenos. Es fundamental que el Congreso defienda la salud  de la población y la agricultura familiar, responsable  de la producción del 70% de los alimentos que llegan a nuestra mesa.
La campaña   aboga por poner fin a la práctica de fumigación aérea utilizada por el agronegocio,  y la reforma política, con el fin de reducir el peso de los intereses económicos y permitir que nuestra representación en la Cámara y el Senado. Los ruralistas defienden los intereses de alrededor de 1% de los propietarios de tierras en Brasil, que dominan el 44% de las áreas cultivables de Brasil. Esto es sólo una muestra de las distorsiones de representación  de nuestro legislativo.
Conferencias públicas, debates, ollas, panfletos, " Feria de los envenenados." Vale la pena un poco de todo. La idea principal de la campaña es demarcar la fecha  nacionalmente  e ir a las calles para mostrar que la lucha contra los agrotóxicos está vinculada a un gobierno progresista, y  las ideas de la reforma política y la participación popular.
Las actividades ya están confirmadas en Porto Alegre, Río de Janeiro y Cuiabá. También participe! Póngase en contacto con  la Secretaría Operativa de la Campaña  (por e-mailcontraosagrotoxicos@gmail.com) para saber más sobre las movilizaciones en su estado, también organice  alguna actividad en tu ciudad.
La fecha
Bhopal, India. En la madrugada del  día 3 de diciembre de 1984. En una zona densamente poblada,  de 27 a 40 toneladas de  gases tóxicos socianato de metilo y hidrocianeto,  químicos utilizados en la preparación de un pesticida de la Corporación  Union Carbide, se fugan y se dispersan  por la ciudad, cuando los seis  sistemas de seguridad no funcionan.
30 000 personas, ocho mil en los primeros tres días, murieron a causa del accidente y, aún hoy las estimaciones indican que 150 000 sufren de enfermedades crónicas degenerativas causadas por la exposición a gases letales.
La Union Carbide, posteriormente adquirida por Dow Química, todavía se niega a proporcionar informaciones detalladas sobre la naturaleza de los contaminantes, dificultando un tratamiento médico adecuado  para los individuos expuestos. La región nunca fue descontaminada y aún hasta hoy representa un peligro para la población.
El desastre químico fue considerado el peor en la historia y la fecha fue establecida por la Red de Acción en Plaguicidas (PAN) como el día internacional de la no utilización de agrotóxicos. El Dow ahora es uno de los seis gigantes del mercado de venenos y de   semillas transgénicas, y en 2012 tuvo ingresos de $ 60 mil billones.

Fuente Via Campesina.Org 

Ayotzinapa: las venas abiertas de México



Ayotzinapa desgarró la piel de México y puso al desnudo la gangrena que lo corroe hasta sus entrañas debido a décadas y décadas de injusticia, desigualdad, explotación, muerte, hambre, y desesperación perpetradas por las clases dominantes y por su Estado contra el pueblo.
El informe oficial que con mucho cansancio y, seguramente, flojera rindió el procurador Murillo Karam el 7 de noviembre del presente respecto a que los 43 normalistas fueron asesinados, calcinados y luego depositados en un río, pudiendo rescatar sólo dos bolsas negras con cenizas, cuestión que hace imposible identificarlos con el ADN, constituye la prueba palmaria de la total incapacidad del gobierno federal para esclarecer los hechos y dar con los verdaderos criminales materiales e intelectuales de esta masacre que ya constituye un repudiable crimen de lesa humanidad en una escala igual o superior a las cometidas por los regímenes fascistas contra su población.
Amnistía Internacional declaró que al procurador se le "olvidó" reconocer que la desaparición de los normalistas es un crimen de Estado y no un hecho aislado que inculpa sólo al hoy preso ex-narco alcalde y a su narco pareja —ésta solamente arraigada— y a una bola de policías asesinos municipales que habrían disparado y matado a algunos estudiantes y transeúntes para luego entregar a los 43 normalistas al grupo criminal de los Guerreros Unidos que finamente los habrían ultimado.
El gobierno intentó presentar el acontecimiento como un conflicto entre grupos rivales —el otro cartel se denomina Los Rojos que también operan en el Estado de Morelos— y, por tanto, como un "ajuste de cuentas" donde habrían estado involucrados los estudiantes normalistas. Sin embargo, gracias a las movilizaciones de los padres de las víctimas y de las organizaciones populares solidarias que han estado denunciando esta atrocidad con luchas que van desde los paros y tomas de carreteras y de edificios gubernamentales, manifestaciones multitudinarias, conferencias a la opinión pública nacional e internacional, no se pudo concretar esa perversa intención incriminatoria del Estado para curarse en salud y dar por "esclarecida" la masacre.
Preocupa enormemente que ante una pregunta de una periodista respecto a que por qué no había intervenido la unidad militar estacionada a sólo unas cuadras de donde la policía municipal estaba disparando a los normalistas, el procurador contestó: "¡el ejército, como todos los ejércitos del mundo se mueve sólo con órdenes, ¡y qué bueno! Nada más le quiero hacer una pregunta: ¿Qué hubiera pasado si el ejército hubiera salido en ese momento, a quién hubiera apoyado? ¡Obviamente a la autoridad constituida!; hubiera sido un problema mucho mayor, que bueno que no salieron" (conferencia de prensa del procurador TV Milenio, viernes 07 de noviembre de 2014).
¿Qué acaso los personeros de la burocracia política, desde el presidente hacia abajo, no se la pasan clamando que las fuerzas armadas están para defender a la patria, al pueblo, a los ciudadanos? Lo que dio a entender el señor procurador general de la República es que si esa unidad castrense hubiera intervenido seguramente lo hubiera hecho en contra de los estudiantes intensificando las detenciones y la masacre en conjunto con los municipales. ¡Así, sí!: ¡claro!, ¡que bueno que no intervinieron los guachos, porque seguramente se hubiera incrementado el número de víctimas y de fosas clandestinas!
Como vemos este alto representante del gobierno federal refleja su concepción ideológica sobre la utilidad y función del ejército —acordémonos que Marx señaló que el Estado es un instrumento de la clase dominante y que su columna vertebral era justamente el ejército, y no se equivocó— y al respecto solamente hay que recordar las represiones y masacres de 1968 y 1971, de Aguas Blancas (1995), Acteal (1997) y, junto con Ayotzinapa, Tlatlaya (2014).
Este es el verdadero papel del Estado: garantizar la propiedad privada, la reproducción del capital y su régimen de explotación de la fuerza de trabajo que, juntos, garanticen altas cuotas de rentabilidad al capital privado nacional y extranjero.
La proclama oficial de los acontecimientos de Ayotzinapa era urgente para el régimen en la víspera del viaje del presidente para participar en las Cumbres de APEC y del G-20 en China y Australia y, de este modo, tener fabricada artificialmente una explicación y justificación de los hechos que dejara "tranquila" a la opinión pública internacional, aunque internamente se estuviera incendiando la casa con manifestaciones, bloqueos, huelgas, toma de aeropuertos, de carreteras y edificios públicos, sedes municipales, en protesta por los crímenes de lesa humanidad y las atrocidades cometidas por el régimen contra los estudiantes normalistas con toda impunidad y con el silencio cómplice de las autoridades centrales.
En el Estado de Guerrero, mientras tanto, al gobernador interino impuesto por Peña Nieto y por el PRD, se le encomendó la tarea de "pacificar" Iguala mediante compromisos vacíos y promesas de encontrar con vida a los normalistas, pero en verdad sirviendo de comparsa al gobierno central para apaciguar las cosas con vistas a las próximas elecciones de 2015 donde se habrá de renovar el poder legislativo por la misma partidocracia en el poder y gobernadores en algunos estados de la República. Obviamente que el PRD pretende darse continuidad manteniendo su alianza con el PRI y ella pasa por darle carpetazo lo más pronto posible al caso Ayotzinapa.
El problema, después de más de 50 días de ocurridos los lamentables y siniestros acontecimientos —que no pueden ser menos que caracterizados como crimen de Estado y de lesa humanidad— no es solamente la desaparición de los 43 jóvenes estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos —que, necesariamente, será la demanda central de los padres de familia y del movimiento social hasta que no sean presentados con vida y cuando las autoridades den una explicación veraz, científica y creíble de su paradero­, sino, además, el esclarecimiento de los cientos de desaparecidos tanto en el Estado de Guerrero como en el resto del país y la ubicación y castigo a los responsables y de la existencia de fosas clandestinas repletas de cadáveres y de los diversos grupos de los cárteles de la droga y del narcotráfico que operan impunemente a lo largo y ancho del territorio nacional. El no atender estas demandas y problemáticas por parte del Estado mexicano responsable de su existencia, no hará otra cosa que reproducir, en escala mayor, la lucha de clases en todas sus manifestaciones y las contradicciones sociales y políticas en el contexto de la crisis estructural del capitalismo dependiente mexicano que tiende a profundizarse en consonancia con la profundización de la crisis de la economía capitalista mundial.
Por lo pronto, la ausencia del Presidente de la República para asistir a un foro internacional, es reveladora del poco interés y del desprecio que la clase política tiene de estas problemáticas, así como de la enorme prepotencia que mantiene al suponer que, como ha ocurrido reiteradamente en otras represiones y masacres perpetradas por el gobierno, no ha ocurrido nada en México y no se pone en jaque al sistema capitalista de dominación que perpetúa la explotación, la injusticia, la inseguridad, la violencia, la miseria y la impunidad de los diversos grupos criminales que actúan a sus anchas.
La demanda de la desaparición de poderes del constituido movimiento de la Asamblea Nacional Popular (ANP), en virtud de existir en Guerrero un "Estado fallido" —desechada sin cortapisas por el senado— constituye un principio para abordar la problemática del Estado en el contexto de la masacre de Ayotzinapa, del castigo de los verdaderos culpables y de la erradicación de los grupos criminales tanto de la delincuencia organizada como los ligados orgánicamente al Estado y que actúan como bandas paramilitares en la mejor tradición de las prácticas represivas de los Estados contrainsurgentes latinoamericanos de las décadas de los años sesenta y setenta del siglo pasado y que en México han sido recreadas dotándolas de tecnología y asesoría proporcionada por el gobierno norteamericano.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Feminismo: ¡Que llegan los hombres!


TomDispatch

Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Riba García

La guerra se ha acabado (si vosotros queréis); el feminismo y los hombres
Introducción de Tom Engelhardt

Lo sé por haberlo vivido, cuando se habla de las mujeres, los hombres jóvenes se mienten unos a otros de un modo grotesco, y esas mentiras están basadas –al menos cuando yo era joven– en la cultura masculina. Mi aprendizaje acerca de esta cuestión fue ciertamente penoso y nunca lo he olvidado. Al principio de los sesenta, fui a Yale, una universidad de la elite masculina. Todavía eran tiempos en los que si ibas caminando con un amigo por la calle y las manos de ambos llegaban a rozarse, saltabas como si hubieras recibido una descarga eléctrica y empezabas a bromear sobre los “maricas”.

Mi problema personal en aquellos años era que cuando se trataba de la cultura masculina, de mujeres y, desde luego, del tema del momento –el sexo–, mi experiencia era escasa y yo era bastante vergonzoso en esas cuestiones. Había dos alternativas disponibles, al menos eso me parecía a mí; mentir por la cara y ser uno más entre los muchachos o quedarme callado. Yo elegí la segunda opción, no por alguna esencial pureza de espíritu sino por vergüenza, además de la sensación de que no era todo lo hombre que supuestamente debía ser. Curiosamente, esta actitud resultó ser pedagógica y profundamente perturbadora. Por lo general, me encontraba en medio de competencias de bravatas machistas en las que los tipos exageraban sobre sí mismos al mismo tiempo que se denigraban unos a otros (y sobre todo a las mujeres) mediante las mentiras más escandalosas; yo me mantenía en silencio. El sesgo sorprendente fue este: algunas veces, mi silencio fue percibido como conocimiento, como una profunda comprensión.
Tengo un recuerdo muy vívido de una situación como la que acabo de describir: la parte residencial de Yale tenía varios patios; un día oí a mi compañero de habitación asomado a una ventana de la tercera planta y gritando que ya no era virgen, que se había “follado” a su novia. Mi compañero de cuarto no paró de fanfarronear con su hazaña en las 24 horas siguientes subiendo la apuesta inicial sobre lo que había hecho y lo espectacular que había sido todo mientras otros arrimaban el hombro y contaban sus propias victorias sexuales. Yo no dije nada. Por fin, claramente al ver que yo no me había unido al coro, él me llevó aparte y me contó la historia tal como había sido: un desesperante fracaso, una pesadilla para él y sin duda más aún para su novia. La historia fue espeluznante. Entre otras cosas, a mi edad yo no quería saber todo lo malo que eso podía llegar a ser (tened en cuenta que en aquel entonces, la información sobre el sexo era algo generalmente muy restringido en la sociedad).
Todo esto muestra un sistema verdaderamente pernicioso que es el día a día para los muchachos. Hasta que no crecí, hasta que no llegó el feminismo, fui incapaz de conocer de verdad cómo era sentida la cultura masculina desde el otro lado de la valla, de valorar de verdad cómo aquellas mentiras y las “verdades” que ellas conllevaban pesaban en la vida de las mujeres. Pero al menos sabía el mal que todo esto representaba en mi vida. Cuando pienso en todos esos machos que hacen acoso on-line en este momento, imagino una versión actualizada de la sombría cultura masculina de las mentiras autoinfligidas corriendo desbocadas en un nuevo mundo de redes sociales que al menos están abiertas al escrutinio de todos nosotros. Ahora está mucho más claro lo pernicioso que es cando los hombres jóvenes (y no tan jóvenes) mienten sin parar a todos a expensas de las mujeres. Un sistema como este está mucho más abierto a dejar de funcionar, y por lo tanto a cambiar; es sobre esta realidad que Rebecca Soinit, miembro regular de TomDispatch y autora del libro que es un éxito de ventas Men Explain Things to Me (a punto de aparecer en edición con tapa dura, con el agregado de otros dos ensayos), reflexiona hoy para nosotros, ¡gracias al cielo!
* * *
¡Hurra! ¡Hurra!

¿Qué tienen en común el primer ministro de India, el ex jugador de la Liga Nacional de Fútbol Chris Kluwe y el humorista Aziz Ansari? No es que todos ellos hayan estado en un bar. A pesar de que Ansari quizá debería figurar en el final de este chiste. Los tres han defendido el feminismo este año y forman parte de una sin precedentes oleada de hombres comprometidos activamente con lo que se suelen llamarse “asuntos de mujeres”, aunque la única razón por la que la violencia y la discriminación contra las mujeres reciben este nombre es que se trata de cosas que solo se hacen a las mujeres, mayormente por parte de hombres, entonces tal vez siempre han sido “asuntos de hombres”.

La llegada de los hombres significa un cambio enorme y una parte importante del extraordinario año que está viviendo el feminismo, en el que el diálogo se ha transformado como también lo han hecho algunas leyes clave, mientras se han sumado nuevas voces y sectores. Siempre ha habido hombres que estaban de acuerdo con la importancia de esos asuntos de mujeres, y algunos lo manifestaban, pero nunca tantos como hoy ni con el efecto de ahora. Y nosotras les necesitamos. Es así que para el feminismo este año puede considerarse como un hito histórico.
Ahí está el discurso del primer ministro indio Nerendra Modi en el día de la independencia de su país. Normalmente esta es una ocasión para hacer el recuento de los éxitos y para el orgullo. En lugar de eso, él habló con voz potente del horrendo problema de las violaciones en India. “Hermanos y hermanas, cuando oímos de violaciones, nos llevamos las manos a la cabeza avergonzados”, dijo en la lengua hindi. “Quiero pedirle al padre de cada niña de 10 o 12 años que este constantemente en alerta, que no deje nunca de preguntarle adónde va, cuándo volverá... Los padres hacen cientos de preguntas a sus hijas, pero ¿se han molestado en preguntar a sus hijos varones adónde van, por qué van a salir, quiénes son sus amigos? Después de todo, un violador también es el hijo de alguien. También tiene unos padres.” 
Sus palabras fueron excepcionales, y son propias de un nuevo discurso en un país donde muchos empiezan a echar la culpa a los victimarios y no a las víctimas; y admitir que, como dijeron unos activistas contra las violaciones en los campus universitarios, “los violadores son la causa de las violaciones”. Esa violencia, en otras palabras, no es la consecuencia de ninguna de las actividades cotidianas de las mujeres por las que son culpabilizadas por los hombres que las agreden. Eso, en sí mismo, es un cambio gigantesco, sobre todo cuando el análisis sale de la boca de los hombres.
Recientemente, la administración Obama también lanzó una campaña para conseguir que los transeúntes, sobre todo hombres, tiendan una mano a las posibles víctimas de agresiones sexuales en la calle con estas palabras: “Eso nos corresponde a nosotros”. Ciertamente, es muy fácil hacer la crítica de este eslogan como si se tratara de un gesto sin importancia; de cualquier modo, es un hito en el camino, una parte de una respuesta de más alcance en este país, particularmente en lo referido a las violaciones en los campus universitarios.
El significado de lo que está pasando es este: los vientos del cambio han movido nuestras veletas. Los poderes más altos del país han empezado a llamar a los hombres para que asuman su responsabilidad, no solo en lo que atañe a su propia conducta sino también las de los hombres de su entorno. Para que se conviertan en agentes del cambio.
Cuando X no es igual a Y
El feminismo necesita de los hombres. Para esto: los hombres que odian y desprecian a las mujeres deberán ser modificados, si eso es posible, por una cultura en la que hacer y decir cosas horribles a las mujeres socave el prestigio de un hombre en relación con sus congéneres, en lugar de mejorarla.
En los alrededor de 3.500 millones de hombres que hoy viven en el mundo hay una variedad infinita: miembros del Ku Klux Klan y activistas por los derechos humanos, travestidos y cazadores de patos... Para los propósitos del feminismo, yo definiría tres grandes categorías. Están los aliados, mencionados más arriba (y más abajo). Están los misóginos rabiosos y los aborrecedores de palabra y de hecho; es posible verlos en varios sitios on-line en los que medran (parecen contar con todo el tiempo del mundo), por ejemplo los foros por los derechos de los hombres, en los que avivan el fuego de su resentimiento, y los tipos en Twitter que bombardean con amenazas e insultos a cualquier mujer que tenga una actitud crítica. Recordad la reciente amenaza, no de matarla, de la que fue objeto Anita Sakeesian por haberse atrevido a hablar sobre el sexismo en los videojuegos, sino de hacer una masacre de mujeres cuando ella pronunciara un discurso en la universidad del estado de Utah. Sakeesian no es la única en ese mundo en haber recibido amenazas de muerte. Y no olvidéis a los jugadores que han descendido a lo más profundo de las teorías conspirativas de la misoginia bajo el hashtag #Gamergate.
Recientemente, esta postura fue atacada en una sorprendente perorata por un entusiasta consumidor de videojuegos, ex jugador de fútbol, categórico defensor de los derechos de los homosexuales y feminista Chris Kluwe. En uno de los pasajes más corteses, les dijo a sus hermanos en la afición por los videojuegos: “Lamentablemente, todos vosotros, los #Gamergaters, continuáis defendiendo esta inmundicia pueril; la única conclusión que se puede extraer es la más lógica: que apoyáis a esos cretinos misóginos en toda su jadeante gloria. Que apoyáis el acoso sexual hacia la mujer en la industria del videojuego (y en todas las demás).
Después alguien twiteó a Kluwe: “Que te follen, estúpido hijo de puta. #Gamergate no odia a las mujeres”. A esto me gustaría agregarle una variación de la Ley de Lewis (“todos los comentarios sobre el feminismo justifican el feminismo”): la profusión de hombres que agreden a las mujeres y a cualquiera que las defienda para que quede claro que las mujeres no son objeto de agresión y que el feminismo no descansa en la realidad dan la impresión de que no son concientes de que su actitud prueba lo contrario.
Hoy en día hay demasiadas violaciones y amenazas de muerte. En el caso de Sarkeesian, la universidad de Utah se negó a tomar en serio la amenaza de una masacre en su sede (a pesar del hecho de que legalmente es posible introducir armas en la sala de conferencias), por la razón de que la conferencista recibe continuas amenazas de muerte y, en vista de ello, ella misma tendría que cancelar su conferencia.
Entonces, están los aliados y los aborrecedores. Y después está el montón de hombres que tienen buenas intenciones pero entran en el diálogo sobre el feminismo con aserciones que, cuestionadas por los hechos, alguien –según mi experiencia, normalmente mujeres– debe pasarse un buen rato para rectificarlas. Es posible que sea por eso que Elizabeth Sims creó un sitio web llamado The Womansplainer, “para los hombres que tienen algo mejor que hacer en vez de formarse sobre el feminismo”.
Otras veces, estos hombres tratan de reenfocar cualquier cosa que se diga sobre los sinsabores de las mujeres para destacar los sinsabores de los hombres. Si leyerais on-line, por ejemplo, comentarios masculinos sobre las violaciones en los campus universitarios pensaríais que unas inconscientes aunque maliciosas jóvenes mujeres seducen a inocentes muchachos que pasaban por ahí con el único propósito de complicarles la vida. Hace poco tiempo, Forbes hizo correr una diatriba –después la anuló– contra un antiguo presidente de una hermandad MIT cuyo título era: “Las mujeres borrachas son la amenaza más grave para las fraternidades”.
Algunas veces, los hombres insisten en que la “imparcialidad” significa admitir que ellos sufren tanto por la conducta de las mujeres como las mujeres por el comportamiento de los hombres, o incluso que aquellos sufren más que ellas. Del mismo modo, se podría argumentar que, como consecuencia del racismo, los blancos sufren tanto como los negros, o que en este mundo no existe una jerarquía de privilegio o grados de opresión.
Es verdad, por ejemplo, que algunas mujeres cometen actos de violencia doméstica, pero las consecuencias son absolutamente distintas, tanto en lo cuantitativo como en la gravedad. Tal como escribí en mi libro Men Explain Things to Me, “la violencia doméstica es la principal razón de heridas infligidas a mujeres en Estados Unidos; más de medio millón de esas heridas requieren atención médica y, según los Centros Sanitarios de Control y Prevención, unas 145.000 mujeres han debido ser ingresadas durante al menos dos días. No querríais saber acerca de cuántas de esas mujeres necesitan pasar por el consultorio del dentista después de su internación. Los cónyuges son también los principales responsables de la muerte de mujeres embarazadas en Estados Unidos”. Sin embargo, las mujeres embarazadas no son la principal causa de muerte de sus cónyuges. Sencillamente, no hay una equivalencia.
No todos los hombres actúan así, pero algunos sí lo hacen (esto podría constituir un precioso hashtag). Por ejemplo, a principios de este verano, vi al cómico Aziz Ansari en una de sus habituales actuaciones dedicadas al acoso sexual. “Tipos repulsivos hay en todas parte”, dijo, mientras hablaba de una mujer que había tenido que refugiarse en una tienda de mascotas durante una hora para quitarse de encima a un pesado que la seguía. Ansari señaló que un hombre nunca debe enfrentarse con una mujer que la muestre sus genitales y se masturbe por él en la calle ni sea acosado de formas tan grotescas. “¡Las mujeres nunca hacen esas guarradas!”, exclamó (él reconoce que su novia lo ha convertido en un feminista).
Los humoristas Nato Green, W. Kamau Bell y Louis C.K., entre otros, son otros conocidos cómicos feministas que defienden a las mujeres; Jon Stewart ha tenido algunos magníficos momentos feministas. Es estupendo que haya hombres implicados en este diálogo, sino también que empleen todo su ingenio en él.
La noticia de la semana pasada, que produjo airadas protestas, de que tres mujeres habían sido brutalmente agredidas por el presentador de radio canadiense Jian Ghomeshi fue un caso interesante que sienta jurisprudencia en el discurso feminista. Personas de ambos géneros tomaron partido en la cuestión, aunque los que defendían a Ghomeshi volvieron al recurrente estereotipo de la mujer que miente en su afán de venganza. Sin embargo, esta posición fue debilitada por las declaraciones de otras cinco mujeres que se presentaron para dar testimonio de espantosas experiencias similares.
Las ideas son herramientas para encarar la realidad; a veces, para modificarla. El que alguien albergue en sí las nuevas ideas feministas puestas en juego en este caso es una señal del terreno ganado por estas ideas en el último año, más o menos. Durante este tiempo, he observado que varios hombres buenos están en el trabajo de repensar mucho de lo que se les ha enseñado y de llegar a nuevas conclusiones.
La obsesión de la falsa acusación de violación: un práctico suplemento
Por supuesto, las viejas ideas también están vigentes. Es muy frecuente que alguien mencione delante de mí (o en la lectura on-line) la cuestión de la violación, un hombre que aparece para señalar el “asunto” de las “falsas acusaciones de violación”. En serio, inevitablemente, es casi lo primero que sale de la boca de algunos tipos; los hombres parecen obsesionados por este tema. Y a menudo se convierte en la forma más conveniente cambiar el foco de la situación de que las víctimas femeninas son incontables mientras que las víctimas masculinas son muy raras. En consecuencia, me he ocupado de montar esta práctica guía sobre el tema, esperando que nunca me vea obligada a volver sobre él.
La violación es algo tan común en nuestra cultura que lo más justo sería llamarla epidemia. Después de todo, ¿de qué otro modo podría llamarse algo que toca directamente casi a una de cada cinco mujeres (y a uno de cada 71 hombres), y como amenaza, prácticamente todas las mujeres; algo que es tan dominante que altera el modo en que la mayoría de nosotros vivimos, pensamos y nos movemos en el mundo? En realidad, las instancias en las que una mujer acusa de mala fe la ocurrencia de una violación solo por calumniar a un hombre son extremadamente infrecuentes. Los estudios más confiables sugieren que alrededor del 2 por ciento de las violaciones conocidas son falsas, es decir, el 98 por ciento restante son irrefutables. Aun así, esto no quiere decir que el 2 por ciento sean falsas acusaciones de violación, ya que el hecho de que alguien diga que ha sido violado no es lo mismo que denunciar a un hombre con nombre y apellido que ha cometido una violación cuando eso no es verdad (a propósito, debemos decir que nadie se ha ocupado de hacer una criba en la categoría de falsas acusaciones de violación per se). De cualquier modo, esas estadísticas no inhiben a los hombres cuando se trata de hacerlas subir una y otra vez. Y otra vez más. 
He aquí un diálogo –ficticio– entre ella y él sobre cómo suenan estas acusaciones:
Ella : ¡Hay una epidemia que afecta a mi gente!
Él : Me preocupa esta increíblemente rara enfermedad de la que oído hablar (aunque no lo he investigado) que es posible que afecte a un miembro de mi tribu.
O tal vez suene así:
Ella : Tu tribu hace cosas horribles a la mía, y está muy bien documentado.
Él : Tu tribu está llena de mentirosas. Yo no tengo pruebas reales de lo que dices, pero mis sensaciones son más racionales que tus hechos.
De paso, tened en cuenta que cuando consideráis estos guarismos sobre la violación, que la mayor parte de esas agresiones no son denunciadas. Y de aquellas que sí lo son, la mayoría no llegan a los tribunales. Y de aquellas que sí llegan, en la gran mayoría se carece de pruebas que conduzcan a una condena. En general, la acusación de violación no es nada divertido, tampoco una forma viable de vengarse ni de hacer justicia. Una denuncia penal falsa es en sí misma un delito, algo que la policía no ve con simpatía.
Cientos de miles de bolsas con objetos de prueba recogidos por las policías de Estados Unidos –lo sabemos ahora– nunca son enviadas a los laboratorios criminológicos para su comprobación. En los últimos años, varias ciudades –Nueva Orleans, Baltimore, Filadelfia y Saint Louis– fueron puestas en evidencia por no haberse tomado la molestia de archivar los informes policiales de decenas de miles de denuncias de violación. Esto tendría que bastar para que os convencierais de que el sistema no funciona tan bien como se dice para las víctimas de violaciones. Recordad, además, qué es la policía: una institución cada día más militarizada compuesta en su mayor parte por hombres con un alto índice de violencia doméstica y en cuyo seno recientemente hay notables acusaciones de violación. En otras palabras, no siempre son las personas más simpáticas con las mujeres –sobre todo si no son blancas y son trabajadoras sexuales, mujeres trans y miembros de otros grupos marginales– ni las más apropiadas para hablar de las malas conductas sexuales de los varones.
La gente también se pregunta por qué las universidades juzgan ellas mismas los casos de violación en su sede en lugar de informar a la policía, sobre todo porque muchas de esas universidades no lo hacen bien. Hay muchas razones, entre ellas que los campus universitarios están regidos por el TítuloIX (una enmienda de 1972 a la Ley de Derechos Civiles de ámbito federal), que asegura el acceso igualitario a la educación para cualquiera. Legalmente, la agresión sexual menoscaba esa igualdad. Entonces, está el hecho de que el sistema de justicia penal se quiebra cuando se trata de violencia sexual y que para muchas víctimas de violación el hecho de tener que vérselas con un tribunal constituye un segundo episodio de violación y humillación. Algunas veces, las acusaciones son sencillamente retiradas porque la víctima es incapaz de resistir el proceso un minuto más.
Volvamos ahora a las falsas acusaciones de violación. En la nueva edición de mi libro Men Explain Things to Me, yo agregué una nota al pie: “Aunque relativamente raras, las falsas acusaciones de violación son una realidad, a pesar de que las historias de los que han sido condenados por ellas son terribles. Un estudio realizado en el Reino Unido por el Servicio de Procesamiento de la Corona hizo público en 2013 un informe en el que se señala que durante el periodo estudiado hubo 5.651 procesos por violación mientras que solo hubo 35 procesos por imputación falsa de violación (es decir, más de 160 violaciones por cada acusación falsa, bastante por debajo del 1 por ciento). El informe de 2000 del Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó estas estimaciones: se supo de 322.230 violaciones en el año, 55.424 fueron informadas a la policía, hubo 26.271 detenciones y 7.007 condenas, es decir, algo menos del 20 por ciento de las violaciones fueron denunciadas y apenas el 12 por ciento de estas acabaron en condena judicial”.
En otras palabras, es bastante improbable que el hecho de que se informe de una violación acabe con alguien en la cárcel; a pesar de que quizás el 2 por ciento de las acusaciones de violación son falsas, solo un poco más del 2 por ciento de todas las acusaciones acaba en condena (algunas estimaciones llegan al 3 por ciento). Es decir, hay una cantidad atroz de violadores sin condena que andan por ahí tranquilamente. La mayor parte de los violadores, cuando son acusados o van a juicio, no admiten haber cometido violación. Esto quiere decir que tenemos entre nosotros a muchos violadores que también son embusteros y que la mentira que más abunda es la del hombre que ha violado y no la de la mujer que no ha sido violada.
Por supuesto, falsas inculpaciones de violación han existido. Mi amiga Astra Taylor señala que los ejemplos más dramáticos en este país se dieron cuando hombres blancos culpaban falsamente a hombres negros de haber violado a mujeres blancas. Esto quiere decir que si queréis estar indignados acerca de esta cuestión, necesitáis recurrir a una imagen más compleja de cómo funcionan realmente el poder, la culpa y la mendacidad. Ha habido incidentes –por ejemplo, el caso tristemente famoso de la violación grupal de “los muchachos de Scottsboro”, en los treinta del siglo pasado– cuando mujeres blancas fueron presionadas por las autoridades para que mintieran e incriminaran a nueve jóvenes negros. En el caso Scottsboro, una de las acusadoras, Ruby Bates, de 17 años, se retractó y contó la verdad sin que le importaran las amenazas recibidas.
Después está el caso de la mujer que en 1989 estaba corriendo en Central Park, en el que la policía “consiguió” falsas acusaciones y el sistema judicial (en el tribunal había una jueza) condenó y llevó a la cárcel a cinco adolescentes afroamericanos e hispanos que eran inocentes. La víctima, una mujer blanca, que había sido golpeada casi hasta la muerte, no recordaba nada del suceso y no fue testigo de la fiscalía. En 2002, el verdadero agresor confesó y los cinco encarcelados fueron liberados. La condena de inocentes suele ser el resultado de la corrupción y falta de ética profesional en el sistema judicial, y no de un acusador en solitario. Por supuesto, hay excepciones. Mi opinión es que esas excepciones son raras.
Aparentemente, la obsesión por la falsa acusación de violación está basada en una cantidad de cosas, entre ellas la suposición de que se trata de algo bastante común y el persistente prejuicio de que, por su naturaleza, la mujer es artera, manipuladora y poco fiable. La constante mención de esta cuestión sugiere la existencia de una rara especie de confianza masculina que se desprende de la sensación de que los hombres son más creíbles que las mujeres. Hoy día esto está cambiando. Es posible que cuando hablo de “confianza masculina”, eso tenga que ver con un derecho. Tal vez en la mente de esos hombres esté dando vueltas algo así: finalmente, a nosotros se nos exigirá ser responsables y eso nos asusta. Tal vez sea bueno que los hombres se asusten, o al menos que sean responsables.
Qué hace habitable a un planeta
La situación, tal como la conocemos desde hace mucho tiempo, debe ser descrita sin rodeos. Digamos que hay un número importante de hombres que odian a las mujeres; este odio se manifiesta de distintas maneras: la extranjera que es acosada en la calle, las silenciosas amenazas del usuario de Twitter o la mujer golpeada por su marido. Algunos hombres creen que tienen el derecho de humillar, castigar, silenciar, violar, e incluso asesinar a las mujeres. Como consecuencia de ello, las mujeres se enfrentan a un sorprendente nivel de violencia cotidiana y a un clima amenazador, también a una cantidad de pequeños insultos y agresiones que tienen por finalidad el mantenernos sometidas. No debe sorprender, entonces, que el Southern Poverty Law Center clasifique algunos grupos de defensa de los derechos masculinos como grupos de odio.
En este contexto, consideremos qué queremos decir cuando hablamos de la cultura de la violación. Esos equipos deportivos y fraternidades violan; en esos grupos hay jóvenes que se intercambian videos de teléfono móvil que después niegan cuando son presentados como prueba de sus felonías. Estas actividades se basan en la idea de que violar los derechos, la dignidad y el cuerpo de otro ser humano es algo “de onda”. La actuación de esos grupos se apoya en la monstruosa y predatoria noción de la naturaleza de la masculinidad, una noción que no es compartida por muchos hombres pero que nos afecta a todos. También se trata de una situación que los hombres pueden modificar con formas de hacer inaccesibles a las mujeres.
Es posible que esta sea la respuesta más adecuada para el tipo de Alaska que en el pasado junio me preguntó qué podía decirle a él el feminismo. Recordando ahora la conversación, no puedo menos que pensar en la frase que John Lennon y Yoko Ono echaron a rodar en los tiempos de la guerra de Vietnam: “La guerra se acabó (si tú quieres)”. Siempre se piensa que esta frase solo vale para tiempos como los de la guerra de Vietnam o de las emprendidas por George W. Bush, pero no es así: es válida para cualquier tipo de guerra y todas las guerras, incluso las que se libran en nuestro corazón y nuestra mente.
El odio es una lucha agotadora sin victorias verdaderas y en la que los enemigos es lo peor que se puede tener. La mente de un violador no debe de ser un lugar agradable para vivir; los hombres que no escuchan y son incapaces de reconocer la humanidad de la mitad de la población se están perdiendo algo. ¡Si solo acabara la guerra! Tú, tipo de Alaska, sería bonito que pudieras cuidar el bienestar de los demás sin relacionarlo con las posibles ventajas para ti que también pudieran derivarse, sobre todo pensando en que ya tienes unas cuantas ventajas a las que nosotras aspiramos, como la de poder pasear por ahí sin la preocupación de que alguien nos elija como blanco de su agresión. 
La otra tarde fui a una charla sobre lo que hace que la Tierra sea habitable –la temperatura, la atmósfera, la distancia al Sol–; la daba una astrofísica que yo conozco. Yo había pensado pedirle a un joven que es amigo de una amiga mía que me acompañara hasta mi coche, que estaba en lo más oscuro del parque junto a la Academia de Ciencias de California, pero la astrofísica y yo empezamos a conversar y a caminar juntas sin siquiera pensar en la necesidad de hacerlo; después, yo la acerqué hasta su coche.
Un par de semanas antes, me encontré con Emma Sulkowics y un grupo de mujeres jóvenes que llevaban un colchón en el campus de la Universidad de Columbia, Quizá ya sabéis que Sulkowics es una estudiante de arte que dijo haber sido violada y no recibió nada que se pareciera a la justicia, tanto de parte de las autoridades del campus como del Departamento de Policía de Nueva York. Desde entonces, está dando testimonio de su difícil situación con una performance que consiste en llevar consigo un colchón siempre que está en el campus, a cualquier sitio de vaya.
La respuesta de los medios ha sido tremenda. Un equipo de filmación de documentales se hizo presente ese día; la mujer de edad mediana que llevaba la filmadora me dijo que si el campus está de acuerdo en que si hubieran existido unas pautas cuando ella era joven, si se hubiera reconocido el derecho de las mujeres a decir no y la obligación de los hombres a respetar las decisiones de las mujeres, su vida habría sido completamente diferente. Pensé un momento sobre lo que ella decía y me di cuenta de que también la mía lo habría sido. Entre los 12 y los 30 años, la mayor parte de mi energía la dediqué a sobrevivir a la depredación masculina. La revelación de que la humillación, las heridas y quizás incluso la muerte eran una posibilidad que podían infligirme personas extrañas y conocidos circunstanciales debido a mi condición de mujer y de que debía estar en guardia constantemente para evitar esa posibilidad... bueno, esto es parte de lo que hizo de mí una feminista.
Desde una perspectiva ambientalista, me preocupa muchísimo la habitabilidad de nuestro planeta, pero hasta que no sea completamente habitable como para que las mujeres puedan andar libremente por la calle sin el miedo constante de problemas y peligros, nosotras trabajaremos agobiadas por las cargas prácticas y psicológicas que reducen nuestros poderes. Es por esto que siendo una persona que piensa que ahora mismo el cambio climático es la cuestión más importante del mundo, continúe escribiendo sobre el feminismo y el derecho de las mujeres. Y celebrando la existencia de hombres que han hecho que el cambio del mundo sea algo un poco más posible o participan hoy en los grandes cambios en curso.




Rebecca Solnit , colaboradora regular de TomDispatch, es autora de 17 libros, incluyendo una versión revisada de su éxito de ventas Men Explain Things to Me y la recientemente publicada antología de sus ensayos sobre diversos lugares del mundo desde Detroit y Kioto hasta el Ártico, The Encyclopedia of Trouble and Spaciousness.
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