lunes, 3 de febrero de 2014

22 años del 4-F Una chispas del por ahora, hoy una antorcha para siempre



Por: Del Rosario Ignacio Denis
Se cumple los 22 años de aquella rebelión cívico-militar Bolivariano del 4 de febrero de 1992, aquella crisis político- militar es producto de la miseria en la que tenían sumergido al pueblo Venezolano los gobiernos neoliberales de la Cuarta República, donde llegaban en su límite la práctica política de entrega de soberanía a intereses transnacionales, las condiciones objetivas y subjetivas para abrir un nuevo escenario, político, económico, social y cultural tenían sus luces y sus sombras, las clase en confrontación se atomizaban, crear crisis política contra hegemónica desde las bases populares tenían su costo de represión brutal, como la Matanzas del  Amparo, Yumare donde se demostraron el poder de fuerzas especiales y paramilitares como la Disip y el Cejap, mientras la corrupción llegaba a niveles nunca vistos por parte de todo un aparato del estado, eran un periodo de agonía y asenso, el sistema de dominación desde la estructura política y militar obedecía directamente a interés imperialista.
En medio de estas realidades y situaciones política, económica y militares, un joven Teniente Coronel llamado Hugo Chávez Frías, un arañero de Sabaneta se dispone a enrumbar el país a través de un Movimiento Militar Bolivariano, encauzar fuerza populares y militares patriotas para prender una chispas de dignidad nacional, construir una nueva historia basada en los principios ideológicos nacionalista y libertario eran la necesidad para consolidar una esperanza hacia un destino mejor.
Para principios de los 80, la actividad organizativa y conspirativa dentro de las Fuerzas Armadas es extensa, abarcando a veces grupos de más de ochenta oficiales, altamente organizados en círculos, protegidos por seudónimos y otros mecanismos de seguridad. Hoy nuestro Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez Frías fue  el organizador del Comité de Militares Bolivarianos, Patrióticos y Revolucionarios y el Ejército Bolivariano Revolucionario, movimientos que más adelante se convertirán en el MBR-200, cuyos miembros harán el legendario juramento en el Samán de Güere, en 1983;  independiente mente de lo que paso, la de no triunfar en el intento del 4 de febrero, el encarcelamiento de su líder, es una chispas necesaria y determinante para un pueblo desposeída, manipulada, utilizada irresponsablemente por los lideres y caudillos del punto fijismo, desde ese momento del, por ahora, se empezó a madurar y a encender la llama y la esperanza por una nueva patria más libre, más humano, seguir la continuidad de la lucha por la  independencia, la soberanía, el socialismo, satanizado, reprimido, desviado se van transformando en una antorcha empuñado por la mayoría de hombre y mujeres como el único camino de una nueva sociedad más justa.
Al salir de la prisión el comandante de la rebelión cívico militar del 4 de febrero, apenas puso pie en la calle, advirtió al mundo que “el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 va a la calle, a la carga a tomar el poder político en Venezuela”. “A veces, la historia es terca, es como una gran rueda que se asemeja a un tren decía el comandante Hugo Chávez, no queremos sangre y no deseamos una guerra civil que a lo mejor podría ser necesaria para salir de este atolladero. No la queremos, insisto, pero vamos por ese camino. Si ese es el destino de Venezuela, que lo diga Dios en todo caso. Los hombres solo podemos hacer lo posible para evitar que eso pueda ocurrir. Por eso la necesidad de la Asamblea Constituyente como una salida pacífica”.
El 4 de febrero es un día de dignidad nacional, pero también es el comienzo de una luz para los pueblos nuestros americano en oposición radical contra el neoliberalismo, esa chispa de proponer otra hegemonía al modelo capitalista con un principio filosófico, político e ideológico del libertador Simón Bolívar, Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez donde se transformo como una antorcha de liberación nacional, regional e internacional por el camino del socialismo del siglo XXI. En este tiempo histórico la revolución Bolivariana y el legado histórico que nos dejo Hugo Chávez es una realidad concreta para entender las falsedades de la potencia imperiales en su propuestas retorica del fin de la historia, contrario a eso hoy la integración, la solidaridad, complementariedad, pluriculturalidad son práctica política necesaria para la igualdad, las propuestas integracionista van creciendo desde el respeto a la diversidad, en lo ético, político, sociales, económico, culturales y ambientales desplazando al pensamiento único y demostrando que las historia hacen los pueblos.
Como decía aquel patriota, poeta cubano, nuestro americano José Martí: “Al igual que las piedras rodando por las colinas, las ideas justas alcanzan sus objetivos a pesar de todos los obstáculos y barreras, puede ser posible para acelerar o para dificultar, pero imposible detener.”
La gesta histórica del 4 de febrero forma parte de esas ideas justas que entre barreras y obstáculos, es la chispa que aceleró un proceso de conciencia popular, hoy 22 años después imposible detener ante cualquier dificultad del proceso Revolucionario Bolivariano. Es muy importante traer las recomendación del comandante supremo Hugo Chávez en su despedida del 8 de diciembre del 2012: “Si en algo debo insistir en este nuevo escenario, en esta nueva batalla, en este nuevo trance —diría un llanero por allá— bueno es en fortalecer la unidad nacional, la unidad de todas las fuerzas populares, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias, la unidad de toda la Fuerza Armada.” No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para, bueno, mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria.
El llamado a mas victoria es seguir apoyando con unidad, con lealtad al primer presidente Chavista Nicolás Maduro en sus luchas y acciones para continuar el legado histórico, Chávez nos dijo y tiene razón, un hombre revolucionario a carta cabal, un hombre de una gran experiencia, a pesar de su juventud; de una gran dedicación al trabajo, una gran capacidad para el trabajo, para la conducción de grupos, para manejar las situaciones más difíciles, así lo están demostrando junto al pueblo combatiendo y derrotando a la guerra económica, neutralizando las conspiraciones interna y externa que no descansa en su intento de desestabilización al gobierno revolucionario. Hoy 4 de febrero día de la dignidad nacional es para levantar en alto la antorcha que ilumina el camino del socialismo junto al poder popular, definiendo rumbo y característica de la transición socialista, la nueva cultura política en construcción y la concepción de la democracia participativa y protagónica en marcha, el nuevo orden económico socialista, la consolidando del nuevo estado social de derecho y de justicia.
Chávez Vive La Patria Sigue.  




 
Del Rosario Ignacio Denis. Ingeniero Agroecologico graduado en Instituto Latinoamericano de Agroecologia Paulo Freire (IALA)

Twitter: @yiyoparaguay

Blog del Autor : http://ayvuguasu.blogspot.com/

Responden João Stedile, fundador del MST; Valter Pomar, dirigente del PT; y el académico Nildo Ouriques Tres voces para debatir el Brasil que se viene






Costa Rica y El Salvador, que van a las urnas, y Bolivia, que lo hará en octubre, marcan el clima electoral para este año en América Latina. Pero sin dudas las presidenciales en Brasil aglutinarán las miradas del continente por la importancia geopolítica del país: con más de 200 millones de habitantes, tiene la sexta economía mundial y cumple un papel destacado en los procesos de integración regional.

Tres voces calificadas de ese país debaten sobre la situación política y económica del gigante latinoamericano luego de tres gobiernos consecutivos del Partido de los Trabajadores (PT). Se trata de João Pedro Stedile, uno de los fundadores del Movimiento Sin Tierra (MST); Valter Pomar, dirigente del Foro de San Pablo y miembro del equipo de Relaciones Internacionales del PT; y Nildo Ouriques, presidente del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Federal de Santa Catarina. Los tres respondieron vía mail el mismo cuestionario sobre las movilizaciones de junio y julio de 2013, las recientes medidas del gobierno de Dilma Rousseff, la conformación de una alianza opositora entre Eduardo Campos y Marina Silva, y el "modelo" de integración regional que buscará Brasil tras las elecciones de octubre de este año.

–Rousseff repuntó en las encuestas tras las movilizaciones de junio y desplegó dos políticas audaces: el anuncio de destinar el 75% de las regalías petroleras al presupuesto educativo, y la implementación del programa "Más médicos", con especialistas de otros países, en particular Cuba. ¿Cómo influyeron estas medidas en la mejoría de la imagen de la gestión del PT?


-Joao Pedro Stedile: Desde el punto de vista electoral, las perspectivas son que Dilma sea reelecta. Pero el problema no es electoral: ahora es político. El modelo neodesarrollista donde "todos" ganaban –aunque más el capital financiero– se agotó como formula de atender las demandas populares. Ahora los problemas candentes de educación, salud, reforma agraria y movilidad urbana necesitan de reformas estructurales, que le quiten ganancias a los bancos y al sector agroexportador. Para eso necesitamos de una reforma política, porque los actuales gobernantes y parlamentarios son rehenes de las empresas privadas que financian sus campañas. Hay una dicotomía entre el pueblo, sus intereses, y lo que pretenden sus representantes. Y la reforma política es imposible de hacer con este Congreso. Aun cuando la propia Dilma la propuso, fue derrotada por su propio gobierno y base parlamentaria. De ahí que los movimientos populares hayamos construido, como consecuencia de las movilizaciones de junio y julio, una amplia plataforma para desarrollar un proceso de debate de la reforma política con el pueblo, y hacer un plebiscito popular para la convocatoria de una constituyente en el mes de septiembre. Las movilizaciones populares volverán a la calle, tendremos un 2014 muy agitado.


-Valter Pomar: Las movilizaciones populares no fueron un "todo" homogéneo: ni socialmente, ni políticamente. Pero fundamentalmente fueron movilizaciones de la juventud trabajadora o hija de trabajadores, insatisfechos con la calidad de la democracia y de las políticas públicas en Brasil. La reacción de la Dirección Nacional del PT, del ex presidente Lula Da Silva y de la presidenta Dilma Rousseuff, fue reconocer el carácter positivo de las movilizaciones y la coincidencia general entre lo que los manifestantes pedían y aquello que nosotros, desde la izquierda brasileña, queremos para el país: más igualdad, más democracia y más soberanía. Nuestra reacción política, más algunas medidas prácticas adoptadas, sumadas al nivel general de empleo y salario, explican la popularidad de la presidenta, a pesar de las fluctuaciones durante las movilizaciones. Fluctuaciones que, en parte, se debieron a la manipulación mediática, pero también a errores político–administrativos cometidos por algunos líderes importantes del PT. Esperemos que, durante 2014, aquellas reivindicaciones estimulen la campaña por la reelección de Dilma, para un segundo mandato más radical que el primero.


-Nildo Ouriques: El gobierno de Dilma –más allá de limitadas acciones de carácter social– se caracterizó por las privatizaciones de puertos, carreteras, aeropuertos y los estadios de fútbol. El programa de "Más Médicos" es una medida de emergencia. No se puede solucionar la profunda crisis de la salud en el país sin una reforma del sistema y grandes inversiones. Los llamados programas sociales de Dilma no son más que una especie de "digestión moral" de la pobreza. Una forma que agrada muchísimo a las clases dominantes, pues estas percibieron que pueden "solucionar" la cuestión social con muy poca plata. Y la pueden "solucionar" sin tocar la propiedad ni el poder de Estado. Quedó algo decisivo de las movilizaciones: los que plantearon a Brasil como modelo se quedaron sin modelo. Millones fueron a las calles para decir claramente que los problemas de salud, educación, transporte, cultura, seguridad, etc, no pueden ser solucionados sin una fuerte inversión. No se puede enfrentar la miseria brasileña con programas sociales cosméticos. Yo sé que parte de una cierta tradición de izquierda cree que fue "la derecha" quien salió a las calles en junio. Está mal: en Río fueron los barrios pobres los que sufrieron una inmensa violencia de la policía. En San Pablo también. Los dos gobernadores del eje Río–San Pablo están con la popularidad en baja después de las movilizaciones. Lo
fundamental es que hay espacio social y electoral para el avance de una nueva izquierda, más radical, más popular, más nacional, más latinoamericana, que el país necesita.

–Una reciente alianza entre el gobernador de Pernambuco, Eduardo Campos, y la ex ministra de Medio Ambiente de Lula, Marina Silva –quien sacó 20 millones de votos en 2010– sacudió el tablero político. ¿Esta coalición podrá superar al PSDB y arrebatarle el lugar central de la oposición al PT? ¿Se trata de una "nueva derecha", que ha comprendido los errores de su pasado y ha "edulcorado" su discurso?

-JPS: Es probable que la fórmula Campos-Marina salga segunda, con chances incluso de llegar al ballotage. Pero ellos no son oposición ni al PT ni a Dilma. En mi opinión solamente son una versión distinta del mismo proyecto neodesarrollista. Si ellos llegaran a la segunda vuelta, toda la derecha los apoyaría para lograr derrotar a Dilma.

-VP: La segunda vuelta de Dilma puede ser contra una candidatura del PSDB (Aécio Neves), o contra una candidatura del PSB (Campos). Cualquiera sea nuestro oponente, su programa será social–liberal. El discurso neoliberal clásico, tradicional, no puede ser presentado explícitamente. Por eso, las candidaturas de la oposición van a ser "maquilladas". Pero el contenido expresará los intereses del gran capital, que a pesar de todo no quiere que el PT y la izquierda continúen gobernando Brasil.

-NO: El sistema político brasileño está agotado. El PT nació para luchar contra el orden burgués pero resultó más eficaz como un partido dentro del orden. Hoy, el sistema político brasileño es administrado por el "petucanismo", una alianza estratégica entre "petistas" y "tucanos" (por el pájaro tucán, símbolo del PSDB). Estos partidos pelean en cuestiones menores y están cada día más cerca en lo fundamental. Eduardo Campos, hoy, no figura como una alternativa a Dilma. Tampoco Marina Silva, que representa una fuerza evangélica horrible. Además, todos defienden la política social en curso. Dilma, en las circunstancias actuales, ganará. Pero ya no representa la posibilidad de un cambio estructural en Brasil. No hay que olvidar que asumió la presidencia con el propósito de erradicar la miseria del país, y estamos muy lejos de ello.

–Aécio Neves, presidente del PSDB y candidato a la presidencia por este partido en las próximas elecciones, manifestó su intención de que Brasil se sume a la Alianza del Pacífico (AP), bloque conservador integrado por México, Perú, Chile y Colombia. ¿Cuál es su evaluación de estos dichos? ¿Cree que la Alianza del Pacífico es una "contención" a otros mecanismos de integración como Mercosur, Unasur, Celac o ALBA? ¿Cuál piensa que será la posición del próximo gobierno de Rousseff en cuanto a la integración continental?

-JPS: La posición de Aécio de apoyar a la AP es coherente con la derecha brasileña, el empresariado y su partido. Su gobierno, el de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), fue gran impulsor del ALCA y estuvo aliado a la política de subordinación que ofrecía EE UU. Los empresarios que apoyan a Aécio hablan abiertamente de que habría que reconstruir el ALCA –aunque no con ese nombre, que está desprestigiado–. Y el camino sería una alianza con los países del Pacífico, o también impulsar una alianza Mercosur–Unión Europea. Esto significaría que a través de Europa, que ya tiene acuerdos con EE.UU, se logre transformar todo el occidente en un gran mercado de libre comercio y circulación bajo el dominio de las empresas transnacionales europeas y norteamericanas. Con ello la economía latinoamericana pasaría a ser aún más dependiente y servicial de los intereses extranjeros. Si gana Dilma seguirá fortaleciendo el Mercosur –para que se vuelva un mercado de Unasur, a nivel económico–; y a nivel político seguirá apoyando a la CELAC, pero sin ganas de apoyar el proceso del ALBA, que es antiimperialista y antineoliberal.

-VP: En el próximo gobierno de Dilma, Brasil va a continuar apoyando y participando de la CELAC, Unasur y Mercosur. La AP constituye, en lo esencial, un instrumento de integración subordinada a los EE UU. La política exterior de la oposición defiende a la Alianza del Pacífico porque es una forma disfrazada de intentar subordinarnos a los gringos.

-NO: Dilma no apoya ni Unasur, ni CELAC, ni ALBA. Su apoyo es también retórico. ¿Acaso Dilma apoya el Banco del Sur? ¿Acaso apoya un control estratégico de los recursos naturales desde Unasur? No. Dilma cree que Brasil puede avanzar solito en el mundo, sin una alianza con los países latinoamericanos. Ella piensa exactamente igual a los –cada día más flacos– industriales paulistas. Estos no quieren integración sino negocios con los países latinoamericanos.

Rebelion.Org

Fuente original: https://mail.google.com/mail/u/1/?ui=2&shva=1#inbox/143f2a1f39589046