viernes, 30 de agosto de 2013

Monsanto y Obama en guerra química contra la Naturaleza





Al decidir una agresión militar a Siria, los aliados imperialistas la justifican en la supuesta utilización de armas químicas por el gobierno de Asad. Sudamérica hace más de una década que soporta un ataque de guerra química contra sus territorios por Monsanto y sus compinches. Y primero con Bush junior y luego por Obama, con la anuencia y complicidad indudable de los gobiernos de USA.
 
En 2010 Obama realizó un viraje en la política de desarrollo agrario en USA y en su orientación en ese sector hacia el mercado externo. El nombramiento del hombre de Monsanto, Islam Siddiqui en dicho año como Jefe de Negociaciones Agrícolas del ministerio de agricultura fue el hecho clave que marcó esa mudanza. De la "ayuda alimentaria", imponiendo el exceso de producción agrícola estadounidense en el extranjero por medio del dumping /1, cambió para el eslogan de "seguridad alimentaria" que no era otra cosa que la imposición de los organismos genéticamente modificados (OGMs) y sus pesticidas, bajo la falsa promesa de mejorar la producción de alimentos en el extranjero. En realidad el cambio de estrategia de Obama fue la sustitución de las bolsas de trigo, arroz y maíz exportadas a precio de dumping contra los agricultores locales de países que cayeron dentro de sus sesgados Tratados de Libre Comercio, por bolsas de pesticidas, fertilizantes y semillas genéticamente modificadas. Una verdadera agresión global contra el planeta y su población /2.
EEUU no brinda ni promueve ninguna clase de “seguridad alimentaria”. La mayor parte de los alimentos del mundo no los produce la agro-industria. 1500 millones de agricultores familiares producen en pequeña escala más del 70% de los alimentos del planeta. Originan gran parte de lo que consumen con limitados excedentes, por lo general comercializados o canjeados en pequeños mercados. Esa es la realidad de grandes regiones en la India y China con más de 2/3 de la población mundial y también del continente africano, regiones donde el insumo más importante es el estiércol de los animales. El problema del hambre no se debe a los bajos rendimientos de la agricultura familiar. El mundo cuenta con 7 mil millones de personas y produce alimentos suficientes para 9 mil millones. Sin embargo en la actualidad hay en el mundo más de mil millones de hambrientos (más de 50 millones solo en EEUU). Al mismo tiempo, hay más de mil millones de personas con sobrepeso, muchos de los cuales son obesos y sufren de enfermedades relacionadas con una dieta de alimentos industrializados que puede ser tan mortal como el hambre. El hambre y la obesidad no son el resultado de los bajos rendimientos agrícolas, se derivan de la producción excesiva de alimentos tóxicos, del enorme desperdicio de alimentos en la comercialización e industrialización, de la escasez de alimentos orgánicos saludables en los países dominados por la agro-industria, y de la injusticia que rige la propiedad de las tierras agrícolas y la desigualdad en como los alimentos se distribuyen en el capitalismo.
Con la falsa política de “seguridad alimentaria” se completaba el panorama de la estrategia global estadounidense del gobierno Obama. Esta política agrícola es complementaria de la “guerra al terrorismo” que extendió la intervención militar estadounidense abierta o encubierta a casi un centenar de países, la “guerra contra las drogas” que proporcionó a la DEA el dominio del tráfico internacional de sustancias adictivas y la conducción de la economía por hombres de Wall Street que desataron una gran crisis económica-social mundial -iniciada en 2007-2008 y aún vigente- con la que subordinaron la economía planetaria la capital financiero internacional. A la “guerra al terrorismo” y la “guerra contra las drogas” se sumó “la guerra química contra la naturaleza”.
Fracaso transitorio de la ofensiva transgénica en Europa
La falsa “seguridad alimentaria” de los transgénicos y agro-tóxicos pasa desde hace meses en Europa por serias dificultades. En junio de este año Monsanto había anunciado en Alemania que ya no estaban haciendo trabajo de promoción de cultivos en el continente y que no buscaban nuevas aprobaciones para plantas modificadas genéticamente. Esto es debido a que la oposición a sus semillas biotecnológicas en muchos países sigue siendo alta. “Hemos llegado a la conclusión de que esto no tiene una amplia aceptación por el momento”, declaró a la prensa la portavoz de Monsanto en Alemania, Ursula Lüttmer-Ouazane /3.
El anuncio de junio fue preparatorio de una decisión trascendente para la salud europea. La transnacional de “biotecnologías” -y otros agro-tóxicos- anunció, el 17 de julio pasado, que retira todas las solicitudes de permiso depositadas en la Comisión Europea para cultivar maíz, soja y remolacha azucarera genéticamente modificados. Sólo pretende renovar la autorización para el cultivo de maíz tipo MON810, aunque varios estados miembros como Francia, Alemania e Italia, lo han prohibido en el ámbito nacional, tras las iniciativas ciudadanas en su contra. Monsanto advirtió que no pretende abandonar la comercialización en la UE de las semillas tradicionales. Esto último con Ucrania como principal objetivo.
En 2012, el grupo químico alemán BASF desistió de sus intentos transgénicos en el continente, desplazando su central de biotecnología vegetal a Estados Unidos, aceptando que la ingeniería genética está fuertemente contestada en Europa.
Es que, en setiembre de 2012, al hacerse por primera vez un estudio no controlado por la industria de semillas transgénicas, el científico Gilles-Eric Seralini de la Universidad de Caen y su equipo, publicaron una investigación que demostraba que las ratas alimentadas con una dieta que contenía NK603 (una variedad de semillas de maíz modificadas genéticamente para tolerar las dosis del herbicida Roundup) o a las que se dio agua que contenía niveles de este producto químico permitido en USA, murieron precozmente antes que las que siguieron una dieta sin estos elementos. Además, las hembras bajo dieta genéticamente modificada desarrollaron tumores mamarios y los machos daños severos en hígados y riñones. El estudio, publicado en la revista 'Food and Chemical Toxicology', debió hacerse en absoluta clandestinidad, ya que las multinacionales propietarias de las semillas alteradas genéticamente dominan un lobby que tiene sus tentáculos tanto en las Universidades, y centros de investigación, como en los ministerios de agricultura y las instituciones gubernamentales que liberan las autorizaciones estatales -y continentales en el caso de la Unión Europea- para las “dañinas novedades” de la biotecnología. Las comprobaciones de Seralini provocaron una conmoción en la opinión pública europea. A pesar de la inmediata ofensiva dispendiosa de “publicidad” en los medios, del lobby de Monsanto, BASF, Du Pont, Syngenta, Bayer, etc. para tratar de desacreditar la investigación, la reprobación de los transgénicos caló hondo.
El portavoz corporativo de Monsanto, Thomas Helscher, afirmó que la compañía quiere dejar claro que sólo buscará una penetración de mercado de sus cultivos biotecnológicos en áreas que entreguen un amplio apoyo. “Vamos a vender las semillas modificadas genéticamente sólo donde gocen de un amplio respaldo por parte de los agricultores, de un amplio apoyo político y de un sistema regulatorio en funcionamiento”, comentó Helscher a Reuters /4. “Hasta donde estamos convencidos, esto sólo se aplica a unos pocos países en Europa hoy, principalmente España y Portugal”, agregó. El 30 de julio pasado Greenpeace informaba que la superficie actual cultivada en España con transgénicos es de alrededor de 140 mil hectáreas -según el Ministerio de Agricultura Alimentación y Medio Ambiente-, lo que supone un aumento del 20% respecto a la superficie destinada en 2012. Tanto el gobierno socialdemócrata anterior como el actual de Rajoy, están a contramano de las decisiones europeas. No es difícil deducir que el lobby transgénico ha “lubricado” los engranajes de aprobación de sus productos, en un gobierno probadamente corrupto del Partido Popular.
¿Financial Times ecologista?
El principal periódico europeo del capital financiero, el británico Financial Times, editorializó el 21 de julio, que Europa tiene razón en ser cuidadosa con relación a las plantaciones transgénicas. En el texto titulado “Semillas de la duda” el medio en su versión electrónica recuerda que, aunque raros en Europa, los cultivos transgénicos representan cerca del 90% de todo el maíz, algodón y soja plantado en USA, donde mostraron que las ventajas productivas de las tecnologías son transitorias. Y agregan “Insectos están desenvolviendo nuevas formas de vencer las defensas artificiales de las plantaciones transgénicas. Las plantas transgénicas se expandieron y de igual forma los herbicidas a los cuales ellas fueron programadas para tolerar, lo que condujo al surgimiento de plantas invasoras también resistentes. Eso ha forzado a muchos agricultores a retomar los antiguos métodos para control de hierbas que ellos creían estar evitando cuando compraron las carísimas semillas transgénicas.”
El Financial Times también cuestiona las promesas de Monsanto de controlar la resistencia de las nuevas plantas invasoras con nuevas semillas transgénicas. “Monsanto acostumbraba argumentar que era improbable que sus semillas transgénicas originales llevasen al desarrollo de plantas con resistencia al herbicida, hasta que las nuevas “invasoras” probaron lo contrario. Científicos están corriendo el riesgo de entrar en una corrida armamentista contra la naturaleza, por la cual los agricultores serán forzados a pagar sin recibir a cambio ningún beneficio a largo plazo”. Que es lo que ya está pasando en Rio Grande do Sul, por ejemplo.
FT concluye su editorial diciendo que al evitar los cultivos transgénicos Europa renuncia a ganancias que USA disfruta desde los años 90’.”Si eso impide daños ecológicos que podrían comprometer de manera permanente la productividad agrícola, será un pequeño precio a pagar.”
En verdad las afirmaciones de Financial Times no son grandes novedades para los ecologistas latinoamericanos que vienen advirtiendo con los mismos argumentos hace más de una década.
Alertas
Es indudable que las declaraciones de los ejecutivos de Monsanto y el editorial de Financial Times son una consecuencia directa de la intensa actividad ambientalista y, en especial, de la Marcha Mundial del 25 de mayo 2013 contra Monsanto en 41 países del planeta. En las dos regiones donde se realizaron más manifestaciones fueron en USA y en los países europeos. En total hubo más de 400 marchas en distintas ciudades de todos los continentes. Este tipo de respuestas es lo único efectivo contra las multinacionales de los transgénicos y agro-tóxicos, porque conmueve la opinión pública y presiona sobre la clase política y las élites de los países.
Pero, como alerta el activista Gary Cameron no hay que confiar en las declaraciones de los inventores del Agente Naranja /5 y otros múltiples venenos. Y ejemplifica que en 1999 Monsanto hizo una oferta pública a la compañía de Mississippi, Delta & Pine Land para la adquisición de su patente sobre una nueva técnica de organismos genéticamente modificados (OGMs) radical, conocida oficialmente como GURTS (Tecnología de restricción de uso genético) popularmente conocida como la tecnología Terminator. Se trataba de una planta que “se suicida”, después de una sola cosecha, obligando a los agricultores a volver cada año a Monsanto para comprar nuevas semillas sin importar el precio o disponibilidad. La mala imagen de Terminator amenazó con descarrilar todo el proyecto de transgénicos aún incipiente. Gordon Conway, presidente de la Fundación Rockefeller, patrocinadora financiera de los transgénicos, convenció a la junta directiva de Monsanto de retirarse -por el momento- de las negociaciones con el fin de limitar los daños. Monsanto anunció entonces que no compraría la tecnología Terminator. Las ONG anti-OGMs lo consideraron una gran victoria y nada se supo durante siete años hasta que, sin alardes, en 2006 Monsanto anunció que estaba adquiriendo patentes Terminator. Con esta maniobra de postergación transitoria Monsanto logró desmontar la lucha ecologista contra Terminator /6.
Lo mismo puede pasar en la actualidad después de estos anuncios de Monsanto de retiro de solicitudes de permiso para sus OGMs en Europa. Al parecer de algunos investigadores, la multinacional a partir de ahora va a inscribir su ofensiva transgénica dentro de las negociaciones en curso sobre el Tratado de Libre Comercio entre USA y la UE /7. Por eso es que el presidente Barack Obama designó a Islam Siddiqui como jefe de las negociaciones agrícolas del tratado en curso. Cuando Obama lo nombró en su staff del ministerio agrícola en 2010, 98 organizaciones estadounidenses que representan a las familias de agricultores, trabajadores agrícolas, pescadores y la agricultura sostenible, el medio ambiente, los consumidores, la lucha contra el hambre y otros grupos, expresaron su oposición enviando una carta a los senadores del Congreso para que no aprobaran el nombramiento de ese “hombre de Monsanto” porque “él favorece sistemáticamente los intereses agro-industriales”..."sobre los intereses de los consumidores, el medio ambiente y la salud pública”. Afirmaban que la nominación de Siddiqui debilita gravemente la credibilidad de la administración Obama en la promoción de los sistemas locales de alimentos más saludables y sostenibles y que su nominación también envía la pésima señal al resto del mundo que Estados Unidos planea continuar por el camino fallido de altos insumos y alto consumo energético en la agro-industria mediante la promoción de pesticidas tóxicos, la biotecnología de semillas infames y acuerdos comerciales desleales con las naciones que se oponen a esta estrategia. Es que Siddiqui, entre 2001 y 2008 representó en Europa como lobbysta registrado a CropLife America, -cuyos miembros incluyen Monsanto, Syngenta, DuPont y Dow-, una asociación industrial de productores de pesticidas y productos transgénicos /8.
Inmunidad legal para Monsanto
Monsanto es tan consciente que sus productos afectan el equilibrio ambiental y la biodiversidad así como provocan cáncer y otras múltiples enfermedades, que usó al jefe de su bancada en el Congreso, el senador Roy Blunt, republicano por el estado de Missouri -donde tiene su sede Monsanto- y principal receptor de financiamiento de campañas electorales de la multinacional, para introducir en la Ley de Gastos de USA un texto que exime a Monsanto de ser demandado por los daños que sus cultivos y productos químicos causen. Llamada por los opositores de Ley de Protección de Monsanto, fue votada por el Congreso y luego firmada como ley por el Presidente Obama, a pesar de cientos de miles de peticiones de protesta para no hacerlo. Tanto Monsanto como otros proveedores de OMGs pasaron a tener inmunidad legal frente a los perjuicios que causen a la población estadounidense. Los tribunales federales no tienen ningún poder para detener su propagación, uso o venta. La única otra corporación de los EEUU que goza de esa inmunidad legal indignante son los fabricantes de vacunas farmacéuticas. El guerrerista Premio Nobel de la Paz, asociado a Monsanto y otras transnacionales del sector, otorga inmunidad legal a la guerra química contra la naturaleza en su propio país e impulsa una agresión similar contra Sudamérica.

Notas
1/ Se denomina dumping cuando un industrial lanza un producto con precio por debajo del costo real de producción, para arruinar a la competencia y monopolizar el mercado. O, en el comercio exterior, un país exporta productos con precios por debajo del costo de producción para eliminar los competidores extranjeros. El ejemplo más destacado del dumping agrícola lo realizó USA a México. El ingreso de granos y carne de USA a México con precios de dumping –debajo de los costos de producción– provocó en los productores mexicanos una pérdida de ingresos por 12 mil 800 millones de dólares entre 1997 y 2005 (mil 500 millones de dólares en promedio anual). Los productores de maíz fueron por mucho los más afectados, con quebrantos por 6 mil 600 millones de dólares, lo que condujo a la ruina y pérdida de sus tierras a muchos de ellos. El dumping de USA a México se desarrolló protegido por la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Los productos agrícolas recibían subsidios en USA y eran apoyados allí con políticas que fomentaban la sobre producción. www.jornada.unam.mx/2010/09/18/procampo.html‎
2/ Dupont, Monsanto y Obama versus agricultores familiares del mundo. Freedom Food, 11 07 2010.
http://foodfreedom.wordpress.com/2010/07/11/dupont-monsanto-and-obama-versus-the-worlds-family-farmers/
3/ Global Research, 04 06 2013 http://www.globalresearch.ca/the-monsanto-protection-plan-monsantos-deception-game-on-gmo-in-europe/5337502
4/ Stop Monsanto (España) 31 05 2013 http://stop-monsanto.es/2013/05/31/monsanto-vamos-a-vender-las-semillas-donde-tenemos-apoyo-politico-y-un-sistema-regulatorio-en-funcionamiento-en-europa-principalmente-espana-y-portugal/
5/ El Agente Naranja fue uno de los desfoliantes utilizados por los militares de USA como parte de su programa de guerra química durante su ofensiva contra Vietnam (1961-1971). Las florestas fueron fumigadas para desfoliarlas y tornar al enemigo visible y los campos fueron envenenados para que el vietcong no tuviese que comer. Vietnam estima que 400 000 personas fueron asesinadas o mutiladas con las fumigaciones. En las áreas pulverizadas se multiplicó por diez el número de nacimientos de niños con anomalías físicas y genéticas. 500 000 niños fueron afectados como resultado de su uso. La Cruz Roja de Vietnam calcula que hasta 1 millón de personas son discapacitadas o tienen problemas de salud debido al Agente Naranja. Hoy el propio Departament of Veterans Affairs de EEUU asume que una cierta cantidad de enfermedades que afectan a sus veteranos de la guerra de Vietnam provienen de la exposición al Agente Naranja y otros herbicidas. Lo que les da derecho a recibir compensaciones por enfermedad o prestaciones de supervivencia. Son alrededor de dos decenas de enfermedades graves: varios tipos de cánceres respiratorios, múltiples enfermedades de la piel; leucemias, mielomas, linfomas (como la enfermedad de Hodgkin) y sarcomas; parkinson y varios tipos de neuropatías. http://www.publichealth.va.gov/exposures/agentorange/
6/ Gary Cameron. Juego de engaño de Monsanto sobre los transgénicos en Europa. Stop Monsanto. 06 06 2013. http://stop-monsanto.es/2013/06/06/juego-de-engano-de-monsanto-sobre-los-transgenicos-en-europa-stopmonsanto/
7/ Marianne Falck, Hans Leyendecker e Silvia Liebrich. O lado mais sujo da Monsanto. Outras Palavras. http://outraspalavras.net/destaques/o-lado-mais-sujo-da-monsanto/
8/ Gary Ruskin. Obama nombra como negociador agrícola a un hombre de Monsanto. Global Research, 05 de abril 2010 http://www.globalresearch.ca/obama-gives-key-agriculture-post-to-monsanto-man/18499

FUENTES ORIGINAL.  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173203



Obama listo para el ataque


Los estadounidenses se oponen a un criminal ataque de EE.UU. a Siria


Traducido para Rebelión por S. Seguí

Si usted necesita aún más pruebas de que el expresidente Jimmy Carter estaba en lo cierto cuando afirmó, en respuesta a las informaciones sobre el masivo programa de espionaje de la National Security Agency (NSA, Agencia de Seguridad Nacional) desvelado por Edward Snowden, que la democracia ya no existe en EE.UU., le bastaría con observar la ofensiva de Washington para iniciar una nueva guerra contra Siria. Según el último sondeo de Reuters, el 60% de los estadounidenses, a pesar de las semanas de propaganda de Washington y el seguidismo de los medios de comunicación corporativos, se opone a una guerra de EE.UU. en Siria. Sólo el 9% ciento está a favor de que EE.UU. lance un ataque.
¿Tiene esto alguna importancia ? Es evidente que no. Los portaaviones y submarinos armados con misiles de crucero y los buques de superficie ya están en posición. Los grandes medios de comunicación citan “fuentes” gubernamentales no identificadas que afirman que sólo queda por definir “el momento del ataque” y sugieren que podría haberse realizado ayer jueves.

Los inspectores de la ONU han acudido al lugar del supuesto ataque con gas para ver si realmente ocurrió, como afirman los rebeldes sirios. Sin embargo, la pregunta es si EE.UU. (que aparentemente trató de sabotear la investigación independiente de la ONU sobre el presunto ataque con gas) va a esperar a ver si efectivamente hubo siquiera un ataque, y si lo hubo, si fue obra del Gobierno sirio, o, como algunos afirman, de los propios rebeldes. No, al contrario, el Gobierno Obama y los belicistas del Congreso ya están declarando que el ataque se produjo “sin duda” y que fue obra del Gobierno sirio. (Por cierto, si EE.UU. quería una justificación para una guerra y estaba seguro de que las tropas sirias estaban detrás del ataque con gas venenoso, ¿no querría que los investigadores de la ONU confirmasen el crimen y el culpable?)

Los medios de comunicación hablan de una “intervención” en Siria, no de una invasión del país. CBS News informa de que el presidente Obama ha “ordenado” una justificación jurídica para atacar a Siria, y afirma que “se está poniendo especial énfasis en las presuntas violaciones de la Convención de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas”.

No menciona en cambio que existe una ley internacional de carácter más general que prohíbe lisa y llanamente el inicio de una guerra por parte de una nación contra otra, a menos que exista una amenaza “inminente” de ataque contra la nación atacante por la nación atacada. La violación de esta ley se considera un “crimen contra la paz” en virtud del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y con arreglo a los términos de la Carta de las Naciones Unidas. El concepto de “crimen contra la paz” se incorporó a la Carta de Núremberg en gran parte a instancias de EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial y el Tribunal de Crímenes de Guerra de Nuremberg, y más tarde se incorporó a la Carta de la ONU como Artículo 51. EE.UU. es signatario de dicho Tratado, que la Constitución define como tan vinculante para el Gobierno como cualquier ley aprobada por el Congreso.

Esta ley se declaró jus cogens, es decir, de rango superior a todas las demás leyes de la guerra y por lo tanto no puede ser reemplazada por cualquier otra ley internacional o nacional, excepto del mismo rango. La Convención de Ginebra contra el uso de armas químicas, por ejemplo, es una ley subordinada, así como las leyes contra otros crímenes de guerra, contra el genocidio o contra la tortura.

Los belicistas del Gobierno de Washington, entre ellos el presidente y el secretario de Estado, ignoran esta realidad cuando hablan de encontrar, crear o desenterrar una justificación legal para atacar a Siria por su supuesto uso de armas químicas. Por su parte, los grandes medios de comunicación no mencionan la Carta de la ONU, el Artículo 51, el delito contra la paz o el hecho de que todos los esfuerzos del Gobierno para justificar un ataque a Siria suenen a chiste. (No es de extrañar que Obama acabe de pedir a un tribunal federal que bloquee cualquier intento de presentar cargos por crímenes de guerra contra su predecesor, George W. Bush, y su consigliere, el vicepresidente Dick Cheney. El hombre, con una formación de especialista en derecho constitucional, está pensando en el futuro y espera que su sucesor haga lo mismo por él).

Legalidades aparte, cualquier ataque a Siria por parte de EE.UU. y sus Estados títeres de Europa –Gran Bretaña y Francia– sólo puede empeorar una mala situación. Originalmente el plan era armar a los rebeldes. Con ello se suponía que se reduciría la matanza, al permitir a los rebeldes defender su territorio contra las tropas del Gobierno sirio. En cambio armar a los rebeldes, que han resultado ser una banda sedienta de sangre, sólo ha empeorado las cosas, llevando a más muertes de su lado y a la prolongación de un conflicto que dura ya más de dos años.

Si EE.UU. y sus títeres “aliados” salen a la palestra directamente, hay una gran probabilidad de que las cosas escapen a todo control y la guerra se propague más allá de las fronteras de Siria. Irán ya ha advertido de que podría entrar en la lucha en apoyo del presidente sirio Bashar al-Assad. Israel ya ha llevado a cabo bombardeos en Siria, y se teme que tenga un gatillo fácil con sus armas nucleares tácticas de baja potencia, que si se utilizan en un conflicto ampliado sería un desastre total para la región y para el mundo.

Roger Boyes, editor diplomático del londinense The Times y veterano de 35 años en materia de asuntos exteriores, advierte de que el conflicto sirio, si se inflama aún más con un ataque de EE.UU. y más intervención occidental, podría fácilmente convertirse en el punto de ignición de una guerra en toda la región, o algo peor.

“En agosto de 1914 hubo una gran cantidad de cacerías de urogallo”, señala en referencia a los acontecimientos que provocaron la Primera Guerra Mundial. “En agosto de 2013, los políticos prefieren leer biografías mamotretos en la Toscana o Cornwall. Sin embargo, la propagación de la crisis de Oriente Medio, sus múltiples focos de tensión, es tan inquietante como el preludio de la guerra en 1914.”

De vuelta a Estados Unidos, donde la economía todavía sigue tambaleante con un desempleo oficial que sigue en el 7,5% a los cinco años de la Gran Recesión que comenzó en 2008 (y el desempleo real, si contamos a los trabajadores que han renunciado buscar trabajo y a los que trabajan a tiempo parcial involuntariamente, sólo para sobrevivir, es más cercano al 20%), y donde los militares siguen involucrados en otra guerra perdida en Afganistán, mientras tratan de mantener bases en cerca de 1.000 lugares de todo el mundo a un costo cercano a un billón de dólares al año.

Los estadounidenses están claramente hartos de la guerra. Sólo tres de cada 10 personas piensan que la guerra de Afganistán “valió la pena”. Y hay pruebas diarias de que la invasión de Irak, en 2003, a un costo que quizás alcance los tres billones de dólares y la masacre de más de 100.000 civiles inocentes, por no hablar de millones de refugiados, sólo ha producido un Estado fallido, donde horribles atentados sectarios son el pan de cada día.

No es sorprendente que el pueblo estadounidense no quiera otra guerra, esta vez contra Siria, país que en absoluto representa una amenaza para EE.UU.

¿Tiene importancia la oposición?

No. El Gobierno de Obama y los belicistas de ambos partidos que controlan el Congreso, por no hablar de la industria corporativa del armamento y los medios de comunicación corporativos ven con entusiasmo una nueva guerra que sustituya a la de Afganistán, en fase ya de finalización.

El expresidente Carter tiene razón: “EE.UU. no tiene una democracia funcional”. Hasta el momento que los estadounidenses empiecen a poner trabas a los engranajes de la máquina de guerra, seguirá renqueando por una vía sombría, destructora y autodestructiva.

Dave Lindorff es miembro fundador de ThisCantBeHappening, una publicación colectiva en línea, y ha colaborado en Hopeless: Barack Obama and the Politics of Illusion (AK Press).  

Lucha de clases y resistencia en la era del capitalismo extractivo





Traducido para Rebelión por Silvia Arana


Introducción La lucha de clases es esencial para enmarcar cuestiones de régimen político, relaciones de clase, estructuras y estrategias económicas y distribución de la riqueza.
La lucha de clases posee un carácter internacionalista, especialmente en esta era de globalización imperialista; las corporaciones multinacionales, las organizaciones financieras internacionales y los estados imperiales intervienen directa o indirectamente, a través de estados colaboracionistas o testaferros, en la "lucha de clases entre los trabajadores y el capital". Esto es particularmente evidente en América Latina con el auge del capitalismo extractivo: las gigantescas corporaciones agro-mineras tienen un papel principal en la elaboración de políticas económicas, que van en detrimento de los trabajadores, de las comunidades y de los pueblos indígenas.
Las clases en lucha varían según la época y el lugar, dependiendo de condiciones socio-económicas y políticas, organización, trayectoria histórica, distribución del ingreso y sitios de explotación económica y despojo.
La naturaleza de las luchas y las demandas conflictivas entre trabajadores y capital varía en términos de alcance, intensidad, ubicación geográfica e intereses de clase. El rango de temas abarca desde demandas sectoriales específicas sobre salario y condiciones de trabajo hasta luchas más amplias que abarcan tanto políticas públicas sobre presupuesto, decisiones de inversión y derechos de propiedad como cuestiones de despojo, contaminación y los impactos destructivos en las comunidades locales.
En las luchas de clases participan dos rivales principales. La lucha de la clase dominante, "desde arriba", en la que varios sectores capitalistas usan su poder social, control económico y penetración estatal para maximizar las ganancias inmediatas y futuras, para monopolizar las asignaciones del presupuesto estatal, para limitar la parte del ingreso destinado a los trabajadores y para despojar y desplazar a pequeños productores y habitantes locales de las regiones ricas en recursos. La lucha de la clase popular, "desde abajo", involucra a una panoplia de clases abarcando a desempleados y a obreros de la industria, gremios públicos y empleados asalariados del sector privado, campesinos sin tierra, pequeños productores y comunidades indígenas. Sus demandas cubren un amplio rango que va desde una mayor participación en el ingreso nacional, la recuperación de tierras y recursos usurpados por el estado para las corporaciones agro-mineras, hasta un cambio sistémico en derechos de propiedad y relaciones de clase.
Uno de los determinantes clave del alcance y la profundidad de la lucha de clases es el "momento del ciclo económico" -el punto en el cual un modelo económico particular está en una fase ascendente o ya ha extenuado sus posibilidades y ha ingresado en su declinación y crisis. Por ejemplo, en años recientes presenciamos el auge del neoliberalismo, entre mediados de los 70s y fines de los 90s, un periodo en el que el capital estuvo en la ofensiva, librando una guerra de clases y revirtiendo los avances de los obreros y campesinos, privatizando la economía y saqueando el tesoro público. A fines de la década del 90 y principios del siglo XXI, el neoliberalismo entró en crisis, se intensificó la lucha de clases desde abajo, abarcando desde los movimientos de trabajadores desocupados de Argentina, a los movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador que causaron la caída de varios regímenes y el surgimiento de gobiernos post neoliberales.
De igual manera, la declinación del mega-ciclo (boom de una década de las economías exportadoras de commodities) que comenzó en 2012-2013, está siendo acompañada por un auge de movimientos urbanos de masas que protestan contra las políticas de los regímenes post neoliberales en Brasil, Perú y Argentina.
Los cambios en las configuraciones económicas de América Latina, especialmente en la expansión de los sectores agro-mineros, financieros y comerciales y la caída del sector manufacturero han tenido un profundo impacto en la forma de la estructura de clase, la organización de los sindicatos y el conflicto de clase. La afiliación a los sindicatos ha sufrido una caída estrepitosa. En Brasil, los afiliados a los sindicatos decrecieron de un 32,1% a principios de la década del 90 (previo a la elección del neoliberal Cardoso en 1994) al 17% a mediados de los 90 en la presidencia de Lula (2005). En Argentina, entre 1986 y 2005, la cantidad de afiliados a los sindicatos bajó del 48,7% al 25,4%. En México, los afiliados disminuyeron del 14% al 10% entre 1985 y 2005. Chile es la excepción: comenzó con un índice bajo del 11.6% en 1986 y aumentó al 16% en 2005. Además, la caída de la cantidad de afiliados a los sindicatos ha estado acompañada por la disminución de la cantidad de obreros industriales, especialmente en las industrias de bienes de consumo que requieren mano de obra intensiva, afectadas negativamente por importaciones de textiles, zapatos, juguetes y otros productos de bajo costo desde Asia -como parte del intercambio entre exportadores agro-mineros e importadores de manufacturas.
El debilitamiento de los sindicatos va a la par con la disminución de la influencia política en las políticas estatales y un giro hacia la reducción de los salarios y empeoramiento de las condiciones de trabajo. A raíz de ello, hay menos huelgas y estas se enfocan en reivindicaciones de índole inmediata.
Los movimientos sociales masivos ocuparon el espacio social y político de la lucha de clases que había sido dejado vacante por los obreros industriales. En el campo, el movimiento anteriormente liderado por campesinos, indígenas y los trabajadores sin tierra durante la era neoliberal fue reemplazado por las luchas urbanas lideradas por trabajadores de servicios de bajos ingresos y empleados de clase media baja en el periodo post neoliberal "tardío". Esto fue puesto en evidencia por las luchas urbanas masivas en las que participaron millones de personas en Brasil en mayo-junio de 2013.
El cambio en las luchas económicas y sociales condujo a transformaciones fundamentales en la ubicación de las luchas de clases y en las demandas socio-económicas.
Antes de la década del 90, las principales huelgas, protestas y otras actividades de clase eran organizadas en el sitio de trabajo por trabajadores empleados y afiliados a sindicatos. Durante la década del 90 el eje de la lucha se trasladó a las calles, el campo y los barrios mientras que la lucha de clases era impulsada por trabajadores rurales sin tierra, obreros desocupados y la clase media en descenso. En la primera década y media del 2000, la ubicación de la lucha de clases se focalizó en las comunidades indígenas y de las provincias aledañas a la explotación corporativa agro-minera. Las luchas se centraron en la resistencia al despojo, a la erradicación y a la destrucción del hábitat. En los movimientos urbanos de masa de las principales ciudades brasileñas confluyeron personas de la clase media baja, trabajadores informales y estudiantes. Estos se organizaron en las calles: el centro de organización y confrontación se ubica en los barrios y comunidades. El blanco de ataque es el estado post neoliberal. El poder de convocatoria de los sindicatos ha disminuido en un ratio de 20 a 1. Dos millones de trabajadores participaron en marchas de protesta contra la corrupción masiva, la asignación injusta de los recursos presupuestarios y la caída de los estándares de vida y la calidad de servicios básicos de salud, educación y transporte.
La nueva lucha de clases está conformada básicamente por la joven generación de trabajadores no sindicalizados, muchos de los cuales son trabajadores del sector informal y trabajadores de servicios con salarios bajos, alto nivel de dependencia de los servicios públicos y sin protección social del estado.
La fisonomía compleja y cambiante de la "lucha de clases desde abajo" se corresponde con la continuidad y los cambios de la "lucha de clases desde arriba".
Las clases dominantes han cambiado de postura: pasaron de tener una posición de fuerza bruta -vía dictaduras militares y regímenes ultra-autoritarios al lanzar la contrarrevolución neoliberal a principios de la década del 70 y mediados del 80- hacia una postura de apoyo a la transición negociada a políticas electorales como un medio de consolidar el modelo e implementar rápidamente la agenda neoliberal en la década del 90.
Frente a las revueltas populares contra el neoliberalismo de fines de la década del 90, la élite agro-minera apoyó a los regímenes post neoliberales de centro-izquierda y se aseguró un lugar de privilegio en el nuevo modelo, aceptando el aumento de impuestos y los pagos de royalties a cambio de vastos subsidios estatales y apropiaciones de tierra a gran escala.
Con la caída del mega-boom (después de 2012) diferentes sectores de la clase dominante adoptaron distintas estrategias: algunos, sobretodo los sectores agro-mineros de Brasil, presionaron por un regreso al neoliberalismo dentro de los regímenes de centro-izquierda; otros, especialmente la unión agro-industrial de Argentina, organizaron "protestas masivas" para deteriorar al gobierno post neoliberal y la inversión inmobiliaria y el capital financiero internacional trasladaron capital hacia sitios más lucrativos en otras regiones.
Mientras que la lucha de clases en sus múltiples expresiones es una fuerza "constante" y en movimiento que determina estrategias económicas y la dirección de la política social, la forma organizativa que adquiere ha cambiado drásticamente en la última mitad del siglo. Incluso lo que aparenta ser una organización similar ("movimientos", "sindicatos" y "movilizaciones basadas en la comunidad") posee grandes variantes en su composición interna y en su modo de operar. Para aumentar la complejidad, las organizaciones cambian con el tiempo tanto en sus estructuras como en sus relaciones con el estado, según la tendencia política del gobierno en el poder.
Vamos a examinar algunos ejemplos:
En la década del 70, los sindicatos de Chile, Argentina, Perú y Uruguay estaban altamente politizados, tenían un papel principal en la movilización y en la unión con partidos y movimientos barriales promoviendo la socialización de la economía y la resistencia a las dictaduras militares. Así mismo, durante las últimas fases de las dictaduras militares en Brasil y Perú, los sindicatos militantes participaron en huelgas masivas para acelerar el advenimiento de políticas democráticas electorales. Posteriormente, con el surgimiento de los regímenes post neoliberales, la mayoría de los sindicatos participaron en negociaciones colectivas tripartitas sobre estrechas demandas corporativas, eludiendo cualquier lucha enraizada en la comunidad sobre cuestiones sociales y, en muchos casos, respaldando las políticas gubernamentales mediante sus líderes cooptados. En otras palabras, los sindicatos han tenido en diferentes épocas tanto el papel de "vanguardias sociales" y aliados de los movimientos de masa, como de mediadores del compromiso social o el de colaboradores activos y correa de transmisión del estado. El mismo concepto organizativo de sindicato abarca respuestas contradictorias a las demandas de la lucha de clases. Lo mismo sucede con los "movimientos sociales". Desde el comienzo de los regímenes neoliberales, y durante su accionar catastrófico los movimientos sociales tuvieron un papel de liderazgo cuestionándolos y derrocándolos ante la crisis económica. Los movimientos abarcaron un amplio abanico, desde los trabajadores urbanos desempleados organizados localmente en Argentina a los movimientos indígenas comunitarios de Ecuador y Bolivia, y a los movimientos de trabajadores rurales centralizados de Brasil. Con el surgimiento de los regímenes post neoliberales y el auge del mega-ciclo, los movimientos de desocupados (piqueteros) prácticamente desaparecieron en Argentina, sectores importantes del movimiento indígena, especialmente los cocaleros de Bolivia perdieron su autonomía y pasaron a apoyar políticamente al gobierno de Evo Morales, y el movimiento MST (Movimiento de los trabajadores rurales sin tierra) disminuyó su actividad de recuperación de la tierra en pos de los subsidios económicos de los regímenes de Lula y Dilma en Brasil.
Lo que es impactante en relación al concepto de "movimientos sociales" es que cuando disminuye la lucha de clases llevada a cabo por movimientos anteriores, establecidos y/o cooptados, movimientos nuevos y vibrantes irrumpen en la escena. En Bolivia el movimiento TIPNIS lidera la lucha contra las estrategias extractivas del gobierno de Morales. En Brasil, los movimientos de masas conformados por millones de personas desafiaron las políticas, prioridades y a los políticos corruptos del gobierno de Lula-Dilma. Movimientos eco-indígenas sobrepasaron a los sindicatos y los movimientos sociales cooptados en Ecuador, Argentina, Paraguay y Perú... Nuevas organizaciones de clase y organizaciones civiles dinámicas y enraizadas en la comunidad participan en confrontaciones masivas contra las multinacionales mineras extractivas y el estado en Colombia, Perú, Ecuador y otros países.
La dinámica del capital extractivo, con sus políticas extremas de erradicación, desplazamiento y desposesión de comunidades enteras, genera alianzas interclasistas y abarcadoras que desafían el poder y las prerrogativas del estado para dictar políticas de desarrollo, al menos en relación con la explotación regional de los recursos. Con la caída del mega-ciclo extractivo y la disminución de la demanda de commodities y de sus precios, mientras el crecimiento de China, India y el resto de Asia se desacelera, regresan los signos de una lucha de clases nueva, amplia, nacional (en oposición a regional). La élite debate estrategias de clase. Los sectores del capital extractivo demandan intensificar la producción para compensar la baja de precios; otros se aseguran recortes en impuestos y costos sociales; otros, en los regímenes post neoliberales hacen llamados a un "nuevo modelo de desarrollo" frente a la movilización de las masas (Lula Da Silva en Brasil). Los gobiernos post neoliberales, temerosos de la fuga de capitales, son presionados para hacer mayores concesiones impositivas a los capitalistas, por un lado, y por el otro, sienten temor ante los movimientos urbanos masivos que exigen mejoras efectivas en los servicios públicos y el empleo; vacilan entre las concesiones sociales y la represión policial.
Dado el alto grado de dependencia inscripto dentro del modelo extractivo, cortar las conexiones gubernamentales con el comercio de commodities, y construir un nuevo modelo equilibrado requerirá de un compromiso más profundo y amplio con las clases populares y un retorno a la lucha de clases desde abajo.
Estudios de caso de la lucha de clases desde arriba y desde abajo
La lucha de clases ha sido claramente internacionalizada. La intervención imperial es una parte central de la lucha de clases desde arriba y es endémica, ya sea mediante corporaciones multinacionales, inversión y desinversión, los golpes de estado promovidos por el imperio y las políticas desestabilizadoras o las invasiones militares -directas o a través de terceros países. La lucha de clases antiimperialista desde abajo es menos prominente, pero se manifiesta en la ayuda internacional y las políticas solidarias promovidas desde Venezuela con el ALBA, reuniones internacionales de estrategia campesina, de pueblos indígenas y movimientos de solidaridad. Sin embargo, lo fundamental de la lucha de clases contra la explotación halla su expresión en los movimientos de los oprimidos y los desposeídos, quienes solo pueden contar en última instancia con los recursos de sus propias bases -a diferencia de las clases dominantes, que dependen de sus aliados imperiales estratégicos.
Fuentes:  http://www.rebelion.org/noticia.php?id=173198