martes, 26 de enero de 2016

Un diálogo de los problemas del campo para la soberanía alimentaria y la des-globalización

La Agricultura Urbana en Revolución

Por: Del Rosario Ignacio Denis
Las armas de destrucción masiva que utiliza la extrema derecha en su guerra económica están íntimamente ligadas al problema del campo, la dependencia alimentaria por falta de una política agraria más coherente hacia la soberanía agroalimentaria, así como la concentración de la población en las grandes ciudades con poca planificación y diálogo con el problema del campo; la anarquía y falta de control en torno al sistema de distribución de alimentos son algunos de los factores estructurales que favorecen para ejercer sus presiones con sabotaje, acaparamiento, especulación de manera permanente contra la población causando el descontento y la desesperación.
El modelo rentista parasitario y decadente venía condicionado por los huevos de la serpiente, FEDECAMARA; este solo representa a un nido de grandes empresarios asesorados por las multinacionales como Monsanto, Cargill, Syngenta, PepsiCo. Con relación a la agricultura y el sistema alimentario, los espacios de diálogo con estos sectores siempre serán anti-dialógicos por representar a la casta opresora encargada de gestionar la acumulación originaria del capital, que solo quiere maximizar y privatizar cada día riqueza a costa del hambre y la explotación de los y las trabajadoras, someter con la lógica de los oligopolios mundiales llevando a la destrucción del planeta y a la humanidad, contrarios a los objetivos históricos del Plan de la Patria.
El presidente Nicolás Maduro convoca a un nuevo renacimiento al pueblo venezolano para derrotar la guerra económica, todos los motores anunciados como parte del decreto de emergencia económica requieren de un diálogo nacional dimensionando todos los problemas, para accionar de manera conjunta y en alianza plena toda la población del campo y de la ciudad. Las condiciones subjetivas solo son posibles si identificamos la raíz del problema de manera colectiva y nos disponemos también colectivamente a resolverlos. Las condiciones objetivas seguirán alimentados por los enemigos internos y externos, con sabotaje, especulaciones y amenazas para intentar socavar la revolución.