Todas las personas que dicen “primero los de aquí y luego los de fuera”, deben saber que el hambre, la miseria y la explotación –como la especulación financiera- no tiene fronteras, sólo depende del capitalismo allá donde se instale: y es global. Y que, no teniendo fronteras, para que aquí (mal)vivamos en una persecución constante del capitalismo más salvaje y opresor, otras personas y sociedades tienen que sacrificarse –incluidos nosotros, con recortes, subidas de impuestos y reformas laborales que nos llevan al nivel de supervivencia-. Es justo que aquí, desde nuestros sofás mediocres y perversos, y que desde las atalayas neo-fascistas de muchos que creen pertenecer a una nacionalidad superior por el mero hecho de trabajar catorce horas al día y no llegar a fin de mes, es justo –o al menos la consecuencia natural- que ahora asumamos el coste que ellos y ellas, por nosotros, llevan décadas asumiendo, y no precisamente por buena voluntad. Se les ha robado la felicidad, se les ha robado la tranquilidad de vivir con sus creencias y raíces religiosas –tan dignas como las del catolicismo que todavía vive de la renta de las mutilaciones y hogueras de la Inquisición-, y se les ha robado la riqueza consustancial natural (agrícola, petrolífera y mineral) que llega a nosotros en forma de inutilidades o de aparatos electrónicos que sólo son utilizados para enviar y compartir ridiculeces por las redes sociales, sin aprovechar el potencial de movilización y concienciación que podrían suponer. Pero eso sí, cuando se trata de defender al capitalismo en nombre de una patria y de un supuesto bienestar, todo son soflamas vehementes –salmodias ridículas- contra nuestros hermanos y hermanas de otros lugares del mundo, sometidos a la misma lógica perversa del capitalismo.
sábado, 19 de septiembre de 2015
El hambre, la miseria y la explotación no tiene fronteras
Todas las personas que dicen “primero los de aquí y luego los de fuera”, deben saber que el hambre, la miseria y la explotación –como la especulación financiera- no tiene fronteras, sólo depende del capitalismo allá donde se instale: y es global. Y que, no teniendo fronteras, para que aquí (mal)vivamos en una persecución constante del capitalismo más salvaje y opresor, otras personas y sociedades tienen que sacrificarse –incluidos nosotros, con recortes, subidas de impuestos y reformas laborales que nos llevan al nivel de supervivencia-. Es justo que aquí, desde nuestros sofás mediocres y perversos, y que desde las atalayas neo-fascistas de muchos que creen pertenecer a una nacionalidad superior por el mero hecho de trabajar catorce horas al día y no llegar a fin de mes, es justo –o al menos la consecuencia natural- que ahora asumamos el coste que ellos y ellas, por nosotros, llevan décadas asumiendo, y no precisamente por buena voluntad. Se les ha robado la felicidad, se les ha robado la tranquilidad de vivir con sus creencias y raíces religiosas –tan dignas como las del catolicismo que todavía vive de la renta de las mutilaciones y hogueras de la Inquisición-, y se les ha robado la riqueza consustancial natural (agrícola, petrolífera y mineral) que llega a nosotros en forma de inutilidades o de aparatos electrónicos que sólo son utilizados para enviar y compartir ridiculeces por las redes sociales, sin aprovechar el potencial de movilización y concienciación que podrían suponer. Pero eso sí, cuando se trata de defender al capitalismo en nombre de una patria y de un supuesto bienestar, todo son soflamas vehementes –salmodias ridículas- contra nuestros hermanos y hermanas de otros lugares del mundo, sometidos a la misma lógica perversa del capitalismo.
Se activa el Plan Colombia contra el gobierno del presidente Maduro
Barómetro Internacional
Violación del espacio aéreo una nueva mentira de Santos
En artículos anteriores hablábamos de que solo el dialogo y la paz, son los mecanismos para desactivar los conflictos en la frontera colombo-venezolana, dos naciones con un pasado histórico en la creación de la Gran Colombia, sueño del Libertador Simón Bolívar, que sucumbieron ante las ambiciones de las oligarquías de la época, donde la poderosas familias bogotanas, con Santander a la cabeza, apostaban a una nación guerreristas y abortaban cualquier propuesta de una América Latina unida.
En artículos anteriores hablábamos de que solo el dialogo y la paz, son los mecanismos para desactivar los conflictos en la frontera colombo-venezolana, dos naciones con un pasado histórico en la creación de la Gran Colombia, sueño del Libertador Simón Bolívar, que sucumbieron ante las ambiciones de las oligarquías de la época, donde la poderosas familias bogotanas, con Santander a la cabeza, apostaban a una nación guerreristas y abortaban cualquier propuesta de una América Latina unida.
Dislocación de la mafia o reinvención del interés común
Un análisis de la crisis en Burkina Faso y del desafío de las sociedades africanas para reinventar sus instituciones

Diez días que sacudieron a Uruguay
un tipo de liderazgo casi monárquico, en la acertada expresión del historiador Gerardo Caetano (Brecha, 4/9/15).
Latinoamérica, la mecha de la dinámica contestataria del orden mundial
Madaniya
Traducido del francés para Rebelión por Caty R. |
Ernesto Che Guevara 48 años después, In memoriam.
La mitología revolucionaria no constituye su único legado a la humanidad. Sus luchas contra los «conquistadores» españoles primero, contra los «gringos» después, su papel tradicional de principal foco de protesta en la esfera de la civilización occidental, confieren al hemisferio sur del continente americano un lugar de honor en el imaginario colectivo de los pueblos y un papel de mecha de la dinámica contestataria del orden mundial.
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