lunes, 30 de septiembre de 2013

El proceso de ocupación de América Latina en el siglo XXI






Las lógicas del poder, que se transforman aparencialmente de acuerdo a las situaciones y circunstancias históricas, adoptan formas imperiales, como las que se expresan con los procesos de militarización, pero también formas consensuales para imponer sus reglas del juego. Los acuerdos aprobados en la OMC, las reglas legitimadas del FMI, las disposiciones perversas de los tratados de libre comercio e incluso las reglas de las democracias formales que padecemos son algunas de las más destacadas formas de establecimiento consensual de las relaciones de dominación. El imperialismo es una de las formas que asume la dominación, pero no es la única. Con la desaparición del imperialismo no se resuelve la dominación que abarca dimensiones tan complejas como las de las relaciones de género, de cultura, de lengua, de especie y muchas otras que ocurren en las prácticas relacionales en los micro y macroniveles.
Como estudiosos de los fenómenos económicos y sociopolíticos contemporáneos, como pensadores críticos y actores políticos, estamos obligados a ser muy precisos y desentrañar la sustancia oculta de éstos sin simplificaciones abusivas que en vez de contribuir a una buena comprensión y al diseño de estrategias de lucha inteligentes, nos lleven a enfrentamientos de conjunto, incapaces de penetrar por las porosidades del poder.
En la lucha de los pueblos americanos el problema no se terminaría aboliendo las relaciones de explotación, aunque seguramente es un punto fundamental, sino que tenemos que enfrentar simultáneamente problemas de clase, de discriminación racial, de género y muchos otros que tienen que ver con la difícil conformación de una socialidad impuesta, contradictoria y resistida. La colonización no sólo se realizó en la esfera del trabajo o de la producción, aunque también, sino que se enfocó centralmente a los cambios de mentalidad, a la extirpación cultural e histórica de los pueblos mesoamericanos, caribeños y andinos, a la conquista de las mentes.
La esencia de las relaciones sociales, de las relaciones entre sujetos que no están establecidos o conformados de una vez y para siempre, no emanan naturalmente de las estructuras. Los sujetos se construyen a sí mismos en el proceso social, en la lucha, en la resistencia y a través de esa lucha es que se van modificando también las formas y modalidades de la dominación.
No sería posible explicar de otro modo la tónica militarista que invade las escenas de la “libertad de mercado” impulsadas por el neoliberalismo como mecanismo privilegiado de reordenamiento social. No hay más libre mercado, si es que lo hubo. Las normatividades que se van estableciendo universalmente por la vía de los tratados económicos y de las negociaciones en organismos internacionales como la OMC, no propician la libertad sino la imposición, pero además se acompañan, cada vez más, de medidas de control militar y militarizado ahí donde el rechazo de la población se manifiesta de forma organizada y/o masiva.
La modalidad militarizada del capitalismo de nuestros días juega con mecanismos de involucramiento generalizado y aborda científicamente [1] la dimensión simbólica y de creación de sentidos que permite construir un imaginario social sustentado en la existencia de un enemigo siempre acechante y legitimar la visión guerrera de las relaciones sociales y las políticas que la acompañan (Ceceña, 2004). Esto supone que la militarización de las relaciones sociales es un fenómeno complejo que no se restringe a las situaciones de guerra abierta sino que incluye acciones de contrainsurgencia muy diversas, que comprenden el manejo de imaginarios, todos los trabajos de inteligencia, el control de fronteras, la creación de bancos de información de datos personales, la introducción de nuevas funciones y estilos en las policías ocupadas de la seguridad interna, e incluso la modificación del estatuto de la seguridad en el conjunto de responsabilidades y derechos de los Estados.
Caracterizar el momento actual sobre la base de la militarización de las visiones y estrategias hegemónicas no descarta la identificación de la guerra, de la sustancia de la guerra, como un elemento inmanente, consustancial, a las relaciones capitalistas. Pero si bien la guerra es sólo otra forma de entender la competencia, históricamente se van modificando los énfasis o los terrenos en los cuales se desatan las estrategias de clase, en este caso de la clase dominante, y en que se configuran las diferentes modalidades o momentos en las relaciones de dominación. Hace algunos años nadie hablaba del militarismo como elemento dominante y sin embargo estábamos en este mismo sistema. Se hablaba del neoliberalismo, del mercado, de que el eje ordenador de la sociedad eran las relaciones de mercado y que era a través de estas relaciones de mercado como se disciplinaba y como se concebía a la sociedad en su conjunto.
Hoy eso nos es insuficiente para entenderla, pero también le es insuficiente al poder para reorganizarla y controlarla; entre otras cosas porque es una sociedad que se mueve tanto, que se insubordina tanto, que no permitió que el mercado la disciplinara, obligando a los poderosos a usar otro tipo de herramientas. No quiere decir que el mercado desaparezca como disciplinador, quiere decir que la dimensión militar se sobrepone al mercado desplazándolo de su carácter de eje ordenador, que la visión del mundo adopta un contenido particularmente militarizado, y que es a partir de la visión militar que la totalidad no sólo se reordena sino que cobra un nuevo sentido.
La hegemonía consiste en universalizar una visión del mundo, pero la universalización se hace de muchas maneras. A través de imágenes, a través de imposiciones, de discursos, de prácticas.
Con respecto a la militarización de los últimos tiempos la batalla más importante la están ganando los poderosos en el terreno cultural, a través de una serie de mecanismos entre los cuales destacan los medios de comunicación. Están ganando la batalla en la medida en que logran convencer de que el mundo es un lugar de competencia, de disputa, en el que tenemos que batirnos unos con otros para ocupar nuestro espacio, por lo demás, siempre incierto. Tenemos que competir entre nosotros por un empleo, por los planes de desempleo, por la seguridad social. Batirnos a muerte por ser incluidos en el reino de los explotados y precarizados, como si esa fuera nuestra utopía de mundo para el futuro.
Esa batalla cultural es una batalla por la construcción de sentido, no es de colocación de bases militares. La militarización se está metiendo en las cabezas y no solamente en las bases militares. Se está metiendo en las leyes, antiterroristas o simplemente de control de movimientos como son los regímenes de tolerancia cero que nos convierten a todos en sospechosos.
Percibo que en términos de los paradigmas de militarización para América hay una construcción de capas envolventes en las cuales se van abarcando diferentes dimensiones de establecimiento de relaciones de sometimiento. Entre esas capas envolventes se encuentran, como círculos concéntricos, los cambios de normatividad, el establecimiento de normas continentales para la seguridad interna, el cuidado de las fronteras, los ejercicios militares en tierra, los ejercicios en los ríos y canales de internación en los territorios, el establecimiento de una red continental de bases militares y los ejercicios navales que permiten circundar todo el continente, estableciendo una última frontera, más allá de las jurisdicciones nacionales.
Desde Irak hasta la Patagonia, los poderosos han puesto especial cuidado hoy en construir una legalidad que justifique sus acciones de intromisión. Ante una legitimidad fuertemente cuestionada se generalizan las leyes antiterroristas que tienden a crear, por un lado, una complicidad entre todos los Estados y por esa vía van imponiendo políticas y juridicidades supranacionales y, por el otro, una paradójica situación similar a la de un estado de excepción permanente en el que todos los ciudadanos serán rigurosamente vigilados porque todos son sospechosos, aunque todavía no se sepa ni siquiera de qué. Generalmente de pretenderse sujetos. El derecho se coloca al servicio de la impunidad aunque se reivindique democrático y los cuerpos de seguridad empiezan a construir el panóptico que vigila desde todos los ángulos: con cámaras de video en los bancos, en los semáforos, en las calles transitadas; que permite la intercepción telefónica en casos que así lo ameriten; que permite la tortura cuando se trata de detenidos catalogados como terroristas sin ningún juicio previo, y que admite la detención de cualquier ciudadano sin orden de aprehensión previa, simplemente para investigar. Es decir, se trata de imponer la cultura del miedo en una población que no podrá saber previamente a la detención si era sospechosa de algo, como medio para paralizar y disuadir de conductas terroristas, insurgentes o tímidamente disidentes. Los delincuentes comunes tienen construida toda otra red de relaciones que sólo casualmente son tratados de acuerdo a estas mismas normas.
Como parte del panóptico y nuevamente como otra de las paradojas de los discursos del poder, al lado de la pregonada libertad de tránsito para las mercancías, las inversiones y los cuerpos de seguridad, se ha ido restringiendo cada vez más el libre tránsito de personas. Los mejores y más trágicos ejemplos son las fronteras impuestas al pueblo palestino en su propia tierra y los muros de contención a migrantes desesperados en la frontera entre México y Estados Unidos y en el sur de España, no obstante, las fronteras no siempre se cierran de manera tan visible y evidente. Mucho más sutil pero quizá más peligroso por la amplitud y alcances que puede llegar a tener es el control de inteligencia que hoy utiliza los adelantos de la tecnología para aprovechar el tránsito a través de las fronteras como mecanismo de seguimiento personalizado. El panóptico se materializa en las nuevas fotografías que incluyen los pasaportes, con reconocimiento de iris o con otro tipo de identificación biogenética que inmediatamente incorporan los movimientos de la persona a un banco de datos centralizado en Estados Unidos y que está a disposición de los servicios migratorios de la región (en el caso nuestro del Continente americano) como en otro momento y con menos recursos tecnológicos ya se hizo con el Plan Cóndor. Hoy, las revelaciones de Edward Snowden sólo confirman lo que evidentemente ocurre desde tiempo atrás.
La eficacia macabra con la que el Cóndor desarticuló los movimientos sociales en los años de las dictaduras militares en América del Sur tiene hoy posibilidades multiplicadas al poder usar tecnologías que son a la vez mucho más precisas y mucho más abarcantes; sin embargo tiene en contra, evidentemente, el aprendizaje de los pueblos y su capacidad de lucha y resistencia.
Este control de fronteras y la imposición de leyes con implicancias supranacionales, combinado con la dilución de los límites internacionales, convierten en una ilusión las soberanías nacionales. La pretensión de privatizar las aduanas de México, los tratados transfronterizos para la gestión de recursos naturales que caen bajo la jurisdicción de más de un Estado y que están permitiendo evadir leyes nacionales, por ejemplo, son mecanismos de conculcación de soberanía. En el acuífero Guaraní, por citar un caso muy delicado y relevante, la negociación se hace entre los cuatro países implicados y con la intervención de Estados Unidos (en el esquema del cuatro más uno) mediante el apoyo experto del Banco Mundial. Lo mismo ocurre con selvas, oleoductos u otros recursos que pasan a ser tratados ya sea como novedosos y por tanto no contemplados en las legislaciones nacionales, ya sea como problemas de “seguridad nacional”. Y en este continente se sabe que seguridad nacional es seguridad de Estados Unidos en el territorio que no es de Estados Unidos, o no sólo en territorio que es de Estados Unidos. Las fronteras, que hasta ahora eran custodiadas por las fuerzas garantes de la seguridad interna en la vieja acepción, hoy se han convertido en zonas de seguridad estratégica custodiadas cada vez más por los cuerpos de seguridad del gendarme mundial.
En diversos casos los ríos o lagos son los que marcan las fronteras. Pues bien, estos son justamente los espacios privilegiados de localización de los ejercicios militares conjuntos (con Estados Unidos, se entiende) actualmente. Los ríos son un canal de penetración muy distinto al que se estaba utilizando cuando se hacían los ejercicios directamente en tierra y permiten además no sólo la utilización de fuerzas anfibias sino la definición de actividades tanto en agua como en tierra, matando dos pájaros de un tiro. En esta situación se encuentra la zona del río Paraná, y en algún momento estuvo la del río Usumacinta, entre México y Guatemala. Curiosamente, cuando se trata de ejercicios ribereños, es más fácil evadir la aprobación de los Congresos de los países limítrofes porque el río aparece como territorio relativamente neutro. Es como si se estuviera ante una legislación ausente o vacía ya que se refiere a un territorio fluido y no fijo.
Una de las capas envolventes más importantes por su capacidad de influir en los modos de uso de los territorios y en los modos de control de los sujetos críticos consiste en la colocación de bases militares de Estados Unidos en puntos seleccionados del continente con dos propósitos explícitos y evidentes: garantizar el acceso a los recursos naturales estratégicos y contener, disuadir y/o eliminar la resistencia ante las políticas hegemónicas y la insurgencia abierta. Actualmente Estados Unidos cuenta con un sistema de bases que ha logrado establecer dos áreas de control: 1. el círculo formado por las islas del Caribe, el Golfo de México y Centroamérica, que cubre los yacimientos petroleros más importantes de América Latina y que se forma ya no solamente con las bases de Guantánamo, Reina Beatriz, Hato Rey, Lampira, Roosevelt, Palmerola-Soto Cano y Comalapa, como fue hasta 2009, sino que ahora incorpora las nuevas posiciones convenidas con Colombia (7), Panamá (11) y Honduras (2), además de las bases itinerantes, mucho más flexibles, ubicadas en los 43 buques de guerra que Costa Rica ha permitido actuar en sus aguas territoriales desde julio de 2010; 2. el círculo que rodea la cuenca amazónica bajando desde Panamá, en el que el canal, las riquezas de la región y la posición de entrada a América del Sur han sido esenciales, y que se forma con las bases colombianas ya viejas (Larandia, Tres Esquinas, Caño Limón, Marandúa y Riohacha), con las posiciones que comparten en Perú (Iquitos, Pucallpa, Yurimaguas y Chiclayo), y con todas las nuevas de Colombia y Panamá.
Algo que podría ser concebido como la última frontera o la capa envolvente más externa, está conformada por los ejercicios militares en los océanos Pacífico y Atlántico y en el Mar Caribe: en todo lo que circunda a América Latina. Hasta ahora la percepción que se tenía era la de ejercicios circunstanciales y esporádicos y en parte por esa razón no se les ha concedido demasiada importancia. Mucho menos se les ha considerado parte de la estrategia continental de control. Sin embargo, se trata de ejercicios sistemáticos, que permiten realizar un patrullaje constante alrededor de América Latina y mantener ahí una presencia más o menos permanente. Son ejercicios que tienen un carácter secuencial, evolutivo, y que marcan en verdad un circuito de frontera que, por ser externa a las aguas territoriales de los países correspondientes, queda a cargo, nuevamente, del gendarme mundial a través de su IV flota.
Ahora bien, estas capas envolventes, que atañen a América Latina en su conjunto, van a estar focalizadas en tres áreas distintas en las que parecen atender a tres estrategias diferenciadas. Esas tres subregiones se caracterizan también por tres paradigmas distintos de dominación y sus diferencias geopolíticas son muy claras. En los tres casos, por diferentes razones, se trata de puntos estratégicos tanto por los recursos que albergan como por su posición geográfica específica.
La primera región es la constituida por Colombia y su área circundante. Yo destacaría dos elementos en este caso, relacionados con la estrategia contrainsurgente y de ocupación militar: 1. el experimento de la polarización, acompañado de una sistemática ruptura de tejido comunitario, para valorar hasta dónde es posible dominar, controlar e incluso hegemonizar a través de un esquema de polarización exacerbada con sólo dos opciones, evidentemente antagónicas, y 2. hasta dónde es posible, a partir de asentamientos o de construcciones sociales como la colombiana, el control de la que Estados Unidos considera la mayor amenaza hoy en el continente, que es Venezuela, evaluando el carácter de las tensiones fronterizas que se desarrollan y la capacidad de control de la insurgencia venezolana desde Colombia.
La segunda subregión es la del Caribe y la cuenca del Golfo de México, extendida hasta Venezuela. La estrategia regional en esta zona avanza por dos líneas: la ocupación directa por un lado, y la creación de acuerdos que propician la extraterritorialidad de Estados Unidos, asumida por el Comando Conjunto mediante el establecimiento de la jurisdicción del Comando Norte del ejército abarcando el área Canadá-Estados Unidos-México completa, por el otro.
El enclave paradigmático de ocupación directa en este momento se localiza en Honduras, después de un golpe de estado, y en Haití, aunque, evidentemente, con fuertes implicaciones para Cuba. Haití es un caso muy importante porque es donde se está ensayando otra manera de establecer la hegemonía a través de la complicidad casi obligatoria de todos los ejércitos del continente, sin olvidar la de Francia, que asegura tener ahí un conflicto de intereses. La ocupación de Haití, así sea por los llamados cuerpos de paz, es una ocupación militar, impuesta. Todos sabemos que la figura de cuerpos de paz fue creada como parte de los mecanismos de penetración contrainsurgente de la USAID en los momentos inmediatos posteriores a la Segunda guerra mundial. Aunque ahora esta figura esté sancionada por la ONU, la conformación latinoamericana de los ocupantes de Haití está involucrando una estrategia que hasta ahora no había tenido éxito, y es que los países de América Latina todavía no acaban de aceptar en las Conferencias Hemisféricas la construcción de la fuerza militar hemisférica, como fuerza multinacional, porque saben el riesgo que tiene en términos de pérdida de soberanía, y sin embargo en los hechos ha sido puesta en funcionamiento a través de su participación en Haití; son Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Bolivia los que están a cargo del disciplinamiento y la represión al pueblo haitiano, de la destrucción de sus organizaciones políticas en razón de su supuesta incapacidad para autogobernarse.
Después del terremoto de 2011 la ocupación militar de Haití cambió de carácter pues fue directamente el Comando Sur quien se estableció en este territorio, subordinó a la misión internacional de la ONU y tomó el control de las comunicaciones y del funcionamiento interno del país, estableciendo un enclave militar de primer nivel en el centro del Caribe.
La línea de la extraterritorialidad que ha impulsado Estados Unidos avanza en el otro costado del Golfo de México bajo el manto de un acuerdo, una alianza , que construye como fronteras externas las que circundan el bloque trinacional de América del Norte. Frontera externa compartida que debe ser defendida en colaboración por los cuerpos de seguridad y fuerzas armadas de los tres países cuyos territorios conforman el área de seguridad interna. La Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), mediante un acuerdo ejecutivo no sometido a las instancias de representación ni mucho menos a la sociedad en su conjunto, ha entregado la soberanía, de manera voluntaria, a las fuerzas del orden de Estados Unidos y abrió la puerta para implantar el Plan México (Iniciativa Mérida), que combina y en cierto sentido supera al Plan Colombia.
De este modo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se amplía hacia la integración energética que resolverá la crisis de Estados Unidos en este renglón y hacia la integración de políticas y acciones de seguridad bajo los criterios dictados por el Comando Conjunto de Estados Unidos que incluyen, entre otras cosas, la misión de garantizar el acceso irrestricto a los recursos considerados indispensables para la seguridad nacional (de Estados Unidos, claro). Es decir, las riquezas de México quedan legítimamente encadenadas a los intereses estratégicos estadounidenses, además de la extensión de las medidas adoptadas después del 11 de septiembre de 2001 en la Ley patriótica, referentes al combate a la subversión, terrorismo y disidencia. La conculcación de derechos ciudadanos a que se ha sometido al pueblo estadounidense se extiende al tratamiento de los pueblos canadiense y mexicano.
Ahora bien, desde una perspectiva geopolítica, poner a las fuerzas de seguridad estadounidenses como custodia de las fronteras mexicanas no afecta solamente a los mexicanos sino a toda la región caribeña y centroamericana.
Con la ASPAN, la Iniciativa Mérida y la ocupación de Haití; con el golpe en Honduras, las bases militares y los patrullajes y ejercicios constantes en esta región se garantiza el cuidado de las cuencas petrolíferas del Golfo de México y Venezuela; se controlan los pasos más importantes de los migrantes y las drogas; se mantiene bajo vigilancia los procesos cubano, venezolano y en general del bloque del ALBA; y se sienta el precedente de los nuevos tratados de integración que se intenta imponer en el continente y que han permitido recientemente la creación de la Iniciativa de Seguridad del Caribe.
El otro eje del paradigma, el otro ensayo de estrategia, es el caso de Paraguay. Corazón de una subregión que si bien ha sido escenario de acción de dictaduras militares que se significaron por su creatividad perversa en todo tipo de torturas y por ser máquinas implacables de desaparición y muerte, hasta ahora sólo tenía la base de Mariscal Estigarribia, con una pista de aterrizaje para tránsito pesado en el centro de la zona hidrocarburífera (el Chaco). Los ejercicios conjuntos en Paraguay han sido sistemáticos y hoy se complementan con la instalación de una Base de Operaciones en la zona norte, concedida a Estados Unidos.
El cono sur concentra una enorme porción del agua dulce del planeta en sus abundantes ríos y lagos, en los acuíferos subterráneos y en los glaciares del sur, además de minerales y otros recursos valiosos como petróleo y gas, particularmente en Brasil, Argentina y Bolivia. Es en este sentido de una importancia indudable.
El sobredimensionamiento de la presencia militar estadounidense en la región amazónico-caribeña ocurrido en los últimos 5 años principalmente, permitía prever que los próximos movimientos se harían hacia el sur, intentando llenar los vacíos o escasos posicionamientos en la región rioplatense.
Paraguay ha sido hasta ahora uno de los principales puertos de entrada y es donde tienen ya sentadas algunas posiciones importantes. Ha sido un país amigo y colaborador desde la época del Plan Cóndor y era el lugar perfecto para empezar a voltear la dinámica del sur. A pesar de la resistencia popular, que no ha cesado en décadas, se perpetra un extraño golpe de estado en el que el Presidente electo entrega el gobierno sin mayor dificultad.
Perú es el otro punto con el que se logran tender algunos entramados que en conjunto permiten un control bastante aceptable de la región. Después de asumir funciones Ollanta Humala y después de un pequeño periodo de espejismo de las izquierdas, la estrategia trazada previamente siguió su curso y se ha ido permitiendo una nueva situación de dominio y articulación continental a través de la Alianza del Pacífico, del nuevo estilo del protagonismo colombiano con el presidente Santos y de la complicidad de las oligarquías locales con los proyectos de Washington.
Hoy no está más el presidente Chávez en nuestro continente y las amenazas hegemónicas se recrudecen. Se va creando un ambiente en el que ya no va a ser sorprendente un golpe de estado más y en el que con toda impunidad avanza el proyecto de los poderosos, sea mediante empresas mineras y saqueadoras de las riquezas de Nuestra América, castigos financieros, operativos de desestabilización, nuevas posiciones militares, espionaje directo o mediante cualquier otro de los mecanismos de ocupación conocidos o por conocer.
Sólo la resistencia de los pueblos está poniendo freno al avasallamiento y ahí es donde es necesario dar la pelea, que en este caso, es por la vida. Para nosotros, pensadores críticos y luchadores sociales, esta coyuntura abre nuevos retos y desafíos más profundos.
Nota:
[1] Así como la introducción del taylorismo y fordismo supuso un estudio cuidadoso de los procesos de trabajo y su transformación científica con base en su desagregación en tiempos y movimientos, a la vez que el ambiente y organización del trabajo era objeto de la aplicación de dinámicas de estimulación y corresponsabilidad, recientemente los estudios sobre sistemas complejos experimentan con estímulos al comportamiento de colectivos diversos y los medios de comunicación buscan las mejores alternativas para la creación de sentidos, no sólo en términos de contenidos sino de imágenes y manejo de tiempos y secuencias. Todo esto vinculado a los campos de control y contrainsurgencia directamente generados por el Comando Conjunto de Estados Unidos.
Ana Esther Ceceña. Coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. 

FUENTES : http://www.rebelion.org/noticia.php?id=174715

COMUNICADO A LA OPINION PÚBLICA




Las organizaciones sociales, civiles, gremiales, autoridades departamentales, distritales y ciudadanía consciente de San Pedro, aglutinadas en la “Coordinadora Sampedrana en Defensa de la Dignidad y  el Desarrollo”, reunidas en plenaria  en fecha 28 de setiembre del corriente año,  manifestamos nuestra indignación por  los sucesivos atropellos a los derechos  ciudadanos perpetrados por las fuerzas militares, la inminente privatización de nuestras riquezas naturales y sociales,con la consecuente entrega de la soberanía nacional, la profundización de la criminalización de los legítimos reclamos ciudadanos, así como la persecución a los trabajadores, y nos dirigimos a la opinión pública nacional e internacional a objeto de manifestar cuanto sigue:
1º - RECHAZAMOS DE MANERA CATEGÓRICA Y EXIGIMOS LA INMEDIATA DEROGACIÓN, RECHAZO Y ARCHIVAMIENTO DEFINITIVO DE:
-          La modificación de  Ley Nº  1.337/99  “Defensa Nacional y Seguridad  Interna” que atenta contra la Constitución Nacional y los DDHH,y reaviva la vieja práctica stronista del Terrorismo del Estado contra las organizaciones sociales.
-          La Ley de promoción de la inversión en infraestructura pública (alianza público-privada), recientemente aprobada por el Senado, que a más de constituir lisa y llanamente una privatización a mansalva de las empresas públicas, de los recursos naturales como el agua, la energía, petróleo, biodiversidad, etc., mercantiliza las más sensibles necesidades sociales al poner la salud y la educación en manos de empresarios que, como se sabe, sólo les interesa el lucro. En pocas palabras es un proyecto antinacional y antipatriota, que apunta a la entrega total de nuestra soberanía nacional a las potencias imperialistas y al capital extranjero, y profundiza la pobreza y la exclusión de las grandes mayorías populares.
-          La Ley de responsabilidad Fiscal, que solo busca limitar los gastos sociales y debilitar aún más la responsabilidad del estado en el desarrollo nacional y en el bienestar del pueblo, ajustando el presupuesto a los intereses de los bancos internacionales de crédito, verdaderos usureros internacionales, que someten a nuestro pueblo y mantienen a nuestra nación atrasada y dependiente de las potencias imperialistas.
2º - DEFENDEMOS Y REIVINDICAMOS:
-          Un presupuesto social acorde a las necesidades básicas de la población que fortalezca la  salud gratuita y la Atención Primaria de la Salud (APS), la Educación de calidad, los Programas de Tercera Edad, programa Tekopora y otros.
-          El derecho de lascomunidades  campesinas e indígenas  a vivir en un ambiente sano como establece la Constitución Nacional y las leyes.
-          Las Radios Comunitarias y la democratización de los Medios de Comunicación.
-          La Reforma Agraria y el Desarrollo Nacional acorde a los intereses de la Nación Paraguaya. Para ello exigimos a sanción de Leyes que permitan recuperar las tierras mal habidas y promuevan una justa distribución de la tierra, acompañada de una eficaz política de arraigo para las familias campesinas e indígenas.
-          La condonación de deudas a los pequeños productores, que ponen en riesgo sus bienes como  tierra, casa y animales.


3º -ACOMPAÑAR:
Todas las movilizaciones e iniciativa popular de las organizaciones sociales en rechazo de la ventas de los bienes públicos, el descuentos de salarios de los docentes, el debilitamientos y persecución a los trabajadores de la salud y de otros sindicatos. Expresamos en este sentido nuestra solidaridad y apoyo decidido a la movilización nacional convocada por el Partido Paraguay Pyahura, para los días martes,31 y miércoles, 01 próximos; así como a la gran movilización convocada por las Centrales Sindicales para el próximo 7 de octubre. Todas nuestras luchas deben unirse para acabar con la injusticia, la miseria y la explotación de nuestro pueblo.
5º –CONVOCAR:
A todos los sectores, a la ciudadanía en general a movilizarse y manifestar su indignación y rechazo contra las medidas del Gobierno vende patria, antipopular y criminal, que remata las empresas públicas, los recursos genuinos del país y el patrimonio del pueblo paraguayo.
Al mismo tiempo de hacer un llamado a todas las fuerzas democráticas y patrióticas del Paraguay, para la conformación de un gran Frente de Unidad Nacional en defensa de la Patria, para recuperar nuestra soberanía nacional y por un proyecto de desarrollo que beneficie a todos y fundamentalmente a las grandes mayorías populares.
                              ¡No a la Privatización de los Bienes Públicos y los Recursos Naturales!
¡No a la Militarización y a la Criminalización de las Luchas Sociales!
¡Por un Presupuesto Digno que responda a las Necesidades del Pueblo Paraguayo!
Contactos:
Teléf.: 0982-223158    0971- 801310;  0976- 370041; 0981- 910510;  0971-687687

Sabino y el Pueblo Yukpa es Venezuela.





Sabino Romero Izarra
fue un líder indígena venezolano perteneciente al pueblo yukpa y luchador por los derechos indígenas. Era cacique de la comunidad de Chaktapa, fundada en los años 70 en tierras aledañas a haciendas ganaderas por indígenas de la cuenca alta del río Laja de la Sierra de Perijá, en el estado Zulia y que anteriormente era la hacienda Tizina, la cual ocuparon, alegando que estas tierras les pertecen al pueblo yukpa desde tiempos ancestrales. En el año 2009, el gobierno de Venezuela hizo entrega de títulos de propiedad de tierras a estos indígenas. Sin embargo, muchas de las tierras otorgadas en términos de propiedad colectiva al pueblo yukpa se encuentran ocupadas por haciendas de ganado.


Describir la violencia contra Sabino, es relatar la violencia sufrida por todos los pueblos originarios de América, cuya cronología se remonta al mismo día del comienzo de la Invasión y Genocidio de América por parte de los Españoles, Franceses, Ingleses, Holandeses y Portugueses; y en menor medida por daneses, alemanes, italianos, suecos y hasta rusos.
02 de febrero del año 1995 la Guardia Nacional asesina con disparos de fusil a los Yukpa Felipe Romero, Carmen Romero y José Vicente Romero, debido a las acusaciones que formularon los ganaderos de la familia Vargas sobre presuntos robo de ganado. El hecho es conocido como la Masacre de Kasmera.
• Septiembre 2001, intento de homicidio contra el cacique Sabino Romero, incendio de viviendas, cultivos y expulsión de los habitantes de su comunidad Chaktapa a cargo del ganadero Guillermo Vargas.
• 25 de agosto de 2004, un grupo de indígenas asesorados y respaldados por ganaderos con palos, cuchillos y machetes intentaron desalojar a Sabino y a su familia.
• 14 de abril del 2005, el ganadero Guillermo Vargas acompañado de sicarios armados llegaron a la comunidad Chaktapa para intentar matar a Sabino Romero.
• Septiembre del 2005, sicarios ingresan a la hacienda Seilán que los Yukpa reclamaban como parte de su territorio, asesinan al dirigente indígena Yukpa Arístides Maikishi.
• 1º de mayo del 2006, de nuevo Guillermo Vargas intenta asesinar a Sabino Romero pero en esta sólo logra quemar las casas.
• 08 de abril de 2006, hombres armados impiden que el cacique Sabino Romero acuda a una rueda de prensa convocada por dirigentes Yukpa en la plaza Bolívar de Machiques.
• 29 de abril del 2006 ganaderos conjuntamente con 4 hombres armados destruyen las casas de las familias Yukpa de la comunidad de Sabino Romero.
• 11 de febrero del 2007, colombianos a órdenes de los Vargas incendia las casas de la comunidad Chaktapa y disparan contra los indígenas.
• 23 de abril del 2008, durante la noche personas armadas asaltaron la comunidad Chaktapa tratando de eliminar a su cacique Sabino Romero.
• Marzo y abril del 2008, tiene efecto la campaña de descrédito y el Ministerio Público imputa a los Yukpa María Teresa Yaspe, Ciro Landino y Noelia Romero por los presuntos delitos relacionados con la recuperación de las tierras.

• 22 de julio de 2008, fallece en el Hospital General del Sur de Maracaibo el abuelo centenario José Manuel Romero, padre de Sabino Romero, después que un grupo de sicarios al mando de Alejandro Chávez Vargas le dieran una paliza 15 días antes.

• Marzo a octubre del 2009 se inicia una campaña pública de descrédito contra Sabino Romero. La matriz constante fue la acusación de presunto abigeato, invasión de tierras, narcotráfico y la estrategia de crear disputas entre los caciques. En ello el CICPC y la Guardia Nacional de Machiques cooperaron con los ganaderos.

• Octubre 2009 a mayo del 2011, el ejército, CICPC y fiscalía secuestran a Sabino Romero mientras era atendido en el hospital Coromoto por heridas de bala en la espalda y brazo derecho, luego lo incomunican en el hospital militar de Maracaibo y termina siendo imputado y puesto preso en fuerte Macoa y la cárcel de Trujillo, junto con Alexánder Fernández por el presunto homicidio de Ever Romero y Mireña Romero. Durante el juicio en la ciudad de Trujillo se demostró su inocencia y salió de la cárcel después de 19 meses de aislamiento.

• Junio del 2012, un grupo de sicarios secuestran y asesinan a los Yukpa Alexánder Fernández, José Luis Fernández y Leonel Romero, todos luchadores por la tierra y acompañantes de Sabino en el mismo propósito.

·   En la noche del 3 de marzo de 2013, Romero fue asesinado al regresar de una reunión en la comunidad Chaktapa, en la Sierra de Perijá, municipio Machiques de Perijá del estado Zulia. Su esposa fue herida en el incidente.

 
Los Yukpa son un pueblo amerindio que vive en la Serranía de Perijá, a ambos lados de la frontera entre Colombia y Venezuela y habla un idioma de la rama norte de la familia lingüística Caribe.
El antiguo territorio de los Yukpa que ha sido arrebatado por la conquista europea y posteriormente criolla, se extendía desde el valle del río Cesar hasta el lago de Maracaibo. Los suelos de sus tierras fueron reducidos por la práctica de la minería industrial, lo que ocasionó durante el siglo XX fenómenos de desnutrición aguda masiva, que provocaron múltiples casos de enanismo, que ya no se presentan al estar recibiendo las comunidades ayuda alimenticia estatal. Sin embargo, el territorio Yukpa sigue amenazado por la explotación de carbón y por la colonización para la siembra de coca y otros cultivos ilegales.
En la actualidad habitan en el Estado Zulia (noroccidente de Venezuela), y en el departamento del Cesar (nororiente de Colombia). Por el sur llegan hasta la localidad de Becerril (en Colombia) y hasta el río Tukuko (en Venezuela); por el norte, la población se extiende hasta el río Chiriamo y la población de San José de oriente en la llamada Serranía de Valledupar (en Colombia), y hasta los afluentes del río Apón (en Venezuela).
En Venezuela, la mayoría de las comunidades se encuentran establecidas en el piedemonte de la Sierra de Perijá. En Colombia, se ubican en las partes más altas de la serranía.
Se estima que la población yukpa de Colombia llega a unas 6.000 personas, según datos de DUSAKAWI, que compila información aportada en 2008 por las autoridades propias de cada resguardo; y según las proyecciones de el censo del 2001, se calcula el total de la población Yukpa en Venezuela en 10.424 personas.
Los yukpa contemporáneos son más conscientes de sus derechos y se mantienen unidos en la defensa de su unidad territorial frente a los proyectos de explotación de carbón en su tierra, en contra de la burguesía conquistadora que los asesina.
Desde Venezuela, Tierra de Libertadores, a 521 años del inicio de la Resistencia antiimperialista en América, y a 203 años del inicio de Nuestra Independencia,
¡JUSTICIA PARA SABINO!
¡Justicia para el Pueblo yukpa y todos los pueblos originarios en América!
Coordinadora Simón Bolívar
Revolucionaria, Solidaria, Internacionalista, Indigenista, Popular y Socialista.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Linchamiento Mediático Metástasis de las ignominias: premeditación, alevosía, ventaja y masividad




Rebelión/Universidad de la Filosofía


Una de las cualidades más perversas del “linchamiento mediático” radica en su impunidad pública masificada. No hay retorno. Las calumnias, las mentiras, los rumores, los chismes… las pruebas falsas y en general todas las agresiones previstas por los códigos civiles y penales, cobran virulencias especiales cuando se producen en público, sin fronteras y ni mesura posible. Nadie puede reparar un daño que hace metástasis fácil en un caldo de cultivo prefabricado, abonado con morbo, impudicia e impunidad sistémicas. Tal como es el capitalismo todo y sus especialistas del linchamiento. Nadie está a salvo.
Algunos creen que la figura jurídica del “linchamiento mediático” es una exageración que no cuenta con sustento legal suficiente. Algunos creen que es imposible sancionar a los linchadores sin rozar, o lesionar, la “libertad de expresión” en alguna de sus variedades liberalistas. No faltan los que rechazan radicalmente el “linchamiento mediático”, con pretextos incluso filológicos, para rechazar íntegramente los cuerpos legales que lo tipifican.
Hay casos a granel, no sólo para demostrar la génesis y las consecuencias de un episodio de “linchamiento mediático”, sino para exigir que se lo estudie y profundice, con deslindes de responsabilidades y sanciones, atándolas siempre a la reparación exhaustiva y pública del daño. Especialmente cuando se lincha a los lideres de movimientos políticos o partidos democráticos. Justicia social, pues. Hoy es imposible cuantificar y cualificar el daño producido por el “linchamiento mediático” a Fidel Castro, Hugo Chávez, Cristina Fernández, Evo Morales, Rafael Correa… e incluso contra países enteros como Cuba Revolucionaria. Si CNN, “El País” de España o “The Guardian”… tuviesen que reparar el daño hecho al prestigio, la obra y las tareas de esos líderes… reparación íntegra en su profundidad y extensión, debido a las falsedades mediáticas, defraudaciones periodísticas, tergiversaciones televisivas… hechas con premeditación, alevosía y ventaja (entre tras muchas decenas de conductas delincuenciales) no alcanzarían los espacios ni los tiempos para “reparar el daño”
Junto a las agravantes de la premeditación, la alevosía y la ventaja, el “linchamiento mediático” contiene el agravante, además, de ser delito cometido en público, con difusión masiva y con profundidad y extensión mayormente incalculables. Daña a la víctima en círculos sociales próximos y lejanos. Sin retorno. Un delito cometido en público, y masificado con herramientas cuya capacidad de propagación puede dañar en calidad y en cantidad los valores, los principios y las conductas de las víctimas; funda una pedagogía criminal que tiende a empeorar por la impunidad efectiva que se deriva de la imposibilidad de reparar el daño.
La asociación de los términos “linchamiento” y “medios” sirve para afianzar una categoría delincuencial nueva que no está exenta de antecedentes. La distinción dura producida por la asociación de los términos no descansa en su fuerza “metafórica” ni “literaria” (como pretenden algunos reduccionismos de alquiler) esos conceptos dejan de ser lo que son de manera separada para, unidos, revelar el territorio nefasto de una forma delincuencial propia de la expansión tecnológica, su multi-presencia y los intereses subyacentes en usarla para fines aviesos, descalificatorios y criminales.
Las víctimas no tienen defensa efectiva ni suficiente. No sabe con exactitud quiénes ni cuántos conspiraron. No sabe con precisión cuántos medios participan ni hasta dónde se expande el daño. No hay políticas de corto, mediano y largo plazo para resarcir ni sancionar. Tampoco se sabe a cuántos debe sancionarse si se hicieron cómplices de una calumnia, por ejemplo. La víctima queda marcada de por vida. Un ejemplo de “linchamiento mediático” es el propio concepto de “linchamiento mediático”.
No menos terrible es el peso de la premeditación especializada que se fabrica en los laboratorios de guerra psicológica profesionales de la siembra de zozobra, miedo, depresión y descrédito a mansalva contra personas, países, decisiones democráticas o proyectos revolucionarios. Basta con ver la portada del diario español “El País” con la imagen que atribuyeron al presidente venezolano en un quirófano. Operaciones golpistas. “…planificado, conociendo las posibles consecuencias del acto y abusando de una posición de ventaja”.
Cuando alguien incita, con algún medio de comunicación, a una masa (incuantificable) a juzgar y dar por verdadero un dicho o hecho del que no hubo debido proceso jurídico, e instala, con ese juicio, expresiones o conductas que dañan la reputación, el estado de ánimo o las relaciones sociales de alguien, el delito que comete el linchador originario se replica en todos aquellos que participan y se convierten en cómplices (y en víctimas de engaño también) con grados diversos.
Pero la escala más dañina del “linchamiento mediático”, por su perversión y volumen, no está en sus tufos golpistas y magnicidas, está en su capacidad de infiltrarse como cultura de la descalificación, como hábito de la marginación impune o como tradición inamovible, reservada para los poderosos cuando se les viene en gana satanizar a una persona, a un movimiento político o una revolución social para anular su pensamiento y encadenarlo a un cepo de mentiras, ridiculizaciones y falacias degradantes. Con ayuda de conglomerados mediáticos burgueses. A “voz en cuello” y a los “cuatro vientos”.
Está claro que en una situación de guerra, también mediática, entre clases sociales, el papel y el valor de un cuerpo jurídico es relativo al nivel de las tensiones de clase y que sólo presta utilidad mientas exista alguna tarea democrática que la burguesía deba agotar antes de su desaparición. Eso no impide que se estudie la categoría “linchamiento mediático” y se la use como camino hacia la demostración palmaria de todas las canalladas que el capitalismo es capaz de idear para atacar a la clase trabajadora, no sólo en el campo objetivo de la plusvalía sino, también en el de la “plusvalía ideológica” y la subjetividad. Objetivamente.
No está de más recordar, cuando uno explora territorios de Justicia Social, que la única fuerza capaz de resarcir a los pueblos (contra toda la parafernalia de los miles de “linchamientos mediáticos” perpetrados cotidianamente), es la Revolución Socialista y Científica que han de impulsar los pueblos para los pueblos, sin concesiones reconciliatorias, sin camaleonismo reformista y sin burocratismo bacteriológico. Mientras tanto podrá ser usada en su contra toda herramienta de lucha que permita derrotar (toda o en partes) la ideología (y las prácticas) de la clase dominante. El “linchamiento mediático” debe ser sancionado legal y políticamente de inmediato. Observen este caso de “linchamiento” del “gobierno” mexicano servil a los intereses oligárquicos y a TELEVISA: “Denuncia campaña de linchamiento del gobierno federal contra los maestros disidentes”… “Los medios, salvo honrosas excepciones, están justificando la represión de manera irresponsable. Es lamentable que conductores de radio, televisión y otros periodistas estén alentado la represión. Yo les diría que se serenen, que se tranquilicen. Los docentes tienen derecho a defenderse, es su legítimo derecho”.