Las rejas del capitalismo opresor no matan, pero sacudirlas buscando derribarlas da fortaleza
1. Me imagino a mis cuatro camaradas de la Coordinadora de maestros (CNTE) tras las rejas de la prisión capitalista sacudiéndolas con furia. ¿Cuántas rejas no hemos sacudido en nuestras batallas en Gobernación, en calle chivatito de los Pinos, en el Zócalo, frente a Palacio, en la avenida aeropuerto y decenas de lugares donde las fuerzas armadas con sus caballos, perros, armas, gases pimienta y lacrimógenos, han querido impedirnos el paso? ¿Cuántas rejas hemos echado abajo en las calles del DF, Oaxaca, Monterrey, Morelia, Guadalajara, Mérida, Cancún, haciendo correr a los represores mientras nos arrojan gases lacrimógenos, manguerazos de agua, pintura y hasta balas para dispersarnos y hacernos retroceder?