Niurka Ninoska Calderón
@niurkacalderon
Estamos transitando en la región por un cambio político sustancial; por ende, no es un secreto la significación preponderante en la geo-política latinoamericana de la Revolución Bolivariana; además del legado político, moral, ético, social y organizativo del Comandante Presidente Hugo Chávez.
El proceso venezolano ha sido ejemplo y aliciente para los movimientos sociales, para el logro del poder por parte de los sectores progresistas en América Latina; así como para aquellos que aún luchan por abrir espacios en medio de un mundo dominado por la hegemonía del capital trasnacional. Por tanto y en cuanto, no debe causar asombro la postura de la derecha en América Latina ha entrado en una fase de reordenamiento y redireccionalidad; con más ahinco desde -2010- y que se ha venido acrecentando a partir de 2014 con el inicio de las protestas “pacíficas”, las “guarimbas o barricadas” en Venezuela sin supuestos escenarios concretos, “sin dirigencia” pero con un plan, que súbitamente a los ojos de muchos se mostró con caras frescas; un “renovado movimiento estudiantil” del lado de la conspiración, y en el seno de las Universidades públicas y privadas del país.