Pero el desenlace sigue pendiente. Si
 la batalla contra el nuevo ajuste recupera intensidad renacerá la 
esperanza de resistencia contra la Troika. La experiencia 
latinoamericana de lucha contra los mismos enemigos aporta tres 
lecciones pertinentes para la coyuntura helena. 
 
 Primero: en 
situaciones críticas los liderazgos timoratos son fatales. Se necesitan 
dirigentes con valentía -como Fidel o Chávez- para cambiar la historia. 
Segundo: se pueden rechazar las imposiciones del FMI, pero construyendo 
conciencia popular de ruptura con los banqueros y no ilusiones de 
reforma de la eurozona. Tercero: en medio de la catástrofe económica es 
indispensable suspender los pagos de la deuda, para recuperar oxigeno y 
retomar el crecimiento. 
 
 CRUELDADES PREMEDITADAS 
 
 En las redes sociales circuló de inmediato la acertada caracterización 
del nuevo memorándum como un golpe de estado del Euro-grupo. Un 
semanario alemán definió ese paquete como “un catálogo de crueldades”. 
Es más virulento que todos los precedentes e incluye garantías 
suplementarias de ajuste fiscal. 
 
 Las exigencias de superávit 
para pagar la deuda son brutales. Se generaliza el incremento del IVA, 
aumenta la edad de jubilación y se eliminan los subsidios a las 
pensiones más bajas. También se aplica un gravamen a la pequeña 
propiedad, que convierte a las familias empobrecidas en inquilinos de 
sus propios hogares. La abolición de la moratoria a los desahucios 
facilita los desalojos masivos. 
 
 El nuevo programa restaura el 
neoliberalismo feroz. Promueve la flexibilización laboral, incentiva los
 despidos y restringe la negociación colectiva. Además, libera los 
precios de productos de primera necesidad y auspicia una demoledora 
apertura comercial. 
 
 Las privatizaciones son reintroducidas en 
gran escala. El remate de los puertos es complementado con la venta de 
la compañía de electricidad. El dinero recolectado con ese despojo será 
entregado a un fondo manejado por los banqueros. Prefirieron supervisar 
esa expropiación desde Atenas, en lugar de gestionarla en su paraíso 
fiscal de Luxemburgo. Se ha puesto en marcha el viejo plan alemán de 
apropiación de las islas más apetecidas por los turistas. 
 
 El 
programa incluye un reaseguro para obligar a cumplir todo lo firmado. Al
 menor desvío se introducen sacrificios adicionales. La esperada 
reestructuración de la deuda desapareció del convenio. Sólo quedan vagas
 promesas de evaluar el tema en el futuro, mientras el achicamiento de 
la economía agranda el pasivo. 
 
 El propio FMI estima que la 
deuda saltará en poco tiempo del 175% al 200% del PBI. Cualquier 
revisión futura de esa carga consolidará la transferencia de propiedades
 al capital extranjero. 
 
 El objetivo explícito de esta 
demolición ha sido humillar a Tsipras. Merkel lo empuja a gobernar con 
la derecha y pretende convertirlo en otro presidente socio-liberal 
carente de legitimidad. Espera de smoralizar a la población, destruir a 
Syriza y facilitar el retorno de los conservadores. 
 
 La dureza 
de la Troika constituye una evidente venganza por el referéndum. 
Penaliza el desafío introducido por esa consulta y ratifica que la 
democracia es incompatible con la dictadura del euro. El Euro-grupo no 
tolera el contundente resultado que esa votación en el país que acunó la
 democracia. 
 
 El nuevo memorándum sepulta los últimos vestigios 
de soberanía y convierte al Parlamento heleno en una sucursal de 
Bruselas Todas las iniciativas legislativas deberán contar con la 
aprobación previa de los comandantes de la Troika. Sus enviados 
revisarán las cuentas públicas y como ocurría en Argentina en los años 
90, convocarán de urgencia a los congresistas para que voten sus 
exigencias. 
 
 ALEMANIA Y ESTADOS UNIDOS 
 
 Existe la generalizada impresión que la inflexibilidad monetaria 
alemana es un legado de la pesadilla inflacionaria que precedió al 
nazismo. Otras interpretaciones hacen hincapié en el dogmatismo 
económico o la ceguera política. 
 
 Pero la rigidez de Merkel no 
es un capricho. Es el recurso que utiliza Alemania para reforzar su 
preeminencia y controlar los próximos pasos de la unificación fiscal y 
bancaria. Recurre a una receta deflacionaria para asegurar su primacía 
exportadora y crediticia, a través de una moneda continental fuerte. 
 
 La potencia germana necesita sustituir con artillería económica su 
orfandad militar y su debilidad geopolítica. No cuenta con el resguardo 
del Pentágono para empapelar el mundo de dólares y debe subordinar a 
Francia en la cogestión de la Unión Europea. Esta superioridad es vital 
frente a las inminentes negociaciones por la permanencia de Gran Bretaña
 en la comunidad. 
 
 Alemania golpea a Grecia para emitir una 
advertencia a todos los pueblos del Viejo Continente. Rechazó durante 
cinco meses cualquier concesión a Syriza y cortó la liquidez de los 
bancos griegos, para contrarrestar la insubordinación a la austeridad 
regresiva y permanente. 
 
 Estados Unidos interviene de otra 
forma. Actúa con mayor cautela y toma en cuenta las peligrosas 
consecuencias de la destrucción de Grecia. Este país alberga cuatro 
bases de la OTAN, mantiene conflictos con Turquía y cuenta con más 
submarinos, aviones y tropas que varios jugadores de la zona. 
 
 
Obama ya registró como el estado fallido de Libia perdió todo control 
sobre los flujos de inmigrantes a Europa. Grecia es un estado tapón para
 la inmensa masa de refugiados que afluye desde África y el mundo árabe.
 Además, es la ruta de un proyectado gasoducto y será un activo 
partícipe de la nueva explotación del gas costero. 
 
 Grecia 
cuenta con un voto clave en la Unión Europea. Si busca el sostén 
económico de Rusia podría utilizar ese recurso, para afectar las 
sanciones que aplica la alianza occidental desde el comienzo de la 
crisis ucraniana. Al Departamento de Estado también le preocupa la 
apetencia China por los puertos de El Pireo. 
 
 No sólo estos 
peligros explican las reservas de Obama ante la virulencia germana. 
Estados Unidos despliega un doble juego de sostén de la Troika y 
debilitamiento de su principal rival económico en Europa. Por esta 
razón, el FMI exige a los bancos alemanes la asunción de una parte del 
quebranto griego. Promueve una quita del 30% del pasivo y un periodo de 
gracia de 20 años, que deberían solventar las entidades teutonas. 
 
 La desestabilización general del Viejo Continente es el principal temor
 de Obama. El apriete a Grecia socava la legitimidad de un proyecto 
europeo con decreciente sustento social. 
 
 El triunfo del No en 
el referéndum reafirmó la hostilidad popular a un modelo de unificación 
neoliberal, que es frecuentemente objetado en las urnas. Desde el 
rechazo en la última gran consulta (Tratado Constitucional del 2005), 
ese descontento es muy visible. 
 
 La crisis helena se desenvuelve
 en un escenario internacional convulsivo, que podría ser utilizado por 
Grecia para hacer valer sus demandas. Pero este aprovechamiento requiere
 el coraje que le ha faltado a Tsipras. 
 
 CAPITULACIÓN Y REAGRUPAMIENTO 
 
 La conducta del líder de Syriza pasará a la historia como un patético 
ejemplo de rendición. La capitulación salió a flote al día siguiente del
 triunfo del No. En vez de cumplir con el mandato de esa votación, 
Tsipras se embarcó en una frenética acción por el Sí, archivando todas 
sus convicciones  [2]  . 
 
 Para congraciarse con los 
acreedores exigió la subordinación de la mayoría triunfante a la minoría
 derrotada. Convocó a los replegados derechistas y logró la inmediata 
aceptación parlamentaria del ajuste elaborado por Hollande. 
 
 Ese
 sometimiento fue insuficiente y Merkel exigió una subordinación más 
vergonzosa. Tsipras aprobó entonces, los mismos textos que denunció 
durante años y se arrodilló frente a los enemigos que prometió 
enfrentar. Hizo exactamente lo opuesto a todos los líderes comprometidos
 con sus pueblos, que tomaron riesgos y confrontaron con el orden 
imperial. 
 
 Tsipras argumenta que “evitamos lo peor” sin explicar
 en qué consistiría ese mal superior. Ahora justifica la “austeridad con
 rostro humano” que tantas veces cuestionó. Conoce, además, la 
inutilidad del nuevo ajuste. 
 
 La economía griega está totalmente
 exhausta y no digiere nuevos recortes. El desplome del PBI llegó al 25 %
 y desempleo juvenil promedia el 52%. Se estima que el 45% de los 
pensionistas y el 40% de los niños han caído por debajo del umbral de 
pobreza. 
 
 La cirugía fiscal que ya realizó Grecia es dos veces y
 media superior al recorte consumado en España y ningún economista se 
atreve a presagiar el crecimiento. Mientras se apropian del país, los 
acreedores continuarán cobrando por una ventanilla lo que otorgan por 
otra. 
 
 Pero el nuevo memorándum puede recrear la resistencia 
social que ya se avizora en las huelgas de los empleados públicos. Habrá
 que ver como procesa la población un viraje político que genera 
perplejidad. A la luz de lo ocurrido en los últimos años hay margen para
 grandes sorpresas. 
 
 El triunfo del No ilustró la extraordinaria
 capacidad de respuesta de un pueblo, que en medio de corralitos y 
campañas de miedo aplastó a los derechistas. El 60% de rechazo que dejó 
estupefacto al mundo se elevó al 85% entre los jóvenes. 
 
 Esta 
reacción puso de relieve un aprendizaje madurado al cabo de muchas 
extorsiones. La Troika agrede desde hace 6 años e impuso 8 planes de 
austeridad, a través de 4 gobiernos. La capitulación de Tsipras 
introdujo la mayor decepción de todo el período, pero no es el primer 
chantaje que enfrentan los trabajadores griegos. Mientras los burócratas
 del Euro-grupo vislumbran al país como una simple colonia de 
vacaciones, continúa resurgiendo la tradición heroica de resistencia a 
las ocupaciones coloniales y los nazis. 
 
  Algunos 
analistas comparan el shock que afronta la izquierda por la rendición de
 Tsipras, con la conmoción que provocó el primer sometimiento de la 
socialdemocracia a las guerras inter-imperiales  [3]  . 
 
 
Esta analogía también resalta un peligro actual de capitalización 
fascista del descontento popular. Los grupos de choque de Amanecer 
Dorado ya tienen un significativo caudal parlamentario y pueden 
convertir la impotencia gubernamental de Syriza en una tragedia 
mayúscula. 
 
 Por esta razón urge reconstituir un polo de 
izquierda contrapuesto a la capitulación oficial. La rápida visibilidad 
ese reagrupamiento permitiría contrarrestar el desanimo que genera la 
entrega de Tsipras. 
 
 Los primeros indicios de ese polo ya se 
vislumbran en los 32 diputados de Syriza que votaron contra el 
Memorándum, los tres ministros desplazados y el centenar de miembros del
 Comité Central que desaprobó la capitulación. Pero la nueva etapa 
también exige revisar los programas y las estrategias de negociación. 
 
 LA AUSENCIA DEL PLAN B 
 
 Tsipras aceptó el chantaje de la Troika presentando la salida del euro 
como el fin del mundo. Afirmó que ese retiro conducía a la degradación 
economía, sin contrastar esa posibilidad con la demolición que genera la
 permanencia en la eurozona. Los escenarios de devaluación, inflación, 
empobrecimiento o desabastecimiento que se describen en un “Grexit”, 
omiten evaluar el terrible contexto actual de atadura a la moneda común.
 
 
 Syriza arribó al gobierno enarbolando la acertada consigna de 
“ningún sacrificio por el euro”. Declaró su disposición a mantener al 
país en ese ámbito, pero sin contrapartidas de austeridad. Al cabo de 
cinco meses de negociación afloró la incompatibilidad de ambos de 
objetivos. 
 
 La coalición de izquierda también se opuso 
correctamente a optar por la simple restauración del viejo dracma, como 
corolario del modelo capitalista de devaluaciones que propusieron 
algunos economistas heterodoxos (Krugman). Pero contrapuso a esa salida 
la simple permanencia en el euro, con la esperanza de un aflojamiento en
 la gestión de ese signo. 
 
 Esta expectativa recreó todos los 
mitos del europeísmo benevolente. Esas creencias suponen que las 
instituciones del continente unificado son intrínsecamente progresivas, a
 pesar de su impronta neoliberal. 
 
 En lugar de cuestionar esas 
ilusiones, Tsipras mantuvo la enceguecida atadura al euro. Renunció a 
crear las condiciones para una eventual salida de la eurozona si 
persistía la exigencia de austeridad. Especialmente se negó a concebir 
un Plan B en las negociaciones con Troika  [4]  .  
 
 En este terreno el contraste con la América Latina es aleccionador. La 
izquierda de esta región siempre encaró la batalla contra el ajuste 
exigiendo la ruptura con el FMI. Ciertamente las condiciones de lucha en
 ambas zonas han sido diferentes. Pero entre los sectores progresistas 
de Latinoamérica se sobreentiende que la soberanía económica y la 
autonomía de los organismos financieros son indispensables para frenar 
los atropellos de los banqueros. 
 
 Ahora se sabe que la 
permanencia a cualquier precio en la eurozona empujó a Tsipras a 
rechazar el programa alternativo, que presentó Varoufakis a último 
momento . Esta opción incluía el control de los bancos para gestionar 
una emisión acotada de cuasi-monedas complementarias del euro. 
 
 
Es importante evaluar lo ocurrido en esas tratativas, puesto que Grecia y
 la Troika volverán a la mesa de negociaciones, cuando se verifique la 
inviabilidad del nuevo acuerdo. Sólo manejando un Plan B se puede 
revertir la extorsión y convertir la eventual salida del euro en una 
carta del deudor. 
 
 Conviene registrar que un retiro heleno de la
 Eurozona constituye un enorme peligro para la Troika, que los banqueros
 ocultan con previsiones de catástrofe exclusiva para Grecia. En la 
intimidad saben que esa salida podría desatar una convulsión financiera 
general, si el contagio amenaza a otras economías que bordean la 
cesación de pagos. 
 
 Por esa razón el Euro-grupo también propuso 
conversar un “Grexit” ordenado, temporal y protegido. Atemorizado por el
 chantaje de Merkel, Tspiras ni siquiera consideró esa posibilidad.  
 
 Grecia puede hacer valer a su favor el peligroso escenario que rodea a 
la negociación. La Troika tiene preparado un protocolo de sostén 
financiero para las economías más afectadas por un eventual “Grexit” 
(Chipre, Macedonia, Rumania, Bulgaria, Portugal). Pero no podría 
extinguir el fuego, si el incendio se extiende a Italia, España o la 
propia supervivencia del euro. 
 
 El grueso del estabishment 
germano supone que una crisis de ese tipo no afectaría a los bancos 
recapitalizados desde el 2009. Pero otros sectores advierten la 
continuada fragilidad de los grupos financieros, en un escenario 
internacional de temblores bursátiles en China y default potencial en 
varios países (Puerto Rico, Ucrania). El punto más crítico es el 
desenlace de todo el ciclo de altísima emisión, que ha preservado el 
nivel de actividad económica en Estados Unidos y Europa en los últimos 
seis años. 
 
 Grecia podría negociar con otra actitud si tiene 
preparado el paquete de medidas requerido para salir del euro. Algunas 
iniciativas ya han sido elaboradas e incluyen billetes electrónicos y un
 programa redistributivo de conversión monetaria  [5]  . 
 
 LA COMPARACIÓN CON ARGENTINA 
 
 A medida que se agrava la crisis helena recobra actualidad analítica el
 alivio que sucedió al default argentino. Ese precedente confirma que la
 suspensión del pago de la deuda es el único recurso que tiene Grecia 
para atemperar la asfixia de su economía. Sólo esa moratoria permitiría 
equilibrar la adversa negociación que afronta el país. El antecedente 
argentino del 2002-2006, ilustra como un desahogo de las erogaciones 
externas permite utilizar los fondos destinados a los acreedores, a la 
recomposición de la demanda interna. 
 
 Ciertamente en el caso 
argentino, ese manejo de recursos fiscales para incentivar el 
crecimiento complementó un cimiento regresivo (mega-devaluación y 
licuación de los salarios) y otro azaroso de la reactivación 
(apreciación internacional de las exportaciones). Pero el precedente es 
útil para recordar que la suspensión de pagos es una condición 
insoslayable para salir del marasmo. 
 
 El gobierno kirchnerista 
suele diluir este dato en la embellecida presentación de su modelo 
económico. Supone que este esquema aporta a Grecia la receta para 
superar la pesadilla actual. Pero esa copia incluiría dos aspectos 
claves -como el canje y el des-endeudamiento- que anularían lo obtenido 
con el ahorro inicial de los pagos a los acreedores. 
 
 El 
intercambio de bonos convalidó la reducción de una deuda que ya estaba 
desvalorizada e introdujo quitas, cuyo alcance debería ser re-calculado a
 la luz de los pagos adicionales realizados por el cupón de crecimiento.
 El litigio actual con los fondos buitres ilustra, además, las 
consecuencias de aceptar dirimir las controversias judiciales en los 
tribunales de Nueva York. 
 
 La decisión posterior de pagar 
puntualmente los compromisos del nuevo pasivo generó una 
descapitalización mayúscula del país. Esa secuencia monumental de 
erogaciones (173.000 millones en una década) deterioró las reservas, 
afectó la inversión y empuja al reinicio del endeudamiento  [6]  . 
 
 Grecia debe seleccionar cuidadosamente lo que corresponde tomar de la 
experiencia argentina. Continúa contando con la posibilidad de declarar 
una suspensión de pagos, antes de recaer en el caótico default padecido 
en el cono sur. En lugar de repetir la represión que acompañó a ese 
colapso podría recurrir al sostén popular, con nuevos referéndums que 
legitimen la recuperación de la soberanía financiera. 
 
 En 
Argentina las huellas fraudulentas de la deuda fueron borradas con los 
canjes. Por el contrario en Grecia se realizó la mayor auditoria 
contemporánea de un pasivo dudoso. Esta investigación corroboró la 
estafa que realizaron los bancos para financiar su propio rescate. La 
revisión aporta valiosos argumentos para refutar la infame presentación 
de los griegos como un pueblo de “irresponsables gastadores”  [7]  .  
 
 Las diferencias entre Grecia y Argentina que han resaltado varios 
analistas son numerosas, pero no determinan el resultado de un desafío a
 la Troika. Argentina nunca incumplió con el FMI y tenia distribuidas 
sus obligaciones entre múltiples acreedores privados. El pasivo heleno 
ha sido estatizado bajo gestión directa del Euro-grupo e involucra un 
choque político más explícito. 
 
 También el contexto 
internacional estabilizado del 2001-2005 contrasta con las turbulencias 
del 2008-2015. El trauma que en Argentina se atemperó en un bienio, ya 
se ha extendido en Grecia seis años. Tampoco es equiparable una economía
 exportadora de alimentos con una periferia dependiente del turismo. 
Pero las crisis capitalistas que irrumpen en escenarios diferenciados 
frecuentemente afrontan dilemas semejantes. 
 
 La nacionalización 
de los bancos es un requisito para la resolución popular de esa 
convulsión. No ocurrió en Argentina, pero es muy factible en Grecia. El 
estado es accionista mayoritario de las principales entidades y sólo 
tendría que ejercer su primacía para recomponer patrimonios, revisar 
carteras y recuperar el dinero utilizado en forma dolosa. Esta 
iniciativa podría implementarse junto a una reforma fiscal progresiva, 
que elimine los privilegios de los armadores y la Iglesia Ortodoxa. 
 
 Ninguna de estas medidas figura ya en la agenda de la coalición 
gubernamental. Siryza perdió el sentido de su fundación. Tiene un líder 
que optó por los poderosos y abandonó a los desposeídos. La izquierda 
necesita otro cimiento y otra dirigencia. 
 
 Grecia continúa 
atrayendo los ojos del mundo. Allí se procesa la mayor experiencia de 
rebelión europea desde la revolución portuguesa de los 70. La nueva 
etapa pos-Tsipras está plagada de interrogantes, pero la izquierda puede
 contar con la certeza de una gran solidaridad de América Latina. 
 
 18-7-2015. 
[1] Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz
[2] Ver: Kouvelakis, Stathis. De lo Absurdo a lo Trágico: Aquellos que dirigen Grecia y a su Izquierda a rendirse deben ser opuestos, 10-7-2015. http://www.resumenlatinoamericano.org .
Kouvelakis, Stathis. Es hora de que el temor a la salida del euro ya no nos asuste, 12-5-2015
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198667
[3] Aprobación de los créditos de guerra al comienzo de la Primera Guerra mundial. Mitralias, Yorgos. Días funestos: Del 4 de agosto de 1914 alemán al 14 de julio de 2015 griego, 16-7-2015, http://cadtm.org/
[4] Las bases de una alternativa fueron expuestas entre otros por Lapavitsas, Costas. El inminente paquete de austeridad, ,19-6-2015, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200171 .
Lapavitsas, Costas. "La solución óptima sería una salida negociada del euro", 26-3-2015 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196961
[5] Ver: Toussaint, Eric. Grecia: alternativas frente a la capitulación, 17-7-2015. http://cadtm.org
[6] Katz Claudio, ¿Cuántos buitres acosan a Argentina?, 1-7-2014,
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186691
[7] Informe Auditoría de la Deuda Pública Griega, 18-6-2015, http://www.auditamosgrecia.org/es/resumen-informe-deuda-publica-griega/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
 
 
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