Amilcar Briceño. Barquisimeto, 04 de mayo
2009.
Hoy
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“Como
tantas otras veces se redescubre que hay una escuela permanente en la vida
propia y en la de los demás, sólo que para verla y comprender que asistimos a
sus clases, hay que tener ojos de asombro infantil y sustituir el concepto
acerca de lo que creemos que es la escuela.”
Siempre encontraremos en cada nuevo encuentro con la
vida aquello que es común en todas las situaciones, esto es, las personas y sus
gentilezas, apremios o banalidades, y todo aquello que se nos muestra a los
sentidos (vista, oído, tacto,..) y que nos hace creer es lo que tiene más
importancia, por lo cual generalmente nos detiene u oculta la otra visión de
mirar y comprender que detrás de esas apariencias de las presencias, existe una
esencia del verdadero aprendizaje de tales actuaciones.
Por lo tanto la primera lección es permitir que los
sentimientos de esa primera impresión de las presencias (grata o ingrata) que
denominaremos “apariencia del uso
cotidiano”, pase a un segundo plano y no creer que es lo único o destacado,
por más fastuoso o impactante que haya sido; para ello ha de buscarse la “otra
cara de la moneda” a dicha primera impresión, es decir aquello intangible (el
propósito o intención que llamaremos “reflexión
hacia el concepto del uso cotidiano”) que se oculta detrás de esa
apariencia visible expresada por las personas, pero que no se aprecia
físicamente por nuestros ojos y sin embargo es más duradero y claro porque le
da significado a las impresiones iniciales.
Esto último no se consigue de inmediato, se requiere
de práctica y hábito para ir construyendo el tejido de causa y efecto a partir
de las varias impresiones de las tales “apariencias
de usos cotidianos” sucesivos, de sus diferentes formas de expresarse en la
práctica vivencial como si no tuvieran que ver entre ellas, tales como
invitaciones, halagos, críticas, palabras, ademanes, obsequios, ayudas, gestos,
actuaciones escritas, chismes, y otras manifestaciones.
A fin de ahorrar palabras en ambos casos (“a buen
entendedor pocas palabras”) llamemos al primero “USOS” y al segundo
“CONCEPTOS”, y aclarar que la enseñanza y el cómo lograrla con mayor velocidad
deviene de encontrar las relaciones reales de uno o con el otro, es decir el
“uso” en la práctica (sea cotidiana y espontánea o sea dirigida a propósito por
intención de uno mismo) mediante raciocinio nuestro, pasándola a la reflexión
del concepto o la dinámica de la “conceptualización
del uso”, y también a la inversa, del concepto que se quiere hacer de él se
lleve a la práctica o al “uso” que llamamos dinámica de “utilización del
concepto”, y en ese proceso de ambas dinámicas hay que evaluar en la realidad
su certeza y hacer los ajustes o correcciones necesarios tanto de los usos como
de los conceptos, tomando en cuenta el tiempo y sus condiciones así como el
espacio donde ocurren tales procesos integrados a los recursos humanos,
materiales, insumos y otros recursos económicos, tecnológicos, lo que
llamaremos “Relación de Relaciones”.
Basta por hoy y cierro con este verso poético de
Andrés Eloy Blanco, cuando decía:
Esta tarde, al regreso de la Escuela, hablaremos
De cómo puede el aire con la
tierra,
De cómo puede el hambre con los
días,
De cómo puede el frío con la piedra
De cuánto pesa una montaña de
oro
Y de cómo el dolor puede con
ella,
De cuán pesada es la pobreza
humana
Y de cómo el amor la lleva a
cuestas,
De cómo tiene el pescador del
río
Un pie en el río y otro pie en
la estrella.
Y daremos la clase que no se
nos dá en la Escuela.”
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