Paraguay
“Los pueblos que no escuchan los reclamos de sus
estudiantes corren el peligro de quedarse sin futuro”
Eduardo Galeano
La lucha estudiantil en Paraguay, más
que un fenómeno social coyuntural, tiene esencia y carga profundamente
histórica. Las expresiones coyunturales específicas locales contra la
corrupción, hoy, son calificadas como una rebelión estudiantil nacional con
fuerte reconocimiento, respaldo y solidaridad internacional.
El paro estudiantil y vigilia en el
Rectorado comenzó el 21 de septiembre creciendo exponencialmente, tanto en el respaldo
de la ciudadanía como también en los desafíos políticos, organizativos, de
emancipación y en lo reivindicativo. Las primeras acciones sirvieron para desnudar
el rostro oculto de los verdaderos delincuentes, comenzando por rectores y
decanos que históricamente tejían sus mafias corruptas haciendo negocios de los
derechos de los estudiantes, profesores y trabajadores en general, robando
descaradamente la plata del pueblo.
La dictadura stronista, con su
régimen tiránico, dejó huellas y ataduras profundas, imponiendo el miedo y el
terror; la transición a la democracia con su políticas neoliberales, fue capaz solo
de transformar los derechos desde los represores llamándolos derechos
universales, pero en ningún momento se renunció a la viejas prácticas
dictatoriales, citando algunos hechos nefastos de represión y criminalidad y
como estrategias para detener luchas sociales como lo ocurrido en el Marzo Paraguayo
de 1999 y, mucho más reciente, como la masacre de Curuguaty de 2012, los cuales
son indicios de que la tiranía sigue intacta.
Con el modelo capitalista neoliberal el
derecho a la educación, a la salud, a la vivienda, a la tierra, a la vida es
abordada desde la ilegalidad y la injusticia imponiendo el chantaje, la
represión y masacrando a los pueblos que se rebelan contra ese sistema. Esta
realidad continúa como la esencia del fenómeno social, político, económico actualmente
en Paraguay, y es por ello que esta lucha estudiantil desatada a nadie debe
extrañar, y mucho menos, nadie debe desconfiar de nuestra juventud, que no solo
adoran sino también comprenden la necesidad de una nueva patria soñada, lo cual
siempre fue el fuego sagrado de la esperanza de los pueblos, y la guardan con
su arrojo, con su temeridad, con su inviolable capacidad de soñar una sociedad
mejor, un país mejor.
La crisis política, económica, social,
jurídica en el país es resultado del modelo neoliberal que muchos califican
como tardío por su mecanismo refinado de la vieja doctrina de saqueo; sin duda
los pueblos son fuerzas y entidades políticas y no abstracciones idealizadas,
diferentes sectores de la sociedad paraguaya de forma permanente muestran su
descontento, su indignación contra un gobierno anti-popular y pro-empresarial.
Desde el campesinado históricamente reprimido y satanizado se unieron para una
marcha larga, otras con consignas como “Paraguay para”, los indígenas toman
plazas y lugares públicos reclamando su territorio, los transportistas se
crucifican y se plantan en huelga de hambre indefinida, los profesores, médicos
con marchas continuas, reclaman justicia y levantan sus voces en contra de los atropellos
permanentes.
De todas las luchas sectoriales
ninguna es casual, es contra el atropello de una política excluyente,
antidemocrática, represiva, pro-imperialista y que motiva unir fuerzas contra
la injusticia, para refundar la patria, refundar la democracia, es por la
defensa de la vida, de la soberanía de un país.
Ante esta fuerza emancipadora se
deben imponer las virtudes unitarias desde la diversidad, de todos los sectores
sociales, políticos, organizaciones, partidos de izquierda, progresistas,
acompañando sin intenciones oportunistas, como decía Eduardo Galeano en una oportunidad:
“Hay
que escuchar a los estudiantes, aguzar el oído, mirarlos a los ojos y leer lo
que nos dicen con sus actos, pero sobre todo con el deseo encendido de su
mirada. Cuando el resto claudica y se recoge en la madriguera cómoda de la
conveniencia, los estudiantes se alzan. Cuando el resto piensa hoy no, mañana
quizás, los estudiantes dicen: ahora. Cuando el resto se acostumbra a lo que
hay, los estudiantes nos muestran el sendero luminoso del porvenir.”.
Juventud, divino tesoro: sigan
jugándose con todo en la vida, tal como dijo el Papa Francisco, seguimos
viviendo en tiempos de preguntas fuertes y repuestas débiles, solo el pueblo
salva al pueblo y qué mejor expresión, una comunidad de estudiantes como la fuerza
y custodia del fuego sagrado de la esperanza de los pueblos, y la guardan con
su arrojo, con su temeridad, con su inviolable capacidad de soñar un nuevo
porvenir para la patria soñada.
“Hay una comunidad internacional que
observa con interés el desarrollo de este movimiento. Esperamos, de las
autoridades universitarias y gubernamentales, el mayor respeto. Desistan del
uso de la fuerza. Siéntense a negociar con ellos en paz, de igual a igual.
Escúchenlos. Sean generosos. No están dentro del recinto, atrincherados en el
campus, por puro capricho. Están allí porque ellos son el corazón, la llama
viva de la universidad.”
Eduardo Galeano
Del Rosario Ignacio Denis. Ingeniero Agroecologico
graduado en Instituto Latinoamericano de Agroecologia Paulo Freire (IALA)
Twitter: @yiyoparaguay
Blog del Autor : BATALLA DE IDEAS
Nota:
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