Sally Burch
En el marco del nuevo ordenamiento regional y global, marcado por la rápida transición hacia economías basadas en el conocimiento y altas tecnologías, que se junta a la exigencia de buscar respuestas a las diversas crisis globales (económica, climática, energética…), es cada vez más evidente que ningún país puede prescindir de desarrollar conocimientos propios y capacidades en ciencia, tecnología e innovación (CTI), sin lo cual arriesga profundizar la dependencia y agudizar la desigualdad.
De hecho, entre los países de la región existe un creciente reconocimiento de que el actual modelo de desarrollo regional, basado en la producción y exportación de commodities y materias primas y la alta dependencia tecnológica frente a las economías más desarrolladas, se vuelve insostenible.
Esta dependencia de una ciencia y tecnología impulsada por países con economías avanzadas dificulta, justamente, que la región pueda responder adecuadamente a sus propias prioridades y las necesidades particulares de sus pueblos. Toda vez, muy pocos países del Sur en forma aislada podrán responder adecuadamente a este reto, ya que implica grandes inversiones y economías de escala. Es por ello que, en el marco de los procesos de integración en América Latina y el Caribe (ALC), se están intensificando esfuerzos para abordar la problemática en forma conjunta.
Con estas consideraciones, Ecuador, al asumir en enero pasado la Presidencia Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), anunció que su prioridad será impulsar un proceso hacia la definición de ejes regionales comunes en temas relacionados con ciencia, tecnología e investigación, dentro de un enfoque de la soberanía regional.
Una agenda consensuada
Este proceso tomó un nuevo impulso en este mes de septiembre 2015 con la realización en Quito, en la sede de UNASUR, de la III Reunión de Ministros y Altos Funcionarios en Ciencia, Tecnología e Innovación de la CELAC (15/9), seguida del I Foro de CTI CELAC-China (16-17/9), donde se discutieron y delinearon estrategias conjuntas para la consolidación de los sistemas nacionales e internacionales de educación y de CTI.
Los Ministros de la CELAC alcanzaron acuerdos en aspectos como la creación de una agenda consensuada que responda al desarrollo de la región; la democratización en el acceso al conocimiento, tecnología e innovación; las economías de escala para reducir costos y complementar financiamiento; y los sistemas de educación de calidad y pertinencia, con equidad e igualdad de oportunidades. Los acuerdos apuntan a complementar y reforzar los distintos esfuerzos ya en marcha.
En materia de Gestión del Conocimiento, se contempla, entre otros, promover el desarrollo de un sistema de indexación regional de publicaciones científicas; coordinación y aprovechamiento de redes de investigación regional; y transferencia de tecnología y capacitación de recursos humanos entre países. Se propone también inventariar las capacidades y demandas científicas y tecnológicas de los países miembros; contar con indicadores en ciencia, tecnología e innovación de la región, y establecer los grandes lineamientos para el desarrollo de programas regionales de investigación científica. Se prevé, además, identificar fondos de financiamiento y trabajar en líneas de capital semilla y capital de riesgo que fomenten el emprendimiento para el desarrollo de la innovación; así como desarrollar una editorial y una plataforma virtual de CELAC.
En materia de Recursos Humanos, los acuerdos contemplan un programa de reconocimiento científico para los y las investigadores/as, de carácter regional y un “Programa de Movilidad Académica y Becas”, entre otros.
Biodiversidad y propiedad intelectual
Los ministros de la CELAC identificaron también dos temas como de alta prioridad para la región, que son biodiversidad y propiedad intelectual. En el primer caso, declaran a la biodiversidad “como patrimonio de gran valor que contribuye al desarrollo integral de cada país y de la región en su conjunto”, por lo cual priorizarán el fortalecimiento de políticas regionales referentes a la CTI en esta materia.
Este tema fue retomado en el I Foro CELAC-China de CTI, más específicamente en la mesa sobre biodiversidad vinculada al desarrollo, que abordó la problemática desde un enfoque holístico, centrado no solo en la conservación, sino también en la relación entre agricultura y biodiversidad y cómo este vínculo puede incidir en la calidad de vida del sector rural —sobre todo para la agricultura en pequeña escala— a la vez que contribuir a la conservación, según informó a ALAI el coordinador de la mesa, Jaime Medina.
En el debate se planteó generar nuevas líneas de investigación, con tres ejes principales: ecología, productividad y vida; con una orientación de compromiso con la tierra, de no contribuir al cambio climático y de producir mejores productos. Se reconoció que es un tema que se discute mucho pero que poco se ha investigado; por lo cual se puso a consideración un nuevo enfoque de investigación que abarque todo el sistema, incluyendo la persona, el ambiente y la producción. En este marco, se destacó la relevancia de incluir los conocimientos ancestrales y la necesidad de vincularlos al desarrollo de la nueva tecnología en relación a biodiversidad, desarrollo y productividad.
Hacia delante se cuenta seguir intercambiando sobre alternativas de producción y experiencias entre los países de la CELAC y China.
En cuanto a la propiedad intelectual, los Ministros de la CELAC plantean promover un nuevo marco regulatorio para la gestión del conocimiento, acorde con las condiciones y necesidades de la región, para incentivar la generación de conocimiento y la innovación. Al respecto, en la mesa de debate sobre políticas públicas del Foro CELAC-China, se reconoce que la propiedad intelectual debe ser una herramienta para potenciar los derechos respecto a los inventos; sin embargo, cómo está configurado actualmente el sistema internacional de derechos, es una herramienta que limita. En tal sentido, se establece la necesidad de desarrollar formas innovadoras de políticas públicas en cada país para fomentar la innovación y la patentación de inventos.
Por su parte, Ecuador plantea que la CELAC impulse un tratado mundial –similar al de Kioto en materia climática–, respecto a la CTI, que sea en beneficio de los pueblos, a diferencia del APDIC (Acuerdo de la OMC sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio), cuya tendencia es más bien reforzar la dependencia tecnológica.
El ejemplo de China
Los intercambios con China continuarán y se espera establecer una hoja de ruta para concretar investigaciones conjuntas, laboratorios y otras formas de colaboración en CTI, en función de las prioridades de interés mutuo que se vayan identificando. Recordemos que China ha ofrecido a la CELAC asignar 65 mil millones de dólares a la región en créditos, divididos en 35 mil millones para infraestructura y 30 mil millones para el desarrollo industrial. En la reunión ministerial realizada a fines de agosto para definir las prioridades de la Agenda 2020 de la CELAC, que deberá ser aprobada en la próxima cumbre presidencial de enero 2016, se abordó también la forma en que estos créditos serán utilizados en beneficio de los pueblos de la región. La Agenda 2020 contempla, justamente, el desarrollo de educación, ciencia, tecnología e innovación entre sus prioridades.
Un acuerdo de investigación común está en discusión asimismo con la Unión Europea (UE); además, se espera gestionar fondos para iniciativas regionales en CTI a través de las líneas existentes de financiamiento de la UE, la cual se reunirá con la CELAC en torno a estos temas en noviembre próximo.
El Secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de Ecuador, René Ramírez, anfitrión de los eventos, considera que esta relación con China es clave, pues permitirá aprovechar la gran experiencia y liderazgo que ese país ha acumulado en términos de estrategias para romper la dependencia tecnológica y cognitiva, desde la perspectiva de un país del Sur.
Ramírez considera que la región está viviendo un “segundo neodependentismo”, que implica pasar del “dependentismo manufacturado” al “mentafacturado”, esto es, en el plano tecnológico y cognitivo, que, por ser inmaterial, sería el más sutil e incluso el más perverso de los dependentismos. Por ello, lograr esta segunda independencia solo será posible con una agenda de desarrollo tecnológico y de generación de conocimiento en función de las necesidades y potencialidades propias.
Como ejemplos, cita el caso de las publicaciones académicas indexadas, coordinadas desde el Norte, que imponen agendas de investigación que no corresponden a los intereses y necesidades de los países del Sur. Mientras que la biodiversidad podría representar una ventaja comparativa de la región más importante que el petróleo y las minas, siempre y cuando se la investigue.
En suma, si bien la inquietud de romper la dependencia científica-tecnológica ya estaba presente en la agenda regional, es ahora que está tomando mayor impulso mediante la iniciativa de procesos de integración como la CELAC y UNASUR y ciertas alianzas internacionales.
Las implicaciones de esta agenda rebasan ampliamente el ámbito oficial e incluso el académico, pues tienen una alta relevancia para la educación en todos sus niveles, la salud, la vida comunitaria agrícola, la economía social y solidaria, la empresa privada y muchas otras áreas de nuestras sociedades. De allí la importancia de impulsar un amplio debate sobre el tema.*
Sally Burch, periodista de ALAI.
* Artículo publicado en la edición 507 (septiembre 2015) de la revista, de ALAI América Latina en Movimiento, que justamente busca contribuir a este debate a través de diversos aportes desde un enfoque de la economía política del conocimiento, ciencia y tecnología. http://www.alainet.org/es/
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