jueves, 22 de enero de 2015

Cuatro colores básicos del maíz

Cuatro colores básicos del maíz...
Por nuestras venas corre su esencia...
y nos hace hombres de conciencia...
ROJO FUEGO DE LA SANGRE
Tojil de mil batallas, sagrado fuego del Universo, fuego consagrado del Espíritu, el Gran Kan Koyopá que abre y satura el Camino de Padre Sol, es nuestra esencia, de los que venimos de las estrellas: ¡Los Mayas y los Pueblos del Continente Americano! 
NEGRO DEL SILENCIO
de la vida de los Ajmaq, del silencio de la Sabiduría, de la Regeneración, de los Ancestros, del Q´anil, de la Entrada de Padre Sol, la del Balam de la Noche, para reparar los pecados y volver a nacer al siguiente día, con la ayuda de los ancestros para no seguir cometiendo los mismos pecados.
AMARILLO DE LA SAVIA
que persiste en el tiempo, la persistencia de la vida, la energía de la santa agua, médula de los huesos, luz que sana y vientre que germina en diversidad de formas, para la eternidad. Amarillo que alimenta el movimiento, que baña el espacio y que ayuda a la transmutación y a la psiquis.
BLANCO DE LA PUREZA
del respeto y de la obediencia, el que satura de blancura del hálito divino, la esencia del aire al entrar a este mundo como esencia de nuestra respiración, del equilibrio, de la estabilidad, es el blanco mensaje de los Viajeros Estelares, el frío Viento del Norte (Tew Kakik) que trae los avisos de la Vida y de la Eternidad. Color de la magia blanca, la del milagro para comunicarnos con las 13 dimensiones, blanca, siempre blanca comunicación de la Tierra con el Cielo.
Son los colores de los cuatro cuadrantes, llenos de mazorcas energéticas, para alimentar nuestra materia, nuestra aura, nuestro ser espiritual.
Son los colores, en su orden: de la alegría, la tristeza y el sufrimiento, la fuerza y la paz y la pureza, que nos hace recordar nuestra raíz.
Cada color en su ángulo
• Rojo donde nace el Padre Sol. (oriente)
• Negro donde se oculta Padre Sol. (poniente)
• Amarllo donde nace el agua ( Sur))
• Blanco, donde nace el aire ( Norte)
Honremos su sagrada medicina…
¡Ometeotl!
Fuente: Ecoportal.net

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