Perfil
En esta década, Morales mantuvo como copiloto al mismo vicepresidente, el sociólogo Alvaro García Linera, y a dos de sus ministros: el canciller aymara David Choquehuanca y al ministro de Economía Luis Arce Catacora, artífice del “milagro económico”.
Además de ser el más largo, el de Morales es uno de los gobiernos con más poder, con dos tercios del Congreso y una base campesina que se ha movilizado en los momentos críticos en defensa de “su” presidente.
Con todo, el referéndum tiene riesgos. Hoy Morales le podría ganar a cualquier candidato, pero una consulta de esta naturaleza unifica a todos los críticos en el No, en un momento en el que tras tantos años en el poder surgen críticas a la conformación de una nueva élite en la cúspide del Estado. Algunos casos de corrupción que afectaron a dirigentes indígenas golpearon la imagen de esos “movimientos sociales en el poder”. Bolivia es, además, un país tradicionalmente hostil a las reelecciones continuas y desconfiado de quienes se quieren “prorrogar” en el Palacio Quemado. En su historia tuvo a un presidente nacionalista asesinado y colgado de un farol de la Plaza Murillo (Gualberto Villarroel, 1946) y otro obligado a huir a Estados Unidos para salvar su pellejo (Gonzalo Sánchez de Lozada, 2003).
Evo Morales, como figura bastante excepcional y emergente de las rebeliones sociales de los años 2000, pudo romper esos límites y arrasar cada vez que se postuló, pero ahora deberá someterse a un veredicto de las urnas más complicado, el 21 de febrero. El presidente confía que ganará y gobernará hasta el Bicentenario. Quizás toma la definición de la Real Academia como un mensaje: el diccionario dice para la palabra Evo: “Duración de tiempo sin término. Duración de las cosas eternas”. Entretanto, el desafío, más allá de la reelección es renovar una agenda de transformaciones que parece estancada luego de los cambios “descolonizadores” de los primeros años. Por eso, Morales prometió avanzar en la pendiente revolución de la salud, además de un sistema de teleféricos (que ya tiene tres líneas) y un proyecto más controvertido de energía nuclear con fines pacíficos. Mientras, trata de que la caída de los precios de las materias primas no se transforme en deterioro económico.
*Jefe de redacción de Nueva Sociedad.
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