Capitalismo, colonialismo y patriarcado o sus expresiones de explotación, invasión, racismo y discriminación son jueces contra Relmu Ñamku, autoridad de la comunidad Winkul Newen. Se la acusa de “intento de homicidio” a una operadora del poder judicial que recibió órdenes de una empresa petrolera para invadir tierras comunitarias mapuches. Una vez más, el derecho a la identidad y a la legítima defensa (de la vida y el territorio) no se tiene en cuenta para las mujeres.
Todas las que nos indignamos ante el rostro espantoso de la injusticia, las que gritamos con ella que nuestros cuerpos y territorios son espacios de libertad, todas nosotras somos Relmu, pero… Relmu es Relmu. Se levanta a la mañana cada día de estos días, se viste, da el desayuno a sus hijas e hijo, entra con ellas y él al juzgado. Oye acusaciones que insultan la inteligencia pronunciadas en nombre de la civilización. Oye el racismo desbordado en los medios de comunicación. Oye argumentos absurdos esgrimidos para condenarla. Ve pruebas ridículas, que causarían gracia, si no fuera porque con esas burdas maniobras, se levanta una posible sentencia de años de prisión.
El lunes pasado comenzó el juicio que se le sigue a Relmu Ñamku en Zapala, territoriode Neuquén. Mediante entroncadas complicidades, los opresores de siempre: un Estado, integrantes de gobiernos nacional y provinciales, de empresas extranjeras, del poder judicial, medios hegemónicos y fuerzas represivas asisten a la criminalización de una mujer originaria, de identidad mapuche y estirpe de sobreviviente y luchadora.
La invasión y el desalojo son atropellos en la violación a los derechos humanos de las comunidades originarias. En este enjuiciamiento, no se encuentra la notificación que casi se tradujo en invasión de tierras de propiedad originaria ni la obediencia del poder judicial a empresas extranjeras, sino las acciones en legítima defensa –del territorio cuerpo: la vida, y el territorio comunitario: la identidad- de las y los mapuches bajo las constantes violencias y amenazas de los brazos ejecutores del racismo, el colonialismo y el patriarcado que pretenden imponer de forma cotidiana su sistema de dominación basado en la fuerza.
“Váyanse de nuestra tierra”: qué pasó en las primeras tres jornadas del juicio
“Ya declararon casi una decena de testigos y ninguno señaló a Ñamku como la responsable de herir a la denunciante”. Con estas categóricas palabras, Darío Aranda resumió la tercera jornada del diario del juicio contra Relmu. El miércoles 28 declaró Verónica Pelayes, denunciante, y quien según el portal 8300 expresó “lo difícil de toda la situación”. Pelayes, “ante la pregunta de la defensa de si consideraba responsable por los hechos a la empresa petrolera Apache y a sus responsables jerárquicos dentro del poder judicial, Pelayes respondió que sí”, sosteniendo la demanda que inició contra el gobierno por “haberla presionado para que lleve la notificación cuando se encontraba de vacaciones, y a la empresa petrolera por presionar sabiendo que había un conflicto con la comunidad”.
Además declararon médicos de la querella y la fiscalía quienes exhibieron fotos del rostro lastimado de Pelayes (quien habría recibido el piedrazo por el que se acusa a Relmu Ñamku de “intento de homicidio”) y que dejaron en claro que en ningún momento corrió riesgo su vida. También declararon José de la Rosa Cárdenas, médico de la policía de Zapala, y Jorgelina Carmona, perito forense del poder judicial de Neuquén. La perito sostuvo que el golpe que recibió Pelayes “pudo ser de una piedra, un palo o un puño”, y si bien tanto Cárdenas como Carmona acreditaron las lesiones, también descartaron que haya estado en riesgo su vida tal como sostiene la figura con que se acusa y con la que se amenaza a condenar a Ñamku a una pena privativa de su libertad de hasta 15 años.
También declaro el abogado de la petrolera Apache, en la actualidad YPF, Mariano Brillo, quien señaló que el día del hecho sólo se trataba de una notificación para que le permitan el paso. Sin embargo, según precisa el periodista Darío Aranda, “las preguntas del abogado defensor de Relmu Ñamku, Martín Maliqueo y Mauricio Rain, dejaron ver las contradicciones en el relato”, cuando lo indagó sobre la particularidad de un amparo obtenido el último día hábil del año y previo a la feria judicial (28 de diciembre de 2012) y de por qué para una simple notificación había concurrido con policías, guardias privados de la compañía y una retroexcavadora, suceso que se confirmó en la jornada anterior del juicio. Además, el abogado de la petrolera afirmó “no haber visto quién arrojó la piedra” que hirió a Verónica Pelayes.
El martes 27 efectivos policiales pusieron las “pruebas” sobre la mesa y declararon la procedencia de las mismas, se trataba de las piedras con las que se hirió a la denunciante pero que sin embargo habían sido recogidas nueve meses después del episodio. Los testigos no reconocieron a Relmu Ñamku como la agresora pero sí recordaban al abogado de la empresa, Mariano Brillo dirigiendo la operación de desalojo. Si bien las piedras de por si no podrían reconocerse como pruebas suficientes por la lejanía temporal en las que fueron recolectadas, las mismas ni siquiera llegaron a ser exhibidas. “Ante el jurado, no quedó claro si las perdieron o nunca las tuvieron como prueba” señaló Darío Aranda en su relato. Durante esta jornada se confirmó la presencia de la retroexcavadora el día 28 de diciembre con la cual se demostraba el objetivo de arrasar el alambrado y la tranquera de la comunidad. Para Aranda la confirmación de la maquinaria y del personal policial fueron claves: “el discurso mediático instalado por la fiscal Taboada, Pelayes y el abogado Julián Álvarez es que no había retroexcavadora, no había empalados de la petrolera ni policías, y que era una ´simple notificación´ que implicaba dejar un papel en el alambrado”.
Mientras que el día lunes 26, primera jornada, se desarrolló con las declaraciones de los testigos aportados por la fiscalía encabezada por Sandra González Taboada quién desde su inicio anunció que el juicio sólo debía contemplar el accionar de los acusados y acusada, no así el territorio y la lucha del pueblo mapuche. Allí por su parte, el abogado defensor Darío Kosovsky cuestionó la situación en la que se encuentran ante un juicio a gran escala sabiendo que la misma se podría haber evitado recordando a su vez las denuncias a la empresa petrolera realizadas previamente por la comunidad Winkul Newen a la cual pertenecen sus compañeros, que fueron anuladas por la actual fiscal del caso. Los policías Gonzalo Salinas, Santiago Coria y Oscar Castillo confirmaron su participación en la intervención recordando uno de ellos que el abogado de la petrolera Apache presionaba a la auxiliar de justicia para lograr el avance territorial sobre la comunidad. Su coincidencia en el relato fue clara, el reclamo por parte de los pobladores era: “váyanse de nuestra tierra” recordando a su vez que las piedras arrojadas eran hacia los vehículos y no a las personas.
Ensañarse en el cuerpo de una mujer de la tierra
Sobre Relmu, sobre su vida, sobre la de sus hermanos de la comunidad Winkul Newen, Martín y Mauricio (los otros dos imputados), se está montando una farsa tribunalicia, en la que se quiere condenar la rebeldía histórica de un pueblo. Todo el odio racista, burgués, colonial y patriarcal, se ensaña en el cuerpo de una mujer mapuche, una mujer de la tierra, una mujer digna.
Fue Relmu la que en una oportunidad, junto a otras hermanas, se roció con combustible para que no ingresen al territorio “los buitres”. Es ella quien puso su cuerpo frente a las topadoras que intentaban un nuevo desalojo, en el momento mismo en que velaban a un niño recién nacido, muerto por la contaminación petrolera. Es ella quien se vuelve gigante cuando se para frente al tribunal con la dignidad como bandera, y con la memoria del pueblo guerrero que la educó en la rebeldía ardiendo en sus ojos.
Es Relmu la que está sentada en el banquillo de las acusadas. Ella es la que está con sus tres niños, que le preguntan qué harán si le toca ir a prisión. Ella es la que mira con fuerza y dice que ese juicio es contra ella, pero es contra todas. Es contra ella, pero es contra todos. Es un juicio en el que se quiere dar un castigo ejemplar a los pueblos que deciden defender su modo de vida, su tierra, su cielo, sus ríos, y sus vidas.
Fotos: María Eugenia Cofre y Gustavo Gnf
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