IPS
Trece personas murieron a raíz de siete ataques con bombas de racimo en la gobernación de Hajja, en el noroeste de Yemen, según una nueva investigación de la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).Entre los muertos había tres niños. Se cree que los ataques, cometidos entre fines de abril y mediados de julio de este año, también dejaron a 22 personas heridas, según el informe deHRW publicado el miércoles 26.
La organización, con sede en Nueva York, cree que los cohetes fueron lanzados desde Arabia Saudita, que lidera una alianza de nueve países árabes en una ofensiva militar contra la insurgencia armada huti del norte de Yemen, que derrocó al presidente Abu Mansur Hadi a principios de este año.
Prohibidas por la Convención sobre Municiones en Racimo (2008), este tipo de explosivos son bombas o cohetes que estallan en el aire antes de fragmentarse en numerosos explosivos más pequeños, sobre una extensa zona.
“Las armas utilizadas en estos ataques particulares eran cohetes M26 fabricados en Estados Unidos, cada uno de los cuales contiene 644 submuniciones, lo que significa que todo civil en la zona del impacto resultará muerto o herido”, aseguró Ole Solvang, investigador de HRW, en una declaración en video difundida el jueves 27.
Según HRW, una descarga de seis cohetes puede liberar más de 3.800 submuniciones en una zona de un kilómetro de radio. Los cohetes M26 usan submuniciones M77, que tienen un 23 por ciento de “fracaso”, según las pruebas militares estadounidenses.
Eso significa que las bombas sin detonar quedan esparcidas por un extenso territorio, lo que pone en peligro a la población civil, y especialmente a los niños y niñas.
Los lugareños dijeron a los investigadores de HRW que al menos tres personas murieron cuando intentaron manipular bombas que no habían estallado.
Los sitios de los ataques se encuentran en los distritos de Haradh y Hayran, en la gobernación de Hajja, actualmente bajo control de los rebeldes hutis, e incluyen a las aldeas de Al Qufl, Malus y Al Faqq, y a la ciudad de Haradh. Todas las localidades están entre cuatro y 19 kilómetros de la frontera entre Yemen y Arabia Saudita.
Dada la proximidad de los ataques a la frontera, y al hecho de que Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos – integrantes de la alianza árabe – poseen cohetes M26 y sus lanzadores, HRW considera que las bombas de racimo fueron “más probablemente” lanzadas desde Arabia Saudita.
Una de las víctimas fue Jaled Matir Hadi Hayash, de 18 años, quien sufrió una lesión fatal en el cuello el 14 de julio, mientras que su familia llevaba el ganado a pastar a un campo a unos 10 kilómetros de la frontera con Arabia Saudita.
El hermano de Hayash y tres primos también sufrieron lesiones, y la familia perdió a 30 ovejas y todas sus vacas en el ataque.
En el pueblo de Malus, los habitantes proporcionaron a HRW los nombres de por lo menos siete lugareños, entre ellos tres niños, que murieron en un ataque el 7 de junio.
“Vi una bomba que estalló en el aire y derramó muchas bombas más pequeñas. Entonces una explosión me tiró al suelo. Perdí el conocimiento y alguien me trasladó al hospital con quemaduras y heridas en los talones… y lesiones de fragmentación en el lado izquierdo del cuerpo”, contó un comerciante de 30 años de edad.
Un adolescente de 13 años atrapado en el mismo ataque murió en el hospital a raíz de las heridas. El niño está enterrado en el distrito vecino de Hayran.
“Ni siquiera me lo llevé a casa. Todos los habitantes de la aldea huyeron. No encontrará a nadie allí ahora”, aseguró el padre del adolescente muerto a HRW.
Los siete ataques no son la primera vez que se ha visto armas prohibidas en el país en conflicto de 26 millones de personas.
HRW “identificó previamente tres tipos más de bombas de racimo utilizadas en ataques en Yemen, al parecer por fuerzas de la alianza, en 2015: armas CBU-105 activadas por sensores, cohetes o proyectiles con submuniciones DPICM ZP-39 y bombas de racimo CBU- 87 con submuniciones BLU-97″, todas fabricadas en Estados Unidos, precisó el informe.
Arabia Saudita, Estados Unidos y Yemen aún no firmaron la convención contra las bombas de racimo, que actualmente cuenta con 94 Estados signatarios.
Veintitrés países más firmaron el tratado, pero no lo ratificaron.
La organización, con sede en Nueva York, cree que los cohetes fueron lanzados desde Arabia Saudita, que lidera una alianza de nueve países árabes en una ofensiva militar contra la insurgencia armada huti del norte de Yemen, que derrocó al presidente Abu Mansur Hadi a principios de este año.
Prohibidas por la Convención sobre Municiones en Racimo (2008), este tipo de explosivos son bombas o cohetes que estallan en el aire antes de fragmentarse en numerosos explosivos más pequeños, sobre una extensa zona.
“Las armas utilizadas en estos ataques particulares eran cohetes M26 fabricados en Estados Unidos, cada uno de los cuales contiene 644 submuniciones, lo que significa que todo civil en la zona del impacto resultará muerto o herido”, aseguró Ole Solvang, investigador de HRW, en una declaración en video difundida el jueves 27.
Según HRW, una descarga de seis cohetes puede liberar más de 3.800 submuniciones en una zona de un kilómetro de radio. Los cohetes M26 usan submuniciones M77, que tienen un 23 por ciento de “fracaso”, según las pruebas militares estadounidenses.
Eso significa que las bombas sin detonar quedan esparcidas por un extenso territorio, lo que pone en peligro a la población civil, y especialmente a los niños y niñas.
Los lugareños dijeron a los investigadores de HRW que al menos tres personas murieron cuando intentaron manipular bombas que no habían estallado.
Los sitios de los ataques se encuentran en los distritos de Haradh y Hayran, en la gobernación de Hajja, actualmente bajo control de los rebeldes hutis, e incluyen a las aldeas de Al Qufl, Malus y Al Faqq, y a la ciudad de Haradh. Todas las localidades están entre cuatro y 19 kilómetros de la frontera entre Yemen y Arabia Saudita.
Dada la proximidad de los ataques a la frontera, y al hecho de que Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos – integrantes de la alianza árabe – poseen cohetes M26 y sus lanzadores, HRW considera que las bombas de racimo fueron “más probablemente” lanzadas desde Arabia Saudita.
Una de las víctimas fue Jaled Matir Hadi Hayash, de 18 años, quien sufrió una lesión fatal en el cuello el 14 de julio, mientras que su familia llevaba el ganado a pastar a un campo a unos 10 kilómetros de la frontera con Arabia Saudita.
El hermano de Hayash y tres primos también sufrieron lesiones, y la familia perdió a 30 ovejas y todas sus vacas en el ataque.
En el pueblo de Malus, los habitantes proporcionaron a HRW los nombres de por lo menos siete lugareños, entre ellos tres niños, que murieron en un ataque el 7 de junio.
“Vi una bomba que estalló en el aire y derramó muchas bombas más pequeñas. Entonces una explosión me tiró al suelo. Perdí el conocimiento y alguien me trasladó al hospital con quemaduras y heridas en los talones… y lesiones de fragmentación en el lado izquierdo del cuerpo”, contó un comerciante de 30 años de edad.
Un adolescente de 13 años atrapado en el mismo ataque murió en el hospital a raíz de las heridas. El niño está enterrado en el distrito vecino de Hayran.
“Ni siquiera me lo llevé a casa. Todos los habitantes de la aldea huyeron. No encontrará a nadie allí ahora”, aseguró el padre del adolescente muerto a HRW.
Los siete ataques no son la primera vez que se ha visto armas prohibidas en el país en conflicto de 26 millones de personas.
HRW “identificó previamente tres tipos más de bombas de racimo utilizadas en ataques en Yemen, al parecer por fuerzas de la alianza, en 2015: armas CBU-105 activadas por sensores, cohetes o proyectiles con submuniciones DPICM ZP-39 y bombas de racimo CBU- 87 con submuniciones BLU-97″, todas fabricadas en Estados Unidos, precisó el informe.
Arabia Saudita, Estados Unidos y Yemen aún no firmaron la convención contra las bombas de racimo, que actualmente cuenta con 94 Estados signatarios.
Veintitrés países más firmaron el tratado, pero no lo ratificaron.
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga
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