lunes, 16 de marzo de 2015

Injerencia vs auto determinación.


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Por: Víctor M. Rodríguez 
Corresponsal del Pueblo 

Sin lugar a dudas estamos culminando una semana plagada de “acontecimientos en pleno desarrollo”, como diría nuestro entrañable analista internacional Walter Martínez.
Desde la firma de la “orden ejecutiva” de Obama el pasado lunes, hasta la marcha y concentración de este domingo en Caracas para recibir la Ley habilitante, flamantemente aprobada por la mayoría de la Asamblea Nacional, los cruces de opiniones, amenazas, deliberaciones, declaraciones y movilizaciones se han sucedido en cascada.
Sin embargo, cabe resaltar, que esta última acción injerencista y unilateral de Estados Unidos para con Venezuela, no es ni cerca un hecho aislado ni descontextualizado de lo que viene pasando en el país caribeño desde el mismo día en que el actual Presidente Nicolás Maduro asumiera la presidencia.
Lógicamente que las acciones injerencistas y decididamente intimidatorias de la Casa Blanca no comenzaron allí, poseen una factura de más larga data, que se acentuaron con la llegada del bolivarianismo al gobierno en Venezuela, de la mano del Presidente Hugo Chávez; como bien se pueden leer y releer en el libro “El código Chavez” de la abogada venezolano-estadounidense, Eva Golinger.



Es que la “orden ejecutiva” de Obama, declarando a Venezuela como una “amenaza” para la seguridad del país norteamericano, no solamente ha cohesionado a las fuerzas bolivarianas a la interna de las fronteras nacionales, sino que ha despertado una corriente internacional en solidaridad con Venezuela que, puede asegurarse, no se veía con tal efervecencia desde la incursión del Presidente Chávez en el concierto internacional. Por ende, la solidaridad expresada hacia el pueblo y el gobierno venezolano, se revertió a su vez en un claro mensaje hacia la Casa Blanca de que la región no está dispuesta a tolerar la prosecución de políticas injerencistas por parte del país del norte.
Esta aceveración se desprende de la contundente y meridiana declaración emitida este sábado en Quito, Ecuador, por las y los cancilleres de las naciones integrantes de UNASUR; los cuales no solamente manifiestaron su “rechazo al Decreto Ejecutivo del Gobierno de los Estados Unidos de América, aprobado el 9 de marzo de 2015, por cuanto constituye una amenaza injerencista a la soberanía y al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados”; sino que además “reiteran su llamado a que los Gobiernos se abstengan de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que contravengan el Derecho Internacional”.
Esta declaración fue saludada por el presidente Maduro en el marco de una concentración realizada este domingo en la capital venezolana, convocada para recibir de manos del Presidente de la Asamblea Nacional, el diputado Diosdado Cabello, el texto de la nueva Ley Habilitante, solicitada el martes por Maduro y aprobada este 15 de marzo en segunda discusión por el deliberativo nacional. Actividad además, que ofició como corolario de una semana plagada de movilizaciones de diversos sectores populares, trabajadores, estudiantes y sectores políticos afines a la Revolución.



En contexto
Como decíamos, esta acción del pasado lunes, emanada desde la Casa Blanca y rubricada por la pluma del presidente Obama, no hace más que mostrar sin tapujos la injerencia y participación, tanto solapada como protagónica, del gobierno norteamericano en los sucesivos hechos de búsqueda de “hacer crujir” la economía venezolana, con el impulso de una estrategia de guerra económica, que incluye manipulación del tipo de cambio de la moneda venezolana frente al dólar y al peso colombiano (caso Dolar Today), acciones sistemáticas de acaparamiento de productos de primera necesidad y aseo personal por parte de cadenas de distribución nacionales o regionales, afectando directamente en el estado de ánimo de la población y que, a su vez, es tomado como “plato servido” por la prensa nacional e internacional para instaurar la matriz de opinión de “desabastecimiento”, “colapso económico” y por sobre todo: “ineficiencia del socialismo” que no posibilite el logro de la estabilidad social, política y económica del país.
Pero lo cierto es, tomando las palabras del Presidente Allende, que “el capitalismo, como sistema económico y social, en su impotencia de atender las necesidades mas vitales de abrir horizontes más optimistas, autogenera las condiciones para que los estallidos violentos aparezcan como medio de solución”. 1



Sin ánimo de soslayar aspectos de necesaria crítica y autocrítica en torno a lo que se hacho mal, medianamente bien, o que se ha obviado hacer; por parte del gobierno para solventar esta arremetida contra las bases del sistema social y político de la Revolución Bolivariana, sería por lo menos ingenuo pretender desconocer el concierto nacional e internacional que se ha venido orquestando para generar escenarios de profunda radicalización de la lucha de intereses contrapuestos entre lo que representa una economía netamente capitalista/ neoliberal y una propuesta humanista y de justa distribución de los recursos natuales y económicos con equidad y justicia social. 
Una vez más, nos permitimos retomar las palabras del ex presidente chileno, cuando en condiciones similares vividas en el Chile del '72 expresaba que: “reclamamos la necesidad de que las grandes potencias respeten a las decisiones adoptadas por los países débiles conforme a su propio régimen jurídico interno y dentro del marco del derecho internacional, y la urgencia de transformar las economías de guerra en una economía de paz al servicio del progreso de los pueblos. Necesidades todas ellas de urgencia inaplazable y sobre cuya resolución, desafortunadamente, subsisten motivos de pesimismo”. 2



Allende pone aquí un tema para nada menor, que incluso el propio presidente Chávez lo reiteró en sus múltiples alocusiones tanto orales como escritas, que no es más ni menos que trabajar por una “economía de paz”, aspecto para nada despreciable cuando naciones de envergadura militar en norteamérica y europa avanzan en estrategias de promover invasiones, ataques, bloqueos, entre otros artilugios, con la finalidad de “torcerle el brazo” a los que ellos catalogan como gobiernos hostiles, ex aliados o bien abiertamente opuestos a sus intereses egocentristas.
A la luz de estas nuevas amenazas por parte de una Casa Blanca desconcertada en torno a sus políticas hacia América Latina, y que vive un claro retroceso de sus intentos de minar a naciones como China o Rusia por medio de sanciones y declaraciones altisonantes; al decir del filósofo mexicano Buen Abad Domínguez “no nos alcanzará la eternidad para arrepentirnos si no sabemos generar un gran movimiento planetario en defensa de la Revolución Bolivariana”. De hecho, este 15 de marzo, fecha en el que se cumplen 2 años de la siembra del comandante Chávez en el Cuartel de la Montaña; el presidente Maduro ha llamado a una gran movilización mundial para recoger al menos “10 millones de firmas” para suscribir una carta al pueblo norteamericano que será publicada en el New York Times, según lo anunció el Presidente venezolano.



El debate
Por otro lado, necesario es decirlo, se pudo ver y oir a lo largo de estos días manifestaciones de dirigentes de la oposición venezolana desestimando la necesidad tanto de la solicitud como de la aprobación de una nueva habilitante; como también se han manifestado contrarios a la declaración de los países de la UNASUR apoyando a Venezuela frente a esta nueva agresión del gobierno de Estados Unidos. Ayer, cuando esgrimían que Maduro veía fantasmas con las denuncias de conspiraciones o usaba los supuestos intentos de golpe de estado o acciones de supuestas guerras económicas para correr el eje de atención de los “verdaderos problemas del país”; HOY cuando “la mano que mece la cuna” muestra su rostro, y manifiesta expresamente sus intenciones para con el gobierno y las políticas impulsadas por el Poder Popular soberano de Venezuela, el grueso de la oposición posicionada en la Asamblea Nacional, volvió a guardar silencio en una condena frontal y decidida sobre las intenciones de agresión a la nación bolivariana. Una agresión que esta semana superó la dialéctica y posicionó a la nación más belicista de la historia de la humanidad a las puertas de una posible acción directa sobre el territorio venezolano. El propio Presidente Maduro, el pasado martes extendió una vez más un voto de confianza de que su solicitud de Ley Habilitante lograra alcanzar un “acuerdo nacional” sobre una amenaza que superaba a una determinada colectividad política o una corriente de opinión específica. No obstante lo cual, solamente 1 diputado opositor acompañó la mosión debatida este domingo y fue con la mayoría bolivariana que se terminó aprobando poderes especiales por 9 meses para que el Presidente legisle para preservar a la nación de amenazas internas o externas que se ciernen sobre el territorio nacional.



Es de esperar ahora, que las declaraciones de líderes latinoamericanos, expresadas por separado en los últimos días, se concentren en declaraciones conjuntas y sigan construyendo una “jurisprudencia de paz”, como catalogó el Presidente Maduro a la resolución de la reunión de cancilleres de la UNASUR y esperar declaraciones de bloques como el ALBA o la CELAC en las próximas horas o días, lo que permitiría seguir derrotando en el campo diplomático las intenciones belicistas de Estados Unidos.
Frente a estas intenciones belicistas, a su vez, Venezuela desplegó este sábado, lo que llamó “escudo bolivariano”; consistente en una serie de ejercicios defensivos desplegados a lo largo y ancho del territorio nacional, que convocaron tanto a militares de los distintos componentes, así como milicianos y a civiles alistados para la defensa integral de la nación.
En esta escalada de agresiones, comienzan, peligrosamente a ganar espacio y preponderancia la estrategia de los “falsos positivos” para darle carácter de necesidad y urgencia a la atención de hechos irreales o inverosímiles, que, de todas formas, abran las puertas a acciones concretas. Tal es el caso de que Venezuela represente una “amenaza” para la seguridad interna y los intereses internacionales norteamericanos al punto tal de declarar “una emergencia nacional” para hacer frente a esta situación presentada por sí y ante sí por las cavilaciones injerencistas de los intereses fácticos que maniobran las determinaciones políticas de Washington, tanto a nivel parlamentario como ejecutivo.



De esta manera, es dado esperar nuevos falsos positivos en otros escenarios y con otras intencionalidades manifiestas o encubiertas, pero, que en suma, estén alineados a la prosecusión del mismo propósito destabilizador del sistema democrático venezolano. Por lo cual diversos líderes nacionales e internacionales no han escatimado esfuerzos en llamar a estar alertas en las próximas horas, en los próximos días y semanas a los movimientos que realice Estados Unidos a la luz de las declaraciones de las naciones del sur, de lo que pueda emanar de la reunión ALBA en Caracas de este próximo martes y de las leyes que, al amparo de la habilitante, comiencen a ser emanadas desde Miraflores.
Paralelo a esta realidad internacional, la realidad interna venezolana, conmocionada desde hace meses por un posicionamiento de diversos frentes de guerra contra el gobierno y el poder popular organizado, tendrá un punto de inflexión este próximo 18 y 19 de marzo por dos hechos significativos.

Por un lado, la convocatoria a una “marcha por la paz” que está convocando a diversos sectores bolivarianos a seguir en las calles reclamando el respeto a la soberanía; y, por otro lado la nueva audiencia que se avecina del ex alcalde de San Cristóbal, Daniel Ceballos que tiene fecha pautada para este jueves 19. Fecha en la cual su defensa alega debería salir en libertad, lo cual, de no producirse, es de suponer que genere movilizaciones por parte de sus seguidores, mayoritariamente de un sector ultraderechista violento, como lo es el Partido Voluntad popular, el cual ha mostrado afinidad con los separatistas ucranianos, por ejemplo; y que aún mantienen distintos espacios de poder, centralmente en el estado fronterizo de Táchira donde las manifestaciones violentas se han mostrado con mayor virulencia, amparadas desde la prisión de Ceballos, de la mano de su esposa, quien resultara electa en el municipio capital de la entidad andina y que en sus reiteradas apariciones públicas ha remarcado la intencionalidad manifiesta de continuar promoviendo acciones tendientes a “la salida” del actual gobierno. En lo que se entiende una ratificación de una direccionalidad política no democrática, con fuertes tintes del golpismo que ha caracterizado a este fracción política, de la cual su mentor, Leopoldo López se encuentra detenido precisamente por formar parte de la conspiración contra el sistema democrático que se ha dado la mayoría de la población venezolana.
Así las cosas, una vez más caben las palabras del comandante Chávez, cuando nos expresara que “ante esta situación, necesario es que nuestro pueblo se despliegue en batalla, con el partido, los estudiantes, la clase obrera, los movimientos campesinos, las mujeres, todas y todos en la vanguardia, con el fin de preservar la paz y la tranquilidad de todos los venezolanos y venezolanas: todos, esto es, inlcuidos quienes nos adversan, porque nada está por encima de la Patria”. 3



Al tiempo que cerramos estas reflexiones, una vez más con Allende, cuando sentencia que “son los pueblos, todos los pueblos al sur del Río Bravo, que se yerguen para decir: Basta!, Basta a la dependencia!, Basta a las presiones!, Basta a la intervención!. Para afirmar el derecho soberano de todos los países en desarrollo a disponer libremente de sus recursos naturales”. 4


@inito70
Notas refereniales:
1 - Salvador Allende | Textos escogidos | Fondo editorial IPASME | Página 260 | 2008
2- Salvador Allende | Textos escogidos | Fondo editorial IPASME | Página 296 | 2008
3 - Hugo Chávez | Pag 41 | Las líneas de Chávez | Instituto Nacional de la Mujer | 2010
4 - Salvador Allende | Discurso de Salvador Allende durante el XXVII período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, 1972 recogido en “Textos escogidos” | Fondo editorial IPASME | Página 318 y 319 | 2008

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