IPS
¿Cuánto cuesta un bosque? ¿Cuál es el valor económico de un océano? ¿Se puede pagar por un bosque alpino o una pradera glacial? ¿Estos cálculos salvarán al planeta o subordinarán la naturaleza a las fuerzas del mercado?
La Organización Global de Legisladores para el Equilibrio Ambiental
(Globe International) dio a conocer en el último día de su segunda
Cumbre Mundial, celebrada en Ciudad de México entre el viernes 6 y el
domingo 8, un estudio sin precedentes sobre la contabilidad del capital
natural, que es la primera compilación integral de las iniciativas
jurídicas y políticas de 21 países para calcular el valor monetario de
los recursos naturales.
“El Estudio sobre la legislación
climática de Globe” define al “capital natural” como todo lo que abarcan
los ecosistemas, la energía solar, los yacimientos de minerales y los
combustibles fósiles, entre otras cosas.
Reconoce el impacto
degradante de la actividad humana para el ambiente y subraya la “urgente
necesidad de desarrollar métodos y medidas eficaces para contabilizar
el capital natural, y de incorporarlos a los marcos legales y de
política pertinentes”.
“El informe fue concebido en gran medida
como una asociación de aprendizaje Norte-Sur”, explicó el reconocido
científico Ben Milligan, un investigador del Centro de Derecho y Medio
Ambiente de la Universidad College de Londres.
“Se le dio
igualdad de voz a todos los aportes”, dijo a IPS, viniesen de la
Secretaría Internacional de Globe o de los 21 grupos de los países
incluidos, de los cuales cinco eran de Asia, tres de Europa, siete de
África y seis de América.
Los autores encontraron, según
Milligan, que existe un alto apoyo político al reconocimiento de que
“además de los importantes valores culturales, espirituales y estéticos
de la naturaleza, esta también proporciona bienes y servicios esenciales
para nuestro bienestar y existencia económica”.
El informe
incluye conclusiones alarmantes. En Perú, por ejemplo, donde el enfoque
de las cuentas de capital natural se vincula a la valoración económica,
el Ministerio del Ambiente encontró que “el valor total de los servicios
de los ecosistemas seleccionados en 2009 asciende a 15.300 millones de
dólares”.
Desglosado, esto representa 2.500 millones de dólares
procedentes del agua y la energía, 8.000 millones de dólares de la
agricultura, la silvicultura y la ganadería y 864 millones de dólares de
la pesca, mientras las exportaciones de capitales naturales generaron
nueve millones de dólares en 2009.
“Los servicios de los
ecosistemas son la base productiva de sectores como la pesca, la
agricultura, la manufactura, el turismo y la industria farmacéutica” de
Perú, señala el informe. El gobierno ya utiliza varias herramientas para
medir la salud del medio ambiente, incluso el informe anual Estado del
Ambiente, redactado por el Sistema Nacional de Información Ambiental.
En
República Democrática del Congo (RDC) se sabe que una extensa red de
lagos y ríos cubre 3,5 por ciento de la superficie total del país,
mientras los bosques, que albergan más de 700 especies identificadas de
árboles, abarcan 60 por ciento. El sector forestal genera dos por ciento
del producto interno bruto (PIB).
El Banco Central congoleño
estima que las industrias extractivas aportaron 45 por ciento del PIB en
2010, y la minería sola representó casi 34 por ciento.
El
gobierno procura fortalecer el marco legal y regulatorio del sector.
Así, realiza investigación geológica y minera para ampliar su
conocimiento del suelo y el subsuelo, y evaluaciones ambientales del
impacto de la minería.
“No podemos vender la vida”
Los
defensores de la contabilidad del capital natural sostienen que el
sistema modelará el comportamiento del gobierno y fomentará el uso
sostenible de los recursos, mientras otros advierten que el cálculo de
la “riqueza natural” es un paso más hacia la mercantilización completa
del planeta.
“La evaluación de los servicios y las funciones
ecológicas de la naturaleza puede funcionar en ambos sentidos”, explicó
IPS otra de las autoras del estudio, Vandana Shiva, ecologista y
fundadora de la Fundación de Investigación sobre Ciencia, Tecnología y
Ecología en India.
Comprender el valor que tienen los ecosistemas
estables y sanos es “necesario y bueno”, dijo. “Pero en el momento en
que se toma un sistema complejo con numerosas funciones y se lo reduce a
una sola función que puede ser apropiada y comercializada, ya se está
fallando. Después de todo, la moneda de la vida es la vida, no el
dinero”, aseguró.
Shiva se refirió a la Cumbre de los Pueblos que
se realizó de forma paralela a las negociaciones de alto nivel de la
conferencia del medio ambiente en Brasil en 2012, apodada Río +20.
Entonces, activistas, grupos indígenas y científicos rechazaron la idea
de una economía verde basada en la financiarización de los servicios
ecológicos, por el temor de que ignorara las causas básicas de la
destrucción ambiental.
Uttarakhand, un estado del norte de India,
ofrece un claro ejemplo de este debate, ya que recientemente se
convirtió en el primer estado indio en calcular su producto ambiental
bruto.
Con sus exuberantes valles y praderas alpinas, este estado
del Himalaya es uno de los más verdes de India, y conserva casi 60 por
ciento de sus bosques a pesar de los decididos esfuerzos para despejar
la tierra para la construcción.
El estudio de Globe International
señala que varios informes valoraron la tierra de Uttarakhand en
aproximadamente 5.000 a 7.000 mil millones de dólares al año. El
gobierno ofreció al estado un ‘subsidio ecológico’ de 300 millones de
dólares al año a cambio de preservar la riqueza de su tierra.
Shiva
opina que el subsidio solo sirve para distraer la atención de problemas
más acuciantes, como la deforestación y el derretimiento de los
glaciares en el estado norteño que provocaron graves inundaciones en
2013. La Corte Suprema de India reconoció que las presas y proyectos
hidroeléctricos agravaron el trágico desastre en la zona.
Esto
demuestra que “la valoración es buena si le muestra una luz roja a la
destrucción. Sin embargo, cuando la valoración se convierte en un
precio, solo ofrece una luz verde para destruir de manera más
inteligente”, agregó Shiva.
Otros temen que la contabilidad del capital natural pisotee los derechos de los indígenas.
Según
Hugo Blanco, dirigente de la Confederación Campesina del Perú, la
tabulación de la “riqueza natural” de un país no corregirá la pirámide
del poder que coloca a las empresas trasnacionales en la cima y a la
población indígena y el medio ambiente en la base.
“Un ejemplo es
el proyecto Conga”, señaló Blanco a IPS, refiriéndose a la iniciativa
de minería de oro y cobre en la norteña región peruana de Cajamarca, que
amenaza con envenenar el agua de 40 lagunas de alta montaña, que a su
vez nutren a unos 600 acuíferos y abastecen de agua potable y de riego a
miles de campesinos, antes de fluir hacia los cinco grandes ríos que
desembocan en los océanos Atlántico y Pacífico.
Peor persiste,
advierte Blanco, la amenaza de la construcción de una presa que, de
concretarse, inundará el territorio de cientos de campesinos con el fin
de suministrar electricidad a la mina.
“Este es un sistema de
locos”, afirmó. Estos proyectos revelan el real compromiso del gobierno
peruano, no con las leyes nacionales que protegen los derechos de los
pueblos indígenas o el medio ambiente, sino con las empresas
multinacionales, aseguró.
Blanco cree que su país es un perfecto
ejemplo de las deficiencias inherentes al sistema de valoración que le
fija un precio a la naturaleza.
Perú es uno de los 10 países
“megadiversos” del planeta, según el Convenio sobre la Diversidad
Biológica, y ocupa el primer lugar en número de especies de peces (más
de 2.000), el segundo en aves (1.736) y el tercero en anfibios (322).
“Sería
una gran estupidez vender esta riqueza, no importa cuántos miles de
millones de dólares se obtengan”, insistió Blanco. “No podemos vender la
vida”, concluyó.
Democracia de la Tierra
El estudio de Globe International indica que India cuenta con 2,4 por ciento de la superficie terrestre del planeta, pero alberga a siete u ocho por ciento de sus especies de fauna y flora.
Además, es uno de los 17 países 'megadiversos’, con tres zonas de fuerte biodiversidad y una alta tasa de endemismo de las especies.
Al referirse a la obra de Navdanya, una organización que significa ‘nueve semillas’ y que surgió de la Fundación de Investigación en Ciencia, Tecnología y Ecología, Vandana Shiva comentó los esfuerzos que se realizan en India para conservar la naturaleza sin recurrir al lenguaje del dinero.
Integrada por ahorradores de semillas y productores orgánicos en más de 17 estados, Navdanya fundó 111 bancos de semillas comunitarios, formó a unos 500.000 campesinos en la agricultura sostenible y creó la mayor red ecológica de comercio justo en el país.
"Si el sistema globalizado basado en las materias primas y la financiarización reduce la base social y ecológica de la comunidad, la labor de Navdanya la incrementa y mejora”, aseguró Shiva a IPS.
En torno al concepto de Democracia de la Tierra, Navdanya ofrece a los agricultores una alternativa al sistema de cultivo comercial que provocó una ola de suicidios sin precedentes en la historia.
"La Democracia de la Tierra significa que ningún sistema puede reducirse a una simple función o ‘producto’ que se comercializa en el mercado mundial”, explicó Shiva.
Hay quienes “se dan cuenta que los suelos absorben carbono, y quieren reducir esa función a una ecuación entre el carbono y el comercio, sin percatarse de que el suelo no es solo carbono, sino también fósforo, magnesio y muchas cosas más a las que no puede asignárseles un simple valor monetario”, concluyó la ecologista.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2014/06/cuando-a-la-naturaleza-se-le-pone-precio/
El estudio de Globe International indica que India cuenta con 2,4 por ciento de la superficie terrestre del planeta, pero alberga a siete u ocho por ciento de sus especies de fauna y flora.
Además, es uno de los 17 países 'megadiversos’, con tres zonas de fuerte biodiversidad y una alta tasa de endemismo de las especies.
Al referirse a la obra de Navdanya, una organización que significa ‘nueve semillas’ y que surgió de la Fundación de Investigación en Ciencia, Tecnología y Ecología, Vandana Shiva comentó los esfuerzos que se realizan en India para conservar la naturaleza sin recurrir al lenguaje del dinero.
Integrada por ahorradores de semillas y productores orgánicos en más de 17 estados, Navdanya fundó 111 bancos de semillas comunitarios, formó a unos 500.000 campesinos en la agricultura sostenible y creó la mayor red ecológica de comercio justo en el país.
"Si el sistema globalizado basado en las materias primas y la financiarización reduce la base social y ecológica de la comunidad, la labor de Navdanya la incrementa y mejora”, aseguró Shiva a IPS.
En torno al concepto de Democracia de la Tierra, Navdanya ofrece a los agricultores una alternativa al sistema de cultivo comercial que provocó una ola de suicidios sin precedentes en la historia.
"La Democracia de la Tierra significa que ningún sistema puede reducirse a una simple función o ‘producto’ que se comercializa en el mercado mundial”, explicó Shiva.
Hay quienes “se dan cuenta que los suelos absorben carbono, y quieren reducir esa función a una ecuación entre el carbono y el comercio, sin percatarse de que el suelo no es solo carbono, sino también fósforo, magnesio y muchas cosas más a las que no puede asignárseles un simple valor monetario”, concluyó la ecologista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario