La
ultraderecha venezolana tal como lo venía anunciando insistentemente desde el
23 de enero pasado, cuando Leopoldo López y María Corina Machado convocaron a “la
salida”, inició el camino abierto por la senda insurreccional. Su diagnóstico
plantea la necesidad y la posibilidad real de transformar el cuadro de crisis
económica en una crisis política abierta, que culmine con el derrocamiento en
el corto plazo del compañero Presidente Nicolás Maduro y con él, la Revolución
Bolivariana.
Esta fracción
de la contra, considera que las condiciones “objetivas” y “subjetivas”
presentan un escenario con renovadas y equilibradas relaciones de fuerza,
suficientemente poderosas como para plantearse el asalto al Poder.
Se proponen,
los sediciosos, la urgencia de “explotar el éxito”. Ya no está el Comandante
Hugo Chávez, existe una nueva jefatura de Estado y de gobierno acechada
incesantemente desde el primer día. La contrarrevolución percibe que han
logrado acorralar y llevar a la defensiva estratégica al gobierno bolivariano
mediante la llamada “guerra económica”. El desabastecimiento, el acaparamiento
y la escasez prolongada, el contrabando, la altísima inflación, la falta de
liquidez en las arcas del Estado venezolano, han dado paso a una virulenta
ofensiva comunicacional que machaca diariamente las carencias que vive nuestro
Pueblo, exaltando además el tema de la inseguridad ciudadana, las fallas en los
servicios públicos y la asociación de todos éstos problemas con un “Socialismo”
trasnochado que sería ineficiente, ineficaz, burocrático y corrupto.
Es en
este contexto muy bien construido, que el sector más radical del bloque
contrarrevolucionario pretende trasladar el eje de la lucha económica y
reivindicativa, a la lucha política, que no es otra que la lucha por el Poder.
Las muy
bien orquestadas protestas dizque “estudiantiles”, buscan generar a partir de
este sector social -que ha sido el caballito de batalla de la ultraderecha
desde ya hace años- proyectar a un actor con “legitimidad”, no contaminado por
los vicios de la vieja política, lo que permite construir y establecer altos
grados de solidaridad y acompañamiento por parte de otros sectores sociales. A
estos “estudiantes” se les da cheque en blanco, representan ante el sentido
común de la sociedad, a la juventud, a los hijos de cualquiera de “nosotros”
(mayoritariamente sifrinitos eso, sí!), es decir muchachos que “románticos
toman sacrificadamente la calle para construir una Venezuela mejor.”
La
contrarrevolución no ha logrado perfilar otros sujetos sociales de vanguardia.
Ni los terratenientes latifundistas, ni los empresarios pueden generar un
movimiento nacional unificador. El asentamiento de la ultraderecha en el campo
de los trabajadores es casi nulo y la presencia orgánica o capacidad de imponer
la hegemonía en sectores populares ha sido hasta los momentos infructuosa. Por
lo tanto, es de una obviedad casi primaria comprender el por qué, los
persistentes y exitosos esfuerzos por incidir fuertemente en el campo
estudiantil. Es lamentable, que siendo así, el movimiento revolucionario no se
haya dado a la tarea de disputar la hegemonía en este campo. Es fundamental
extraer esta vez, las lecciones del caso y asumir la dura batalla que implica
desterrar los enormes grados de enajenación, la ideología neoliberal y
fascistoide, con toda su carga de antivalores, que caracteriza en estos
momentos a un importante sector de la juventud venezolana.
¿Son Leopoldo
López y María Corina los astutos cerebros de esta impecable Estrategia? Es
claro que no. Una vez más queda evidenciada la mano oculta, de fuerzas
extranjeras en esta nueva ofensiva reaccionaria que procura derrocar a la
Revolución bolivariana. Es la crónica de una “conspiración anunciada”, que
esconde tras bambalinas al Capital financiero transnacional, al Imperio yanqui
y a la Oligarquía colombiana.
Pero vamos por
partes. ¿Si esta nueva ofensiva contrarrevolucionaria viene de afuera, y no es
sólo una asonada voluntarista de su sector cipayo más radicalizado, cuáles
pueden ser sus objetivos inmediatos y mediatos?
¿Si se trata
de transformar la crisis económica en crisis política, cuáles son sus
temporalidades, sus esfuerzos principales y sus esfuerzos secundarios?
Creemos que
esta ofensiva es parte de un Plan de Ataque complejo que tiene como fin último
el derrocamiento de la Revolución bolivariana, la deslegitimación del proyecto
socialista y la desarticulación histórica de la identidad popular chavista.
Este Plan de
Ataque (PA) tiene muchos componentes que se conjugan articuladamente. Es
importante, sin caer en la redundancia, que existe ya una vasta experiencia
mundial entorno a los llamados “golpes suaves”. A fines de los '90 en Países de
la órbita ex socialista, luego las llamadas primaveras árabes y otra vez en
Ucrania desde fines del año recién pasado. Optor y todo el material que circula
libremente por internet en torno a la sedición y la conspiración de la derecha
proimperialista, no puede hacernos inmunes para comprender como opera el
Imperio y sus acólitos a la hora de asegurar sus intereses geo-políticos y
geo-estratégicos a lo largo y ancho del planeta.
Nosotros somos
no sólo una espina clavada en el centro de los intereses Imperiales, somos un
“mal ejemplo” que ellos se han propuesto desterrar desde que el Comandante en
Jefe Hugo Chávez llegó al gobierno en 1998. Ahora nos consideran debilitados,
no permitirán que el tiempo y su falta de acción, favorezcan que el gobierno
que encabeza el compañero Presidente Nicolás Maduro se consolide. Es nuestro
momento de mayor vulnerabilidad, el de la transición en la dirección política
de la Revolución bolivariana.
Aquellos
cándidos “demócratas” que pululan por las filas revolucionarias, deben
comprender que el juego democrático es una formalidad necesaria a veces para la
contrarrevolución, que se la mete en el bolsillo cuando no le sirve para
mantener y reproducir la dominación burguesa. El problema en Venezuela
bolivariana es que clase y con qué alianzas controla el Poder del Estado, y en
nuestro caso en particular, la renta petrolera. El resto, es cuento.
Por lo tanto
los enemigos históricos de la Revolución bolivariana no descartan ningún
escenario con tal de lograr sus objetivos. Lo han intentado infructuosamente a
través de 19 procesos electorales, lo han intentado mediante un golpe de Estado
inicialmente triunfante, a través de paros y saboteos empresariales, a través
de un sabotaje en la industria petrolera, a través de la guerra económica. Otro
golpe de Estado, el magnicidio hasta la guerra civil abierta son opciones que
están sobre la mesa.
Por ahora la
contrarrevolución fue orientada a avanzar en el intento de generar una crisis
política, para que el gobierno se distraiga de la guerra económica. De esta
manera se ve obligado a ampliar los frentes de batalla, debilitando su esfuerzo
principal. Los protagonistas de la conspiración, el capital financiero
transnacional, se difuma, desaparece de escena, “imponiéndose” la necesidad por
parte del Estado de priorizar por la estabilización y normalización de la
seguridad interna de la Nación. Al mantener la movilización, la
contrarrevolución además de distraer al Estado y al gobierno bolivariano,
procura elevar los niveles de violencia política, provocando a las bases
populares chavistas en aras de masificar y caotizar la situación de calle.
Hay que
desterrar la ingenuidad de nuestras filas. El bloque contrarrevolucionario
dispone de significativas fuerzas paramilitares y mercenarias. Personal
adiestrado y con experiencia tanto en labores represivas como de carácter
combativo-militar. No hemos podido determinar si ya entrarán en acción de
manera abierta o se mantendrán por ahora en la reserva.
La
ultraderecha ha formado también a lo largo de estos años, dentro y fuera del
País a numerosos destacamentos para la lucha callejera y la acción directa.
La
movilización de calle de la contrarrevolución procura cumplir además otro
objetivo, para el cual cuenta con poderosos instrumentos, el cual se resume en
satanizar a la Revolución bolivariana en el contexto internacional. Vemos
entonces, claramente que los objetivos son la disputa por la legitimidad en
el plano interno y externo, desenfocar a las fuerzas revolucionarias del
problema principal, el económico, agudizando la crisis a como dé
lugar y de pasar a la retaguardia a sus sectores más expuestos, la burguesía
financiera, comercial e industrial.
¿Cuáles serán
los ritmos, las formas, los tiempos de la aplicación táctica de este proyecto?
Dependerá de cómo
se desenvuelvan los acontecimientos. Iremos midiendo ambos bloques en pugna,
los pasos a seguir, según como se vayan desarrollando los acontecimientos. Ello
determinará también la capacidad de Voluntad Popular y el extremismo
ultraderechista de sumar a otros sectores oposicionistas tras la línea
rupturista. La convocatoria que hace Henrique Capriles el día domingo 16 de
febrero para movilizarse en contra de los “paramilitares y grupos armados” para
la semana entrante, denota que tanto HCR como otros sectores
contrarrevolucionarios ni se suman abiertamente ni deslindan de la violencia
reaccionaria en aras de ver como se evolucionarán los acontecimientos, y en
definitiva, de cuáles serán las órdenes que emanen de los centros conspirativos
allá en el Pentágono, en la CIA y en el
Departamento de Estado.
La respuesta
del gobierno ante esta nueva arremetida contrarrevolucionaria ha demostrado un
alto grado de sorpresa y por tanto improvisación a la hora de la respuesta. No
había escenario previsto. Los Órganos de Seguridad del Estado acaban de ser
reestructurados, lo que implica un inevitable tiempo de reorganización y el
enemigo ha visualizado esa debilidad.
Creemos que
fue un error encarcelar a los encapuchados de manera masiva. Ese era uno de los
objetivos de la asonada, victimizar a los victimarios, con todo un diseño
comunicacional que estaba ya avanzado. La contrarrevolución necesitaba excusas
para radicalizar e intentar masificar la protesta sediciosa y la encontró en la
“solidaridad” con los “manifestantes” detenidos. Pisamos el peine, más aún
cuando se les autorizó a marchar sobre el centro de la capital del País. La
contrarrevolución ha intentado incesantemente correr los límites geográficos de
la agitación callejera, desde Plaza Brion de Chacaíto hasta Plaza Venezuela y
de allí al centro del Poder Político del Estado. Estamos obligados a
replegarlos hasta su línea de partida. La contrarrevolución no puede traspasar
el límite que va desde Chacaíto hasta Plaza Venezuela.
Hay que estar
pendientes en cuando a las diversas modalidades tácticas que aborda y pueden
convertirse en las principales según el momento. Por ahora, se han impuesto las
de la lucha callejera violenta, pero serán siempre entremezcladas con las
“manitos blancas”, las consignas “estudiantiles” y la victimización de quienes
necesitan enmascarar el verdadero contenido de su proyecto.
Es por ello,
que a la par que atacan violentamente instalaciones estatales, le ofrecerán
flores, corazones a las fuerzas policiales, de seguridad y a la propia FANB.
Hoy es casi
imposible suponer un escenario de alzamiento militar. Es muy poco probable que
alguna unidad pudiese declararse en rebeldía y desconocimiento del gobierno
constitucionalmente establecido. Menos posibilidades hay que suboficiales y
tropa decida acompañar alguna aventura loca de un oficial que añore el comando
en inglés. Pero las posibilidades de buscar la “confraternización”, abrazos
entre “manifestantes” y algún miembro de las fuerzas del estado es probable
como campaña propagandística.
Difícilmente
habrá pronunciamientos de oficiales en contra del gobierno, la experiencia
desastrosa de Plaza Altamira, ya los curó. O pierden la carrera en vano o las
fuerzas contrarrevolucionarias se quedan con los escasos “oídos” que mantienen
en los cuarteles.
La apuesta va
más bien a inmovilizar a las FANB. A intentar que no tomen partido. Que se
resguarden en el interior de sus unidades, mientras el problema se resuelve
entre “civiles”. Es uno de los ejes para quebrantar la Unidad Cívico-Militar.
En esta línea,
será inclemente la campaña, como cuando el 11 de Abril, por señalar y rayar al
chavismo como un movimiento violento, cuyos colectivos serán el objetivo, en
función de romper nuestra arquitectura, provocar fisuras y deslindes,
desmoralizar a quienes a la hora de los hornos asumen la vanguardia en la
defensa del proceso, a la vez de construir “verdades” en el plano internacional
que asocien al gobierno con estructuras armadas vinculadas al Estado.
Recordemos que
en el campo enemigo existe un sin número de recursos materiales y humanos. Que
ellos trabajan las 24 horas los 365 días del año. Que tienen un mando único,
central y vertical ubicado allá en los EEUU y una enorme retaguardia operativa
y logística en nuestra vecina Colombia.
EN CUANTO A LA CONTRAOFENSIVA CHAVISTA
Apropiarnos de
la Paz como consigna ha sido correcto, sin embargo toca darle contenido a esa
Paz. Esta sólo es posible si se respeta la soberanía nacional y popular. Si se
practica la democracia amplia, protagónica y participativa que enuncia nuestra
Constitución. Nunca hubo y menos habrá Paz si existe explotación, exclusión,
marginación, racismo, clasismo todas aquellas prácticas sociales, culturales
represivas autoritarias que impone la burguesía para reproducir y ampliar el
capital. Aquellos mecanismos perversos que en base a la explotación de los
trabajadores permiten que algunos se enriquezcan extrayendo la plusvalía,
impunemente.
La respuesta
popular el día sábado 15 de febrero ha sido monumental, al mismo tiempo
aleccionador. A pesar de las debilidades, de los errores, del tiempo de ajuste
que significa esta transición en los liderazgos, salimos por miles y miles. Con
alegría, con serenidad, con disciplina, con una pasión que sigue allí y exige
sus espacios para expresarse en plenitud. Tenemos fuerza acumulada.
La lectura
correcta a nuestro modo de ver, pasa por abrirle cada vez más espacios a ese
Pueblo y no asumirlo como una reserva que nos legó el Comandante y que es
convocada en los momentos de riesgos o coyunturas electorales. Hay que liberar
el protagonismo popular, a su incipiente Poder en construcción, el Poder
Popular, el de Consejos Comunales y Comunas, de Colectivos y Frentes Sociales,
de esa enorme y maravillosa diversidad que si se logra poner en acción plena,
es capaz de conquistar sin duda, muchos cielos por asalto. Nuestra mayor
riqueza está en el enraizamiento que tienen nuestras ideas en el suelo fecundo
de la base popular. En la DIVERSIDAD política, cultural, étnica, sexual,
popular. Allí se haya concentradas enormes energías. Es con ese Pueblo que se
ganará la disputa de la calle, pero también la batalla de las ideas, de los
valores, de la ética y de la estética que pugna por hacerse plenamente feliz,
concreta y revolucionaria.
Ante este
escenario, creemos que el movimiento nacional y popular, (el gobierno, los
partidos revolucionarios el movimiento popular chavista y las FANB) debe
apresurar la correcta apreciación de la situación, es decir, el estado de las
fuerzas enemigas, del terreno y de las fuerzas propias. Sabemos cuáles son las
intenciones del bloque contrarrevolucionario y sus amos Imperiales, pero es el
diagnóstico correcto de las correlaciones de fuerza el que nos permitirá
definir un diseño acertado para enfrentar y derrotar nuevamente esta ofensiva.
Creemos que
desbaratar el Plan de Ataque Contrarrevolucionario pasa por:
1. Profundizar la ofensiva en el
plano económico en primer lugar. Tenemos que resolver cuanto antes con un
esfuerzo que conlleva la Salvación Nacional, los graves problemas que afectan
en este campo a nuestro Pueblo. Es una situación de emergencia, que si se
enfrenta con la profundidad que requiere ésta caracterización, debe y puede ser
resuelta, dando pasos sólidos en tiempos inmediatos (sobretodo el
abastecimiento regular de los productos básicos).Contener la ofensiva del
capital financiero y de la burguesía comercial, sin transar ante sus amenazas,
por el contrario, contratacar con medidas económicas de clara orientación socialista.
Impulsar la reforma fiscal tributaria de carácter progresiva. Aumentar el control
sobre la banca privada y las aseguradoras (incluir el pago de impuestos
correspondientes), controlando el Estado la totalidad de los dólares que le
corresponden a la Nación.
2.
La política de Salvación Nacional
comprende la necesidad de fortalecer la Unidad Nacional, la articulación, pero
también de la dirección y conducción del proceso nacional y popular. En este
sentido, el PSUV y el gobierno deben abrirse a los partidos aliados,
principalmente al PCV y al PPT, como a las organizaciones sociales chavistas.
Esta decisiva batalla requiere de la diversidad, de la experiencia, de los
aportes que cada uno de estos sectores trae consigo.
3. Dar pasos concretos y efectivos
en la constitución del Movimiento Popular Chavista como sujeto político-social,
como actor protagónico en la defensa, profundización y radicalización
democrática de la Revolución Bolivariana. Para ello, auto convocarse no sólo
para la coordinación ante la contingencia, sino que más allá, elaborando una
agenda común que se transforme en una Plataforma de Lucha para la fase actual
de la Revolución Bolivariana.
4. Concretar la Unidad
Cívico-Militar estrechando decidida e irrevocablemente los vínculos entre las
FANB y el Poder Popular, tanto en las acciones en torno a la guerra económica,
como en la defensa ante la escalada golpista. Masificar de una vez por todas y
de manera urgente a la Milicia Nacional Bolivariana como componente del diseño
de Guerra de Todo el Pueblo. Asumiendo el Estado la necesidad de impulsar
irreversiblemente el rol protagónico del Pueblo en las tareas de la defensa
nacional.
5.
La calle, es decir el
fortalecimiento de la movilización popular que debe ser sintetizada en
organización, y en esta ecuación de lucha concreta, es que el aprendizaje, la
consciencia ideológica eleva sus grados. La movilización debe acrecentarse en
los espacios locales, regionales y nacionales. Para ello es imprescindible
abrir las esclusas que permitan que la energía popular se desate, con
disciplina y voluntad política única de acción. Ello impone romper la cultura
clientelar y vertical que se manifiesta en muchos espacios geográfico-sociales.
6. La “batalla de las ideas” como
punta de lanza del diseño estratégico global. Desnudando a los enemigos
nacionales y de clases, denunciando el carácter reaccionario de su proyecto
histórico. Hay que desenrollar y socializar educativamente las contradicciones
de una narrativa falaz, conservadora, antinacional y antipopular. Dentro del
enorme acumulado que tiene el movimiento popular chavista, está la comunicación
popular, los creadores, cultores, músicos que en ésta batalla deben jugar un
rol protagónico, tanto en la batalla en sí, en los contenidos, como en la
disputa por la hegemonía en el seno de la juventud venezolana.
7. La solidaridad internacional. La lucha
político-diplomática a nivel de Estados y gobiernos, de instancias
internacionales, pero también en el seno del Movimiento popular Nuestro
Americano y mundial. Luchar contra la mentira, contra la manipulación
mediática, desenmascarar al fascismo travestido de manitos blancas,
ultraderechistas y paramilitares disfrazados de demócratas.
Pueblo Chavista a la calle a
defender la revolución.
Contra el fascismo Paz, vida y
patria socialista.
Unidad, unidad, unidad patriota y
popular por el socialismo.
Contra el imperialismo unidad
cívico militar
Fuente: http://fncezoficial.blogspot.com/search?updated-min=2014-01-01T00:00:00-08:00&updated-max=2015-01-01T00:00:00-08:00&max-results=13
No hay comentarios:
Publicar un comentario